Entrevista con Jorge Larrañaga tras el festejo por los 170 años del Partido Nacional.

Larrañaga: Vázquez es el gran campeón de la voltereta

"Este festejo es la reafirmación de algo que se está constatando en la ciudadanía entera: somos la alternativa", dijo el presidente del Directorio blanco, Jorge Larrañaga, en relación al acto por los 170 años de la colectividad. El senador insistió en las duras críticas al gobierno. Afirmó que el canciller Gargano "es un lastre fenomenal" y que ya lo hubiera "mandado a la casa".


(Emitido a las 9.12)

EMILIANO COTELO:
El Partido Nacional (PN) está cumpliendo 170 años. El 10 de agosto de 1836 un decreto del presidente Manuel Oribe sentó las bases de lo que hoy es uno de los partidos políticos con mayor antigüedad en el mundo.

El sábado el festejo fue en el Palacio Peñarol. Hubo mucha gente en las tribunas, varios oradores y un clima que no se quedó en la historia sino que se ancló fuerte en la actualidad política, con mensajes de todo tipo para el gobierno y alusiones continuas a cuestiones electorales.

¿Cómo encuentran estos 170 años de vida al PN? ¿Por qué están tan seguros de ganar las elecciones de 2009?

Vamos a conversarlo con el presidente del directorio blanco, Jorge Larrañaga.

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Doctor Larrañaga, usted me va a decir que para las elecciones falta mucho, que no se puede estar pensando en eso cuando el país tiene asuntos tan importantes arriba de la mesa, pero lo del sábado se pareció bastante a un acto de campaña electoral, incluso por el contenido de los discursos. ¿Cómo hay que interpretar aquello?

JORGE LARRAÑAGA:
Fue un acto de festejo, de renovación del compromiso. Más de 7.000 personas con un Palacio Peñarol atestado, con gente que no pudo entrar, con trasmisión para todo el país por televisión y por radio... Fue un acto de festejo, de renovación de compromiso.

Obviamente es imposible no hacer alusiones políticas al momento actual, no generar una suerte de mirada en perspectiva al futuro, incluso en el marco del propio discurso, cuando además es tan común escuchar tanta opinología por todos lados hablando de pronósticos con respecto a lo que significarán los próximos tiempos, incluso la próxima instancia electoral. Era imposible no hacer mención al futuro.

EC - Usted estaba enojado con los pronosticadores. Sobre el final del discurso hubo una alusión, dijo "a los pronosticadores de siempre, quedan menos de tres años para que el PN vuelva a ser gobierno". ¿Estaba aludiendo al politólogo Luis Eduardo González por sus declaraciones en Búsqueda del jueves pasado?

JL - No, bajo ningún punto de vista. Además Luis Eduardo González es una persona estupenda, un profesional en todo el sentido de la palabra.

EC - González había dicho el jueves en Búsqueda que el pronóstico más pesimista para la izquierda en las próximas elecciones es que vuelva a ganar pero por un margen menor que en el año 2004.

JL - Si será equivocada esa sentencia, que si es cierto lo que expresa, que la posibilidad peor para esa fuerza política es ganar las elecciones por menos margen que el que tuvo en 2004, que fue de 9.000 votos. Si hay menos margen hay segunda vuelta, entonces tenemos otro escenario completamente diferente. Lo dije en el entorno y en el marco de que muchos hacen conjeturas y yo, como actor político, tengo el legítimo derecho, sin enojarme, a cuestionar fuertemente porque además se han equivocado casi siempre.

EC - ¿Ese acto fue el "lanzamiento" de algo?

JL - Le contesto enseguida. En la última instancia electoral muchas empresas de opinión pública daban que el Frente poco menos que se acercaba más al 60 que al 50, y que el PN se acercaba más al 27%-28% que al 35%. Y se equivocaron manifiestamente, al punto que no hubo segunda vuelta por apenas 9.000 votos.

Ellos tienen el legítimo derecho a opinar, a sacar conclusiones y a hacer conjeturas, incluso en la propia tertulia de El Espectador lo han hecho, y yo como actor político tengo el derecho a discrepar con ellos y expresar que creo que va a pasar otra cosa.

Si esto es el lanzamiento de algo... no, esto es el festejo. El festejo de un partido movilizado, en movimiento, militante a más de tres años de una instancia electoral. Convocar a las miles de personas que convocamos el sábado pasado en el Palacio Gastón Güelfi es prácticamente un milagro. Usted me dirá que siempre hay acarreos y se lleva en ómnibus; sí, pero la gente tiene que subir a los ómnibus, tiene que sentirse convocada por algo o por alguien. Este festejo es la reafirmación de algo que se está constatando en la ciudadanía entera, que es que como PN somos la alternativa.

EC - El tema de las candidaturas también estuvo presente, incluso en lo interno, porque entre los grupos blancos una especie de puja por marcar presencia, por destacar al apoyo a los distintos líderes sectoriales...

JL - No, no, yo no sentí eso, estábamos todos realmente felices por esa convocatoria. Que en los cánticos de una tribuna de un acto con más de 7.000 personas haya preferencias cuando habla un orador u otro...

EC - ¿Vio cómo lo recibieron a Lacalle, con gritos prolongados de "presidente, presidente"?

JL - Y está bien, el doctor Lacalle es el presidente Lacalle, le va a quedar durante toda la vida esa circunstancia porque fue presidente de los uruguayos, entonces está bien que sus compañeros así lo nombren. Pero también se saludó al senador Gallinal, se saludó a toda la dirigencia y a todos los diputados, senadores, intendentes que subieron al estrado. Fue un acto estupendo, sin sectarismos, con un esfuerzo extraordinario de mucha gente, con gente que se puso al hombro la organización de un evento de esas características. No es sencillo. Un partido que no se quedó en el discurso nostálgico y la evocación nostálgica del pasado sino que analizó el presente, se proyecta en el porvenir.

Un sistema político es fuerte cuando hay partidos políticos fuertes en la oposición y este partido que está en la intemperie y no tiene posiciones políticas, que tiene solamente las electivas, que está trabajando y organizándose en las departamentales en todo el país, con las administraciones comunales a cargo de intendentes que están haciendo un enorme esfuerzo, ediles, convencionales, un partido cuyo directorio se está reuniendo en barrios de Montevideo, que está recorriendo el país, es un partido movilizado, en movimiento. Y eso es lo que festejábamos con alegría, con nostalgia, con la nostalgia de que porque tenemos historia tenemos porvenir.

EC - Usted lo dijo en el discurso y lo reiteró ahora: que el PN está a la intemperie. Aludiendo a que no aceptó ocupar cargos en el Ejecutivo ni en los directorios de los entes autónomos y servicios descentralizados. A un año y medio de aquella decisión, ¿qué evaluación hace? ¿Fue lo mejor que se podía hacer?

JL - Era lo que había que hacer. Fue una de las partes más aplaudidas de mi alocución cuando hice esa mención. Era lo que había que hacer frente a la soberbia del gobierno, que eligió el camino de una integración única del gobierno y de las empresas públicas, y que ahora muchas veces se queja cuando pretendemos interpelar a un ministro, o a dos ministros, como va a ocurrir seguramente cuando interpelemos al ministro de Economía y al canciller de la República el próximo martes. Creo que esa va a ser la fecha de la interpelación.

EC - El martes de la semana que viene.

JL - Martes 22. Tuvimos una conversación con el vicepresidente Rodolfo Nin, no estaba enteramente confirmada, pero creo que esa va a terminar siendo la fecha.

EC - Pero, ¿se puede decir efectivamente que el PN está a la "intemperie", cuando tiene 10 intendencias, 11 senadores, 36 diputados, algo más de 300 ediles, y además continúa integrando los organismos de contralor, que no se han renovado? ¿Cómo es eso de la intemperie?

JL - Es una expresión, una metáfora, una expresión simbólica. Refiere a la no integración ni del Poder Ejecutivo –que obviamente no podía ser– ni de las empresas públicas, algo que en su momento se estuvo por lograr en función de los entendimientos pero no se logró. Tenemos los cargos electivos, es desde donde estamos trabajando, desde las intendencias, desde los ejecutivos comunales. Bueno sería que no integráramos esos cargos. Pero eso no significa que no sea la principal herramienta política del sistema político uruguayo en la oposición, somos el partido más importante de la oposición –esto no va en desmedro de las otras colectividades políticas, a las que respetamos– y como tal estamos convencidos de que somos la alternativa a esto que está gobernando, a la actual conducción política del país.

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EC - En más de uno de los discursos, pero en particular en el suyo, se cuestionó al gobierno del presidente Tabaré Vázquez por lo que ustedes califican como una "falta de rumbo". ¿Concretamente cuál es el análisis en ese sentido?

JL - El marco de contradicciones permanentes, la falta de rumbo en todas las políticas. En materia de política exterior, en la reunión de Punta Cala, de la que se ha sacado todo tipo de conjeturas, el presidente dos veces dijo que no, dos veces dijo que sí y terminó en el tal vez del tren. Que en materia de política internacional no ha habido rumbo es indiscutible, hemos andado en los vaivenes ideológicos de una integración regional que es un club político y en el marco internacional no existimos ni siquiera en el Mercosur. No hablemos de la seguridad pública, donde han faltado conducción, liderazgo y políticas. Ni nos refiramos al tema del país productivo, el ministro en Salto hace ya algunos meses tuvo que pedirles a los ministros ideas para llevarlo adelante. ¿Dónde está el país productivo? No se sabe, no hay políticas sectoriales orientadas al mismo, ni en la parte del Ministerio de Ganadería ni el Ministerio de Industria. Quedaron por el camino ideas como el famoso gasoil productivo, la reforma tributaria está empantanada en la Mesa Política del Frente Amplio (FA), de la reforma de la salud ni noticias. ¿Cómo no vamos a tener derecho a expresar que el gobierno no tiene rumbo, que el presidente lauda cuando ya no tiene más remedio?

En cuanto al canciller Gargano, si un canciller me hace lo que hizo Gargano en la reunión del Consejo de las Américas le mando la orden con mi secretario de que ni siquiera suba al auto oficial, que se vaya a su casa en taxi desde ese lugar. Sin embargo lo dejan en el gabinete. Es increíble, ha sido un obstáculo permanente en la solución del conflicto con la República Argentina, en la fijación de la política internacional y ahora en el eventual acuerdo comercial con Estados Unidos. Es un barco con lastre y Gargano es un lastre fenomenal.

EC - A propósito de este tipo de críticas, algunos analistas y protagonistas del gobierno y del partido de gobierno destacan que en el tema inserción internacional, con el discurso del presidente el miércoles pasado en el foro del Consejo de las Américas, se terminó de trazar un rumbo macro; que en materia de política laboral, si bien hay ajustes está habiendo un rumbo; y que en política macroeconómica hay un rumbo. ¿Qué responde usted a esas observaciones?

JL - En materia de política internacional hay un esbozo de rumbo, todavía está lejos, incluso hay que ver si tienen las mayorías en el Parlamento para aprobar un hipotético acuerdo con Estados Unidos. Vamos a aclarar dijo un loco y le estaba echando agua a la leche. En materia de política internacional hay una intención del presidente pero no se sabe si la fuerza política lo va a seguir. En materia de política macroeconómica se está llevando adelante una conducción que ha priorizado el gasto en la Rendición de Cuentas, en definitiva no es la política contracíclica que se prometió. Y en materia de relaciones laborales es un caos que pretendieron arreglar con un asado con chorizos el otro día. Es un caos absoluto, se ha violado la ley, las ocupaciones han sido una herramienta para imponer una suerte de dictadura sindical, se incumplieron fallos de la justicia, el Poder Ejecutivo se entrometió en el fallo de la justicia en el caso Dancotex. La ocupación hoy es una herramienta de la subversión del orden jurídico. Un dirigente compara al ministro de Trabajo con un personaje de la dictadura militar. Y así vamos. Si el gobierno dice que ese es el rumbo, es para cualquier lado.

EC - Otros análisis ponen el énfasis en que en todo caso hay un rumbo más firme y claro de lo que se pronosticaba desde otros sectores políticos antes de que asumiera este gobierno, que las diferencias internas han sido manejadas de una manera más contundente de lo que podía aguardarse. ¿Qué dice sobre eso?

JL - El presidente dijo que iba a gobernar con dos biblias, la Constitución de la República y el programa de principios del FA. Ahora le agregó una tercera, la del pragmatismo, hacer lo que le parece que hay que hacer más allá de lo que su fuerza política prometió en la campaña electoral. Esto es ser el gran campeón de una voltereta permanente en el aire. La oposición critica cuando no se elige un rumbo correcto, pero cuando el gobierno elige el rumbo correcto también lo critica. En el caso de un acuerdo comercial con Estados Unidos, dependiendo de las condiciones del mismo, lo vamos a apoyar, pero es una voltereta fenomenal.

Esa fuerza política se anclaba en el Mercosur, en un Mercosur ideológico, al punto de que el padre del ingreso de Venezuela fue el propio canciller de la República, como lo confesó en la Comisión de Presupuesto del Senado, y ahora se termina llevando adelante o intentando impulsar las negociaciones para un acuerdo comercial con Estados Unidos.

Si esto no termina siendo un rumbo errático, contradictorio, teniendo que explicar las contradicciones incluso hacia dentro de la propia fuerza política, que venga alguien y explique, porque capaz que uno es limitado y no puede entender. Esto es bastante difícil de entender.

EC - Volviendo a lo que conversábamos al comienzo, su pronóstico de un PN nuevamente en el gobierno después de las próximas elecciones. ¿En qué basa esa convicción?

JL - Basamos esa convicción en que somos un partido que aporta certidumbres, seguridad. Nadie puede desconocer en el país que en materia de política internacional siempre hemos tenido un rumbo claro y sabemos adónde vamos; otro tanto en materia de política económica; y en lo que refiere al desarrollo nacional y las políticas sectoriales para generar un país productivo con descentralización, con acondicionamiento poblacional también tenemos respuestas. Eso es lo que vamos a intentar llevar adelante en el marco programático, en el marco de los principios, de las ideas de una colectividad política que se proyecta en el país. Estamos convencidos, lo sentimos en nuestros contactos permanentes en todo el país, somos un actor político que recorre el país.

EC - Le hacía esa pregunta teniendo en cuenta números de encuestas de opinión pública, algunos análisis que hacen los expertos en encuestas, y otros elementos que seguramente van a formar parte del debate cuando llegue la instancia de la competencia electoral, como la evolución de la economía, que muestra crecimiento con buenas tasas, el desempleo que ha ido cayendo y aparentemente más rápido de lo que se había prometido, las cuentas fiscales que están relativamente en orden pese a que el gasto aumenta y pese al Plan de Emergencia. ¿Cómo entiende que va a jugar este tipo de factores en el debate dentro de tres años en la próxima campaña?

JL - Le voy a contestar con dos precisiones. La primera, nunca una fuerza política tuvo tanto viento a favor para ganar como el FA en la elección de 2004, y por muy pocos votos no hubo segunda vuelta. No va a tener las mismas condiciones en 2009. Primera conclusión. Se podrá discutir pero no se me diga que ese argumento no tiene bases sólidas y fuertes.

Con respecto a los guarismos de la economía del país, ojalá que se sigan dando, porque nosotros no queremos ganar porque a este gobierno le vaya mal, no nos afiliamos "al cuanto peor mejor", no somos ni queremos ser los nuevos campeones del no. Pero por encima de esos guarismos tenemos la convicción de que para este conglomerado político es imposible cohabitar en el ejercicio del gobierno continuadamente.

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Edición: Mauricio Erramuspe