Entrevistas

Venir "a dialogar" era un "contrasentido" para la mayoría de los uruguayos

"Esto no es simplemente la instalación de una fábrica de pasta de celulosa, es una línea posible de desarrollo que los uruguayos sienten que está siendo bloqueada por un grupo no muy representativo". Así explicó el sociólogo Felipe Arocena los incidentes del lunes en Plaza Independencia. Esa reacción, dijo, no es contra los argentinos en general sino contra la Asamblea de Gualeguaychú. El venir a Montevideo, agregó, "refleja una falta de información muy fuerte. Podríamos decir que es gente que es autista que no tiene la menor sensibilidad".

(Emitido 7.38)

EMILIANO COTELO:
Lo que muchos temían hace tiempo, sucedió: el conflicto por la planta de celulosa de Fary Bentos dio paso a un enfrentamiento violento entre argentinos y uruguayos.

La controversia que ya se extiende por más de dos años se trasladó ayer a la Plaza Independencia. En pleno Centro de Montevideo se vivieron momentos de mucha tensión, incluyendo fuertes discusiones, insultos, huevazos y algunos golpes de puño. Primero entre uruguayos y luego con la participación de seis asambleístas argentinos.

¿Qué fue lo que sucedió, concretamente? Les proponemos repasarlo en los próximos minutos y después analizarlo.

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Para el mediodía de ayer estaba anunciada la manifestación que los ambientalistas de Gualeguaychú realizarían en la Plaza Independencia. En los últimos días había trascendido que algunos grupos de izquierda radical uruguayos participarían de ella. Entre otros, se hablaba del Partido de los Trabajadores y Plenaria Memoria y Justicia. Sin embargo, consultados ayer por En Perspectiva, estos grupos negaron cualquier vinculación con esta iniciativa.

Pero antes de la llegada de los activistas, un grupo de unas 100 personas organizó de forma espontánea una "contramarcha" en defensa del proyecto de Botnia y en rechazo a la presencia de los activistas en Uruguay.

Con carteles que decían "Botnia, Uruguay te apoya", "Piqueteros cerdos, fuera de Uruguay" y "Tenemos garra charrúa", este grupo de uruguayos esperaba a los seis activistas argentinos para demostrarles su rechazo.

Sin embargo, lo primero que ocurrió fue un choque entre uruguayos.
Comenzaron a generarse discusiones entre los uruguayos de la "contramarcha" y otros que se acercaron y protestaron contra la instalación de las plantas de celulosa.

Durante estas refriegas, en las que no faltaron insultos, fue golpeado un hombre que instantes antes había acusado a los primeros de estar pagados por Botnia.

Pocos minutos después de este incidente, apareció el primero de los argentinos, quien fue recibido al grito de "Uruguay, Uruguay". Mientras, desde los edificios cercanos algunos vecinos y empleados de oficinas comenzaron a arrojar agua y tirar huevos. Además de empujarlo, los uruguayos le quitaron al activista argentino los volantes que traía y los rompieron.

En medio de una gran tensión, el primer grupo de locatarios fue empujando al asambleísta poco a poco, desde el centro de la plaza hasta la Puerta de la Ciudadela. Allí, al son de los insultos y al grito de "que se vayan", el hombre fue ingresado a un taxi por un efectivo policial vestido de particular. El parabrisas del vehículo también sufrió las consecuencias  de los disturbios.

¿Y los otros seis asambleístas? Cuando intentaron llegar al Monumento a Artigas, también fueron empujados hacia fuera por los uruguayos de la contra-marcha. La Policía debió armar un cordón humano para protegerlos mientras se iban alejando.

Lo que los funcionarios no pudieron evitar fue la catarata de consignas y epítetos, nada diplomáticos, que iban vociferando los uruguayos cercanos. Mientras, los ómnibus y autos que pasaban apoyaban la expulsión haciendo sonar sus bocinas y desde arriba seguían lloviendo huevazos y líquidos diversos lanzados desde los balcones de los edificios cercanos, donde nadie trabajaba y todos estaban pendientes de lo que sucedía en la calle.

En esas condiciones la procesión arribó hasta la rambla portuaria, donde un móvil del Ministerio del Interior los rescató y los sacó de la zona caliente.  La barra brava local que los perseguía festejó el desenlace cantando "ganamos, ganamos" y "Uruguay, Uruguay nomás", como si acabásemos de ganar un clásico de fútbol del Río de la Plata.

Un par de evaluaciones

Horas más tarde, y cuando los ánimos ya se habían tranquilizado, el jefe de Policía de Montevideo, Ricardo Bernal, habló con En Perspectiva.  Bernal hizo su propia evaluación, tanto del operativo como de los comportamientos que hubo que encauzar ayer al mediodía en el centro de Montevideo.
 
(audio)

"RICARDO BERNAL:
Cuando esas personas, que eran muy pocas, llegaron allí a la plaza, las que estaban allí les gritaron, arrojaron huevos, hubo algunos empujones y es por eso que ahí la Policía interviene, para retirarlas. Porque se entendió que era prevenir incidentes que podían ser graves, de manera que se procedió a hacer un cordón para retirar a cinco personas –una ya se había ido voluntariamente en un taxi-. Se los llevó a una seccional e incluso se les hizo revisar por médico y ninguno tiene ninguna lesión. Ya le digo, arrojaron huevos, agua y también los policías sufrieron eso, que es un riesgo del propio servicio y se da por terminado. Yo creo que, en definitiva, si bien no me corresponde juzgar los comportamientos, ese comportamiento por lo menos ha sido imprudente de venir acá y manifestar, sin prejuicio de que, cómo decíamos, en Uruguay está garantizado el derecho de expresar libremente su pensamiento, le guste o no le guste a otro grupo de personas".      

Antes de regresar al Puerto de Montevideo, los asambleístas argentinos presentaron una denuncia en la Seccional Primera por "intento de agresión". Las autoridades policiales elevaron de inmediato ese escrito a la Justicia competente.

Consultado por En Perspectiva, el asambleísta Osvaldo Moussou, aseguró desde Gualeguaychú que quienes estuvieron en Uruguay relataron que fueron desalojados porque fueron agredidos. Según ellos, había autos oficiales rondando la plaza, incentivando a la gente para que los sacaran de la plaza.

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¿Cómo se explica lo sucedido en la Plaza Independencia? ¿Los uruguayos dejamos de ser aquellas personas tranquilas y razonables que solíamos ser o que en el imaginario colectivo creemos que somos?

En los próximos minutos les proponemos analizar los incidentes de ayer desde otro ángulo. Detengámonos en el fenómeno de la manifestación espontánea y en los posibles brotes de nacionalismo que se estarían registrando. Para eso, vamos a conversar con el doctor Felipe Arocena, doctor en Sociología; docente e investigador de la Universidad de la República.

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¿Fue todo espontáneo en esa contra manifestación de ayer en la Plaza Independencia? Y suponiendo que sí, ¿cómo se explica? ¿Qué hay para decir a propósito de estos brotes de nacionalismo exacerbado que se vieron ayer y que no son los únicos por otra parte? Ese es el tema en los próximos minutos.

Doctor Arocena, ¿cómo siguió los hechos de ayer? Supongo que le interesaron...

FELIPE AROCENA
Sí, la verdad que fueron hechos particularmente extraordinarios y sin embargo a pesar de ser extraordinarios tal vez una de las buenas maneras de intentar entender qué fue lo que ocurrió es preguntarse si a uno le sorprendieron los hechos que ocurrieron ayer.

EC – Es una buena pregunta. ¿Tiene respuesta?

FA – Mi respuesta es que no me sorprendieron, usted lo decía al comienzo de la cronología de los hechos. Decía: "finalmente sucedió algo que mucha gente esperaba que fuera a suceder o lo peor sucedió". Dentro de eso que usted decía ya estaba la posibilidad de que algo de este tipo fuera a ocurrir. Lo que ocurrió no fue particularmente algo que nos sorprendiera a todos sino que estaba dentro del espectro de posibilidades.

EC – ¿No hacía falta que alguien lo organizara?

FA – Yo creo que hubo gente organizada y al mismo tiempo se fue sumando gente que espontáneamente hizo catarsis, se expresó de la manera que pudo hacerlo.

EC – ¿Usted tiene la convicción de que hubo gente organizada incluso entre quienes se opusieron a la presencia de los argentinos?

FA – Y bueno eso es muy evidente. Si había gente con pancartas escritas para recibirlos, eso explica que había sí un grupo de gente que estaba organizada, no sé cuántos pero evidentemente había un grupo de gente que se había preparado para recibirlos. Por eso habían preparado los carteles que tenían escritos.

EC – Se lo pregunto porque cuando se habla de una manifestación organizada se piensa en grupos políticos o en algún tipo de instituciones, desde el lado de los ambientalistas argentinos se habla que desde el gobierno pudo haber algún tipo de complicidad en esa resistencia, en ese rechazo.

FA – Yo no tengo información sobre eso. No sé exactamente quiénes fueron los grupos que estaban organizados para recibirlos pero creo que hay mucha gente que tendría motivos suficientes como para querer expresarse en contra de los piqueteros. Hay mucha gente que ha sido lesionada por la situación del bloqueo de los puentes, desde los transportistas hasta gente que está en el comercio turístico, hay un montón de gente que está siendo muy perjudicada por todo esto. Cualquiera de ellos podría perfectamente haber organizado un pequeño grupo y presentarse en la Plaza Independencia para rechazar a los piqueteros.

EC – ¿Y para usted también es explicable que haya intervenido en esa contra marcha gente no directamente relacionada con esos sectores perjudicados?

FA – Sí porque creo que la opinión de los uruguayos es muy mayoritaria. Se siente que hay una agresión muy evidente de parte de los asambleístas de Gualeguaychú hacia el Uruguay y aquí hay que hacer una distinción porque lo que ocurrió ayer en la Plaza Independencia no ocurre con los turistas que llegan a Punta del Este por ejemplo, o los que van a veranear a Atlántida o a Piriápolis, sucedió específicamente como reacción a un grupo particular identificado con los asambleístas de Gualeguaychú. Quiere decir que no fue una reacción de nacionalismo hacia los argentinos, en contra de los argentinos, sino en contra específicamente del grupo que está organizando el bloqueo de los puentes.

EC – Un elemento que no puede dejarse fuera del análisis es que este grupo de asambleístas argentinos decidió venir nada menos que a la Plaza Independencia junto al monumento a Artigas a realizar una volanteada.

FA – Claro. Yo creo que eso refleja en primer lugar una falta de información muy fuerte por parte de la gente que vino, un diagnóstico de la situación completamente equivocado. Podríamos decir que es gente que es autista, que no tiene la menor sensibilidad para lo que es la opinión pública de los uruguayos frente a este tema.

EC – Es interesante el término que usted utiliza: "autistas". Algo de eso pasaba por mi cabeza ayer cuando observaba el aspecto de estos militantes argentinos que vinieron. Algunos de ellos eran personas bastante mayores, no precisamente de físico muy fornido quiero decir. No era gente que hubiese sido elegida para venir pensando en la posibilidad de que hubiera agresiones y de que tuvieran que enfrentarlas... Al revés, se los veía como achicados en medio de la situación que estaban viviendo.

FA – Sí, realmente es una situación muy curiosa. La principal consigna que repetían era "vinimos a dialogar", "vinimos a intentar conversar con el pueblo uruguayo". Claro, el pueblo uruguayo o la gente que estaba participando allí percibe un contrasentido muy fuerte: "¿cómo puede ser que se venga a dialogar cuando no hay diálogo posible para entender el tema de los bloqueos, cuando en ese caso no hay ningún tipo de diálogo?" Entonces, hay un contrasentido y una contradicción muy flagrante entre la consigna y el principal objetivo de la gente que llegó, con la realidad de los hechos.

EC – Hasta ahora este conflicto tan largo y que tantas pasiones despierta, se había llevado aquí en Uruguay de una manera muy civilizada, muy tranquila.

FA – Sí, muy civilizada. Pero ya todo el mundo estaba esperando el momento en que la situación se iba a disparar. Creo que fue una situación donde ese disparo o ese exabrupto fue bastante mesurado dentro de todo. Uno incluso puede pensar de que esta situación puede tener consecuencias peores, que puede haber realmente un lesionado de forma grave, cosa que, por suerte, no ocurrió ayer.

Yo le decía que esta gente tiene una información muy equivocada de lo que está ocurriendo en Uruguay. Imagínese usted que va y se para enfrenta a un cuartel del Ejército argentino y pone un cartel que dice "las Malvinas son inglesas". ¿Cuánto dura? O va y se para en la 9 de Julio, en el Obelisco, y pone un cartel que dice "Perón era fascista". ¿Cuánto dura?

EC – La comparación que usted hace apunta a hacer notar que estos militantes argentinos que vinieron ayer a Montevideo no percibieron que estaban tocando un tema que en la opinión pública uruguaya a esta altura es muy sensible.

FA – Por supuesto. Es muy sensible y es percibido como una agresión directa de un grupo particular de argentinos identificados con la asamblea de Gualeguaychú sobre todo. Y los motivos para entenderlo de esta manera son bastante claros... No sé si usted lo vio pero en Buenos Aires había carteles que decían "Uruguay chau, siempre fuiste un traidor".

EC – Sí, carteles que después no se sabe muy bien quién pegó. Hubo toda una discusión al respecto porque en principio estaban firmados por el Partido Justicialista.

FA – Después aparecían otros carteles en Gualeguaychú que decían "República de BOTNIA". Aparecen insultos e improperios permanentemente contra el presidente de los uruguayos. Se quiso bloquear Buquebus, se manifestó frente a la Embajada uruguaya en Estados Unidos... Entonces toda esta acumulación de hechos está siendo percibida por los uruguayos como una agresión directa hacia nuestro país.

EC – De todos modos la gente que se congregó ayer en la Plaza Independencia para rechazar a estos ambientalistas argentinos fue una cantidad relativamente pequeña. Eran cien o doscientas personas. ¿Cómo juega ese factor el factor cuantitativo en su análisis? Los propios militantes pueden argumentar los que nos agredieron son una minoría del pueblo uruguayo.

FA – Es posible que ese sea un argumento, sin embargo ese también sería un error de apreciación muy fuerte del sentimiento del pueblo uruguayo. Yo no tengo datos recientes de una encuesta que pueda medir exactamente, el porcentaje de gente que está a favor o en contra de determinada situación en relación a estos hechos pero claramente los últimos datos que yo recuerdo era que más de un 70% de la población estaba a favor de la instalación de la planta de Botnia. Hay una expresión absolutamente mayoritaria de la población a favor de esta línea de modelo de desarrollo. Esto no es simplemente la instalación de una fábrica para producir pasta de celulosa, es una línea posible de desarrollo del país que los uruguayos sienten que está siendo bloqueada por un grupo no muy representativo de Argentina. Entonces eso quizás es lo que más frustración, lo que más impotencia genera en los uruguayos.

EC – Lo hayan buscado o no, estos argentinos terminaron ejerciendo una provocación. ¿Esa es la lectura?

FA – Yo creo que lo que dijo el jefe de Policía es bastante acertado, por lo menos es una conducta imprudente. Yo le ponía dos ejemplos de imprudencia si yo hubiera ido a Buenos Aires y hubiera hecho estas dos expresiones, son las dos legales, porque la libertad de expresión está garantizada en Argentina y está garantizada en Uruguay, pero entre lo legal y lo prudente o las consecuencias que pueda tener mi conducta hay una distancia muy grande. Evidentemente, la llegada de los piqueteros fue una cuestión imprudente.

No me gusta ponerlo en términos futboleros pero si uno va a la hinchada de Peñarol y empieza a decir cosas negativas en cuanto al ídolo del cuadro, de Paolo Montero, probablemente no le va a ir muy bien. Es legal, está garantizado por la ley, pero probablemente las consecuencias de ese hecho van a ser bastante nefastas. También uno puede tener un diagnóstico de la situación tan errado de que piensa: "no, yo lo puedo hacer y no me va a ocurrir nada porque estoy garantizado por la ley".

EC – En definitiva y a partir de lo que ocurrió ayer, ¿qué es lo que usted observa si mira hacia delante?

FA – Yo creo que la situación es que la tensión ha crecido, ha crecido a raíz de los hechos en la Plaza Independencia, ha crecido a raíz de los hechos ocurridos en la propia Argentina con los comerciantes que desalojaron los piqueteros del puente de Colón. Probablemente no se descomprima esta tensión hasta que no se comience un diálogo efectivo entre los dos gobiernos.

Una vez que la tensión aumenta a estos niveles, es muy difícil que esto se descomprima si no hay un diálogo efectivo a nivel gubernamental que tenga consecuencias más o menos concretas. Es una escalada. A medida que se dan estas situaciones es difícil que esto vuelva otra vez a etapas anteriores de tensión. Es más bien una situación acumulativa hasta que no haya un diálogo que más o menos proponga una cierta salida frente a esta situación conflictiva.

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Edición: Mauricio Erramuspe