Entrevistas

Conde: no existen diferencias de fondo entre Gargano, Vázquez y Astori

Para el diputado socialista Roberto Conde la oposición busca transformar "diferencias de negociación" en "diferencias de fondo" para crear "el clima propicio" para que Gargano renuncie. "No estamos en ese escenario que se pretende montar con estos operativos políticos", opinó. Agregó que no ve "un desplazamiento" del canciller. "No tendría además ningún sentido teniendo en cuenta que es una figura absolutamente confiable para todos los países que integran el Mercosur".

(Emitido a las 07.55)

EMILIANO COTELO:
Tras escuchar la posición del senador Carlos Moreira, del Partido Nacional, conozcamos cómo se observó desde el oficialismo esta sesión tan particular ayer en la Comisión Permanente. La bancada del Frente Amplio hizo su declaración.

Con motivo de la presencia en la Comisión Permanente del Poder Legislativo del ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargano, la bancada del Frente Amplio emitió una declaración que en primer lugar califica como "absolutamente satisfactorias las explicaciones brindadas en la Comisión permanente por el canciller en relación al Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversión entre Uruguay y Estados Unidos así como las acciones adoptadas en el diferendo con la República Argentina por la planta de la empresa Botnia".

En segundo lugar y en consecuencia, "la bancada del Frente Amplio ratifica su categórico respaldo político a la gestión realizada por el ministro Reinaldo Gargano.

Estamos con el diputado Roberto Conde, del Partido Socialista, partido al que pertenece justamente Gargano.

***

Diputado Conde, ¿cuál es el análisis que hace el oficialismo para terminar emitiendo este documento que yo citaba recién?

ROBERTO CONDE:
En primer lugar se consideraron satisfactorias las explicaciones del ministro incluso por su grado de transparencia y de sinceridad. El ministro admitió con absoluta franqueza que en el tratado éste llamado TIFA -este tratado que no es un tratado es un acuerdo marco para promover tratados-, se habían incorporado anexos que el Ministro no había analizado y no conocía. El Ministro lo dijo con absoluta franqueza y dijo que esto fue disposición del presidente de la República y el ministro naturalmente está sometido a los dictámenes del señor presidente.

EC – Sí, manifestó que las decisiones sobre los procedimientos para la firma del TIFA fueron marcados por el primer mandatario que, dijo, es quien manda en política exterior. Reveló, por ejemplo, que los funcionarios de la Cancillería elaboraron una especie de borrador sobre el acuerdo marco pero que, antes de que él, el ministro, leyera ese borrador, Presidencia de la República le solicitó que se lo enviara tal como estaba.

RC – Exactamente porque Presidencia determinó un esquema de negociación por el cual en forma urgente trasmitió a Estados Unidos ese borrador, una vez que lo canalizó, a través de la Secretaría y creo haber entendido a través de la Embajada en Estados Unidos.

Pero bueno, el ministro admitió esto con absoluta franqueza. Es un esquema de trabajo que con antelación ya había fijado el señor presidente y lo había anunciado en el Consejo de Ministros. Él iba a manejar personalmente la negociación del acuerdo con Estados Unidos. Pero pretender hacer de esto un escenario en el cual el canciller aparezca como un ministro marginado del gabinete, es una deformación de la realidad, es una exageración.

Lo que quedó muy claro en el correr del debate en la tarde es que, en definitiva, lo que se estaba cuestionando es la idea o la hipótesis de que el ministro se transformase en un obstáculo para la firma de un eventual Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Esto fue el corazón de todo el debate. Si uno toma las intervenciones del diputado Abdala, del senador Moreira, del senador Heber, yo lo dije en Cámara... Si se tomaran las versiones taquigráficas o grabadas uno hace un resumen de esas intervenciones y todas desembocaron en lo mismo: que el ministro se opone a un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que tiene una visión ideológica de la discusión del tratado de comercio con Estados Unidos, que el tratado de comercio con Estados Unidos es prácticamente la vía al progreso y al desarrollo de Uruguay y que el ministro es un obstáculo para eso. Eso fue el corazón del debate.

Respecto al tema de Argentina los senadores blancos y colorados casi no intervinieron y casi no replicaron porque en definitiva no era ese el tema.

EC – ¿Y por qué subraya esto? ¿Por qué subraya ese énfasis que, según el examen que usted hizo, tuvieron las intervenciones de los representantes de la oposición?

RC – Como lo hemos dicho otras veces, como no pueden remover al ministro porque no tienen los votos, se trata de crear el clima propicio para que el ministro renuncie o crear una imagen de que el ministro está bloqueando políticas de Estado para tratar de generar una decisión, un clima político, etcétera, en el cual el ministro renuncie o se le pida la renuncia. Esto está muy lejos de la realidad porque en definitiva el señor presidente es el que tiene los cargos de todos sus ministros a su disposición y hará lo que el presidente disponga. Pero no estamos en ese escenario que se pretende montar con estos operativos políticos.

EC – Dejando de lado esa lectura. ¿No es en buena parte realidad que el ministro ha sido desplazado de alguna de sus funciones, de alguna de sus responsabilidades por ejemplo, nada menos, que en la negociación de ese acuerdo con Estados Unidos? Por lo que usted mismo recién destacaba y por lo que el propio Gargano reconoció ayer, la Presidencia tomó el asunto y le quitó participación, en el conflicto con Argentina lo mismo. Desde hace meses, y ahora mismo cuando ha estado en Montevideo el facilitador nombrado por el rey de España, Gargano no estuvo en las reuniones y estuvo el tercer funcionario en jerarquía de la Cancillería, el embajador José Luis Cancela.

RC – Eso quedó perfectamente aclarado. El embajador Cancela tiene rango de embajador que es equivalente al del señor facilitador que nombró el rey de España y será el interlocutor por equivalencia de rango y por acuerdo entre el señor presidente y el canciller Gargano.

EC – Está bien pero en Argentina el interlocutor es el canciller Jorge Taiana.

RC – Aquí, el presidente y el canciller han llegado al acuerdo de que lo más beneficioso para el país en este momento es que un jerarca como el embajador Cancela -con rango de embajador- sea el interlocutor. Se puede leer como un desplazamiento... Yo no lo veo como un desplazamiento, no tendría además ningún sentido teniendo en cuenta que el canciller Gargano es una figura no sólo reconocida y respetada sino absolutamente confiable para todos los países que integran el bloque regional del Mercosur. Le diría que Gargano es un referente que se toma en cuenta con muchísima seriedad en todos los debates que involucran a los cinco países e incluso sería difícil imaginar un Uruguay progresando en el Mercosur sin una causa muy pero muy justificada para que este canciller no estuviera en su lugar.

EC – ¿Qué dice usted sobre un argumento que recién reiteraba el senador Carlos Moreira? El hecho de que la Presidencia de la República haya delegado en el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, cuestiones como la negociación del TIFA o los contactos con el facilitador español, tiene incluso otra complicación que es que quien termina llevando adelante esas negociaciones es alguien que no tiene responsabilidad política ante el Parlamento. El Parlamento no le puede pedir cuentas al secretario de la Presidencia.

RC – No tiene por qué admitirse esa lectura de un modo tan simple. Primero, porque las negociaciones que Gonzalo Fernández ha llevado en el tema Argentina han sido puntuales y fundamentalmente a instancias de parte Argentina. Recuerde usted por ejemplo cuando el presidente Kirchner tomó la iniciativa en Santiago de Chile de hacer un planteo directamente a nuestro presidente o cuando el presidente Kirchner tomó la iniciativa de pedir al rey de España la facilitación, lo que fue aceptado por nuestro presidente. Del lado argentino el señor presidente de la República Argentina -naturalmente que con absoluta legitimidad y yo creo que con espíritu constructivo-, ha marcado algunos escenarios en donde la negociación gira muy directamente en su entorno y el propio presidente argentino en su momento utilizó otras personalidades de su gabinete que no fueron el canciller Taiana para tratar de abrir nuevas vías de negociación.

EC – Pero en el otro caso, en el de las negociación del TIFA...

RC – En el caso de las negociaciones del TIFA es claro, es clarísimo, el canciller lo dijo con absoluta franqueza.

EC – ¿No hay un problema al estar encargado de las negociaciones alguien que no tiene responsabilidad ante el Parlamento?

RC – La responsabilidad la tiene el presidente porque nadie duda que el doctor Gonzalo Fernández actúa como un funcionario de confianza del señor presidente de la República y el presidente es responsable frente al Parlamento. El Parlamento puede pedir a través de los ministros explicaciones de cualquiera de las acciones que tome el presidente. De modo que yo no creo que el presidente Vázquez esté eludiendo responsabilidades, lo que ha hecho sí es tratar de manejar en forma directa y personal de esta negociación.

EC – La pregunta es por qué... Evidentemente hay una diferencia de criterios entre el presidente Vázquez y el canciller en este asunto.

RC – El que tomó la decisión de firmar un TIFA y así lo anunció, no sólo al gobierno de Estados Unidos sino al sistema político uruguayo, fue el señor Presidente de la República una vez que él mismo descartó toda posibilidad de firmar un Tratado de Libre Comercio como el que presentó Estados Unidos para la negociación. El propio presidente de la República Oriental del Uruguay calificó a ese tratado de libre comercio que presentó Estados Unidos en el mes de setiembre como un documento que contenía condiciones inaceptables para Uruguay y él tomó personalmente la decisión de abrir otro instrumento, el TIFA, y marcó a su propio gobierno la metodología: "vamos a firmar un TIFA y esta negociación la voy a conducir yo personalmente".

Esto no quiere decir que esta actitud del presidente haga incompatible la permanencia del ministro Gargano. Se insistió me parece erróneamente en toda la tarde de ayer en que la cuestión fundamental de la política exterior del Uruguay se esté manejando con desplazamiento del canciller. Vamos a ver... Yo no estoy de acuerdo y creo que nadie en mi bancada está de acuerdo en que el TIFA sea el corazón de la política exterior del Uruguay ni muchísimo menos.

EC – Claro, lo que pasa es que la oposición manejó ese ejemplo junto con el del conflicto con Argentina más la serie de instancias o episodios en los que el canciller Gargano ha mostrado públicamente diferencias con algunos de los rumbos que se impulsan desde la Presidencia. Ese paquete, ¿para usted no es preocupante, no es algo anómalo?

RC – No, no. No hay ninguna discrepancia de fondo importante entre el canciller y el presidente salvo este episodio concreto del TIFA, que el presidente lo quiere manejar personalmente. Fíjese, que lo que se trata de manejar como imagen pública son más bien los diferentes enfoques que el canciller y el ministro de Economía han tenido sobre el Mercosur.

EC – Ese es otro plano donde sorprenden las diferencias internas.

RC – Si usted trata de resumir la sustancia del asunto, es cierto que el ministro Astori tiene una visión mucho más crítica que el canciller sobre el proceso de integración regional. Pero también el propio ministro de Economía ha reconocido que sería catastrófico para el Uruguay variar su estrategia de inserción regional y plantear su salida del Mercosur.

Por ejemplo, en el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos no hay diferencia entre el presidente y el Canciller. El propio presidente lo rechazó. Y en el tema Mercosur no hay diferencias sustanciales y de fondo entre el canciller y el ministro de Economía porque el ministro de Economía tampoco quiere irse del Mercosur. En todo caso lo que hay son diferencias de negociación. Entonces yo me pregunto hasta qué punto diferencias que no son de fondo, que no implican crisis política en el gobierno y que no implican incompatibilidad política en el gobierno, no están queriendo transformarse por vía de las imágenes públicas en un escenario de incompatibilidad para propiciar el alejamiento del canciller. Yo creo que en la realidad no estamos en ese escenario y la bancada ha interpretado que la gestión del canciller es positiva para el país y, como usted mismo lo ha leído recién, ha ratificado el "apoyo categórico", dice la declaración, a su gestión.

--------------
Edición: Mauricio Erramuspe