La Audiencia Opina

Sobre Valenti y los incidentes en Plaza Independencia

El Príncipe Valenti asume  en carta abierta a la opinión pública, para facilitarle la tarea a la Justicia, su responsabilidad  económica, contractual e ideológica por el autoparlante que circunvaló la Plaza Independencia la mañana en que llegaban los ambientalistas, piqueteros, o como se les quiera llamar a los argentinos que venían a manifestar en la Plaza Independencia.

En la nota realiza una profunda autocrítica - así la tituló - por lo actuado en la jornada. Contra lo esperado, y para desazón de quienes no sabemos por dónde van las cosas, Valenti reconoce el error de haber contratado el autoparlante al que munió de consignas en las que se luce su fina creatividad, cuando ello era innecesario (y pago $500, que podría haber donado al Panes por ejemplo), por no confiar en las reservas de liquido rojo (sic)- charrúa, agregaría yo - que corre  por las venas de nuestros compatriotas que en memorable jornada defendieron la soberanía Oriental en la Plaza donde descansa lo poco que va quedando de Artigas en este país.

Valenti explica con una claridad meridiana cómo él, que no previó la patriada, en un rapto de voluntarismo que solo pueden permitirse quienes gozan de su actual situación política, resolvió actuar por la suya para evitar males mayores.

Pensó Valenti, que como era uno de los pocos patriotas que van quedando, con quinientos pesos en el bolsillo, y la lucidez adecuada para dictar consignas. Si él no hacía nada, nadie lo haría y los piqueteros actuarían impunemente en la Plaza, dejando - impunidad mediante - la puerta abierta para invasiones piqueteras futuras.
Esta vez el malón eran siete mujeres y un viejo, pero si se les permitía actuar en la impunidad, la próxima invasión podría ser de dos ómnibus (sic) repletos de piqueteros, y las siguientes ir aumentando en progresión geométrica, de manera que en poco tiempo estaría seriamente comprometida la soberanía nacional en su propio territorio.

Realmente, aunque Valenti tiene la gallardía de reconocer su subestimación de la garra charrúa, que junto con él defendieron la soberania y la dignidad en la Plaza, yo creo que a Valenti le sobra patriotismo y valentí(a) pero le falta visión de negocios  (¿nadie le va a devolver los quinientos pesos?).

Dicen los chinos que no hay mejor oportunidad que un buen problema. En momentos en que los piqueteros nos cortan los puentes y según el negro Lescano vinieron 60.000 argentinos menos a veranear en Rodelú, privándonos de las divisas que nos dejan, a nadie se le ocurrió pensar en la oportunidad de negocios que hubiera constituido  el turismo piquetero de no haber sido rechazado como las invasiones inglesas por Valenti y su auto parlante de quinientos pesos? El vio claramente una parte. Si no los paraba ahora, iban a venir en progresión geométrica. Primero fueron 8, después serían dos colectivos (me supongo que 64), después el cuadrado de 64 y en dos o tres invasiones más alcanzaríamos el giga de piqueteros haciendo turismo en Uruguay. Ma’ que 60.000! neegro!. Miles y miles gastando su platita en el Uruguay. Una paradoja de esas que llaman círculo virtuoso. Mientras dejaban guardias mínimas para cortar los puentes, hubieran venido miles de ómnibus dispuestos a dejar sus dinerillos acá, mientras montaban algún piquete e intentaban convencer a los uruguayos sobre la maldad de los finlandeses y sus pasteras.

Vanamente, porque no contarían con el líquido rojo que aún corre por las venas charrúas, y como refuerzo ideológico de inmunidad tendríamos al carrito de Valenti dando vueltas a las plazas todas, repitiendo las consignas antipiqueteras, y las explicaciones sobre la celulosa, y el papel de los volantes. Y el país hubiera compensado las pérdidas de divisas por caída del turismo a raíz de los piqueteros argentinos, como gusta llamarles Valenti.

Mercedario