La Audiencia Opina

Sobre la tertulia del viernes 16

Soy un asiduo escucha de la "Tertulia de los viernes". Lo seguiré siendo. No escucho solamente lo que concuerda con mi pensamiento. Y muchas veces he coincidido con lo que se expone por parte de los contertulios. Me arriesgo a decir, la mayoría de las veces. Y muchas veces he acrecentado mis conocimientos. Por ello mi reconocimiento.
Y por ejemplo, en el caso de nuestro enfrentamiento con los argentinos (estos que ahora nos pretenden avasallar y que no son todos los ciudadanos del país hermano), en este caso, estoy en general más cerca de lo que expresa Rosencof, que del inteligente y desapasionado (pero demasiado idealista) pensamiento del Dr. Maggi, ya que lo que enfrentamos es a una patota, en Gualeguaychú y en el gobierno "hermano".

Extraño la voz de mi estimado Dr. (o Profesor como lo trataba yo como alumno suyo que fui) Williman. Comparto la pasión con que la Profesora Tornaría defiende la escuela pública y respeto la actitud siempre "componedora" del Dr. Volonté, aún cuando como en el caso del peronismo actual nuevamente agresivo, estime que es mucho más cerebral y acertado, lo que manifiesta sobre este asunto el Senador Abreu.
Pero el viernes tuve una fuerte desilusión. Más que eso. Me fastidié. Le erraron feo en el enfoque del tema que planteó Cotelo. Salvo el Dr. Maggi (y este solo en sus intervenciones iniciales), se equivocaron y es por ello mi molestia, respecto al enfoque que modestamente creo, el Uruguay necesita dar al tema que planteaba Maiztegui.
Debemos erradicar la intolerancia y también la trampa al contrarrestar lo que dice quien no es correligionario y ello no es "una pavada", ni "una idiotez".

Y me enojé con Cotelo, que no intentó siquiera centrar el tema donde creo debió centrarse, según intuyo lo planteó al inicio. Y es que otras veces ha estado más enérgico o más hábil.

Es que el asunto tiene otras aristas mucho más importantes, que la versión que no califico malamente pero sí critico, que nos dieron los contertulios y que no fueron afrontadas.

Se agrava día a día, nuevamente como se hizo antaño y así nos fue, la intolerancia, la descalificación del adversario por razones que no atienden a sus argumentos en ningún tema. Y se tratan asuntos importantes y no importantes, la educación y las relaciones exteriores entre otros, pero para el caso, concretamente, de una sesión del Parlamento y que podemos incluso extender al tratamiento público de una entrevista a de Posadas en la misma radio, buscando y usando interpretaciones más que "traviesas", aviesas y perversas, a las expresiones de quienes no piensan como uno. No se refutan razones, con razonamientos que por parte del expositor circunstancial se presumen mejores y que aportan un punto de vista diferente y que evidencian se aspira por el que se manifiesta, sean superiores a los del eventual contrincante. Y lo de eventual es porque no ha de olvidarse que "el otro", es tan uruguayo como Yo y como vivimos en el mismo país, nos rigen la misma constitución y las mismas leyes y trabajamos dentro de la misma frontera, por lo cual lo que hagamos bien o mal nos beneficiará o perjudicará, a ambos. Y por ello tenemos que tener presente, siempre, que hay cosas que tenemos en común, problemas y soluciones que debemos compartir y asuntos en los que tenemos que tener un mínimo acuerdo, para salir airosos en la vida nuestra y de nuestras familias.

Pero a contrapelo de lo antedicho, crece la moda de posicionar al otro en una actitud y en una línea de pensamiento, que se sabe que no tiene, pero igual se la "opera" mediáticamente para, a través del escarnio público al que se azuza, lograr descalificar sus ideas y sus argumentos, precisamente porque se carece de ideas y sustento en conocimientos (hasta de buen uso del idioma), para rebatir lo que el otro expresó.
Por ello, y aún a riesgo que quien lea esto se hastíe y enoje conmigo, por la extensión del mensaje, incluyo el artículo de Lincoln Maiztegui, incluyo la carta a ECOS de EL PAÍS de de Posadas, incluyo un artículo de Mercader en EL PAÍS y finalmente, el editorial de PATRIA DIGITAL, que es el que dictaminó el diagnóstico a los ataques a Ignacio de Posadas, luego de su entrevista en EL ESPECTADOR.

¿Que no están relacionados estos artículos? Sí, estimo firmemente que sí. Porque en el tema "¿El triunfo del Frente Amplio cambió el origen social de los gobernantes?", tenemos que percibir que quienes contesten que sí, sean esas personas partidarios del gobierno o opositores al mismo, están contribuyendo a reconocer que así está insertado el germen redivivo de la intolerancia, del odio, de la técnica de como no sé cómo contrarrestar lo que dice, arguye, plantea, quien no piensa como Yo, debo buscar descalificarlo como ser humano y si es posible, empujar para que aún "figuradamente" o no, subyazca la amenaza de que un malón impensante acalle la expresión de su pensamiento y se infunda el sentimiento del "temor a discrepar". Eso se intentó en esa oportunidad en el Parlamento y lo mismo se intenta con las públicas reacciones a la ya famosa frase de "la merienda de negros". Sobre esto último, lo más grave, es que me arriesgo a decir que nació de una ignorancia supina que quienes la padecieron, al ser ilustrados por varios que diccionario en mano opinaron sobre el asunto y abierta o implícitamente dejaron luz sobre su incultura, sin embargo, aquellos "mercaderes del odio", tercamente continuaron inventando incluso insultos a de Posadas (calificar a alguien de racista para mi es un insulto) y además continuaron ofendiendo peormente al resto de los uruguayos en su intelecto.

Por ello es que, por ejemplo, se está tratando reiterada y machaconamente de "fascista" a quien probadamente no lo es, de clasista a quien no los es, de racista a quien tampoco lo es, etc.. En otra escala, en la menor cantidad de veces, cuando se lo quiere hacer "amablemente", se hace una broma de mejor o peor tono, para bajar el nivel del coloquio y "tirando al <óbol> el tema", ahorrarse decirle al otro, que tiene razón.
Y eso, no es propio de la mayoría de los orientales, sea cual sea su origen, su ideología o su posición económica. Es un virus que siempre ha estado entre nosotros y por ende en nuestra política, porque es propio de la condición humana, pero que en la mayor parte de nuestra historia, como buenos "descendientes de los barcos", que todos somos, en nuestros momentos de buena convivencia política y social, hemos tenido bajo control y a un bajo nivel.

Creí y aún aspiro, a que los oyentes de , del viernes pasado, que hayan afrontado el tema que inicialmente propuso Cotelo, lo ubiquen en primerísima prioridad, pues la convivencia, el respeto a los demás, el ganar y mantener el "tanteador" a favor, debemos todos procurar sea con buenas y mejores ideas, con apropiados y superiores argumentos, con elementos de juicio que hablen de un superior conocimiento.

Ricardo.