El clima de los cortes
Andrés López Reilly del Servicio Informativo de El Espectador está recorriendo los cortes de ruta en los puentes sobre el río Uruguay. Poca gente y mucho convencimiento en las razones de la lucha contra la planta de celulosa es el denominador de las tres movilizaciones que tienen el epicentro en Gualeguaychú.
(Emitido a las 7.40)
ANDRÉS GIL:
Estamos en contacto con Andrés López Reilly, que ayer estuvo en Fray Bentos y en Gualeguaychú, concretamente en el piquete sobre la ruta nacional.
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JOSÉ IRAZÁBAL:
Andrés fue uno de los agraciados que pudo pasar el piquete.
Contabas ayer al mediodía que cuando fuiste a pasar por el piquete, te encontraste que de esa gran movilización que uno ve en imágenes, de mucha gente protestando, manteniendo el piquete había cuatro, cinco o seis personas, nada más.
ANDRÉS LÓPEZ REILLY:
Sí, lo cual es un indicador de cómo se están cortando las rutas y cómo se viene manteniendo por parte de estos activistas este conflicto. Fue una constante que pudimos ver en los tres cortes de ruta, que con muy pocas personas se puede hacer un daño muy grande, como cerrar un paso de frontera. Nos sorprendió que en Gualeguaychú, en la zona de arroyo Verde (el corte está a unos cinco kilómetros del puente internacional), nos recibiera unas cuatro o cinco personas, todas mayores de edad, seguramente jubilados, que eran la guardia que estaba en ese momento porque muchos estaban durmiendo. No era muy tarde, eran las 10, 10.30 pero muchos dormían.
Es un hecho que Gualeguaychú es el epicentro de este conflicto, es el motor de esta fuerza contraria a la instalación de Botnia en nuestro país. Eso se puede ver en ese piquete, que tiene las instalaciones más completas para permanecer en la ruta por un tiempo indeterminado, que es lo que piensan hacer. Tienen duchas, baños, están construyendo un refugio de bloques y cemento para el invierno, para permanecer en la ruta, tienen todo lo que tienen que tener para estar allí. Pero tanto en este corte como en Concordia y Colón pudimos ver que con muy poca gente se puede cortar una ruta, un paso internacional.
AG - ¿Cómo los recibieron estas cuatro o cinco personas en Gualeguaychú? Ustedes pretendían cruzar el piquete hacia Gualeguaychú.
ALR - Ni siquiera habíamos planteado cruzar ese piquete, previamente habíamos estado en Salto y en Concordia, donde el piquete es muy menor, una cosa muy básica, la ruta está cerrada con siete u ocho personas y algunas cañas, algunos tarros, algunas banderas y no mucho más, una cosa muy pobre. Además es un piquete muy permeable, mientras estuvimos allí vimos pasar por lo menos entre 20 y 25 camiones porque la Gendarmería presionó un poco, dijo "tienen que pasar" y pasaron.
Entonces no pensábamos pasar el piquete de Gualeguaychú. Pero el hecho de que nos hayan dejado pasar tiene una explicación muy lógica, que se enraba con los incidentes ocurridos a comienzos de esta semana con algunos periodistas, la gente que está en el corte vio que su imagen se deterioró mucho en Uruguay, en el pueblo uruguayo.
JI - Ellos te comentaron eso, que habían recibido esa señal, y hubo un cambio de actitud en ese sentido.
ALR - Sí, en todo momento nos querían dejar en claro que su lucha es contra Botnia y contra el presidente Tabaré Vázquez, no contra el pueblo uruguayo. Estaban muy preocupados por el incidente con los periodistas. Eso era lo que nos trasmitían las seis, siete, ocho personas que estaban en Gualeguaychú ayer, personas mayores. Las guardias son muy variables, depende de la hora a la que uno vaya las personas y la cantidad de personas con las que se puede encontrar. Había una gran preocupación, decían que no tienen nada que ver con las tarrinas que se pusieron en el río para dificultar la navegación, que no tienen nada que ver con los carapintadas, que ese no es el estilo de su lucha. Se mostraron en todo momento preocupados por qué íbamos a decir de lo que estábamos viendo o conversando, qué íbamos a publicar en la página web, como diciendo "vienen periodistas que nos dicen una cosa y después sacan otra, o editan lo peor de lo que conversamos". Evidentemente el incidente repercutió en ellos muy fuertemente y, de hecho, fue lo que nos permitió pasara, porque nosotros ni siquiera lo llegamos a plantear, ellos mismos nos dijeron: "¿Quieren visitar la ciudad de Gualeguaychú? Háganlo". Así fue que pasamos y después volvimos, con la incertidumbre de si nos iban a dejar pasar, si no, nos hubiéramos quedado en territorio argentino.
JI - En tu visita anterior a Gualeguaychú no habían tenido incidentes serios pero sí habían palpado una situación de cierta distancia que marcaban los vecinos de Gualeguaychú al ver la camioneta de una radio de Uruguay. ¿Qué sensación tuviste ayer?
ALR - Uno iba con un preconcepto de lo que le podía ocurrir o de lo que podía llegar a ver. Lo que tú mencionás fue el año pasado, había un gran fanatismo en la ciudad, un fervor muy importante con respecto a esta cruzada que están haciendo en contra de la planta de Botnia. Y te diría que eso sigue igual. Por ejemplo, de diez autos seis o siete tienen stickers que dicen "No a las papeleras. Sí a la vida", hay carteles por todos lados en la ciudad, incluso en algunas marquesinas en la zona céntrica se puede leer "No a las papeleras. Sí a la vida", prácticamente todos los comercios tienen afiches referentes al conflicto y al combate contra la celulosa. Entonces, si bien no tuvimos ningún inconveniente, nos sentíamos como sapo de otro pozo, las miradas se dirigían hacia la camioneta de El Espectador, pero no llegó a pasar nada. Vimos lo mismo que en la anterior visita, se mantiene ese fanatismo de rechazo en contra de la planta de Botnia.
JI - Estuvieron un rato, volvieron sin problemas. ¿A la vuelta el piquete estaba en las mismas condiciones? ¿Sigue siendo muy poquita la gente que lo mantiene?
ALR - A la vuelta había tres o cuatro personas más. A la ida no habíamos podido hacer entrevistas con ninguno de ellos porque los que estaban no se sentían representativos, a la vuelta conversamos con una señora que quería grabar y grabamos algo de lo que emitimos ayer. Esta señora nos expresaba la preocupación que tienen por los incidentes con los periodistas a comienzos de semana y por el vuelo que tuvo y que está teniendo lo de los carapintadas, la posibilidad de un atentado contra la planta de Botnia. Es muy claro que ellos no se conforman con el actual emplazamiento de Botnia, sólo se van a ir si la planta se va de ese lugar, lo cual, según lo que han dicho las autoridades uruguayas, no va a ocurrir. Si uno les pregunta (lo hicimos en todos los cortes de ruta): ¿qué pasa si, una vez que empiece a funcionar la planta, se comprueba que no contamina? Empiezan a buscar argumentos y dicen que la contaminación es a largo plazo, que va a generar lluvia ácida, que dentro de unos años va a haber personas con cáncer, niños que van a nacer sin brazos, con labio leporino, con problemas en la vista, todo un conjunto de apreciaciones que no parecen tener demasiado sustento científico pero que reflejan que por más que la planta de Botnia comience a funcionar, ellos van a seguir en la ruta (nos referimos en particular al piquete de Gualeguaychú, que es el corazón del conflicto en la provincia de Entre Ríos), van a seguir con sus convicciones, y por más que los estudios de impacto ambiental y los estudios de muestras de aguas del río den que no hay contaminación, que el agua se está entregando al río mejor que como se toma, ellos van a seguir porque sostienen que es un tema de años, un impacto de muy largo aliento.
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Edición: Mauricio Erramuspe