Análisis Político

Las dificultades de una solución definitiva al tema de los derechos humanos

Análisis del profesor Oscar A. Bottinelli, director de Factum.

(Emitido a las 8.28)

ANDRÉS GIL:
El martes 19 de junio fue el día de los distintos actos referidos a distintas interpretaciones del "nunca más". A propósito de ello, el politólogo Oscar Bottinelli, director de Factum, nos propone analizar: "Las dificultades de una solución definitiva al tema de los derechos humanos".

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AG - ¿Por dónde arrancarías?

OSCAR A. BOTTINELLI:
En primer lugar vamos a ver de qué se habla cuando se habla de derechos humanos. Estamos hablando específicamente de las muertes, desapariciones, detenciones o privaciones de libertad, de los vejámenes físicos o psíquicos a personas ocurridos en el tiempo de la dictadura o previamente a ella. De eso estamos hablando, porque el tema es muy vasto y tiene muchas aristas.

Segundo, proponemos salir de lo episódico para ir a lo estratégico del tema, aunque lo episódico (lo del "nunca más", lo del 19 de junio) da para un análisis en sí mismo, en particular sobre la diferente reacción de los actores políticos que indican muchas visiones diferenciadas del país a la interna tanto de los partidos como de los sectores.

En Uruguay tuvimos una transición de las que politológicamente se consideran acordadas o pactadas. Se dio por cerrado el tema, el fin de la transición, el 16 de abril de 1989, cuando el referéndum de la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado. Esto está escrito en todos los libros que hablan de la transición en Uruguay, de las transiciones en el Cono Sur, escritos por uruguayos, por gente del Cono Sur o por politólogos de otros países. Recuerdo que Eleuterio Fernández Huidobro, por ejemplo, dijo: "el pueblo dio una orden y se acata", cuando se resolvió lo que en términos prácticos implicaba una amnistía.

AG - Pero años después se dio una reapertura del tema.

OAB - Exacto, hubo por un lado un grupo de gente desde el ángulo social, desde el ángulo político, de familiares, que mantuvo viva la llama del combate por la reapertura del tema, y al final lo logró. Al despuntar los años 2000 el tema se reabrió. El presidente Batlle fue un factor muy importante desde el poder para reabrir eso que venían reclamado los sectores combativos. Batlle lo reabrió creyendo que a través de la Comisión para la Paz y de nuevas investigaciones se iba a lograr la paz definitiva. Se creyó que el informe de la comisión podía cerrar el tema, pero sobre el fin de la comisión se vio que el tema no se cerraba.

Lo curioso es que quedó una asignatura pendiente, que en ese período tampoco se llenó, que era el estudio de por qué se había llegado a lo que se llegó en materia de derechos humanos o de democracia. Las democracias no caen porque un buen día la gente se despierta y siente que ha dejado de creer en ella, sino que su caída es producto de muchos factores erosionantes de distinto signo y de diferente intensidad. Eso no se estudió.

Por ahí salió Mujica hace poco y en varias oportunidades diciendo "habrá que esperar a que estemos todos muertos", una forma de decir que recién ahí se cerrará el tema. Sin embargo estamos viendo que en los sectores más combativos, que más se oponen a cerrar el tema, hay muchísimos jóvenes que no tuvieron que ver directamente con los hechos de la época ni los padecieron. Por otra parte, en Italia se vio hace dos años, cuando los 60 años de la caída del fin de todo el período fascista, que los hijos y los nietos de un lado y del otro debatían con la misma pasión que podían haber debatido los protagonistas. Es decir, el paso del tiempo no asegura el cierre.

Si vamos al fondo, vemos una cosa. Por un lado hay una oposición de diagnóstico, hay una oposición clara sobre cómo se entiende que fueron los hechos, hay quienes consideran que hubo exclusivamente un terrorismo de Estado, quienes consideran que hubo dos violencias y que la violencia contra el Estado fue previa a la violencia estatal, y quienes consideran que hubo dos violencias que quisieron usar a la mayoría de la población que no estaba de un lado ni del otro.

También hay una oposición de valores y legitimidades. Hay quienes consideran, como lo hizo el célebre penalista español Jiménez de Asúa hace 70 años, que hay una diferencia entre el delito de Estado y la violencia de particulares, y mucho más cuando los particulares lo hacen con un afán de progreso, consideran que uno es más grave que el otro. Esto se nota cuando se analizan las diferencias que hay entre los que valoran de una manera y de otra.

AG - Tú decís que sin un diagnóstico de consenso es difícil pensar una solución.

OAB - No digo que sea necesario un diagnóstico de consenso, pero partimos de la base de que no va a haber consenso en el diagnóstico ni en los valores, por lo tanto va a ser muy difícil encontrar una solución que tenga apoyo unánime porque se parte de valoraciones distintas.

Como elemento de fondo hay una oposición entre dos grandes líneas estratégicas.

Hay una línea estratégica que considera que no hay futuro sin memoria, que es imprescindible perpetuar la memoria colectiva, que es imprescindible investigar todo lo que ha ocurrido y no cerrar los acontecimientos.

Y hay una segunda línea, claramente expresada en su momento por el anterior presidente checo, Václav Havel (uno de los hombres más perseguidos y duros combatientes del régimen comunista en su país), que dijo "no hay que permitir que la historia nos impida construir el futuro". Es decir, que considera que la construcción del futuro es un tema mucho más fuerte que la revisión del pasado.

Son dos visiones muy diferentes que pueden encontrar puntos en común pero que parten de puntos de vista diferentes: para una es fundamental dejar el pasado atrás lo más rápido posible para dirigirse al futuro, y para la otra no hay futuro sin la memoria colectiva, sin la investigación del pasado, si las responsabilidades del pasado no quedan absolutamente esclarecidas.

AG - ¿Cómo podemos aterrizar todo esto en el caso puntual de Uruguay, en los logros que ha tenido Vázquez y las contradicciones del presidente a la hora de convocar, por ejemplo, este Día del Nunca Más?

OAB - El problema mayor que vemos es que el presidente Vázquez ha querido un cierre del tema pero nunca ha expresado cómo. Esto ha sido claro desde que Batlle habló de la Comisión para la Paz, por un lado apoyó la Comisión para la Paz pero no fue contundente a la hora de apoyar el informe, en la campaña electoral jugó con muchas posturas que daban lugar a equívocos en la gente, y ya en el gobierno impulsó una línea que ha tenido grandes logros.

Por ejemplo, la aparición de restos, quizás muchos menos de los que se pensaba, y algunos que se pensaba que era posible encontrar no se encontraron, pero fue un avance sustancial con respecto a lo ocurrido antes, incluyendo a la Comisión para la Paz.

Los documentos de los comandantes, particularmente el documento de la Fuerza Aérea, que esclareció cosas muy significativas y abrió nuevas interrogantes. Hubo avances muy grandes en la exploración del pasado y Vázquez puede exhibir que demostró que no era cierto que se había llegado al fin de las investigaciones sino que se podía ir mucho más allá de lo que había ido hasta ese momento.

El problema es que Vázquez tiene un estilo de ensayo y error, un estilo que se aplica mucho en la ciencia aplicada, de ir ensayando un camino, buscando llegar al error, cambiar de camino, ensayar por ahí. Esto se mezcla con un péndulo que Vázquez ha practicado siempre en la conducción política, una oscilación desde una postura hacia otra, lo cual hace que en cada momento siempre haya alguien que se siente plenamente identificado con él. El tema es que en la mezcla de ensayo y error y péndulo ha faltado que el presidente diera un mensaje claro de hacia dónde quiere que el país vaya en este tema, cómo quiere que el tema se termine, a qué conclusiones quiere que se llegue ni cuándo quiere que se cierre. Sigue faltando un acto de liderazgo en el sentido de conducción, de marcar hacia dónde el presidente quiere llevar al país, osciló desde el todos somos culpables a una posición muy dura, y desde diciembre, cuando empezó a hablar del "nunca más", hubo muchísimas interpretaciones contradictorias.

Por otra parte, el cierre de este tema o el definir hasta donde se quiera llegar va a tener costos para cualquier gobierno, para cualquier país y para cualquier sociedad. Deben evaluarse los costos y asumirse, y evaluar cuáles son los costos que son asumibles para que el tema se defina hacia la posición de unos, otros u otros.

La duda que surge del 19 de junio es: ¿es esta la posición final del presidente?, ¿va a ser esto lo que va a comprometer todo su peso y todo su prestigio para convencer al país todo, a la totalidad de la sociedad, de la necesidad de este resultado que está expresando el acto del 19 de junio en plaza Independencia? No estoy diciendo que esté bien o mal lo que el presidente hizo el 19 de junio, lo fundamental es que el gobierno como tal definitivamente se comprometa en un camino y siga coherentemente en ese camino asumiendo todos los costos que tenga que asumir hasta lograr el resultado.

AG - Seguramente, si nos dejamos llevar por los antecedentes, si hacemos una especie de inferencia, la respuesta a esas preguntas es difícil de encontrar, por las contradicciones, por la prueba de ensayo y error.

OAB - Tendríamos dos cosas, ya más de una vez hemos visto al presidente en actos muy fuertes hacia un lado y luego desandar el camino. Lo que ha sido muy inteligente y le ha dado un extraordinario resultado. Pero por otro lado el presidente está dando señales (como las ha dado en otros temas) de que cuando entra en un camino, después de haber ensayado varias veces, es el definitivo.

Hay que esperar, hay que ver los pasos futuros que dé el presidente de la República en las próximas semanas y en los próximos meses para ver hacia dónde vamos. Y, sobre todo, si decidió asumir los costos que inevitablemente va a tener que asumir, porque mientras no se asuman los costos por parte del presidente, por parte del gobierno, por parte de todo el sistema político y de toda la sociedad, va a ser muy difícil darle un cierre a este tema, cualquiera sea el tipo de cierre de los muy diferentes y opuestos que puede haber.