Discurso del presidente George W. Bush ante la
sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos
(20 de septiembre, 2001)
"Señor
presidente (de la Cámara de Representantes), miembros del
Congreso, queridos estadounidenses:
En el transcurso
normal de los acontecimientos, los presidentes vienen a esta cámara
a informar sobre el estado de la unión. Hoy no hace falta
tal informe: ya ha sido enviado por el pueblo estadounidense.
Lo hemos visto en el coraje de los pasajeros que doblegaron a los
terroristas para salvar a otros en tierra. Pasajeros como ese hombre
excepcional llamado Todd Beamer. Por favor, ayúdenme a dar
la bienvenida esta noche a su esposa, Lisa Beamer.
Hemos visto
el estado de la unión en la resistencia de los socorristas
más allá del agotamiento. Lo hemos visto en el despliegue
de banderas, el resplandor de las velas, las donaciones de sangre,
las oraciones en inglés, hebreo y árabe. Lo hemos
visto en la decencia de personas caritativas y afectuosas que hicieron
suyo el luto de los extraños.
Mis queridos
compatriotas:
En los últimos nueve días, el mundo entero ha visto
por sí mismo el estado de la unión y es fuerte.
Esta noche estamos en un país consciente del peligro y llamado
a defender la libertad. Nuestro duelo se ha convertido en ira y
la ira en resolución. Ya sea que llevemos nuestros enemigos
a la justicia o la justicia a nuestros enemigos, así lo cumpliremos.
Agradezco al Congreso por su liderazgo en un momento tan importante.
Todo Estados
Unidos se sintió emocionado la noche de la tragedia cuando
vieron a demócratas y republicanos unidos en las escalinatas
de esta capitolio cantando Dios bendiga a Estados Unidos.
Y ustedes hicieron
más que cantar. Ustedes actuaron y entregaron 40.000 millones
de dólares para reconstruir nuestras comunidades y satisfacer
las necesidades de nuestras fuerzas Armadas. Presidente de la cámara
Hastert, líder demócrata Gephardt, líder republicano
Daschle y senador Lott, agradezco su amistad, su liderazgo y sus
servicios al país.
Y en representación
del pueblo estadounidense, agradezco al mundo por el respaldo brindado.
Estados Unidos
nunca olvidará el sonido de nuestro himno nacional sonando
en el Palacio de Buckingham, en las calles de París y en
las Puertas de Brandenburg en Berlín.
No olvidaremos
a los niños de Corea del Sur congregándose para orar
en nuestra embajada en Seúl, o las oraciones de simpatía
ofrecidas en una mezquita de Cairo.
No olvidaremos
los momentos de silencio y los días de luto en Australia
y Africa y América Latina.
Ni olvidaremos a los ciudadanos de otras 80 naciones que murieron
juntos con los nuestros. Docenas de paquistaníes, más
de 130 israelíes, más de 250 ciudadanos de India,
hombres y mujeres de El Salvador, Irán, México y Japón
y cientos de ciudadanos británicos.
Estados Unidos
no tiene un amigo más verdadero que Gran Bretaña.
Una vez más, estamos unidos en una gran causa. Así
que estoy honrado con que el primer Ministro británico cruzó
un océano para mostrar su unión con América.
Gracias por venir, amigo.
El 11 de septiembre,
enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro
país. Estados Unidos ha conocido guerras, pero en los últimos
136 años han sido guerras en suelo extranjero, excepto por
un domingo en 1941. Estados Unidos ha conocido bajas de guerra,
pero no en el centro de una gran ciudad en una mañana pacífica.
Los estadounidenses han conocido ataques sorpresivos, pero nunca
antes contra miles de ciudadanos. Todo esto nos llegó en
un solo día y la noche cayó sobre un mundo diferente,
un mundo en el que la libertad misma está bajo ataque.
Los estadounidenses
tienen muchas preguntas esta noche. Los estadounidenses se están
preguntando: ¿Quién atacó a nuestro país?
Las pruebas
que hemos reunido apuntan todas a una colección de organizaciones
terroristas conocida como al Qaeda. Ellos son algunos de los asesinos
condenados por la colocación de bombas en las embajadas estadounidenses
en Tanzania y Kenya y los responsables por la bomba contra el USS
Cole.
Al Qaeda es
al terror lo que la mafia es al crimen. Pero su meta no es hacer
dinero, su meta es recrear el mundo e imponer sus creencias radicales
sobre la gente en todas partes. Los terroristas practican una forma
marginal de extremismo islámico que ha sido rechazada por
los eruditos musulmanes y por la vasta mayoría de los clérigos
musulmanes; un movimiento marginal que pervierte las enseñanzas
pacíficas del Islam.
Las directivas
de los terroristas les ordenan matar a cristianos y judíos,
matar a todos los estadounidenses y no hacer distinción entre
militares y civiles, incluyendo mujeres y niños. Este grupo
y su líder, una persona llamada Osama bin Laden, están
ligados a muchas otras organizaciones en diferentes países,
incluyendo la Yihad Islámica egipcia, el Movimiento Islámico
de Uzbekistán.
Hay miles de
estos terroristas en más de 60 países. Son reclutados
en sus propias naciones y vecindarios y traídos a los campos
en lugares como Afganistán, donde son entrenados en las tácticas
del terror. Son enviados de regreso a sus casas o enviados a ocultarse
en países alrededor del mundo para planear maldad y destrucción.
El liderazgo
de Al Qaeda tiene una gran influencia en Afganistán y respalda
al régimen Talibán en el control de la mayoría
de ese país. En Afganistán vemos la visión
que al Qaeda tiene para el mundo. El pueblo de Afganistán
ha sido tratado brutalmente, muchos están muriendo de hambre
y muchos han huido. A las mujeres no se les permite ir a la escuela.
Uno puede ser encarcelado por tener un televisor. La religión
sólo puede ser practicada como dictan sus dirigentes. Un
hombre puede ser encarcelado en Afganistán si su barba no
es suficientemente larga.
Estados Unidos
respeta al pueblo de Afganistán -después de todo,
somos actualmente su primera fuente de ayuda humanitaria-, pero
condenamos al régimen del Talibán. No sólo
reprime a su propio pueblo, sino que es una amenaza para las personas
de todas partes por patrocinar y dar abrigo y suministros a los
terroristas. Ayudando e instigando el asesinato, el régimen
del Talibán está cometiendo asesinatos y esta noche
Estados Unidos de América hace las siguientes demandas al
Talibán:
Entreguen a
las autoridades de Estados Unidos a los dirigentes de al Qaeda que
se esconden en su país. Liberen a todos los ciudadanos extranjeros,
incluso a los ciudadanos estadounidenses que tienen encarcelados
injustamente. Protejan a los periodistas extranjeros, los diplomáticos
y los trabajadores humanitarios que se encuentran en su país.
Cierren inmediata y permanentemente todos los campamentos que entrenan
a terroristas en Afganistán y entreguen a todo terrorista
y a toda persona y su estructura de apoyo a las autoridades apropiadas.
Den a Estados
Unidos acceso total a los campamentos de terroristas, para que podamos
estar seguros de que no siguen operando. Estas demandas no están
abiertas a negociaciones ni discusiones.
El Talibán
debe actuar y actuar inmediatamente. Entregarán a los terroristas
o compartirán su destino. Quiero hablar esta noche también
directamente a los musulmanes de todo el mundo: Respetamos vuestra
fe. Es practicada libremente por muchos millones de estadounidenses
y millones de personas más en países que Estados Unidos
cuenta como amigos. Sus enseñanzas son buenas y pacíficas
y todos los que comenten actos de maldad en nombre de Alá
blasfeman el nombre de Alá.
Los terroristas
son traidores a su propia fe, tratando, en realidad, de secuestrar
todo el islamismo. El enemigo de América no son nuestros
numerosos amigos musulmanes. No son nuestros numerosos amigos árabes.
Nuestro enemigo es una red radical de terroristas y cada gobierno
que la respalda.
Nuestra guerra
contra el terror comienza con Al Qaeda, pero no termina allí.
No terminará hasta que cada grupo terrorista de alcance mundial
haya sido encontrado, detenido y vencido. Los estadounidenses se
están preguntando: ¿Por qué nos odian? Ellos
odian lo que ven aquí en esta cámara: un gobierno
democráticamente electo. Sus líderes son nombrados
por ellos mismos. Ellos nos odian por nuestras libertadas: nuestra
libertad de religión, nuestra libertad de expresión,
nuestra libertad de votar y congregarnos y de estar en desacuerdo
entre nosotros. Ellos quieren derrocar gobiernos existentes en muchos
países musulmanes como Egipto, Arabia Saudita y Jordania.
Ellos quieren sacar a Israel de Oriente Medio. Ellos quieren expulsar
a cristianos y judíos de vasta regiones de Asia y Africa.
Estos terroristas
no matan sólo para extinguir vidas, sino para interrumpir
y poner fin a una manera de vivir. Con cada atrocidad, ellos esperan
que Estados Unidos se torne más temeroso y se retire del
mundo olvidando nuestros amigos. Ellos se enfrentan a nosotros porque
nosotros estamos en su camino. Nosotros no nos dejamos engañar
por su religiosidad fingida. Nosotros hemos visto su clase antes.
Ellos son los herederos de todas las ideologías asesinas
del siglo XX. Al sacrificar vidas humanas para servir sus visiones
radicales, al abandonar todos los valores a excepción de
su deseo de poder, ellos siguen el camino del fascismo, el nazismo
y el totalitarismo. Y ellos van a seguir ese camino hasta donde
termina, en el sepulcro sin marcar de la historia de mentiras descartadas.
Los estadounidenses
se están preguntado: ¿Como vamos a pelear y ganar
esta guerra?
Dirigiremos
todos los recursos a nuestra disposición -todos los medios
de la diplomacia, toda herramienta de inteligencia, todo instrumento
para la aplicación de la ley, toda influencia financiera
y toda arma de guerra necesaria- a la destrucción y la derrota
de la red global del terror.
Ahora, esta
guerra no será como la guerra contra Iraq de hace una década,
con una liberación decisiva de un territorio y una conclusión
rápida. No se parecerá a la guerra aérea sobre
Kosovo de hace dos años, donde no se utilizaron tropas terrestres
y ni un solo estadounidense se perdió en combate.
Nuestra respuesta
involucra mucho más que una represalia instantánea
y golpes aislados. Los estadounidenses no deben esperar una batalla,
sino una larga campaña como no hemos visto ninguna otra jamás.
Puede incluir golpes dramáticos visibles en la televisión
y operaciones encubiertas secretas igual de exitosas.
Le quitaremos
el financiamiento a los terroristas, los volveremos el uno contra
el otro, los haremos moverse de un lugar a otro hasta que no tengan
refugio o descanso. Y perseguiremos a las naciones que proporcionen
ayuda o refugio al terrorismo. Todas las naciones en todas las regiones
deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros
o están con los terroristas.
De este día
en adelante, cualquier nación que continúe dando refugio
o apoyando el terrorismo será considerada por Estados Unidos
como un régimen hostil. Nuestra nación ha sido puesta
en alerta, no somos inmunes a los ataques. Tomaremos medidas defensivas
contra el terrorismo para proteger a los estadounidenses.
Hoy, docenas
de departamentos federales y agencias, así como gobiernos
estatales y locales, tienen responsabilidades que afectan la seguridad
de la patria. Estos esfuerzos deben ser coordinados al más
alto nivel. Por eso, esta noche anuncio la creación de una
posición a nivel de gabinete que reportará directamente
a mí: la Oficina de Seguridad Interna.
Y esta noche,
anunció también a un estadounidense distinguido para
dirigir este esfuerzo, para fortalecer la seguridad estadounidense:
un veterano militar, un gobernador efectivo, un verdadero patriota,
un amigo de confianza, Tom Ridge, de Pennsylvania.
El dirigirá,
supervisará y coordinará una amplia estrategia nacional
para salvaguardar a nuestro país contra el terrorismo y responder
a cualquier ataque que pudiera venir. Estas medidas son esenciales.
La única manera de derrotar al terrorismo como una amenaza
a nuestra forma de vida es detenerlo, eliminarlo y destruirlo donde
quiera que crezca.
Muchos participarán
en este esfuerzo, desde los agentes del FBI hasta los operativos
de inteligencia y los reservistas que hemos llamado a servicio activo.
Todos se merecen nuestras gracias y todos tienen nuestras oraciones.
Y esta noche,
a pocas millas del dañado Pentágono, tengo un mensaje
para los militares: estén preparados. He colocado a las fuerzas
armadas en alerta y eso tiene una razón. La hora está
llegando para que Estados Unidos actúe y ustedes nos harán
sentir orgullosos.
Esta no es,
sin embargo, una lucha sólo de Estados Unidos y lo que está
en juego no son solamente las libertades estadounidenses. Esta es
una lucha del mundo. Esta es una lucha de la civilización.
Esta es una lucha de todos los que crean en el progreso y el pluralismo,
la tolerancia y la libertad. Pedimos a todas las naciones que se
unan a nosotros.
Pediremos y
necesitaremos la ayuda de fuerzas de policía, servicios de
inteligencia y sistemas bancarios de todo el mundo. Estados Unidos
agradece que tantas naciones y muchas organizaciones internacionales
hayan respondido ya con simpatía y apoyo: naciones de América
Latina, Asia, Africa, Europa y el mundo islámico.
Quizás
la carta de la OTAN refleja mejor la actitud del mundo: un ataque
contra uno es un ataque contra todos. El mundo civilizado se está
alineando junto a Estados Unidos. Ellos comprenden que si este terror
queda sin castigo, sus propias ciudades, sus propios ciudadanos
podrían ser los próximos. El terror sin contestar
no sólo puede derribar edificios, es capaz de amenazar la
estabilidad de gobiernos legítimos.
¿Y saben qué? No vamos a permitirlo.
Los estadounidenses
se preguntan: ¿qué se espera de nosotros? Quiero que
vivan sus vidas y abracen a sus hijos. Sé que muchos ciudadanos
tienen miedo esta noche y yo les pido que tengan calma y resolución,
incluso cuando enfrentan una continua amenaza. Les pido que mantengan
los valores de Estados Unidos y recuerden por qué tantos
han venido a este país. Estamos en una lucha por nuestros
principios y nuestra primera responsabilidad es vivir a la altura
de ellos. Nadie debe ser señalado, ni maltratado, ni ofendido
de palabra por su origen étnico ni su fe religiosa.
Les pido que
sigan apoyando a las víctimas de esta tragedia con sus contribuciones.
Los que quieran dar pueden llegarse hasta un centro de información,
Libertyunites.org, para encontrar los nombres de los grupos que
están ofreciendo ayuda directa en Nueva York, Pennsylvania
y Virginia.
Los miles de
agentes de la FBI que están trabajando ahora en esta investigación
pudieran necesitar su cooperación y les pido que se la den.
Les pido paciencia con las demoras y las inconveniencias que podrían
acompañar a la seguridad más estrecha y su paciencia
en lo que será una larga lucha. Les pido su participación
continua y confianza en la economía estadounidense. Los terroristas
atacaron un símbolo de la prosperidad estadounidense; ellos
no tocaron su fuente. Estados Unidos es exitoso por el trabajo duro
y la creatividad y el emprendimiento de nuestro pueblo. Estas eran
las verdaderas fortalezas de nuestra economía antes del 11
de septiembre y estas son nuestras fortalezas hoy.
Y finalmente,
por favor continúen orando por las víctimas del terror
y por sus familias, por aquellos en uniforme y por nuestro gran
país. La oración nos ha confortado en la pena y nos
ayudará a fortalecernos para la jornada que tenemos por delante.
Esta noche agradezco a mis compatriotas por lo que ya han hecho
y por lo que harán.
Y señoras
y señores del Congreso, les agradezco por lo que ya han hecho
y por lo que harán juntos. Esta noche enfrentamos nuevos
y súbitos retos nacionales. Nos uniremos para mejorar la
seguridad aérea, para aumentar dramáticamente el número
de vigilantes aéreos en los vuelos domésticos y tomaremos
nuevas medidas para prevenir los secuestros.
Nos uniremos
para promover la estabilidad y mantener nuestras aerolíneas
volando con asistencia directa durante esta emergencia.
Nos uniremos
para dar a los responsables de aplicar la ley las herramientas adicionales
que necesitan para localizar el terror aquí, en casa.
Nos uniremos
para fortalecer nuestras capacidades de inteligencia para conocer
los planes de los terroristas antes de que actúen y encontrarlos
antes de que golpeen. Nos uniremos para tomar pasos activos que
fortalezcan la economía de Estados Unidos y que nuestro pueblo
vuelva al trabajo.
Esta noche damos
la bienvenida a dos líderes que representan el extraordinario
espíritu de todos los neoyorquinos, el gobernador George
Pataki y el alcalde Rudolf Giuliani. Como muestra de la resolución
de Estados Unidos, mi administración trabajará con
el Congreso y estos dos líderes para demostrarle al mundo
que nosotros vamos a reconstruir la ciudad de Nueva York.
Después
de todo lo que ha pasado, todas las vidas que fueron tomadas y todas
las posibilidades y esperanzas que murieron con ellas, es natural
preguntarse si el futuro de Estados Unidos es uno de temor. Algunos
hablan de una era de terror. Yo sé que hay luchas por delante
y peligros que enfrentamos. Pero este país va a definir nuestra
era, no será definido por ella.
Siempre y cuando
Estados Unidos sea fuerte y mantenga su determinación, esta
no será una era de terror. Esta será una era de libertad,
aquí y a lo largo del mundo. Se nos ha hecho gran daño.
Hemos sufrido una gran pérdida. Y en nuestro dolor y en nuestra
ira, hemos encontrado nuestra misión y nuestro momento.
La libertad
y el temor están en guerra. El avance de la libertad humana,
el gran logro de nuestro tiempo y la gran esperanza de cada era,
depende ahora de nosotros. Nuestra nación, esta generación,
levantará la oscura amenaza de violencia que recae sobre
nuestro pueblo y nuestro futuro. Fomentaremos que el mundo se una
a esta causa a través de nuestros esfuerzos y de nuestra
valentía. No nos vamos a cansar, no nos vamos a rendir y
no vamos a fracasar. Es mi esperanza que en los próximos
meses y años, la vida retorne casi a la normalidad. Regresaremos
a nuestras vidas y rutinas, y eso es bueno.
Incluso la tristeza
disminuye con el tiempo y la buena voluntad. Sin embargo, nuestra
resolución no desaparecerá. Cada uno de nosotros recordará
lo que sucedió ese día y a quiénes les sucedió.
Recordaremos el momento en que llegaron las noticias, dónde
estábamos y lo que hacíamos. Algunos recordarán
una imagen de un incendio o una historia o un rescate. Algunos llevarán
recuerdos permanentes de un rostro o una voz.
Yo llevaré
esto: la placa del policía llamado George Howard, que murió
en el World Trade Center tratando de salvar a los demás.
Me la entregó su madre, Arlene, como recuerdo orgulloso de
su hijo. Es mi recuerdo de las vidas que terminaron y una tarea
que no termina.
Nunca olvidaré
la herida a nuestro país ni aquéllos que la infligieron.
No flaquearé, no descansaré, no me ablandaré
en la tarea de librar esta lucha por la libertad y seguridad del
pueblo estadounidense. El curso de este conflicto no se conoce,
pero su resultado es cierto. Libertad y temor, justicia y crueldad,
siempre han estado en guerra y sabemos que Dios no es neutral. Mis
queridos compatriotas, enfrentaremos violencia con justicia paciente,
garantizada por la corrección de nuestra causa y confiados
en las victorias por venir. En todo lo que nos espera, que Dios
nos dé sabiduría y podamos velar por Estados Unidos
de América. Gracias."
(Fuente:
El País de Madrid)
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