Proclama de la Concertación
para el Crecimiento
Texto completo de la proclama leída en el acto convocado
por la Concertación para el Crecimiento el 25 de agosto.
Compatriotas:
Hoy, 25 de Agosto, los orientales de todo el país estamos
nuevamente reunidos, por encima de banderas partidarias, por encima
de intereses corporativos o de clase: trabajadores, comerciantes,
empresarios, organizaciones sociales, religiosas, partidos políticos,
se unen una vez más, porque la patria está en peligro.
Un conjunto de orientales que en principio tienen en común
dos sentimientos fundamentales, por un lado una profunda indignación
por la crítica situación que estamos atravesando y
por otro lado una enérgica rebeldía para no resignarse
ante los hechos.
Una rebeldía que necesariamente debemos orientar a la búsqueda
colectiva de soluciones, a conformar las grandes mayorías
nacionales, que hagan posible reencauzar a nuestra gente y nuestra
economía hacia una sociedad, un pueblo con esperanza, con
un sueño colectivo, que otro Uruguay es posible.
Porque un pueblo y una sociedad sin esperanza, es desgraciadamente
una sociedad sin futuro.
En aquel lejano 25 de Agosto de 1825, un grupo de orientales se
rebelaron contra la dominación extranjera; porque querían
una patria libre y soberana; hoy 177 años después,
cuando los acontecimientos ponen en cuestión la propia viabilidad
del país, los orientales nos encontramos en este acto de
reafirmación democrática, porque la democracia se
fortalece cuando la ciudadanía se pone en movimiento. Porque
la democracia echa a andar cuando nuestra gente participa.
Mientras este gobierno cede incondicionalmente a los dictados de
organismos internacionales y de gobiernos extranjeros, es a la vez
capaz de recortar la democracia y vaciar de contenido su más
genuino expositor como lo es sin duda el Parlamento, a través
de mayorías circunstanciales, muchas veces obsecuentes a
las políticas del poder ejecutivo.
Cuando este gobierno avanza en una política económica
y social regresiva; como país, como nación, el Pueblo
Uruguayo a lo largo y ancho de la Patria, enarbolando el Pabellón
Nacional, sale en defensa de la dignidad y de la soberanía.
En este lugar, en el Obelisco de los Constituyentes, rememorando
aquel 27 de noviembre de 1983, cuando construimos el Río
de Libertad, hoy los uruguayos construimos el Río de la Esperanza.
La inmensa mayoría de nuestro pueblo, que sufre en distintos
grados e intensidad las consecuencias de una política económica
impulsada por los últimos gobiernos.
La destrucción del aparato productivo y la crisis del sistema
financiero, evidencian el agotamiento y el fracaso de esta política
económica.
No es cierto que la crisis financiera es sólo un reflejo
de lo sucedido en la Argentina, es impensable un sistema financiero
sano en una economía enferma.
El grave problema es la total falta de credibilidad en las políticas
desarrolladas, a la que se sumaron las estafas en los Bancos Comercial
y Montevideo, y las omisiones y sumisiones del Banco Central del
Uruguay en cuanto a los controles obligatorios.
Mientras el Presidente elogiaba los depósitos, ocultaba
que desde hace cuatro años el PBI está descendiendo,
que el atraso cambiario destruyó la producción, el
agro y las industrias, eran más las fábricas cerradas,
los productores e industriales endeudados, que cada vez eran más
los desocupados con la irremediable secuela de niños con
hambre y cada vez más pobreza y marginación en todo
el país.
Y llegamos donde inevitablemente debíamos llegar, por mantener
una política económica suicida.
Desembocamos en una crisis financiera sin precedentes donde el
gobierno confiscó parte de los ingresos a toda la sociedad
mediante el aumento de tarifas públicas y el combustible
y en especial a los trabajadores por el impuesto a los sueldos,
con el objetivo de intentar salvar una plaza financiera que perdió
su principal componente: la confianza del depositante.
Estamos hablando de la Ley de Responsabilidad Fiscal y de la Ley
de Estabilidad Fiscal; en las cuales ni una sola disposición,
ni una sola iniciativa estuvo destinada a la reactivación,
al desarrollo productivo, a la generación de empleo, a la
mejora del poder adquisitivo, a subsanar la emergencia social instalada
en nuestro Uruguay.
La conducción económica siguió inexorablemente
su marcha hacia el caos y vuelve a improvisar una salida, endeudando
al País en más de tres mil millones de dólares,
profundizando el mismo modelo económico que nos condujo a
este camino sin salida.
El gobierno se comprometió públicamente frente a
la gente a defender la estabilidad, los ahorros y la garantía
del Estado, sin embargo quienes confiaron en su palabra y en el
sistema financiero, hoy en su mayoría se ven imposibilitados
de hacerse de sus ahorros.
Es más, llegó al punto de obligar al Parlamento a
la vergüenza de votar una ley antes de debatirla, por las presiones
de los funcionarios del Fondo Monetario Internacional, so pena de
no liberar fondos.
Por eso reafirmamos que en esta crisis estructural, no tenemos
todos la misma responsabilidad.
La responsabilidad es de quienes han asumido la conducción
del gobierno, quienes permanentemente hicieron oídos sordos
a nuestras propuestas y a las advertencias sobre el desenlace final.
El pasado 16 de Abril, proclamamos que la única alternativa
para recuperar credibilidad y estabilidad en la economía
y el sistema financiero pasaba por la convocatoria a una mesa de
diálogo nacional, con participación de todos los sectores
políticos, sociales, gremiales, sindicales, para buscar respuestas
a la emergencia de la corrida financiera, a la vez que al grave
endeudamiento del conjunto de la sociedad.
Cientos de miles de uruguayos movilizados en todo el país
fueron testigos directos de nuestra convocatoria al diálogo.
Nada de ello se hizo, por el contrario se siguió en una
tozuda actitud de soledad y aislamiento; se rechazaron las propuestas
realizadas sin siquiera estudiarlas.
Hoy los bancos gestionados, en los cuales el Estado ya ha invertido
más de U$S 1.000 millones, aquellos que junto al Banco República
atienden al interior del país, a las ferias ganaderas, al
comercio, a la salud privada, se encuentran con su actividad suspendida,
en camino a la liquidación
Liquidación que significará la mayor destrucción
de riqueza en la historia del país, en los más de
1.400 millones de dólares de ahorros de los uruguayos, en
las más de 30.000 empresas que serán ejecutadas, en
las decenas de miles de puestos de trabajo que se perderán,
en la cadena de pagos que seguirá cortada por mucho más
tiempo.
Todo ello ante un gobierno paralizado, que no reacciona y sólo
repite lo acordado con el Fondo Monetario Internacional.
Cabe hacernos algunas preguntas:
¿Por qué no se incluyó en la reprogramación
a los bancos gestionados, en los cuales el Estado, en nombre de
todos los uruguayos ya puso más de 1.000 millones de dólares
?
¿No existe una alternativa a la liquidación ?
Los dictados de los organismos internacionales de crédito,
que ya han demostrado a lo largo y ancho del mundo las consecuencias
nefastas para la mayoría de la población en su aplicación
irrestricta, tienen metas claramente identificadas:
1. Desarticular nuestros aparatos productivos agropecuarios e industriales.
2. Colocar en nuestros mercados, sus propios productos subvencionados
por sus estados.
3. Adueñarse de las Empresas Públicas que brindan
servicios públicos.
4. Transferir a sus casas matrices, las ganancias producidas en
la región.
5. Aumentar nuestro endeudamiento externo y con él nuestra
dependencia.
Todas estas medidas, ya se han tomado total o parcialmente en otros
países de la región, con la complicidad o la complacencia
de los gobiernos respectivos.
Complicidad por interés, por incapacidad o soberbia, por
compromiso o por sometimiento o por todo ello junto, pero complicidad
al fin.
Complicidad que se pretendió esconder detrás de la
absoluta falta de transparencia en los actos de gobierno y en la
mentira oficial, sistemática y permanente al pueblo, cuyo
ejemplo más cercano es la firma de un acuerdo secreto entre
el Ministerio de Economía y Finanzas y los bancos internacionales
socios del Banco Comercial.
Complicidad que les llevó a minar y sabotear hasta casi
hacerlo desaparecer el proceso de integración regional latinoamericano,
herramienta imprescindible para el logro de la independencia que
proclamamos hace hoy 177 años pero que hasta que sea latinoamericana
no será real y verdadera.
Complicidad cuando debilitan el Mercosur proclamando al ALCA como
una propuesta favorable a nuestro país, cuando es justamente
lo contrario, una iniciativa para que los poderosos puedan colocar
en nuestro Mercosur todos sus productos.
Aquí estamos, a 177 años de otro 25 de Agosto, para
volver a levantar hoy y cuantas veces sea necesario la bandera de
nuestra independencia. Aquí estamos no para proclamarnos
como los salvadores de la patria sino para convocar a los que hoy
todavía no están, a los que dudan o temen.
Aquí estamos dispuestos a unirnos y a unir, anteponiendo
a las diferencias del pasado los sueños del futuro.
Aquí estamos en un nuevo río humano para recuperar
la esperanza. Para demostrar nuestra vocación, voluntad y
determinación por explorar y recorrer caminos.
Aquí estamos para decirle al mundo que no nos dejaremos
arrebatar el país de nuestros hijos y que vamos a dar todas
las batallas, dentro la Constitución y la Ley, pero todas
las batallas con verdaderos sentimientos de amor a nuestro pueblo,
a la libertad y la democracia.
Están en peligro no sólo nuestras fuentes de trabajo
y el futuro de nuestras empresas.
Está amenazado todo el tejido social y está afectando
profunda e irreversiblemente a los sectores más desprotegidos
y desfavorecidos de nuestro país.
Reclamamos una vez más nuestro derecho a ser escuchados,
a comprometernos en la reconstrucción del país.
No hay soluciones sectoriales, las soluciones sólo pueden
surgir de la participación del conjunto de la sociedad, para
que puedan ser el inicio de un camino cierto hacia un Uruguay que
pueda vivir de su trabajo.
El gobierno debió abrir el diálogo reclamado desde
el pasado 16 de Abril en este mismo lugar, porque la tarea de reconstrucción
nacional supera ampliamente las capacidades evidenciadas por el
actual equipo de gobierno.
La gravedad y la prolongación en el tiempo de la depresión
económica impactó de manera desigual sobre los ciudadanos
de este país. Los que más están padeciendo
esta crisis merecen especial consideración y deberían
constituirse en nuestra prioridad.
Resulta inconcebible que no estén desplegando esfuerzos
aún mayores quienes tienen la responsabilidad de legislar,
de administrar, de ejecutar las políticas de atención
a las graves urgencias de miles de conciudadanos.
Esfuerzos que sí están realizando, en todo el país,
los actores sociales, coordinando el trabajo social en comedores,
ollas populares, etc.
Solidaridad que está en la base de nuestra identidad y en
una jornada como esta, en que estamos haciendo público nuestro
compromiso con la reconstrucción nacional, la reafirmamos,
porque no podemos olvidarnos de los uruguayos y uruguayas más
desprotegidos.
Aquí estamos para definir claramente, nuestra disposición
en encontrar caminos para convocar a las grandes mayorías
nacionales, para rescatar el ser nacional, y con él, comenzar
un proceso de reconstrucción del Uruguay, que tienda al crecimiento
económico pero con verdadero desarrollo y justa distribución
de la riqueza. transitar por otros rumbos económicos que
tengan por eje al ser humano, su calidad de vida, la Producción
y el Trabajo y que surjan del aporte y el acuerdo del conjunto de
la ciudadanía.
Acuerdos basados en estos criterios:
* El objetivo básico del gobierno será el desarrollo
productivo, con una política activa de apoyo, que por diferentes
vías signifique que del productor al empresario o el industrial
pueda sortear con éxito esta crisis, manteniendo y generando
puestos de trabajo. Evitando el actual deterioro del salario real
y las jubilaciones.
* Reformulación del funcionamiento, la supervisión
y los controles del sistema financiero, para ponerlo al servicio
del país y su gente, del crédito, protegiendo el ahorro
de los uruguayos y orientándolo hacia el trabajo y la producción
nacional.
* Encarar una reforma tributaria y fiscal con criterios de justicia
social, que distribuya la riqueza nacional y genere recursos para
la enseñanza, para un sistema nacional de salud, las políticas
sociales y las políticas de desarrollo tecnológico.
Acuerdos que sumados posibiliten entre otras cosas, impedir la
sangría que se está produciendo, en la cual no sólo
los jóvenes se van sino se van familias enteras y con ellas
se nos va el presente y el futuro.
En una palabra, cambiar la pisada, hoy decimos basta a este Modelo
Económico y a esta forma de gobernar, NO VA MÁS.
Declaramos la plena vigencia de la esperanza, de esta nueva mayoría
que con propuestas entiende que otro Uruguay no es solo necesario,
sino posible.
Reunidos hoy decimos bien alto, NUESTRA SOBERANÍA NO SE
VENDE, porque "los orientales no vendemos el rico patrimonio
al vil precio de la necesidad", nuestra felicidad no se negocia
porque no tenemos más enemigos que aquellos que se oponen
a la pública felicidad y nuestro objetivo no se confunde
porque tenemos un mandato que es sentencia: Que los más infelices
sean los más privilegiados.
Tenemos un gran desafío, estas urgencias requieren recursos
y nosotros decimos que el gobierno debe otorgarlos y que no diga
que no los tiene, y si lo dice que explique qué se ha hecho
con los dineros públicos, como los fondos de las AFAPs, como
los fondos de vivienda, qué se ha hecho con los dineros que
todos aportamos, porque han sido muchos los sacrificios pedidos
a nuestra gente y de esos sacrificios nada ha visto nuestro pueblo
en acciones concretas que mejoren nuestras condiciones de vida.
En este cuadro sombrío que todos conocemos porque de una
u otra forma lo sufrimos, en medio de una crisis que indudablemente
angosta las posibilidades de maniobra que permitan resolver los
grandes temas nacionales, tenemos la obligación y la responsabilidad
de plantear una perspectiva. Con el mismo espíritu que tuvimos
el 16 de abril y el 1º de agosto cuando propusimos la instalación
de un amplísimo dialogo nacional para salir de la crisis,
HOY
PROPONEMOS:
1) La emergencia social es en primer lugar una urgencia alimentaria.
La gente se ve imposibilitada de vivir de su trabajo a causa de
la ausencia de una estrategia de desarrollo productivo que permita
movilizar lo mejor que tenemos: la capacidad de nuestro pueblo.
Esto está significando que cientos de miles no acceden al
pan, a la comida. Esto es más grave aún cuando los
afectados son nuestras mujeres y nuestros niños, ya que el
daño causado por el hambre y la desnutrición en los
primeros años de la vida es gravísimo y castiga las
capacidades elementales de poder participar en el futuro como ciudadanos
plenos. Además de inhumano ahora, es suicida con el futuro
de nuestro país.
Por lo tanto el pan de nuestra gente debe ser una política
de Estado en la emergencia social. Para ello deben destinarse todos
los recursos necesarios. Esto es una propuesta de urgentísimo
plazo. Diferentes instituciones del estado están actuando
en este plano, se está movilizando la energía de nuestra
gente ya que formamos parte de un pueblo solidario. Pero aún
se trata de iniciativas dispersas
Proponemos una Comisión Nacional de Emergencia Social. De
todas las instituciones y actores involucrados para administrar
el acceso de la comida para la gente. Para que los recursos no se
dilapiden y para ser más eficaces en resolver el problema.
2) Sobre la posible y necesaria reactivación productiva
proponemos la inmediata instalación de un Ámbito Nacional
de Trabajo para discutir la reactivación, con participación
del Estado, de todos los partidos políticos, los representantes
del empresariado y de los trabajadores. Ambito que discuta en el
marco de las actuales restricciones, de dónde salen los recursos
para la inversión productiva y el acceso al crédito;
dónde se invierten, cuáles son los sectores priorizados
y cómo los ingresos generados por esas actividades y sectores
son redistribuidos hacia otros sectores productivos para que la
reactivación sea global. La salida de este pantano no puede
ser construida a dedo y desde arriba, debe convocar a las más
amplias energías sociales y al conocimiento de los diferentes
sectores a través de sus respectivas organizaciones.
3) En esta situación en que el país está hecho
escombros debemos mirar el largo plazo si queremos que nuestra generación
pueda dejar un país mejor a nuestros hijos. Proponemos un
ámbito multisectorial con la más amplia participación
de los actores productivos (trabajadores y empresarios) y con la
participación de todos los partidos políticos para
construir como Política de Estado UNA ESTRATEGIA DE DESARROLLO
PRODUCTIVO sustentable y global que contenga por ejemplo:
a) El rol del estado.
Consideramos que nuestro pueblo ya se pronunció al respecto
en el año 92 y más recientemente construyó
una victoria en el caso de Antel y seguramente reafirmará
lo mismo en el caso de Ancap. Pero además de defenderlas
queremos transformarlas. Para que se constituyan en factor de desarrollo
productivo, en un núcleo de innovación, en un sistema
que empuje a la competitividad genuina y al trabajo de los uruguayos
además de mejorar en forma continua su desempeño para
bien de nuestro pueblo. Que se relacionen en forma dinámica
con el resto del aparato productivo (sistema nacional de proveedores)
y con el mundo científicotécnico, en particular
con la Universidad de la República (Sistema de Innovación).
b) Que debata el perfil de nuestras actividades productivas.
Pensamos que si nuestro Uruguay no puede competir en base a la
cantidad, en base a productos estándar y a bajo costo, estamos
obligados a producir calidad. Y por tanto nuestro patrón
de especialización debe pasar por actividades que prioricen
el agregar valor a partir de la innovación y el conocimiento.
Procesos de complementación y de políticas asociativas
de nuestra producción, comercialización y nuestro
trabajo. Para definir a qué se va a dedicar nuestro país
en las décadas que vienen, en medio de una región
y un mundo que se trastocan a diario.
c) Que defina una política de inserción internacional.
Nosotros pensamos que hay que priorizar el Mercosur como plataforma
de refundación de nuestra soberanía y plataforma de
inserción dinámica en este mundo. Un Mercosur democrático,
fortalecido en su institucionalidad, solidario, y de desarrollo
productivo, articulado de todos sus miembros para felicidad de nuestros
pueblos. Un Mercosur eje de una verdadera integración latinoamericana
Es por todo ello que nos convocamos a la gran tarea de la reconstrucción
nacional, a la de forjar un Uruguay justo y soberano donde la justicia
social sea una realidad, donde las familias tengan garantizadas
la salud, la vivienda y la educación, un Uruguay solidario
sin excluidos, sin emigrantes, un Uruguay de manos abiertas y para
ello apelamos a lo que puede garantizarlo: la UNIDAD, y con Artigas
proclamamos: "Uníos caros compatriotas y estad seguros
de la victoria" porque:
"LA CAUSA DE LOS PUEBLOS NO ADMITE LA MENOR DEMORA"
A REDOBLAR LA LUCHA, A CONSTRUIR LOS ACUERDOS
PORQUE OTRO URUGUAY NO SOLO ES NECESARIO Y URGENTE , SINO POSIBLE.
Viva el Uruguay"
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