Las líneas del sanguinettismo
Discurso del ex presidente Julio Sanguinetti durante el homenaje
por los 100 años de la primera presidencia de José
Batlle y Ordóñez. Tomado del sitio
web del sector que lidera, el Foro Batllista.
"A 100 AÑOS DE LA PRIMERA PRESIDENCIA DE BATLLE
PRINCIPALES CONCEPTOS DEL DISCURSO DE J.M. SANGUINETTI
Sala de la Convención, 1° de Marzo de 2003
En los albores de la revolución norteamericana, dijo un
día Benjamin Franklin: ¿que es eso de desear
y esperar tiempos mejores?, el trabajo no precisa del deseo y el
que espera seguirá esperando. En tiempos de tormenta
como los de hoy, venimos a recordar a Batlle, en el comienzo de
su primera Presidencia, no para hundirnos en la nostalgia y volver
a soñar con tiempos de bonanza. Como Franklin sabemos que
el trabajo no precisa del deseo y que hoy debemos hacer lo que nos
impone la situación, aún cuando nos desagrade; y que
no podemos simplemente esperar que los vientos cambien. Tenemos
nosotros que construir y ello empieza en el terreno de las ideas,
del pensamiento, en la claridad que necesitamos para definir el
rumbo a seguir. Desgraciadamente, aquí en Uruguay, como en
América Latina, quedamos muchas veces encerrados en un dogmatismo
que confronta sloganes como si fueran conceptos, o en un debate
arcaico y demagógico que solo procura halagar oídos
con perspectivas electorales, aún a costa de que no se entiendan
los problemas o se confunda a la gente con promesas ilusorias.
Estamos sufriendo una grave crisis económica, con sus consecuencias
sociales. Todos sabemos, y no podemos ignorarlo, que ella provino
del sector bancario y desde afuera. Se está enfrentando.
Como no puede ser de otro modo, es el gobierno quien asume esa responsabilidad
y todos en este país tenemos el deber de colaborar con él.
Nosotros lo hacemos. A veces concordamos con ciertas medidas, a
veces no, pero seguimos apoyando, porque en medio de una crisis
el patriotismo impone a todos los ciudadanos ayudar el gobierno
que está a cargo. Esa es la ley de la democracia. El gobierno
podrá ser de un Partido u otro, pero hay que ayudarlo a que
supere la crisis. Debilitarlo y cuestionarlo todo el tiempo, jaquearlo
con propuestas que invalidan el camino elegido, simplemente no es
patriótico y así lo decimos, sin enojos para nadie,
tratando nada más que provocar una reflexion. Pero también
afirmamos que el deber de un Partido como el nuestro es ubicarse
al día siguiente de la crisis, para encarar el porvenir.
Más tarde o más temprano, esta crisis pasará,
y un país, una sociedad, una nación, no pueden vivir
en la confusión sobre el modo cómo se insertará
en el mundo. VIVIMOS UNA REVOLUCION TECNOLOGICA QUE UNOS LLAMAN
GLOBALIZACION PERO QUE AUNQUE NO TENGA NOMBRE EXISTE Y EXISTIRA
Y ES A ESE MUNDO QUE EL URUGUAY DEBE INTEGRARSE, ES EN ESE MUNDO
QUE TENEMOS QUE LUCHAR Y TRIUNFAR. RECHAZANDOLO SOLO INSTALAREMOS
LA CONDICION DE NUESTRA DESGRACIA, A TRAVES DE LA MARGINACION. BUENO
O MALO ESE ES EL MUNDO QUE NOS TOCO VIVIR, ESA ES LA EPOCA HISTORICA
EN QUE ESTAMOS Y NUESTRO DEBER ES TRIUNFAR ADENTRO DE ELLA.
*** No podemos ignorar que la avalancha teconológica genera
un desasosiego constante. La desocupación está instalada
hasta en Alemania y Japón. La inseguridad en el trabajo ha
cambiado la vida. Como consecuencia, vivimos un tiempo de migraciones
y ellas, a su vez, generan frustraciones y resentimientos, hasta
conflictos raciales como ha vivido Europa.
En este mundo América Latina parece haber quedado rezagada.
Luego de los ominosos años 70, con dictaduras, rebeliones
e hiperinflaciones, los 80 reverdecieron con la democracia. Y lentamente
se fue ganando en el dominio de la inflación, el equilibrio
macro-económico, las relativas aperturas de la economía,
una democrcia que aún con accidentes avanzaba, resolviendo
sin golpes procesos tan traumáticos como el de Fujimori en
Perú, la caída de Mahuad en Ecuador o la de De la
Rúa en Argentina. Estos han sido resultados que debemos cuidar
y consolidar. Pero a la vez, los últimos años nos
confrontan con serios problemas: en muchos países, como Argentina,
se vivía, y se vive, un desencanto fuerte ante el proceso
de privatizacion, muchas veces mal resuelto, las aperturas comerciales
dejaron mucha gente en el camino, los déficits públicos
son persistentes... Todo el mundo comenzó de nuevo a mirar
al Estado y allí mientras unos le reclaman más presencia
para mitigar las consecuencias sociales de este proceso otros le
exigen una reducción drástica de su peso en la econonmía
y la sociedad.
El tema, entonces, no es solo el Estado, es también una
sociedad contradictoria que plantea aspiraciones inconciliables.
Y eso es el resultado de un tema cultural. El subdesarrollo
está en la mente se llamó un viejo libro de
Lawrence Harrison que ha sido hoy largamente continuado con análisis
que ubican precisamente en la cultura el tema fundamental, como
lo hace recientemente un último libro de Hantington y otros.
En esa perspectiva es que vemos que no existe una mentalidad de
competencia, no se acepta el riesgo, sobrevive un espíritu
de paternalismo estatal en el que se asocia el empresario para pedir
subsidios con el trabajador para pedirle al Estado protección.
Detrás del reclamo, se instala a su vez el monstruo satánico:
el neo-liberalismo, y a ese chivo expiatorio los contestatarios
de ayer, los revolucionarios y guerrilleros de ayer, arrojan todas
sus culpas, pese a que en América Latina muy pocos gobiernos,
o casi ninguno, aplicó esa doctrina, si por ella entendemos
privatizaciones, apertura comercial drástica y reducción
del Estado. Solo Chile, desde la segunda época de Pinochet,
caminó por ese sendero y no le fue mal, pero fue una política
aplicada desde el autoritarismo. En el resto, nadie ha instalado
esa ortodoxia, pues la Argentina, por ejemplo,habrá privatizado
abiertamente, pero no por ello redujo los défictis públicos
y el exceso de gasto.
Esto nos enfrenta entonces a un debate profundo de ideas, sobre
lo que realmente queremos, sobre aquello a lo que efectivamente
aspiramos. Seguimos despreciando el trabajo manual. Nos seducimos
detrás de la creencia insustancial en que una educación
presuntamente humanística es superior a la educación
tecnológica, precisamente en un mundo tecnológico.
Cuando en la economía alguien quiebra, le reclamamos al Estado
que se haga cargo de todo y de todos. Cuando alguien debe, también
le pedimos a ese mismo Estado que arbitre los medios para que nadie
pague. Se lo pedimos a ese mismo Estado al cual queremos más
reducido y eficaz. Allí está, entonces, en la cultura,
en la psicología, en el mundo de las ideas y los valores,
la profundidad del subdesarrollo latinoamericano. Y es en ese escenario
de razonamientos y sentimientos que debemos también librar
nuestra batalla. NUESTRO ESPIRITU SOLIDARIO NO NOS PUEDE LLEVAR
A LA PARALISIS ECONOMICA INVIRTIENDO EN LO QUE VA A MORIR DE TODOS
MODOS NI NUESTRA NECESIDAD DE EFICIENCIA NOS PUEDE LLEVAR A OLVIDAR
A LOS MAS NECESITADOS.
En un marco muy distinto en cuanto a los hechos, los mismos debates
los vivió Batlle. Recordémosolo por un instante para
volver a la esencia. Batlle fue mirado desde ambos flancos con espíritu
crítico. Mientras adentro del propio Partido, los riveristas,
preocupados por el avance de la legislación social, le preguntaban:
¿Seguimos siendo colorados o somos socialistas?, Mibelli
, desde la izquierda marxista, lo acusaba de defender los privilegios
de los poderosos.
Cuando en 1989 cayó el muro de Berlín y con él
la utopía marxista, enfrentada a su horroroso fracaso en
la construcción de una sociedad mejor, emergieron victoriosas
tanto la democracia liberal como la economía de mercado .
Pero ello ocurrió en medio de una profundísima revolución
científica y tecnológica que cambiaba modos de producir,
de trabajar, hasta hábitos de comportamiento y el hogar mismo,
ya no más reunido en torno al calor del milenario fuego sino
configurado ahora en torno a un aparato de televisión y una
computadora con Internet. Esta revolución ha desatado enormes
fuerzas. Hay naciones que se han adelantado y naciones postergadas,
pero adentro de unas y otras, a su vez, aún de las más
proósperas, hay gente que se incorpora a ese nuevo mundo
con éxito y hay quienes quedan al costado del camino. En
los años del optimos expansivo, el mundo de Davos, donde
se reúnen los capitanes del mundo capitalista, ha vivido
lejos de las consecuencias sociales de esa mundialización.
A la inversa, ha nacido en Porto Alegre una contestación
basada en hechos ciertos, pero sin programa, sin propuesta, congregada
solo por un rechazo que por eso puede reunir desde agricultores
franceses que quieren cerrar sus mercados para no competir con la
producción de países más pobres hasta sindicalistas
maoistas que aún sueñan con la destrucción
del sistema capitalista. EL MUNDO ACTUAL Y EL QUE YA VIENE NO PUEDEN
RESUMIRSE EN LA CARICATURA CONFRONTATIVA DE DAVOS Y PORTO ALEGRE.
EL FUTURO ESTA EN UN MUNDO RACIONAL QUE NUNCA SERA PERFECTO PERO
QUE POR LO MENOS PERMITA PERCIBIR CON CERTEZA LAS IMPERFECCIONES
Y RESOLVER RAZONABLEMENTE LAS DISPUTAS.
Amigos, con este espíritu es que abrimos hoy este debate.
Nuestro propósito es apenas iniciar un diálogo sobre
el futuro Entre nosotros, batllistas foristas y entre todos los
colorados. Entre todos los colorados y quienes no lo son. Por eso
nuestra idea es invitar a hombres y mujeres de buena voluntad de
todos los orígenes que deseen pensar en serio sobre el futuro.
Invitaremos a veces y nos haremos invitar en otras, para escuchar
aún a quienes piensan distinto. La idea es formar amplios
grupos de trabajo sobre los diversos temas y ángulos y como
aporte a ello digamos los titulares y meollos de esa búsqueda
Comencemos por los derechos humanos y la seguridad. Los gobiernos
son democráticos, pero hoy las ciudades del mundo entero
son más inseguras que antes y la gente siente la necesidad
de mejorar sus policías y seguridades. En Uruguay felizmente
hemos enfrentado el tema con claridad pero basta observar la lucha
diaria del Ministro Stirling para comprobar cuántas cosas
tendremos que hacer en el terreno de las leyes, de sus interpretaciones
y aún de los sentimientos, cundo vemos gente más preocupada
por los derechos humanos de los delincuentes que por los derechos
humanos de la mayoría trabajadora y sana de la sociedad.
No podemos ignorar temas que nos desafían desde la realidad:
Menores infractores
Embarazo adolescente
Drogadicción
Son temas económicos y sociales pero también espirituales,
porque todos esos males están asociados más que a
la pobreza al debilitamiento familiar, al abandono, a la falta de
afectos, a la ignorancia.
*** Sigamos por la educación. Aquí el país
abrió el camino a las reformas. Por supuesto, fue un arduo
trabajo. Hoy resulta risible que se impugnaron hasta los métodos
para darle más y mejor de comer a los niños, pero
esto ocurrió. Lo rescatable es que la reforma se abrió
camino y que esto ya es irreversible. La pre-escolar se universalizó,
la escuela de tiempo completo se inició y hoy alcanza a 20
mil niños, los centros de formación docente se esparcieron
por el país, los bachilleratos tecnológicos se instalaron,
la enseñanza media inició una experiencia reformista.
Hoy todos sabemos que debe seguirse adelante. Aquí - no nos
engañemos- se juega lo sustantivo, porque con gente preparada
para este nuevo mundo tendremos oportunidades de competir, ganaremos
o perderemos pero competiremos; de lo contrario, quedaremos simplemente
marginados como hoy lo está media Africa. Es así de
dramático. Y bien,hay que seguir trabajando:
l) para mejorar la calidad y amplitud de la oferta tecnologíca,
2) modificar textos y programas para darle al joven los parámetros
para entender los mecanismos del mundo en que vivirá y saber
distinguir entre un costo y una ganancia, entre una inversión
y un gasto.
3) reformular el ciclo básico, donde la universalización
de la informática es un destino concreto, cierto, posible
y no lejano.
4) encarar el tema social de la población marginada, para
que la escuela de tiempo completo sea un centro de las acciones
sociales, reconfigurando el barrio como unidad básica.
5) configurar las condiciones del espacio educativo, y ello va
desde la selección de Directores y su estabilidad hasta el
estado de los locales y su conservación. Aquí debe
ampliarse la participación y ello nunca debe ser co-gobierno
sino contribución para que nos entendamos y hagamos aquello
práctico que está a nuestro alcance.La batalla es
contra la marginalidad y ello supone generar hábitos desde
el inicio, hábitos de comportamiento y hábitos saludables.
Si por un lado toleramos con indiferencia el destrozo del local
y por el otro miramos hacia otro lado, mojigatamente, ante la precocidad
sexual y sus consecuencia, ante el alcocholismo, la drogadicción
y el tabaquismo, no estaremos formando generaciones con perspectivas.
No basta la información. Es imprescindible la formación
y ella comienza por generar una actitud positiva ante la comunidad
educativa que es el comienzo de tenerla ante la propia vida, ante
el futuro, ante el país. La escuela ,durante años
, nos mostró un mapa en que en nuestro territorio cabían
varios países de Europa; hace ya muchos años que oímos
en cambio hablar de nuestra pequeñez, de nuestra pobreza,
de una especie de fatalismo que nos condena. Tenemos que recuperar
desde el inicio, el orgullo de ser uruguayos y convencernos de que
si pudimos y todavía podemos destacarnos en el concierto
latinoamericano podremos hacerlo en el futuro.
Veamos ahora la seguridad social. En un país con un 20%
de la población jubilada, el tema es crucial. Y lo va a ser
más en el futuro en la medida que felizmente la espectativa
de vida aumenta, el crecimiento demográfico es casi nulo
y a ello se agrega, desgraciadamente, la emigración de muchos
jóvenes. No se puede abordar este tema sin recordar que el
Uruguay procesó en este terreno la más importante
de las reformas ocurridas en los últimos 50 años en
el Estado uruguayo y que ella a esta altura significó: un
mejor BPS, que hoy tiene cuentas por persona y tramita una jubilación
sin aquellas eternas demoras; un sistema más justo, porque
no premia al que no aporta y defrauda, como fue la historia de nuestro
país y por encima de todo un sistema viable, porque el país
ha podido mantener al día el pago de sus pasividades, pese
a tantos propósitos agoreros que se hicieron. Hacia el futuro,
el gran programa es preservar el sistema. Por supuesto habrá
que perfeccionarlo, ajustarlo, pero sobre todo preservarlo, darle
tiempo a que opere. Y ello supone también asumir la superación
del informalismo. Ningún sistema de seguridad social puede
instalar cambios sino cuando una generación se sustituye
con otra. Y este es nuestro caso. Llevamos ya siete años.
La experiencia es buena y nos muestra un buen camino del modo cómo
debemos reformar el Estado, conciliando eficiencia con solidaridad,
en el caso ahorro voluntario con garantía minima. Pero el
peligro acecha. Todos los días escuchamos propuestas voluntaristas
para tomar el dinero de las AFAPS y esto es terrible. Todos los
días nos enteramos de algún proyecto demagógico
para gastar más y esto no puede ser. Como también
vamos tolerando actividades al margen de toda ley. Por esa vía
podemos comprometer un sistema que hemos salvado, que hemos asegurado
y que es mejor que todo lo anterior.
Sistema de salud. Así como un día hubo que salvar
el sistema de seguridad social y hoy se trata de preservarlo, aquí
también estamos ante un escenario impostergable. Vivimos
más y mejores años, pero ello encarece el sistema;
el mundo experimenta una revolución de la ciencia y hay que
incorporarla, y ello es también caro. Por eso es que hay
que salvar el sistema. Pero salvar el sistema no supone salvar a
todos y cada uno de los actores, como oímos también
todos los días. Ni tampoco supone hacerse el distraído
ante la superpoblación de médicos, que seguimos produciendo
en cantidad inabsorvible por el mercado y a los que, además,
tampoco los formamos con la mística preventiva que en los
años venideros será fundamentalísimo, para
evitar enfermedades y no correr tarde detrás de ellas. No
podemos seguir repitiendo modelos importados que nos imponen el
fanatismo de las especialidades, la magia de los aparatos, la novelería
terapeútica en desmedro de la prevención y de un nivel
general aceptable de asistencia.
Calidad del gasto social.Es enorme la nversión social del
Estado uruguayo y sin retaceos hay que decir qu esa red social,
tantas veces cuestionada, es la que ha permitido transitar esta
crisis sin una rebelión social. Pero allí está
una gran asignatura pendiente, que es mejorar sustancialmente la
calidad del gasto. En el comercio quien se equivoca tiene la sanción
de la quiebra; la ineficiencia en materia social, en cambio, la
pagan los pobres. Y aquí es donde hay toda una frontera para
mejorar. Pensemos en un mejor control de usuarios de la salud, en
los modos de compras de medicamentos, pensemos en las evaluaciones
efectivas de programas hechos con rigor por gente independiente.
El BPS es un buen ejemplo de cómo se puede mejorar, pues
terminó el vía crucis del trámite jubilatorio
pero falta mucho en ese terreno y en el general del gasto social.
Todos hemos sido alguna vez permisivos con la ineficiencia y no
nos los podemos permitir más.
.
Detrás de todo esto está la economía y ella
empieza por la inserción internacional. Este es un asunto
capital. Nuestro destino no se va a resolver aquí adentro
sino afuera, donde coloquemos el resultado de nuestro esfuerzo.
Asumámoslo clara e inequívocamente: mirándonos
el ombligo o tratando de encontrar culpables en el mundo iremos
cada día hacia atrás. Hay que decidir el rumbo en
esta materia, nuestro rumbo, porque nadie lo hará por nosotros:
l)¿Qué vamos a hacer con la integración regional?
Hay quienes proponen optar entre Mercosur o Alca. Enfáticamente
digo que debemos optar por los dos, Mercosur y Alca. Aquí
hay un debate de fondo muy profundo que debe partir de la idea de
que, ante todo, no hay incompatibilidad entre uno y otro.
No se puede ignorar que Mercosur vive hoy una crisis y que para
salir de ella tendrá que superar dos temas, que se soslayaron
desde el inicio y que son las asimetrías de tamaño
y el hecho de que el socio de la economía mayor no tiene
una moneda que pueda servir de base.Tenemos que encontrar, ante
todo, un modo de sobrevivencia de las economías más
reducidas y eso supone visión amplia de los más grandes.También,
encontrar una compatibilidad cambiaria, pues resulta inútil
hablar del resto si no se logra una coordinación real en
la materia. Esta fue la limitación del acuerdo de Ouro Preto,
que registró grandes avances pero no pudo resolver estos
dos dilemas. Y esto deberá resolverse hacia el futuro. El
Mercosur está impuesto por la geografía y la historia;
no se las puede saltear. Pero ello supone sortear estos desafíos
y no quedarnos, como en parte nos pasó en tiempos de bonanza,
encerrados en él sin pensar en el mundo.
2) El Mercosur, ¿excluye los acuerdos bilaterales? Para
nada. Así como un día lo hicimos con Mexico debemos
avanzar con otros, sea India o EE.UU
3) Por último están los acuerdos multilaterales,
radicados básicamente en la Organización Mundial del
Comercio. No somos optimistas ni en corto ni mediano plazos. Las
cosas allí no van bien. Habrá que persistir, pero
en todo caso está claro que debemos esforzarnos en los acuerdos
bilaterales y en los procesos de integración.
Producción y empleo. Todo este esfuerzo de integración
tiene un destino, que es trabajar y generar trabajo. Luchar para
que en lugar de exportar gente, podamos exportar la inteligencia
de la gente, incorporada a sus productos.
A corto plazo, estamos viendo la respuesta en la carne, la lana,
el arroz, los cueros, las zonas francas, el turismo, que pese a
todo lucha y sobrevive.
Pero a mediano plazo, hay que ir más allá, pero definiendo
prioridades y esto lo digo con énfasis, definiendo prioridades,
porque cuando todo es prioridad nada es prioridad:
Y bien, la prioridad es dedicarse exclusivamente a aquello que
podemos exportar. Y en lo que ya exportamos, añadirle valor
agregado nacional. En los últimos 30 años el Uruguay
ha dependido de cinco productos de bajo valor agregado, que tienen
una tendencia general a caer en sus precios. No podemos seguir con
eslóganes hablando del agro en general o de la industria
en general o de algo aún peor que es la confrontación
entre agro e industria. El Uruguay debe abordar ambas, pero pensando
en aquello que se pueda exportar más y mejor. Agro sí,
pero exportable, industría sí pero exportable. Y muchas
cosas más. Que nos incorporen a un mercado más dinámico.
Debemos pensar el agro también desde la bio-tecnología,
enorme campo que se abre todos los días. No podemos pensar
sólo en comodities sino en alimentos cada día más
sofisticados.
Debemos pensar en una forestación abriéndose ya a
una etapa industrial. Cuando lanzamos el proceso forestal, siempre
el escepticismo clásico pretendió minimizar su logro.
Hoy sabemos lo que significa, pero tenemos que ir más allá.
Se puede aún plantar mucho más pero sobre todo hay
que enriquecer la madera.
Debemos sesguir pensando en la tecnificación lechera y en
productos carnicos especializados.
Si se pudo hacer con la uva y el vino lo que ya se pudo hacer,
y aún estamos muy lejos, ¿cómo no podremos
hacer algo parecido en la granja, con la fruta, con la miel?
Lo mismo ocurre con la industria, complementaria indisolublemente
del agro. La lana, el cuero, la carne, son ejemplos concluyentes
de ellos.
Pero hay que ir más allá. Debemos lanzarnos al desarrollo
del soft ware. Todavía es un sector pequeño ,pero
proyectos como Genexus nos demostraron que podemos ser líderes
y que hay en todo este sector un enorme campo..
Los puertos, la logística, se expanden vigorosamente
Los productos de reciclaje medioambientel crecerán año
a año.
La publicidad , la cinematografía, ya pisan fuera de fronteras.
No tienen horizontes. Para seguir creciendo.
El turismo, ya ha demostrado lo que es. Imaginemos lo que puede
llegar a ser si avanzamos con espíritu innovador. En fin,
no pretendo ser exhaustivo. Apenas señalo ejemplos.
El debate político. Y así deberíamos seguir
discutiendo. La salida de la dictadura fue con dialogo. Las grandes
reformas también: la reforma política, la educación,
la seguridad social, los puertos. Cuando se viven situaciones
de crisis severas, solo se tiende a señalar culpables con
el dedo y la gente entra en la metastasis el mal, dijo aquí
un experto norteamericano. En la caza de brujas que divide y encona,
no encontraremos respuesta. Tenemos que volver a debatir para construir,
no para descalificarnos recíprocamente. Lo que nos ha ocurrido
en la banca y en la economía es el equivalente a lo que fue
en lo político el golpe de Estado. Solo saldremos si el país
todo pone un esfuerzo patriótico y coherente. Tenemos que
comenzar por recuperar el viejo espíritu pionero que nos
permitió en 1930, con la crisis en la puerta, construir en
menos de un año el Estadio Centenario, o, sin ir más
lejos, aquel espíritu que en 1985 nos unió detrás
de la reconstrucción democrática y a partir de allí
crecer económica y socialmente. Dejarnos de pensar en que
solos, encerrados, temerosos del mundo, saldremos adelante; dejarnos
de imaginar que hay otros caminos que no sea el trabajo para crecer
y prosperar. El Batllismo sigue siendo una respuesta, nunca para
repetir viejas fórmulas, porque el propio Don Pepe sería
el primero en reprochárnolo; sobre la vieja matriz liberal,
impregnados siempre del espíritu de justicia para con los
más necesitados, aspiramos a un país moderno insertato
en el mundo.
Amigos, el comienzo de la respuesta está adentro nuestro.
Como Shakespeare le hace decir al rey Enrique V: todo está
pronto si nuestros corazones también lo están.
Nuestra convocatoria de hoy es un desafío a la razón,
pero detrás de ella tenemos que ponerle el fuego del amor
al país, la fe en nosotros mismos, el optimismo de los inmigrantes
que llegaron aquí sin nada y construyeron el Uruguay, la
lúcida obstinación de Don Pepe para edificar un siglo
de avances como él lo hizo".
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