Preguntas y respuestas
EMILIANO COTELO:
Pasamos a las preguntas. Le piden más detalles sobre el futuro
del sistema financiero argentino y su potencial impacto sobre el
sistema financiero uruguayo.
RICARDO LÓPEZ MURPHY:
Nunca jamás van a lograr que hable sobre la política
económica uruguaya. Partamos de esa base, forma parte de
mis afectos históricos ser muy respetuoso con un país
al que quiero profundamente. Ustedes saben que yo he vivido muchos
años en Uruguay, en ese sentido soy inflexible, será
muy difícil que alguna vez logren hacerme opinar sobre la
cuestión uruguaya.
Me voy a concentrar en el problema argentino. Expliqué básicamente
que vamos a ir a la reconstrucción del sistema con una serie
de instrumentos. Para ser más preciso les digo que vamos
a tener una banca de transacciones, creo que los fenómenos
de la inconvertibilidad, sobre todo el primer corralito, forzaron
al grueso de los argentinos a usar el sistema bancario. En realidad
en el primer corralito no teníamos grandes restricciones,
teníamos que usar el sistema bancario. Ese fenómeno
se va a agudizar, porque hoy se han multiplicado las operaciones
con tarjeta casi 20 veces, ahí hay una enorme oportunidad,
que va a ser más grande todavía si eliminamos las
monedas provinciales y locales. Tenemos que convertir esa banca
de transacciones casi en un ejemplo de tecnología. Me parece
que ése es el primer camino.
El segundo es la línea de la banca off-shore. Se la comentaba
simplemente para recrear el atractivo de los bancos, recrear la
sensación de que cuando uno tiene plata puede ir al banco.
En Argentina no es fácil persuadir de eso, porque después
de que lo atraparon uno no tiene ganas de ir.
La tercera cuestión que creo que tenemos que desarrollar,
que en parte ha comenzado, es una suerte de bancos de inversión.
Vamos a tener que convertir los bancos en boutiques, intermediando
productos entre terceros, es decir una suerte de bonos, pagarés,
papeles comerciales, facturas, aceptaciones bancarias. Quizás
no sea el mejor mecanismo, pero no veo otro que nos permita crecer
rápidamente. Tendremos que avanzar hacia la creación
o el fomento de los círculos de ahorro. Es un instrumento
muy atrasado pero, después de lo que pasó, tendremos
que utilizar todos esos mecanismos y lo vamos a hacer de una manera
compleja, larga en el tiempo. Hay algunas dificultades no menores
en términos de capital, muchas de las operaciones han afectado
la responsabilidad patrimonial de los bancos, así que habrá
necesidad de capitalizar. No va a ser fácil ese proceso de
capitalización porque a muchas instituciones las va a obligar
a tener muy definido el negocio para capitalizarse. Ese va a ser
un tema muy complejo. Me parece que ése es el camino, tengo
la sensación de que la intermediación, los ahorros
de los argentinos, van a transcurrir una gran parte en el exterior.
Eso se explica porque en realidad lo que compra la gente cuando
envía los fondos al exterior es la seguridad jurídica
de otra institucionalidad. El gran temor en Argentina, nos guste
o no nos guste, hay que ser realistas en eso, es la fragilidad.
Piensen que esta vez, con una ley de intangibilidad de los depósitos...
En ningún país del mundo se saca una ley para decir
que los depósitos se pagarán a su vencimiento, va
de suyo. Nosotros sacamos esa ley y la violamos, entonces no veo
otra manera que el tiempo para solucionar ese problema. Me parece
que ese tiempo se va a acelerar cuando logremos normalizar el problema
de la deuda externa, que es de una complejidad enorme. Cuando aplicamos
el Plan Bonex, que fue la tercera vez que incautamos, mantuvimos
al día el pago de los bonos externos, lo cual nos dio cierta
credibilidad -aunque no mucha- porque pagamos. Ahora la gente se
resiste mucho porque queremos darle un bono que no pagamos, entonces
es un poco más complicado. Eso hace más difícil
el proceso. La deuda es de una magnitud enorme.
Cuando fui a Japón por la cuestión de las toneladas,
el Japan Bank for Investment me invita a dar una conferencia y para
mi sorpresa había como 700 personas. Me dije "estamos
listos, si en Tokio soy tan popular, lo que me espera en Argentina,
los vientos han cambiado". El abanderado del capitalismo es
exitoso, esto es una cosa políticamente difícil de
creer en estos momentos de antiglobalización. El problema
era que en Japón hay 40.000 tenedores de bonos argentinos,
ninguno de los cuales entendía por qué no se pagaba.
Nunca había pasado. El mismo problema tenemos en Italia...
Tenemos como un millón de tenedores de bonos. Va a ser un
tema complejo de resolver. Una de las cosas más interesantes
que estamos desarrollando y estudiando en Argentina es cómo
encontrar un mecanismo para simplificar ese problema de la deuda,
cómo los hacemos entrar en un mecanismo que sea reprogramable.
Es un tema muy complejo, pero creo que cuando normalicemos ese mecanismo
va a ser más fácil normalizar el sistema financiero.
EC - Le piden si puede estimar datos a propósito de inflación
y devaluación al final de este año.
RLM - Hasta ahora devaluamos 200%. Yo diría que lo mínimo
que va a ser la transferencia, será el 25% de la devaluación,
de ahí para arriba. Hoy es bajo porque hay una recesión
enorme, y sobre todo porque lo que tiene atracada a la tasa de inflación
es que les han dicho a los jubilados del sector público "ustedes
no". El gasto público en dólares ha caído
más de 60%, eso tiene muy parado el traslado de la devaluación
a la inflación. No quiero contarles lo que es la tensión
que hay con eso, que es muy grande por una razón muy sencilla:
la inflación es muy baja, 10%, 11% en el promedio. Pero en
el promedio se ahogan los petisos, ¿qué es lo que
está muy por arriba del promedio?: alimentos y medicamentos.
La gente ve que la inflación es 10% y dice "10% en el
instituto de Duhalde". Porque la canasta de consumo hoy se
ha restringido a alimentos en los que el golpe ha sido muy fuerte,
son bienes exportables. Si uno usa intensamente -lo que ocurre en
ingresos más altos- servicios públicos -teléfonos
celulares, teléfono- éstos se han hecho baratísimos.
Yo tengo dos hijos en el exterior y nunca había hablado tanto
con ellos, antes era más barato llamar de Estados Unidos
a Argentina, ahora Argentina va a ser el call-center de toda la
región. Eso está muy barato.
La inflación será como mínimo un cuarto, si
es 200 va a ser 50, si es más como mínimo el 25%.
Los estudios econométricos dan que a medida que va subiendo
la magnitud de la devaluación es más alta la transferencia.
EC - La pregunta siguiente es si en este momento es posible una
dolarización en Argentina.
RLM - Esa es una excusa para evitar afrontar el problema que tenemos.
La idea de que un atajo monetario nos va a obviar los problemas
es una tentación muy grande en Argentina. Con la convertibilidad
nos pasó igual. La idea de que si optamos por un régimen
monetario firme todo se iba a arreglar, todos íbamos a volvernos
disciplinados, fue un error. Tenemos que reconocerlo. En mi opinión
hoy no estamos en condiciones de adoptar una regla de ese tipo.
Un régimen monetario muy duro, como ése, requiere
básicamente cuatro cosas. La primera es una gran solvencia
fiscal -sin eso finalmente estalla y nosotros hemos tenido un récord
no muy positivo-.
Segundo, requiere una gran apertura económica, como Hong-Kong,
y si la tuviéramos habría pocos bienes domésticos,
dejaría de ser un problema el atraso cambiario; hoy somos
mucho más abiertos que antes, antes las exportaciones eran
el 12% del producto y hoy son el 30%, pero todavía no tenemos
el grado de apertura de Hong-Kong.
Tercero, no tenemos instituciones flexibles en lo laboral, en lo
empresario, como para adaptarnos rápidamente y los costos
de actividad de un régimen así son muy grandes. Creo
que con esa experiencia, salvo que pudiéramos asegurar la
flexibilidad, tenemos que tener cuidado.
El cuarto problema tiene que ver con el sistema financiero, es
un tema muy complejo. Cuando uno tiene los pasivos dolarizados y
los activos son actividades no vinculadas al resto del mundo sino
a la economía doméstica, debe que tener altos coeficientes
de liquidez, debe que tener un enorme coeficiente de liquidez porque
hay que tratar de que eso no se preste domésticamente porque
en caso de dificultades eso potencia la crisis. Si usted capta depósitos
en dólares, haga bastante off-shore, ésa sería
la forma. Creo honestamente que con el problema que tenemos es suficiente
como para agregarle una rigidez más. No soy partidario de
eso.
EC - ¿Cómo impactará el posible Plan Bonex
2 en el balance de los bancos? ¿Cómo se resarcen del
3 a 1 en la relación pasivo-activo?
RLM - Eso lo pondrá el Estado. El Estado es uno, si a usted
le ordenan pagar 3 lo que vale 1, el Poder Ejecutivo, el Legislativo
o el Judicial es lo mismo. El día que saldemos las cuentas
va a quedar un agujero grande. Si todos los depósitos que
están reprogramados se convirtieran a dólares con
un Plan Bonex, ahí hay una dificultad técnica, que
es que la deuda en dólares excedería los bonos que
tienen los bancos del gobierno. Los bancos tomaron dinero de los
depositantes y prestaron -a veces lo forzaron a prestar- al gobierno.
Entonces tienen bonos en el activo y depósitos en el pasivo.
Este plan consistiría en convertir los bonos que los bancos
tienen como activo y enjarretárselos a los depositantes.
Ese es el término contable de la operación. ¿Qué
pasa hoy? Los bonos que habría detrás de la operación
son un poquito más que los que tienen los bancos, entonces
habría que transferir cartera privada para respaldar los
bonos del gobierno, lo cual sería complejo como operación.
No estoy muy seguro de cuáles son los números finales,
porque en el programa anterior para lidiar con esto el gobierno
dejó utilizar los depósitos para cancelar préstamos,
para comprar autos, para comprar propiedades. Hoy nadie sabe exactamente
dónde estamos parados, pero el riesgo de que haya un missmatching
está ahí y es de una complejidad muy grande. ¿Ustedes
imaginan emitir deuda pública para comprar cartera privada?
Es complicado, no es que no se haya hecho en otros países,
pero es complicado.
EC - Le preguntan cómo está pensando implementar
la reforma institucional que Argentina requiere, de la cual habló
algo en la conferencia.
RLM - ¿Usted dice si ganara las elecciones?
EC - Hay varias a propósito de sus planes políticos:
si tiene pensado postularse a la Presidencia, si es cierto que será
el ministro de Economía del gobierno de Mauricio Macri en
el año 2003...
RLM - En cuanto a la reforma institucional, honestamente creo que
sin ella será muy difícil encuadrar el desempeño
de nuestro país, y sobre todo reganar confianza. La reforma
institucional es un mecanismo para reganar confianza. Hay varios
planos de reforma institucional, pero yo les mencionaría
dos o tres que tienen enorme importancia. El primero tiene que ver
con la autonomía del Banco Central, lo que pasó en
el segundo trimestre del año pasado no puede volver a pasar.
Eso fue crucial en la crisis de las expectativas y es vital para
reganar confianza que la autonomía del Banco Central sea
a la alemana, a la europea, a la americana, a la neocelandesa, pero
una autonomía importante. En Chile, cuando se hace la transición
de un régimen autoritario al régimen democrático,
la institución clave que acordó la oposición
con el gobierno fue la autonomía del Banco Central y la figura
clave fue Andrés Bianchi, que fue nombrado presidente del
Banco Central por el entonces gobernante autoritario de Chile, como
un mecanismo, dos directores de un lado y dos del otro, para asegurar
la previsibilidad. Si eso sirvió para la transición
democrática en una situación muy compleja, imaginen
la importancia que tiene esa institución.
El segundo capítulo, tenemos que crear una institucionalidad
diferente con las provincias, los gobiernos locales, con esto de
la emisión de moneda, con esta cuestión de la transferencia
de ingresos, con esta cuestión de la deuda dramática.
Tenemos que crear una institucionalidad -me gusta mucho el sistema
chileno- quitando la iniciativa de gasto al Parlamento y a los jueces.
El gasto está a cargo del Poder Ejecutivo, si el Parlamento
quiere menos gasto no hay problema, más no. Eso queda en
el liderazgo del Poder Ejecutivo y genera mecanismos más
razonables, como le ocurre a Chile hoy, que me parece un esquema
institucional muy sólido, que le da un enorme poder al ministro
de Hacienda para lidiar con la situación. En realidad ésa
es la primera parte de la institucionalidad, en mis debates públicos
en Argentina he utilizado otra figura, he dicho públicamente
que hay que reformar todas las instituciones, excepto el equipo
de fútbol. Por suerte ayer ganamos, porque lo único
que he dicho que no hay que reformar está marchando bien,
o sea que necesito que a Bielza le vaya bien para confirmar la hipótesis.
No toquemos eso, el resto está todo bajo modificación.
Vamos a la cuestión política. Yo nunca hablé
de ninguna candidatura. Obviamente, todos ustedes conocen muy bien
la situación de mi país y saben que estoy liderando
la oposición a la actual coalición populista que lo
gobierna y a una peculiar fuerza de izquierda que es muy diferente
de lo que ocurre en el resto del mundo. Yo no tendría problemas
en que Argentina tuviera un gobierno como el del presidente Lagos
o como el de Lavin, cualquiera de los dos me cabe. Me sentiría
muy contento con Felipe González o con Aznar, o sea que tengo
una amplitud de miras grande en materia conceptual. Lo que no veo
factible es primero la pesificación y asimétrica,
que es la regla de la coalición populista, ni las propuestas
de la extrema izquierda. En el debate legislativo de los fines de
semana cuando metieron esta medida, yo estaba agobiado escuchando
al oficialismo explicar las medidas, pero empezaba a escucharlos
sensatos después de escuchar a los legisladores de la extrema
izquierda. Entonces dije "acá hay un problema enorme",
porque si ya me empiezan a parecer sensatas las propuestas...
En un espectro amplio, en términos muy generales de Lagos
a Lavin, de Felipe González a Aznar, me parece que Argentina
necesita un espacio de opinión que refleje los debates de
otros países, las reglas de otros países, por ejemplo
los depósitos se pagan, la deuda se respeta y no se pueden
incautar los bienes privados. Hay ciertas reglas que se respetan,
si el gobierno es de izquierda cobrará más impuestos
y hará más gasto social, si es de centro-derecha cobrará
menos impuestos, hará menos gasto social y hará más
énfasis en la competencia; el otro hará más
énfasis en las políticas sociales. Dilema entre libertad
y equidad que siempre ha presidido los debates en las sociedades
regidas bajo el gobierno de la ley. En todo eso me siento comprendido.
Pero lo que estoy haciendo en Argentina, para ser franco, es decir
que necesitamos una alternativa y que hay que construirla. Yo puedo
ser bueno o malo como economista, bueno o malo como profesor, bueno
o malo como funcionario público, bueno o malo como consultor,
eso está sujeto a opinión. Pero nunca imaginé
que era tan complicado construir una fuerza política. Es
una tarea que excede la imaginación, es complicadísimo.
No sé si tengo talento para eso, lo veremos, en la cancha
se verá quién puede. Creo que hay un espacio que Argentina
necesita, pero hablar de candidaturas -en mi país se empieza
por la candidatura- es una tontería, porque los que estamos
fuera del esquema tradicional somos como los guías japoneses,
levantamos la banderita a ver quién viene, nos estamos agrupando,
pero recién empezamos. La verdad de la capacidad de presentar
una alternativa hoy es todavía muy frágil. Pero cómo
le va a la coalición populista y lo que viene... imaginen
lo que va a pasar en los próximos meses con ese problema
de sobrante de liquidez. Uno, del otro lado, ve una oportunidad;
no sé si será, yo voy a ayudar, no sé quién
será elegible, pero ahí hay una oportunidad. Lo que
no está claro todavía -y me voy a ocupar de ponerlo
claro en el debate- es lo siguiente: una economía que está
en default, que no paga nada, lo que no puede ser es socialista.
Uno puede ser socialista cuando cumple, cuando es serio, responsable,
como los escandinavos, como los franceses, pero cuando uno no cumple
no puede ser socialista, porque si no le pagamos a nadie, si tenemos
propiedades del Estado nos incautan, cada vez que exportamos nos
manotean. Vamos a tener que ser extremadamente liberales, no porque
nos guste, sino porque es la única manera de lidiar con la
cesación de pagos. Salvo que estemos pensando, no ya en el
socialismo sino en el ostracismo. Se los digo para que entiendan
la estrategia, porque yo me siento muy fuerte en el dilema de este
debate.
Sabemos que vamos a tener austeridad, eso es inexorable, entonces
mi argumento va a ser que hay dos austeridades, la que no tiene
esperanza, la que usted sabe que va a estar cada vez peor, y otra,
que si usted sabe que si lo hace bien tiene salida y se integra
al conjunto de las naciones. Yo lo desafío: ¿para
qué lado iría usted a buscar la austeridad con salida?
¿Para el lado de los países exitosos, si quiere con
la variedad del capitalismo europeo, del americano, el que quiera;
o del otro lado? Tengo con fianza en que mi pueblo y mi sociedad
tengan lucidez para ver eso, y si no vamos a tener un lío
enorme. Confío en que en ese debate los dilemas que enfrentamos
como sociedad queden muy claros. Pero ustedes no votan, así
que acá no voy a hacer campaña.
EC - ¿Qué contesta a propósito de con quiénes
recorrer ese camino político y la pregunta que lo vinculaba
con Macri?
RLM - En Argentina hay un conjunto de gente moderada que creo que
se va a expresar en las fuerzas tradicionales. Honestamente creo
que las fuerzas tradicionales han sufrido una crisis muy grande
de representatividad y por la naturaleza de la crisis que tuvimos.
Hay fuerzas más novedosas. Mi reflexión estratégica
es que no se trata de competir en las elecciones y ganar sino de,
si es posible competir y ganar, pero para asegurar la gobernabilidad
y para hacer las reformas. Esas son las tres condiciones. Creo que
muchos de los que aparecen como moderados o reflexivos no comparten
esa visión, la gran diferencia es la agenda de las reformas.
A mí me parece que mi país necesita una fenomenal
agenda de reformas y ése va a ser un punto de no negociación.
Me parece que vamos a marchar bastante solos en ese camino en términos
de fuerzas políticas. Cuando me dicen que levanto la banderita
como el japonés, siempre recuerdo que hay muchos japoneses.
EC - ¿No va a contestar nada a propósito de Uruguay?
Hay varias preguntas; le menciono dos. ¿Usted cree que nuestro
público y privado junto al volumen del gasto público
nos pueden llevar a una situación similar a la argentina
actual? ¿Qué grandes medidas aplicaría a corto
plazo?
Otra. Usted conoce muy bien la economía y la realidad uruguayas;
a su criterio, ¿qué medidas o acciones debería
tomar Uruguay a efectos de minimizar al máximo los efectos
actuales y, lo que es peor, los efectos futuros de la situación
argentina?
RLM - Déjeme hacer una reflexión en otro sentido
que me parece que puede ayudar a plantear los dilemas que sienta
la región. La región está en una situación
muy inestable, producto de los shocks externos y de nuestras propias
dificultades de reacción. ¿Qué debería
hacer uno para minimizar los shocks que produce la región?
Yo estoy pensando en el caso de Argentina, pero ustedes harán
el ejercicio para Uruguay. Uno debería ir a buscar fuera
de la región, porque la región le maximiza la volatilidad
y la inestabilidad. ¿Cómo busca fuera de la región?:
integrándose al mundo. Si mi lectura es correcta y lo que
uno tiene que hacer es superar la volatilidad de la región
integrándose al mundo, tiene que ser lo más abierto
posible. ¿De qué manera uno maximiza la inestabilidad?
Si acentúa el vínculo con la región y la vuelve
extrema si se concentra en el mercado interno. Si se concentra en
el mercado interno maximiza la inestabilidad de la región,
porque la región, impacta con suma inestabilidad.
EC - La última pregunta tiene algo que ver con su respuesta
anterior, pero es bastante específica. Lo consultan por el
Mercosur, con el diagnóstico y las perspectivas que ha definido,
¿qué sentido tiene de aquí en más?
RLM - La crisis que hemos vivido tiene que ser tomada como una
oportunidad. Por supuesto que hay un problema que todos conocemos,
las declaraciones del doctor Serra, candidato a la Presidencia por
la coalición oficialista en Brasil, ha hecho declaraciones
muy fuertes sobre el Mercosur que yo no había escuchado provenientes
de Brasil. Poniendo de costado los comentarios del doctor Serra,
voy a hacer dos reflexiones que creo profundamente. Primero, me
parece que en la inestabilidad hay una lección que podemos
aprender: que cuanto más abiertos seamos mejor va a ser la
eficacia del Mercosur. Me parece que en ese camino, si pudiéramos
aproximarnos a la estrategia arancelaria de Chile, como marco general
para la región, nos haría mucho bien.
La segunda es que vecinos vamos a ser, entonces lo mejor que podemos
hacer es llevarnos bien. Para llevarnos bien, ¿por qué
no armar una coordinación en serio entre nosotros? Primero
de indicadores contables, de práctica, de métodos;
si quieren un adicional, yo diría reglas de coordinación
macroeconómicas sensatas, al estilo europeo, quizás
con énfasis más fuertes que en la propia Europa. Tercero,
en muchas cosas nuestra cooperación ha sido enormemente exitosa.
Hoy ha sido un día muy malo para mí, contándoles
un momento muy desgraciado de la historia de mi país, pero
déjenme terminar esta exposición con una nota optimista,
que tiene que ver con el Mercosur y con nuestros vecinos.
A lo largo de todos estos años nuestros países han
sabido desarrollar -déjenme usar mi experiencia como ex ministro
de Defensa de Argentina- prácticas de cooperación
excepcionales que han convertido esta zona del mundo en un área
de paz. Es un área donde no hay conflictos limítrofes
pendientes, donde no hay conflictos religiosos, no hay conflictos
raciales, hay una gran cooperación entre las Fuerzas Armadas,
no hay riesgos atómicos, bacteriológicos ni químicos
ni misilísticos. Se ha logrado avanzar excepcionalmente en
la coordinación y hay un clima enormemente favorable. ¿Por
qué no enfatizar esos atributos? Me parece que podemos ver
el Mercosur desde esa perspectiva constructiva, positiva, abierta,
como instrumento para fortalecer instituciones en países
con cierta fragilidad institucional -reconozco el caso de Argentina
como paradigmático-. Creo que sería un terrible error
mirar al Mercosur como una forma de replicar la sustitución
de importaciones a escala mayor. Eso es un error, fue un error,
pero un error que podemos corregir. Me parece que el otro aspecto
de la coordinación ha sido muy valioso y no tenemos que desalentarlo.
Cuando uno mira el mundo en perspectiva, sobre todo el conflicto
en Oriente Medio, las tensiones entre India y Pakistán, las
tensiones en el este de Asia, éste es un valor muy importante.
Nuestros países -en particular el mío- van a tener
que hacer un enorme esfuerzo para crear un caso positivo. Me parece
que están las bases de ese caso positivo, que si logramos
coordinar podríamos mejorar mucho ese valor social, esa inapropiabilidad
que son la información, la transparencia, la institucionalidad.
Así que tengo una visión en general constructiva sobre
el Mercosur. Nos han ocurrido cosas, tuvimos errores de diseño,
pero yo los miraría desde el punto de vista de salvarlos,
no de agredirlos. No podemos salvarlos si lo hacemos para encerrarnos,
sí si lo hacemos para abrirnos.
Muchas gracias a todos.
(Aplausos.)
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Transcripción: María Lila Ltaif
Edición: Mauricio Erramuspe
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