Ponencia del ministro de Economía
y Finanzas, Alejandro Atchugarry
ALEJANDRO
ATCHUGARRY:
Bueno, es con mucho gusto que venimos hoy a acompañarlos.
A contarles algunas reflexiones más que esos modelos de anuncios
o predicciones, en un año de una enorme dificultad. Si no
hubiera sido un año de esta dificultad, yo estaría
sentado con ustedes escuchando a ver qué tiene para decirnos
nuestros amigos, los que siempre han trabajado y trabajan, para
ayudarnos a todos los uruguayos a hacer nuestro destino, el destino
económico al menos.
Me parece que, entonces, yo hoy más que nada debo hacerles
algunas reflexiones, como un uruguayo más, y al mismo tiempo
como un uruguayo que está llevado a algún grado de
mayor conocimiento de la información y compartirla con ustedes.
Para hablar de las cosas que tenemos que hacer, de las cosas que
nos están pasando, y en especial, con el oído atento
para ver qué más cosas podemos hacer para salir delante
de esta coyuntura.
Yo diría, en primer lugar, que el primer desafío
que tuvimos en agosto fue mantener la cohesión de la sociedad.
Darle la oportunidad a la sociedad sacar lo mejor de si mismo, en
la peor crisis que tengamos todos memoria.
Con los peores pronósticos posibles, arriba de la mesa,
los cuales seguramente algunos incluso están en la Carta
Intención, donde aún sin ser los peores eran bastante
pesimistas.
Y yo siento que en esos días tan difíciles que vivimos,
y que a veces como todo ser humano no queremos ni acordarnos mucho,
¿verdad? Lo primero que salió a luz fue la manera
de ser de los uruguayos, que es lo que le ha permitido a este país
caminar estos cinco meses en forma ordenada y generar las bases
de una esperanza.
La conducta de trabajadores, empresarios, ahorristas, funcionarios,
y aún deudores, nos permite -en un momento donde todos sentimos
que lo que individualmente estuviéramos todos pensando para
el futuro tenía un fuerte impacto- empezar a tratar primero
de generar una reacción que nos fue distinguiendo de otras
situaciones u otras circunstancias, si bien similares en los números,
pero distinta en la reacción de nuestra gente.
Y es por ello que hoy, terminando este año que todos deseamos
que se vaya pronto, podemos empezar por lo menos a decir, bueno,
cuáles son las bases a partir de lo cual podemos entrar a
tratar de construir un futuro.
En primer lugar, el sistema financiero, que ya Julio de Brun ha
dado una excelente exposición, que además es un patriota
porque el día tan aciago que le dije si nos acompañaba
a dar esta pelea solo hizo una llamada a su señora, cortó
y me dijo estoy a la orden. Y un conjunto de uruguayos
algunos están acá, don Ariel Davrieux que tanto sabe,
Alfie y Carlos Sténeri que anda por algún lado de
ahí, que estaban en Washington discutiendo y buscando una
posibilidad de esta salida, junto con tantas otras personas que
nos han ayudado -por ahí está Max Sapolisnki, lo saqué
de mejores ocupaciones.
Bueno, la base de salida de este sistema bancario, que en la noche
de ayer el Parlamento -en un acto que nos compromete mucho, posponiendo
visiones, posponiendo puntos de vista- le da una señal al
país, y también del país hacia afuera, que
es que los uruguayos, no sólo los uruguayos como ustedes
que son la fibra viva de la sociedad, sino también quienes
tienen la responsabilidad de conducirla, su sistema político
es capaz de llegar a acuerdos amplios y operativos para generarle
herramientas al país para salir adelante.
Así que yo diría que estos actos del Parlamento lo
que primero me señala y me impresiona es esa capacidad que
se ha demostrado, que aún en tanta dificultad, de llegar
a acuerdos de amplia base y que nos hace generar la ilusión
que en otros temas relevantes para el país, buscar sin desmayo
esos mismos acuerdos de amplia base.
En el sistema financiero hoy tenemos una herramienta cuyo concepto
central es en primer lugar aprender de la crisis y generar las bases
de un sistema financiero sustentable, fuerte, y, al mismo tiempo,
que preserve -en la medida de lo posible- el valor que toda la sociedad
ha depositado en los mismos.
En la crisis -yo le contaba a un amigo- la crisis bancaria que
llegó a su máximo en julio, es como la marea; cuando
la marea está alta uno no ve las piedras; cuando baja, las
ve. No es que antes no estuvieran; quedan al desnudo.
Y eso nos ha permitido a todos generar una serie de herramientas
para seguir teniendo un sistema sano, tratar de preservar el valor
que tantos uruguayos y tantos amigos del Uruguay, que no son uruguayos
pero depositaron la confianza en nuestro país, preservarlo
en lo más posible. Y, por lo tanto, con esas herramientas,
no sólo tener una mejor supervisión bancaria, más
herramientas para el Banco Central, una superintendencia, protección
del ahorro bancario, abrir los bancos cumpliendo con esas normas,
generar un nuevo Banco Hipotecario. Ayudar al Banco de la República
a la mejora de la gestión; una relación con los funcionarios
que ya se vislumbra, a través de un nuevo acuerdo realista
o convenio. Y seguir manteniendo aquellas reglas, que en lo más
difícil de la emergencia se mantuvieron, que a todo banco
que cumpla con las normas se le respetan las reglas de juego. Y
eso era una apuesta a largo plazo, también para seguir manteniendo
un sistema privado bancario confiable y que ha demostrado en el
peor momento serlo.
Y eso hoy refiere al tema de los bancos. Pero hay muchos temas
más, que son las preocupaciones y las tareas que todos nos
tenemos que imponer.
En primer lugar, yo siento que el primer desafío, que asumimos
todos, fue de tener un Estado que tratara de acompañar a
la sociedad en un difícil momento.
Su primera obligación, naturalmente, es ponerle a la sociedad
en tener un Estado que fuera capaz de cumplir las metas fiscales,
base de una tarea que ha empezado pero no ha terminado que es recobrar
la confianza. Eso se cumplió en setiembre y, seguramente,
se cumplirá ahora a fin de diciembre, cerrando el año
más difícil del país; y con la ayuda de todos
los ciudadanos, con la ayuda de los organismos, cumplir las metas
que se habían establecido.
En segundo lugar, un esfuerzo por acompañar a la sociedad
en una dificultad de esta naturaleza impone marcarle un camino de
otra naturaleza.
¿Cuáles son, entonces, las tareas que tenemos que
hacer como Estado al servicio de esa sociedad?
La primera preocupación es la protección de los más
débiles, que coincide con la forma de ser de los uruguayos.
Y en la protección de los más débiles es de
que, aún en medio de estos cinco meses de dificultad, hemos
hecho todos el esfuerzo, ya no sólo de disminuir las partidas
destinadas a proteger a los uruguayos, sino que paulatinamente se
fue haciendo incremento con más de 600 millones de pesos
para generar esa protección en el INDA, en el INAME, en la
ANEP, que tanto ha hecho y bueno -y que seguirá haciendo
este verano- atendiendo y protegiendo a los chicos de las escuelas;
y en tantos otros organismos. Esa es la protección de los
más débiles, la primera y más oficial de las
condiciones de este país, la que sentimos todos.
En segundo lugar, las cosas que tenemos que hacer, para dar la
oportunidad de retomar la senda del crecimiento después de
cuatro años de recesión. Y eso se llama la oportunidad
de trabajo para los uruguayos. Y para ello, las ideas o los trabajos
o las tareas que tenemos por delante, nos parece que es -en primer
lugar- un Estado acorde con estas circunstancias.
Y
las tareas que tenemos hoy por delante con las herramientas que
-como señalaba bien Davrieux- en forma casi desapercibida
se han ido generando en estos meses, nos permiten a partir de este
1º de enero y en un verano de trabajo, cosas que ordinariamente
hubieran sido objeto hasta de la sorpresa, porque algunas tienen
un alcance relevante. El Estado a partir del 1º de enero inicia
un camino distinto en la relación con sus funcionarios, más
allá que va a seguir en la tarea de generar la oportunidad
de tener una plantilla más acorde con la realidad y con un
sistema de retiros incentivados, a partir del 1º de enero se
revalida por diez años más la prohibición de
ingreso presupuestal a la Administración y se genera una
nueva regla de juego a quienes ingresen a la Administración,
con reglas absolutamente similares a las del derecho privado, buscando
que el funcionario del futuro pueda, por tanto, estar en la misma
relación como recurso sustantivo de un Estado que es su recurso
humano, en reglas similares a las que comparte con la sociedad,
que comparte con el sector privado, para buscar -de esa manera-
generar un Estado con otra dimensión, más acotado,
y al mismo tiempo con una utilización más inteligente
de lo principal de cualquier instituto que es su gente.
En segundo lugar, generando a través de una política
tributaria razonable, buscar, atender y alentar a la sociedad a
crecer; reafirmando un camino que aun en medio de la crisis se empezó
a dar, porque en medio de esos cinco meses de tanta dificultad se
fueron aprobando normas de aliento y disminución de impuestos,
a veces para ayudar a cumplir, como es el caso del IVA a los intereses
de los préstamos de vivienda, a veces para promover como
son la desgravación de parte de todos los salarios de los
trabajadores privados en su locomoción, como son la posibilidad
de mantener un sistema de reintegros; como son la posibilidad de
desgravaciones en la construcción y en otras áreas,
sin haber incrementado la presión tributaria y eso nos lleva,
después de algunos contactos partidarios, que no han sido
completos por tiempo o por decisión de los partidos, a que
el próximo 31 nosotros trataremos de dar estado parlamentario
para que el Parlamento y los partidos y la sociedad civil empiecen
a considerar un sistema tributario nuevo. Nuevo en el sentido de
repensar a un sistema más simple, de más ancha base,
acompañando con ello lo que todos sentimos: tratar de alentar
un sistema que no frene a la economía, que distribuya mejor
y más justamente la carga, y sobre todo -al ampliar su base
y bajar la tasa- disminuir el otro fenómeno que es la evasión
y la elusión.
Y en eso necesitamos la ayuda de todos: a favor del formalismo,
en la administración tributaria más eficaz, para lo
cual pensamos convocar a las mejores cabezas, para hacer una centralización
completa informática de los bancos de datos y de procedimientos
informáticos del Banco de Previsión Social, de la
DGI, de la Aduana, del Ministerio de Trabajo y demás organismos
vinculados, para buscar a través de una administración
más eficiente y con un sistema tributario diseñado,
a través seguramente de una generalización y baja
a la tasa del IVA, una administración y reglas de juego más
correctas en el IRIC y en otros aspectos que iremos coincidiendo
o no con los partidos, buscando suprimir una docena de pequeños
impuestos sin mayor significado ni sentido, buscando desvincularlo
muchas veces sus recaudaciones que permanecen atadas a determinados
destinos, sin nuevas evaluaciones si valen o no la pena, buscar
de esa manera insisto- que eso que la sociedad necesita para
cumplir sus obligaciones, ese recurso tributario, pese lo menos
posible en la actividad, que distribuya con más justicia,
no desaliente al formal buscando incorporar al informal al sistema,
asunto en el cual es una tarea absolutamente de todos y que es un
desafío en el cual todos tenemos que participar.
¡Qué tareas!. Tenemos tareas, primero, de mantener
un 2003 en buen orden fiscal, al cual ya el país se ha comprometido,
y cuyas metas y cifras están conocidas por todos. Para hacerlo,
no más impuestos, por lo tanto, para hacerlo una racionalización
desde el inicio de los gastos del Estado; hacerlo de una manera
tal de compartir con todos las mejores soluciones posibles. Y para
ello, naturalmente, en los primeros días de enero -o en el
correr de enero- iremos hablando de cuáles son las opciones
en la asignación de créditos, en los ajustes programados,
con absoluto realismo para mantener los compromisos que el país
necesita mantener, para seguir afianzando esta corriente de confianza.
Confianza a partir de la cual, en la medida que la mantengamos y
la incrementemos, podrán venir mejoras para todos nosotros.
El trabajo, bueno, ese es un tema que nos duele a todos y que hoy
concita además el trabajo de todos ustedes, valga la redundancia.
Primero, opciones de inversión. Para crecer, invertir. Para
hacerlo, dos grandes áreas: el mes de marzo estamos tratando
de construir un conjunto de llamados para dar oportunidades de invertir;
cuando el Estado no está en condiciones de hacerlo, convocar
al sector privado para hacerlo. Está el llamado ya a los
aeropuertos, como todos sabemos, y a las carreteras. Deseamos incorporar
a ello el tema de las arenas negras, que hacía referencia
-no lo veo en este momento- Aldo Buonsignore y la Corporación;
el tema de la infraestructura ferrocarrilera, el puerto de La Paloma,
el puerto de Punta del Este, y tantas otras cosas que trataremos
de ir conformando: programas de saneamiento, de mejora en la operativa
de la administración del agua corriente. En resumen, generar
oportunidades de invertir en todas estas áreas, tratando
entonces, de esa manera y con un marco adecuado, de generar en el
mes de marzo un empujón en esa materia.
En segundo lugar, dar una oportunidad a todos ustedes de buscar,
en forma inteligente y flexible, las mejores oportunidades de negocio
e inversión. Para ello, estamos dispuestos y trabajando juntos,
muy juntos, con el Ministerio de Turismo e Industria, con el de
Ganadería -cuyo Subsecretario siempre inventa cosas nuevas
y buenas- y hemos pedido al señor Javier de Haedo que nos
acompañe para tratar de coordinar todas estas cosas desde
el punto de vista del Ministerio de Economía, junto con toda
nuestra gente que tanto hace y que va a estar a las órdenes
de ustedes, para buscar zafar de ese piso que todos sentimos que
tenemos. Si ese es el piso, bueno, muy bien, vamos a cumplir en
lo fiscal, vamos a mantener el orden. Bueno, pero, ¿por dónde
crecemos? Y crecemos como nuestros abuelos inmigrantes: arremangados,
trabajando con imaginación y apostando al futuro. Es un estado
de espíritu, que no es fácil cuando las cosas están
tan mal.
Pero, como a muchos de ustedes, la vida a veces nos da todas pruebas
difíciles y cuando uno está en un momento difícil
tiene dos posibilidades: entregarse al momento difícil o
pelear contra el momento difícil. Yo estoy persuadido que
los uruguayos están dispuestos a reconquistar el destino
de su país, y para ello nosotros tenemos la obligación
de brindarles todas las herramientas posibles para que esas ganas,
esa imaginación -que ustedes puedan poner- tengan en forma
inteligente y flexible una respuesta en el armado y en el ajuste
de las reglas de juego.
Y, por tanto, en las áreas básicas que tiene este
país y en su sector agropecuario que tiene sin duda hoy posibilidades,
que ya está mostrando, de crecer en una forma importante
y permanente; en su sector industrial, en el acceso al mercado para
ambos, en lo cual estamos todos tratando de buscar esas aperturas,
tanto en la región como en México, como en el ALCA,
como con Europa; en el sector de comercio y servicios, el gran ocupador
de este país, quién a más uruguayos le brinda
la oportunidad de ganarse el pan. El cual siento que poco demanda
y mucho merece que nosotros trabajemos por él. Tratar de,
vamos a incorporar a la Economista Fanny Trilensisky, que se va
a hacer cargo de esa área en el Ministerio, para trabajar
con ustedes.
Sin promesas, sólo remangados y tratando de buscar las herramientas
con inteligencia para ir generando esos oportunismos.
El crédito, indispensable para también apoyar los
problema que todos ustedes estarán pensando: bueno, sí,
tenemos ganas, tenemos bajo costo, tenemos la oportunidad, tenemos
una fuerte restricción en el crédito. Y el crédito
puede venir de dos maneras: esta conducción serena del Banco
Central y en esta forma de ser de los uruguayos, que va haciendo
que el sistema bancario vuelva a tener su rol y por lo tanto generar
esas expectativas, y usando nuevos instrumentos. Está en
el Parlamento hoy a consideración la Ley de Fideicomiso,
de warrants, pero no hay ni siquiera que esperar a eso.
Como ya se hizo hace pocos días, a propósito del
fondo lechero, el gobierno está dispuesto con la herramienta
de los fondos de inversión, que tiene alguna dificultad fiscal
y cuya dificultad de tramitación ha sido rápidamente
superada, en forma absolutamente atenta a buscar y entender y oír
ideas a propósito de cómo en el sector agropecuario,
en el industrial, en la construcción o en el comercio, generar
vías de canalizar ahorros a través de fondos de inversión,
dándoles el tratamiento fiscal acorde a cada área
o a cada franja de cosas que se quieran hacer.
Yo siento que en el tema de trabajo, más allá de
algunas cosas que entre todos vamos tratando de hacer, aplicando
la Ley de Reactivación con las Intendencias, buscando con
los vecinos algunas oportunidades, hasta tanto la energía
va surgiendo de los sectores productivos, que es -y en sentido amplio
e incluyendo los servicios- es el motor final y algunas otras áreas,
es hoy junto con la protección de los más débiles,
el trabajo de los uruguayos son nuestras obligaciones.
Pienso también, un poco más ampliamente, hay un proceso
también que tenemos que encarar entre todos de mejores reestructuras
de las unidades del Estado, para acompañar este esfuerzo
del sector privado y de nuestra gente. Así también
al amparo de estas normas que se han votado, que son muchas y buenas,
y que son la señal que vale la pena marcar del sentido constructivo
de los uruguayos que aún en la crisis se han dado la maña
para ir generando estas herramientas.
Y a partir del 1° de enero empezaremos la reestructura del
Banco Hipotecario, de la AFE y los ferrocarriles, para incorporar
un proceso de inversión no para achicar el ferrocarril, para
agrandarlo. Para tener una herramienta en la construcción
como el Banco Hipotecario al servicio de ella y que tenga otros
costos de gestión.
Consideraremos y pondremos a consideración del Parlamento
la reforma de seguros de accidentes, la obligatoriedad del seguro
de responsabilidad civil de los automóviles, y buscar ahí
alguna fórmula que está esbozada en el proyecto de
ley para irla considerando y ver si podemos generar oportunidad
de atender mejor a nuestra gente, protegerla mejor y al mismo tiempo
generar un Banco de Seguros del Estado con mayores posibilidades
a futuro.
Y mucho trabajo en todos los Entes, donde lo visual es -bueno-
los procesos de racionalización de la plantilla de funcionarios,
que ya han comenzado en todas las empresas del Estado a través
de instructivos de la Oficina de Planeamiento, en el Estado Central,
donde se aplica a partir del 1° de enero una norma referida
al premio o el incentivo al retiro temprano.
Pero creo que hay algo más que eso. Parte de esta salida
se ha basado en tratar de cumplir con las reglas de juego, con lo
acordado, buscando con inteligencia la flexibilidad.
Así lo hemos tratado de hacer en la crisis bancaria, así
lo hemos tratado a los uruguayos -familia o empresas- que tienen
un problema de endeudamiento, buscando soluciones, tanto en la banca
privada, buscando incentivos fiscales y banco centralistas para
que buscar acuerdos; buscando incentivos y buscando soluciones en
el Banco República, en soluciones que trae la ley para los
bancos que van a abrir después de la crisis y después
de iniciar la liquidación de los anteriores; buscando mantener
la cohesión de una sociedad y haciendo que el Estado también
asuma en sus deudas y compromisos con la misma inteligencia y flexibilidad,
pero cumpliendo las normas.
Cuando hay una crisis muy grande, la tentación es de romper
la obligación que uno tiene porque siente que se le varió
todo el panorama que tenía es muy grande.
Y yo creo que los uruguayos, estos cinco meses, hemos tratado de
resistir a esa tentación; al mismo tiempo, ayudar a cumplir
entre todos nosotros, mirando a quien sabemos tiene la dificultad,
ayudándola a cumplir pero tratando de mantener la esencia
de una sociedad, que es el respeto básico a las reglas de
juego.
Y yo diría que no es otra la función, que en lo personal
hemos querido tener en toda esta etapa; simplemente, darle la oportunidad
a los uruguayos que sacaran lo mejor de sí mismos. Y vaya
si lo han hecho.
Y ahora tenemos una gran prueba que es este 2003, donde de alguna
manera tenemos que reconquistar y volver a ser dueños de
nuestro destino.
En un año que es difícil, que es una prueba para
nosotros, pero que también -no tengo duda alguna- que podemos
ir encaminando algunas cosas. Y si no las podemos encaminar, porque
yo lo diga o lo deje de decir, es porque yo tengo el absoluto convencimiento
que cada uno de los tres millones de uruguayos sabe, sabe más
que uno, entiende más que uno; porque entiende, porque ve
el bosque y ve la realidad en su conjunto, sabe de la dificultad,
y creo que todos merecemos la oportunidad para encaminar nuestras
empresas, nuestro trabajo, a nuestro hijo para que no se vaya y
generarle una oportunidad.
Es un tiempo difícil, pero es un tiempo en el cual vamos
a tratar de brindar todas las herramientas para que los uruguayos
conquistemos nuestro destino.
No es fácil. La tentación de la pelea corporativa,
por distribuir los costos de una sociedad que momentáneamente
se ha achicado en su riqueza, en su patrimonio, es el camino que
no debemos recorrer.
Es el camino de la cooperación inteligente y activa el que
nos va a permitir recorrer este 2003, superando las magras previsiones
que necesariamente los técnicos nos tienen que hacer. Y generando,
entonces, esas otras oportunidades para crecer. Tratando de mirar
un poco más adelante y decir: bueno, los países son
eternos, las sociedades forjan su carácter y muestran su
carácter en los momentos de dificultad.
Hay sociedades que han pasado por momentos de esta dificultad,
mayores o menores. Yo estoy persuadido que la manera de ser especial
de los uruguayos nos va a permitir cuidarnos entre nosotros y generar,
entonces, en este nuevo año esas oportunidades para todos
nosotros.
Yo siento, entonces -para terminar estas breves palabras y tratando
de resumir las tareas que tenemos que hacer, que podemos hacer-
y para lo cual se necesita que nosotros prioricemos de alguna manera
no el mirar hacia atrás, sino el mirar hacia delante.
Mirado desde el Estado, el cumplimiento de las metas fiscales,
una administración inteligente y sustentable de nuestro endeudamiento,
cumpliendo.
Una reforma en los sectores centrales de la Administración;
impulsar, como ya se empezó a impulsar, una mejora y reforma
de todo el sistema de salud nacional; que ya hemos comenzado, con
absoluta participación y conciencia de los actores de ese
sector tan relevante y que importa a una parte tan grande de la
actividad de todos los uruguayos y una de las redes de protección;
buscando en los sectores productivos el acceso al crédito,
reglas de juego, promover la inversión, generar no sólo
a través de la regulación, sino a través de
la concesión, que es el instrumento más antiguo que
tiene el país, que está en su Constitución
y que le ha dado buenos resultados cuando se hacen bien las cosas.
Y
generando a través de estos instrumentos, a su vez, un esquema
tributario de trabajo y de reducción paulatina del gasto
del Estado, que nos permita a todos tomar un compromiso de ordenamiento
de este sistema tributario y de su baja paulatina. En el momento
de la mayor dificultad fiscal me hace acordar a Churchill, que en
el peor momento de la guerra ya hacía los planes de cómo
la iba a ganar.
Y es ése carácter el que nosotros tenemos que imponer;
en el momento de mayor dificultad, soñar, apostar y trabajar
ya de cómo vamos a hacer las cosas para salir y cómo
vamos a hacer las cosas que tenemos que hacer. Que todos sentimos
que tenemos que hacer.
Y para ello, yo quiero señalar por último, que la
posibilidad de llegar a acuerdos amplios no es una quimera. No es
fácil tampoco. Pero es una obligación por la cual
debemos y tenemos que transitar quienes hemos asumido alguna responsabilidad.
La vida de una nación, la manera de ser de todos nosotros,
nos demanda hoy que, con la legítima defensa de nuestros
intereses, también tratemos todos de ayudar a quien en la
misma tarea, si la hacemos juntos, somos capaces de marcar el rumbo
de este barco.
Los que estamos acá no somos peores ni mejores que los demás,
y creo que todos los que hoy han dejado sus tareas u otras cosas,
han venido hoy acá a decir bueno, qué es lo que hay
que hacer, cómo vamos a ver estas cosas.
Bueno, hay un futuro para conquistar, que no es fácil. Pero
yo creo que todos ustedes tienen carácter para conquistarlo.
Nosotros brindaremos simplemente estar remangados trabajando, un
verano de trabajo, para tratar de poner nuestro grano de arena en
ese trabajo que, en el fondo, es un trabajo de tres millones de
uruguayos.
Muchas gracias.
Transcripción: Sepredi
(Nota sin editar)
|