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28.12.2002




























 


Ponencia del ministro de Economía y Finanzas, Alejandro Atchugarry

ALEJANDRO ATCHUGARRY:
Bueno, es con mucho gusto que venimos hoy a acompañarlos. A contarles algunas reflexiones más que esos modelos de anuncios o predicciones, en un año de una enorme dificultad. Si no hubiera sido un año de esta dificultad, yo estaría sentado con ustedes escuchando a ver qué tiene para decirnos nuestros amigos, los que siempre han trabajado y trabajan, para ayudarnos a todos los uruguayos a hacer nuestro destino, el destino económico al menos.

Me parece que, entonces, yo hoy más que nada debo hacerles algunas reflexiones, como un uruguayo más, y al mismo tiempo como un uruguayo que está llevado a algún grado de mayor conocimiento de la información y compartirla con ustedes. Para hablar de las cosas que tenemos que hacer, de las cosas que nos están pasando, y en especial, con el oído atento para ver qué más cosas podemos hacer para salir delante de esta coyuntura.

Yo diría, en primer lugar, que el primer desafío que tuvimos en agosto fue mantener la cohesión de la sociedad. Darle la oportunidad a la sociedad sacar lo mejor de si mismo, en la peor crisis que tengamos todos memoria.

Con los peores pronósticos posibles, arriba de la mesa, los cuales seguramente algunos incluso están en la Carta Intención, donde aún sin ser los peores eran bastante pesimistas.

Y yo siento que en esos días tan difíciles que vivimos, y que a veces como todo ser humano no queremos ni acordarnos mucho, ¿verdad? Lo primero que salió a luz fue la manera de ser de los uruguayos, que es lo que le ha permitido a este país caminar estos cinco meses en forma ordenada y generar las bases de una esperanza.

La conducta de trabajadores, empresarios, ahorristas, funcionarios, y aún deudores, nos permite -en un momento donde todos sentimos que lo que individualmente estuviéramos todos pensando para el futuro tenía un fuerte impacto- empezar a tratar primero de generar una reacción que nos fue distinguiendo de otras situaciones u otras circunstancias, si bien similares en los números, pero distinta en la reacción de nuestra gente.

Y es por ello que hoy, terminando este año que todos deseamos que se vaya pronto, podemos empezar por lo menos a decir, bueno, cuáles son las bases a partir de lo cual podemos entrar a tratar de construir un futuro.

En primer lugar, el sistema financiero, que ya Julio de Brun ha dado una excelente exposición, que además es un patriota porque el día tan aciago que le dije si nos acompañaba a dar esta pelea solo hizo una llamada a su señora, cortó y me dijo “estoy a la orden”. Y un conjunto de uruguayos algunos están acá, don Ariel Davrieux que tanto sabe, Alfie y Carlos Sténeri que anda por algún lado de ahí, que estaban en Washington discutiendo y buscando una posibilidad de esta salida, junto con tantas otras personas que nos han ayudado -por ahí está Max Sapolisnki, lo saqué de mejores ocupaciones.

Bueno, la base de salida de este sistema bancario, que en la noche de ayer el Parlamento -en un acto que nos compromete mucho, posponiendo visiones, posponiendo puntos de vista- le da una señal al país, y también del país hacia afuera, que es que los uruguayos, no sólo los uruguayos como ustedes que son la fibra viva de la sociedad, sino también quienes tienen la responsabilidad de conducirla, su sistema político es capaz de llegar a acuerdos amplios y operativos para generarle herramientas al país para salir adelante.

Así que yo diría que estos actos del Parlamento lo que primero me señala y me impresiona es esa capacidad que se ha demostrado, que aún en tanta dificultad, de llegar a acuerdos de amplia base y que nos hace generar la ilusión que en otros temas relevantes para el país, buscar sin desmayo esos mismos acuerdos de amplia base.

En el sistema financiero hoy tenemos una herramienta cuyo concepto central es en primer lugar aprender de la crisis y generar las bases de un sistema financiero sustentable, fuerte, y, al mismo tiempo, que preserve -en la medida de lo posible- el valor que toda la sociedad ha depositado en los mismos.

En la crisis -yo le contaba a un amigo- la crisis bancaria que llegó a su máximo en julio, es como la marea; cuando la marea está alta uno no ve las piedras; cuando baja, las ve. No es que antes no estuvieran; quedan al desnudo.

Y eso nos ha permitido a todos generar una serie de herramientas para seguir teniendo un sistema sano, tratar de preservar el valor que tantos uruguayos y tantos amigos del Uruguay, que no son uruguayos pero depositaron la confianza en nuestro país, preservarlo en lo más posible. Y, por lo tanto, con esas herramientas, no sólo tener una mejor supervisión bancaria, más herramientas para el Banco Central, una superintendencia, protección del ahorro bancario, abrir los bancos cumpliendo con esas normas, generar un nuevo Banco Hipotecario. Ayudar al Banco de la República a la mejora de la gestión; una relación con los funcionarios que ya se vislumbra, a través de un nuevo acuerdo realista o convenio. Y seguir manteniendo aquellas reglas, que en lo más difícil de la emergencia se mantuvieron, que a todo banco que cumpla con las normas se le respetan las reglas de juego. Y eso era una apuesta a largo plazo, también para seguir manteniendo un sistema privado bancario confiable y que ha demostrado en el peor momento serlo.

Y eso hoy refiere al tema de los bancos. Pero hay muchos temas más, que son las preocupaciones y las tareas que todos nos tenemos que imponer.

En primer lugar, yo siento que el primer desafío, que asumimos todos, fue de tener un Estado que tratara de acompañar a la sociedad en un difícil momento.

Su primera obligación, naturalmente, es ponerle a la sociedad en tener un Estado que fuera capaz de cumplir las metas fiscales, base de una tarea que ha empezado pero no ha terminado que es recobrar la confianza. Eso se cumplió en setiembre y, seguramente, se cumplirá ahora a fin de diciembre, cerrando el año más difícil del país; y con la ayuda de todos los ciudadanos, con la ayuda de los organismos, cumplir las metas que se habían establecido.

En segundo lugar, un esfuerzo por acompañar a la sociedad en una dificultad de esta naturaleza impone marcarle un camino de otra naturaleza.

¿Cuáles son, entonces, las tareas que tenemos que hacer como Estado al servicio de esa sociedad?

La primera preocupación es la protección de los más débiles, que coincide con la forma de ser de los uruguayos. Y en la protección de los más débiles es de que, aún en medio de estos cinco meses de dificultad, hemos hecho todos el esfuerzo, ya no sólo de disminuir las partidas destinadas a proteger a los uruguayos, sino que paulatinamente se fue haciendo incremento con más de 600 millones de pesos para generar esa protección en el INDA, en el INAME, en la ANEP, que tanto ha hecho y bueno -y que seguirá haciendo este verano- atendiendo y protegiendo a los chicos de las escuelas; y en tantos otros organismos. Esa es la protección de los más débiles, la primera y más oficial de las condiciones de este país, la que sentimos todos.

En segundo lugar, las cosas que tenemos que hacer, para dar la oportunidad de retomar la senda del crecimiento después de cuatro años de recesión. Y eso se llama la oportunidad de trabajo para los uruguayos. Y para ello, las ideas o los trabajos o las tareas que tenemos por delante, nos parece que es -en primer lugar- un Estado acorde con estas circunstancias.

Y las tareas que tenemos hoy por delante con las herramientas que -como señalaba bien Davrieux- en forma casi desapercibida se han ido generando en estos meses, nos permiten a partir de este 1º de enero y en un verano de trabajo, cosas que ordinariamente hubieran sido objeto hasta de la sorpresa, porque algunas tienen un alcance relevante. El Estado a partir del 1º de enero inicia un camino distinto en la relación con sus funcionarios, más allá que va a seguir en la tarea de generar la oportunidad de tener una plantilla más acorde con la realidad y con un sistema de retiros incentivados, a partir del 1º de enero se revalida por diez años más la prohibición de ingreso presupuestal a la Administración y se genera una nueva regla de juego a quienes ingresen a la Administración, con reglas absolutamente similares a las del derecho privado, buscando que el funcionario del futuro pueda, por tanto, estar en la misma relación como recurso sustantivo de un Estado que es su recurso humano, en reglas similares a las que comparte con la sociedad, que comparte con el sector privado, para buscar -de esa manera- generar un Estado con otra dimensión, más acotado, y al mismo tiempo con una utilización más inteligente de lo principal de cualquier instituto que es su gente.

En segundo lugar, generando a través de una política tributaria razonable, buscar, atender y alentar a la sociedad a crecer; reafirmando un camino que aun en medio de la crisis se empezó a dar, porque en medio de esos cinco meses de tanta dificultad se fueron aprobando normas de aliento y disminución de impuestos, a veces para ayudar a cumplir, como es el caso del IVA a los intereses de los préstamos de vivienda, a veces para promover como son la desgravación de parte de todos los salarios de los trabajadores privados en su locomoción, como son la posibilidad de mantener un sistema de reintegros; como son la posibilidad de desgravaciones en la construcción y en otras áreas, sin haber incrementado la presión tributaria y eso nos lleva, después de algunos contactos partidarios, que no han sido completos por tiempo o por decisión de los partidos, a que el próximo 31 nosotros trataremos de dar estado parlamentario para que el Parlamento y los partidos y la sociedad civil empiecen a considerar un sistema tributario nuevo. Nuevo en el sentido de repensar a un sistema más simple, de más ancha base, acompañando con ello lo que todos sentimos: tratar de alentar un sistema que no frene a la economía, que distribuya mejor y más justamente la carga, y sobre todo -al ampliar su base y bajar la tasa- disminuir el otro fenómeno que es la evasión y la elusión.

Y en eso necesitamos la ayuda de todos: a favor del formalismo, en la administración tributaria más eficaz, para lo cual pensamos convocar a las mejores cabezas, para hacer una centralización completa informática de los bancos de datos y de procedimientos informáticos del Banco de Previsión Social, de la DGI, de la Aduana, del Ministerio de Trabajo y demás organismos vinculados, para buscar a través de una administración más eficiente y con un sistema tributario diseñado, a través seguramente de una generalización y baja a la tasa del IVA, una administración y reglas de juego más correctas en el IRIC y en otros aspectos que iremos coincidiendo o no con los partidos, buscando suprimir una docena de pequeños impuestos sin mayor significado ni sentido, buscando desvincularlo muchas veces sus recaudaciones que permanecen atadas a determinados destinos, sin nuevas evaluaciones si valen o no la pena, buscar de esa manera –insisto- que eso que la sociedad necesita para cumplir sus obligaciones, ese recurso tributario, pese lo menos posible en la actividad, que distribuya con más justicia, no desaliente al formal buscando incorporar al informal al sistema, asunto en el cual es una tarea absolutamente de todos y que es un desafío en el cual todos tenemos que participar.

¡Qué tareas!. Tenemos tareas, primero, de mantener un 2003 en buen orden fiscal, al cual ya el país se ha comprometido, y cuyas metas y cifras están conocidas por todos. Para hacerlo, no más impuestos, por lo tanto, para hacerlo una racionalización desde el inicio de los gastos del Estado; hacerlo de una manera tal de compartir con todos las mejores soluciones posibles. Y para ello, naturalmente, en los primeros días de enero -o en el correr de enero- iremos hablando de cuáles son las opciones en la asignación de créditos, en los ajustes programados, con absoluto realismo para mantener los compromisos que el país necesita mantener, para seguir afianzando esta corriente de confianza. Confianza a partir de la cual, en la medida que la mantengamos y la incrementemos, podrán venir mejoras para todos nosotros.

El trabajo, bueno, ese es un tema que nos duele a todos y que hoy concita además el trabajo de todos ustedes, valga la redundancia. Primero, opciones de inversión. Para crecer, invertir. Para hacerlo, dos grandes áreas: el mes de marzo estamos tratando de construir un conjunto de llamados para dar oportunidades de invertir; cuando el Estado no está en condiciones de hacerlo, convocar al sector privado para hacerlo. Está el llamado ya a los aeropuertos, como todos sabemos, y a las carreteras. Deseamos incorporar a ello el tema de las arenas negras, que hacía referencia -no lo veo en este momento- Aldo Buonsignore y la Corporación; el tema de la infraestructura ferrocarrilera, el puerto de La Paloma, el puerto de Punta del Este, y tantas otras cosas que trataremos de ir conformando: programas de saneamiento, de mejora en la operativa de la administración del agua corriente. En resumen, generar oportunidades de invertir en todas estas áreas, tratando entonces, de esa manera y con un marco adecuado, de generar en el mes de marzo un empujón en esa materia.

En segundo lugar, dar una oportunidad a todos ustedes de buscar, en forma inteligente y flexible, las mejores oportunidades de negocio e inversión. Para ello, estamos dispuestos y trabajando juntos, muy juntos, con el Ministerio de Turismo e Industria, con el de Ganadería -cuyo Subsecretario siempre inventa cosas nuevas y buenas- y hemos pedido al señor Javier de Haedo que nos acompañe para tratar de coordinar todas estas cosas desde el punto de vista del Ministerio de Economía, junto con toda nuestra gente que tanto hace y que va a estar a las órdenes de ustedes, para buscar zafar de ese piso que todos sentimos que tenemos. Si ese es el piso, bueno, muy bien, vamos a cumplir en lo fiscal, vamos a mantener el orden. Bueno, pero, ¿por dónde crecemos? Y crecemos como nuestros abuelos inmigrantes: arremangados, trabajando con imaginación y apostando al futuro. Es un estado de espíritu, que no es fácil cuando las cosas están tan mal.

Pero, como a muchos de ustedes, la vida a veces nos da todas pruebas difíciles y cuando uno está en un momento difícil tiene dos posibilidades: entregarse al momento difícil o pelear contra el momento difícil. Yo estoy persuadido que los uruguayos están dispuestos a reconquistar el destino de su país, y para ello nosotros tenemos la obligación de brindarles todas las herramientas posibles para que esas ganas, esa imaginación -que ustedes puedan poner- tengan en forma inteligente y flexible una respuesta en el armado y en el ajuste de las reglas de juego.

Y, por tanto, en las áreas básicas que tiene este país y en su sector agropecuario que tiene sin duda hoy posibilidades, que ya está mostrando, de crecer en una forma importante y permanente; en su sector industrial, en el acceso al mercado para ambos, en lo cual estamos todos tratando de buscar esas aperturas, tanto en la región como en México, como en el ALCA, como con Europa; en el sector de comercio y servicios, el gran ocupador de este país, quién a más uruguayos le brinda la oportunidad de ganarse el pan. El cual siento que poco demanda y mucho merece que nosotros trabajemos por él. Tratar de, vamos a incorporar a la Economista Fanny Trilensisky, que se va a hacer cargo de esa área en el Ministerio, para trabajar con ustedes.

Sin promesas, sólo remangados y tratando de buscar las herramientas con inteligencia para ir generando esos oportunismos.

El crédito, indispensable para también apoyar los problema que todos ustedes estarán pensando: bueno, sí, tenemos ganas, tenemos bajo costo, tenemos la oportunidad, tenemos una fuerte restricción en el crédito. Y el crédito puede venir de dos maneras: esta conducción serena del Banco Central y en esta forma de ser de los uruguayos, que va haciendo que el sistema bancario vuelva a tener su rol y por lo tanto generar esas expectativas, y usando nuevos instrumentos. Está en el Parlamento hoy a consideración la Ley de Fideicomiso, de warrants, pero no hay ni siquiera que esperar a eso.

Como ya se hizo hace pocos días, a propósito del fondo lechero, el gobierno está dispuesto con la herramienta de los fondos de inversión, que tiene alguna dificultad fiscal y cuya dificultad de tramitación ha sido rápidamente superada, en forma absolutamente atenta a buscar y entender y oír ideas a propósito de cómo en el sector agropecuario, en el industrial, en la construcción o en el comercio, generar vías de canalizar ahorros a través de fondos de inversión, dándoles el tratamiento fiscal acorde a cada área o a cada franja de cosas que se quieran hacer.

Yo siento que en el tema de trabajo, más allá de algunas cosas que entre todos vamos tratando de hacer, aplicando la Ley de Reactivación con las Intendencias, buscando con los vecinos algunas oportunidades, hasta tanto la energía va surgiendo de los sectores productivos, que es -y en sentido amplio e incluyendo los servicios- es el motor final y algunas otras áreas, es hoy junto con la protección de los más débiles, el trabajo de los uruguayos son nuestras obligaciones.

Pienso también, un poco más ampliamente, hay un proceso también que tenemos que encarar entre todos de mejores reestructuras de las unidades del Estado, para acompañar este esfuerzo del sector privado y de nuestra gente. Así también al amparo de estas normas que se han votado, que son muchas y buenas, y que son la señal que vale la pena marcar del sentido constructivo de los uruguayos que aún en la crisis se han dado la maña para ir generando estas herramientas.

Y a partir del 1° de enero empezaremos la reestructura del Banco Hipotecario, de la AFE y los ferrocarriles, para incorporar un proceso de inversión no para achicar el ferrocarril, para agrandarlo. Para tener una herramienta en la construcción como el Banco Hipotecario al servicio de ella y que tenga otros costos de gestión.

Consideraremos y pondremos a consideración del Parlamento la reforma de seguros de accidentes, la obligatoriedad del seguro de responsabilidad civil de los automóviles, y buscar ahí alguna fórmula que está esbozada en el proyecto de ley para irla considerando y ver si podemos generar oportunidad de atender mejor a nuestra gente, protegerla mejor y al mismo tiempo generar un Banco de Seguros del Estado con mayores posibilidades a futuro.

Y mucho trabajo en todos los Entes, donde lo visual es -bueno- los procesos de racionalización de la plantilla de funcionarios, que ya han comenzado en todas las empresas del Estado a través de instructivos de la Oficina de Planeamiento, en el Estado Central, donde se aplica a partir del 1° de enero una norma referida al premio o el incentivo al retiro temprano.

Pero creo que hay algo más que eso. Parte de esta salida se ha basado en tratar de cumplir con las reglas de juego, con lo acordado, buscando con inteligencia la flexibilidad.

Así lo hemos tratado de hacer en la crisis bancaria, así lo hemos tratado a los uruguayos -familia o empresas- que tienen un problema de endeudamiento, buscando soluciones, tanto en la banca privada, buscando incentivos fiscales y banco centralistas para que buscar acuerdos; buscando incentivos y buscando soluciones en el Banco República, en soluciones que trae la ley para los bancos que van a abrir después de la crisis y después de iniciar la liquidación de los anteriores; buscando mantener la cohesión de una sociedad y haciendo que el Estado también asuma en sus deudas y compromisos con la misma inteligencia y flexibilidad, pero cumpliendo las normas.

Cuando hay una crisis muy grande, la tentación es de romper la obligación que uno tiene porque siente que se le varió todo el panorama que tenía es muy grande.

Y yo creo que los uruguayos, estos cinco meses, hemos tratado de resistir a esa tentación; al mismo tiempo, ayudar a cumplir entre todos nosotros, mirando a quien sabemos tiene la dificultad, ayudándola a cumplir pero tratando de mantener la esencia de una sociedad, que es el respeto básico a las reglas de juego.

Y yo diría que no es otra la función, que en lo personal hemos querido tener en toda esta etapa; simplemente, darle la oportunidad a los uruguayos que sacaran lo mejor de sí mismos. Y vaya si lo han hecho.

Y ahora tenemos una gran prueba que es este 2003, donde de alguna manera tenemos que reconquistar y volver a ser dueños de nuestro destino.

En un año que es difícil, que es una prueba para nosotros, pero que también -no tengo duda alguna- que podemos ir encaminando algunas cosas. Y si no las podemos encaminar, porque yo lo diga o lo deje de decir, es porque yo tengo el absoluto convencimiento que cada uno de los tres millones de uruguayos sabe, sabe más que uno, entiende más que uno; porque entiende, porque ve el bosque y ve la realidad en su conjunto, sabe de la dificultad, y creo que todos merecemos la oportunidad para encaminar nuestras empresas, nuestro trabajo, a nuestro hijo para que no se vaya y generarle una oportunidad.

Es un tiempo difícil, pero es un tiempo en el cual vamos a tratar de brindar todas las herramientas para que los uruguayos conquistemos nuestro destino.

No es fácil. La tentación de la pelea corporativa, por distribuir los costos de una sociedad que momentáneamente se ha achicado en su riqueza, en su patrimonio, es el camino que no debemos recorrer.

Es el camino de la cooperación inteligente y activa el que nos va a permitir recorrer este 2003, superando las magras previsiones que necesariamente los técnicos nos tienen que hacer. Y generando, entonces, esas otras oportunidades para crecer. Tratando de mirar un poco más adelante y decir: bueno, los países son eternos, las sociedades forjan su carácter y muestran su carácter en los momentos de dificultad.

Hay sociedades que han pasado por momentos de esta dificultad, mayores o menores. Yo estoy persuadido que la manera de ser especial de los uruguayos nos va a permitir cuidarnos entre nosotros y generar, entonces, en este nuevo año esas oportunidades para todos nosotros.

Yo siento, entonces -para terminar estas breves palabras y tratando de resumir las tareas que tenemos que hacer, que podemos hacer- y para lo cual se necesita que nosotros prioricemos de alguna manera no el mirar hacia atrás, sino el mirar hacia delante.

Mirado desde el Estado, el cumplimiento de las metas fiscales, una administración inteligente y sustentable de nuestro endeudamiento, cumpliendo.

Una reforma en los sectores centrales de la Administración; impulsar, como ya se empezó a impulsar, una mejora y reforma de todo el sistema de salud nacional; que ya hemos comenzado, con absoluta participación y conciencia de los actores de ese sector tan relevante y que importa a una parte tan grande de la actividad de todos los uruguayos y una de las redes de protección; buscando en los sectores productivos el acceso al crédito, reglas de juego, promover la inversión, generar no sólo a través de la regulación, sino a través de la concesión, que es el instrumento más antiguo que tiene el país, que está en su Constitución y que le ha dado buenos resultados cuando se hacen bien las cosas.

Y generando a través de estos instrumentos, a su vez, un esquema tributario de trabajo y de reducción paulatina del gasto del Estado, que nos permita a todos tomar un compromiso de ordenamiento de este sistema tributario y de su baja paulatina. En el momento de la mayor dificultad fiscal me hace acordar a Churchill, que en el peor momento de la guerra ya hacía los planes de cómo la iba a ganar.

Y es ése carácter el que nosotros tenemos que imponer; en el momento de mayor dificultad, soñar, apostar y trabajar ya de cómo vamos a hacer las cosas para salir y cómo vamos a hacer las cosas que tenemos que hacer. Que todos sentimos que tenemos que hacer.

Y para ello, yo quiero señalar por último, que la posibilidad de llegar a acuerdos amplios no es una quimera. No es fácil tampoco. Pero es una obligación por la cual debemos y tenemos que transitar quienes hemos asumido alguna responsabilidad.

La vida de una nación, la manera de ser de todos nosotros, nos demanda hoy que, con la legítima defensa de nuestros intereses, también tratemos todos de ayudar a quien en la misma tarea, si la hacemos juntos, somos capaces de marcar el rumbo de este barco.

Los que estamos acá no somos peores ni mejores que los demás, y creo que todos los que hoy han dejado sus tareas u otras cosas, han venido hoy acá a decir bueno, qué es lo que hay que hacer, cómo vamos a ver estas cosas.

Bueno, hay un futuro para conquistar, que no es fácil. Pero yo creo que todos ustedes tienen carácter para conquistarlo. Nosotros brindaremos simplemente estar remangados trabajando, un verano de trabajo, para tratar de poner nuestro grano de arena en ese trabajo que, en el fondo, es un trabajo de tres millones de uruguayos.

Muchas gracias.

Transcripción: Sepredi
(Nota sin editar)



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