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20.12.2002




























 


"Reformular el contrato que tiene el Estado con sus empresas"

El economista Nelson Noya, del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), dijo que los mecanismos de asignación de créditos que ha implemantado el BROU en los últimos años han llevado a que los más pobres subsidien los préstamos a los grandes empresarios. Generalmente, afirmó, los créditos sociales son muy seguros en cuanto a su cobro y tienen altas tasas de interés. En frente, sin embargo, algunas grandes empresas obtienen préstamos con tasas bajas, incumpliendo luego esas obligaciones. Noya llamó a "diseñar mecanismos (de control) mucho más sofisticados, mucho más complejos" de manera de satisfacer "a todos los intereses". Así, la institución podría cumplir con el rol que él le asigna: "completar mercados".

El que sigue es el texto completo de su primera intervención.

"Es un gusto estar aquí, tratando de discutir estos temas tan importantes para todos. Creo que la discusión está bien enfocada, que éstos son quizás los temas más importantes, o sea cuál es el rol de un banco público y, si existe ese rol, cómo cumplirlo mejor. Siempre trato de ver la historia en perspectiva, con respecto al BROU, viendo su origen y su larga historia en nuestro país. Siempre digo que hasta determinado punto estaba claro cuál era su rol. Cuando el Estado uruguayo, por diversos motivos que es del caso discutir tenía una filosofía mucho más intervencionista que la que ha tenido en los últimos años, estaba claro cuál era rol que tenía que cumplir: apoyar con créditos lo que el resto de los organismos estatales determinaban que debía priorizarse -el Plan Nacional de Desarrollo en su momento, lo que fuera- en una especie de planificación indicativa a la uruguaya, que dio el resultado que dio, ahora no importa entrar en detalles.

El problema es que eso dejó de ser así, hoy no hay un enfoque de ese tipo. El problema es que el BROU, después de haber sido así es más importante en el mercado, todos sabemos que cobró peso, cobró mayor dimensión y mayor influencia en el resto. Pero como no tiene el rol que tenía antes, porque esos dictámenes no emanan del sistema político en general, de los ministerios o de la Oficina de Planeamiento, queda un poquito vacía esa vieja idea de que asistiría lo que la planificación indicativa señale.

¿Qué ha ocurrido? Estoy de acuerdo con la contadora Medero en que el rol de la banca pública es completar mercados, porque en el mundo real, no en el de la fantasía, los mercados no son perfectos, no son completos, entonces hay lugar para la intervención pública. Creo que ése es justamente el rol del BROU: dar plazos que por alguna razón no existen en la banca privada y asistir con crédito a sectores de pequeñas y medianas empresas, que son las que tienen dificultades mayores para acceder al crédito en todas partes del mundo.

Sin embargo, ¿qué ha ocurrido con el BROU después de ese papel intervencionista tan claramente definido? Le está prestando a un sector de la sociedad el llamado crédito social a tasas notoriamente exorbitantes, notoriamente fuera de cualquier costo, con una tasa de recuperación de las mejores, porque es un préstamo bastante seguro, desde una posición en la que es difícil no cobrarles a los prestamistas; y por otro lado, otra porción de la cartera corresponde a empresas grandes que tienen acceso a crédito en otras instituciones, a costos muchísimo más bajos que los del mercado y con una tasa de recuperación y de cumplimiento bastante inferior. En mi opinión eso tiene una lectura muy clara: se le está cobrando impuesto al crédito social para subsidiar el crédito empresarial de las grandes empresas.

Eso no tiene ninguna justificación desde el punto de vista económico. No creo que el BROU necesariamente deba dejar de hacerlo, porque muchas de esas empresas no van a obtener crédito en el mercado por diversas razones. Como el mercado de capitales uruguayo no existe -sería muy largo entrar a explicar por qué no existe-, esas empresas no tendrían otra oportunidad. Creo que ese rol existe para el BROU, que debe prestarles a las grandes empresas pero lo ha hecho mal. Yo haría una reflexión bastante simple: ¿quién es el responsable en toda la estructura de decisiones del BROU sobre los créditos a las grandes empresas? Más allá de que no comparto la idea de satanizar a los políticos -siempre me pareció algo muy malo hacerlo-, creo que básicamente el problema está ahí. Todos sabemos que los grandes créditos de las grandes empresas, de las que tienen acceso a ese subsidio que se fondea con impuestos al crédito social, están administrados políticamente. Eso tiene que cambiar, no puede seguir siendo así.

Los partidos políticos tienen un rol en la sociedad, que es intermediar; intermediar intereses conflictivos, satisfacer demandas, etcétera, pero hay formas y formas de hacerlo, bien y mal. Trescientos, quinientos, mil 1.000 años atrás había políticos, eran los reyes, que también hacían esta función, intermediaban -mal o bien es otro tema-. La Humanidad evolucionó, un señor que se llamaba Montesquieu inventó la división de poderes y los separó: no se puede ser a la vez ejecutivo, legislativo y judicial. El mundo se ha complicado y no se puede ser a la vez ejecutivo y administrador de empresas públicas, creo que el punto esencial está ahí. Hay que reformular el contrato que tiene el Estado uruguayo con sus empresas, hacerlo en términos claros de cuál es el subsidio que se da, de dónde viene, quién lo paga, adónde va y por qué.

Esa intermediación de los intereses generales que representa la sociedad a través de la expresión del sistema político no está siendo bien hecha con los mecanismos de responsabilización, transparencia y rendición de cuentas que hay hoy, y no sólo en el BROU sino en todas las empresas públicas. Estamos ante un tema muy complejo, debería haber una reflexión mucho más profunda de la que hay actualmente, el mundo nos ofrece muchos ejemplos de lugares donde esta situación está resuelta de diversas maneras. Ponerlo en términos de blanco y negro, Estado o mercado, es a esta altura casi ridículo, pero hay gente a la que le gustan las certezas y a veces los debates se vuelcan hacia posiciones extremas, casi como actos de fe, en vez de actos de razón. No fue lo que inspiró a Montesquieu, no creo que él se haya inspirado en la división de poderes a partir de alguna religión, pero hay algunos que últimamente creen que estas cosas pueden ser objeto de fe y no de razón.

Exhortaría a todo el mundo, a los técnicos, a los universitarios de este país, a creer en la razón -más allá de las preferencias que cada uno tenga- y trazar un contrato que satisfaga de aquí en más a toda la sociedad, todos los intereses, con la idea de que mañana le toca a uno, pasado al otro, después a un tercero con otras preferencias; algunos estaremos en el llano, otros en el gobierno y así sucesivamente. Es la visión de Montesquieu. Solamente que Montesquieu vivió en el siglo XVIII y nosotros vivimos en el XXI; las cosas son más complejas, el mundo se ha complejizado un poco, entonces creo que a parte de los tres poderes hay que diseñar mecanismos mucho más sofisticados, mucho más complejos, porque la sociedad cambió. El Estado tiene que intervenir y completar mercados, el BROU los ha completado más o menos.

Es la visión que tengo, siempre la tuve, antes de la crisis y ahora con la crisis. Lamentablemente hay gente que se apasiona por el Estado y me veía como un atacante del BROU; y hay otros que se apasionan por el mercado y me veían como un defensor del BROU.

EMILIANO COTELO:
Me quedó una pregunta al pasar; Noya decía que el BROU debe seguir prestándoles a las grandes empresas porque si no éstas no obtendrían crédito hoy en el mercado, que el problema es cómo prestar. ¿Y el tema de la tasa de interés?, ¿el subsidio seguiría siendo de quienes toman préstamos sociales?

NN - De ninguna manera; eso genera consecuencias de ineficiencia notoria al resto del sistema financiero. Sabemos que las tasas de interés del préstamo al consumo están altas en buena medida porque el BROU presta a esas tasas, con lo cual hay un aprovechamiento de negocios por parte del resto por la dimensión del peso específico que tiene el BROU en ese segmento, entonces eso debería bajarse. Hay condiciones financieras como para mantener equilibrios, etcétera, pero a largo plazo ese impuesto debería eliminarse, es injusto, es ineficiente y no tiene ninguna razón de ser.

Transcripción: María Lila Ltaif
Edicion: Mauricio Erramuspe





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