"Reformular el contrato que tiene el Estado con sus empresas"
El economista Nelson Noya, del Centro de Investigaciones Económicas
(Cinve), dijo que los mecanismos de asignación de créditos
que ha implemantado el BROU en los últimos años han
llevado a que los más pobres subsidien los préstamos
a los grandes empresarios. Generalmente, afirmó, los créditos
sociales son muy seguros en cuanto a su cobro y tienen altas tasas
de interés. En frente, sin embargo, algunas grandes empresas
obtienen préstamos con tasas bajas, incumpliendo luego esas
obligaciones. Noya llamó a "diseñar mecanismos
(de control) mucho más sofisticados, mucho más complejos"
de manera de satisfacer "a todos los intereses". Así,
la institución podría cumplir con el rol que él
le asigna: "completar mercados".
El que sigue es el texto completo de su primera intervención.
"Es un gusto estar aquí, tratando de discutir estos
temas tan importantes para todos. Creo que la discusión está
bien enfocada, que éstos son quizás los temas más
importantes, o sea cuál es el rol de un banco público
y, si existe ese rol, cómo cumplirlo mejor. Siempre trato
de ver la historia en perspectiva, con respecto al BROU, viendo
su origen y su larga historia en nuestro país. Siempre digo
que hasta determinado punto estaba claro cuál era su rol.
Cuando el Estado uruguayo, por diversos motivos que es del caso
discutir tenía una filosofía mucho más intervencionista
que la que ha tenido en los últimos años, estaba claro
cuál era rol que tenía que cumplir: apoyar con créditos
lo que el resto de los organismos estatales determinaban que debía
priorizarse -el Plan Nacional de Desarrollo en su momento, lo que
fuera- en una especie de planificación indicativa a la uruguaya,
que dio el resultado que dio, ahora no importa entrar en detalles.
El problema es que eso dejó de ser así, hoy no hay
un enfoque de ese tipo. El problema es que el BROU, después
de haber sido así es más importante en el mercado,
todos sabemos que cobró peso, cobró mayor dimensión
y mayor influencia en el resto. Pero como no tiene el rol que tenía
antes, porque esos dictámenes no emanan del sistema político
en general, de los ministerios o de la Oficina de Planeamiento,
queda un poquito vacía esa vieja idea de que asistiría
lo que la planificación indicativa señale.
¿Qué ha ocurrido? Estoy de acuerdo con la contadora
Medero en que el rol de la banca pública es completar mercados,
porque en el mundo real, no en el de la fantasía, los mercados
no son perfectos, no son completos, entonces hay lugar para la intervención
pública. Creo que ése es justamente el rol del BROU:
dar plazos que por alguna razón no existen en la banca privada
y asistir con crédito a sectores de pequeñas y medianas
empresas, que son las que tienen dificultades mayores para acceder
al crédito en todas partes del mundo.
Sin embargo, ¿qué ha ocurrido con el BROU después
de ese papel intervencionista tan claramente definido? Le está
prestando a un sector de la sociedad el llamado crédito social
a tasas notoriamente exorbitantes, notoriamente fuera de cualquier
costo, con una tasa de recuperación de las mejores, porque
es un préstamo bastante seguro, desde una posición
en la que es difícil no cobrarles a los prestamistas; y por
otro lado, otra porción de la cartera corresponde a empresas
grandes que tienen acceso a crédito en otras instituciones,
a costos muchísimo más bajos que los del mercado y
con una tasa de recuperación y de cumplimiento bastante inferior.
En mi opinión eso tiene una lectura muy clara: se le está
cobrando impuesto al crédito social para subsidiar el crédito
empresarial de las grandes empresas.
Eso no tiene ninguna justificación desde el punto de vista
económico. No creo que el BROU necesariamente deba dejar
de hacerlo, porque muchas de esas empresas no van a obtener crédito
en el mercado por diversas razones. Como el mercado de capitales
uruguayo no existe -sería muy largo entrar a explicar por
qué no existe-, esas empresas no tendrían otra oportunidad.
Creo que ese rol existe para el BROU, que debe prestarles a las
grandes empresas pero lo ha hecho mal. Yo haría una reflexión
bastante simple: ¿quién es el responsable en toda
la estructura de decisiones del BROU sobre los créditos a
las grandes empresas? Más allá de que no comparto
la idea de satanizar a los políticos -siempre me pareció
algo muy malo hacerlo-, creo que básicamente el problema
está ahí. Todos sabemos que los grandes créditos
de las grandes empresas, de las que tienen acceso a ese subsidio
que se fondea con impuestos al crédito social, están
administrados políticamente. Eso tiene que cambiar, no puede
seguir siendo así.
Los partidos políticos tienen un rol en la sociedad, que
es intermediar; intermediar intereses conflictivos, satisfacer demandas,
etcétera, pero hay formas y formas de hacerlo, bien y mal.
Trescientos, quinientos, mil 1.000 años atrás había
políticos, eran los reyes, que también hacían
esta función, intermediaban -mal o bien es otro tema-. La
Humanidad evolucionó, un señor que se llamaba Montesquieu
inventó la división de poderes y los separó:
no se puede ser a la vez ejecutivo, legislativo y judicial. El mundo
se ha complicado y no se puede ser a la vez ejecutivo y administrador
de empresas públicas, creo que el punto esencial está
ahí. Hay que reformular el contrato que tiene el Estado uruguayo
con sus empresas, hacerlo en términos claros de cuál
es el subsidio que se da, de dónde viene, quién lo
paga, adónde va y por qué.
Esa intermediación de los intereses generales que representa
la sociedad a través de la expresión del sistema político
no está siendo bien hecha con los mecanismos de responsabilización,
transparencia y rendición de cuentas que hay hoy, y no sólo
en el BROU sino en todas las empresas públicas. Estamos ante
un tema muy complejo, debería haber una reflexión
mucho más profunda de la que hay actualmente, el mundo nos
ofrece muchos ejemplos de lugares donde esta situación está
resuelta de diversas maneras. Ponerlo en términos de blanco
y negro, Estado o mercado, es a esta altura casi ridículo,
pero hay gente a la que le gustan las certezas y a veces los debates
se vuelcan hacia posiciones extremas, casi como actos de fe, en
vez de actos de razón. No fue lo que inspiró a Montesquieu,
no creo que él se haya inspirado en la división de
poderes a partir de alguna religión, pero hay algunos que
últimamente creen que estas cosas pueden ser objeto de fe
y no de razón.
Exhortaría a todo el mundo, a los técnicos, a los
universitarios de este país, a creer en la razón -más
allá de las preferencias que cada uno tenga- y trazar un
contrato que satisfaga de aquí en más a toda la sociedad,
todos los intereses, con la idea de que mañana le toca a
uno, pasado al otro, después a un tercero con otras preferencias;
algunos estaremos en el llano, otros en el gobierno y así
sucesivamente. Es la visión de Montesquieu. Solamente que
Montesquieu vivió en el siglo XVIII y nosotros vivimos en
el XXI; las cosas son más complejas, el mundo se ha complejizado
un poco, entonces creo que a parte de los tres poderes hay que diseñar
mecanismos mucho más sofisticados, mucho más complejos,
porque la sociedad cambió. El Estado tiene que intervenir
y completar mercados, el BROU los ha completado más o menos.
Es la visión que tengo, siempre la tuve, antes de la crisis
y ahora con la crisis. Lamentablemente hay gente que se apasiona
por el Estado y me veía como un atacante del BROU; y hay
otros que se apasionan por el mercado y me veían como un
defensor del BROU.
EMILIANO COTELO:
Me quedó una pregunta al pasar; Noya decía que el
BROU debe seguir prestándoles a las grandes empresas porque
si no éstas no obtendrían crédito hoy en el
mercado, que el problema es cómo prestar. ¿Y el tema
de la tasa de interés?, ¿el subsidio seguiría
siendo de quienes toman préstamos sociales?
NN - De ninguna manera; eso genera consecuencias de ineficiencia
notoria al resto del sistema financiero. Sabemos que las tasas de
interés del préstamo al consumo están altas
en buena medida porque el BROU presta a esas tasas, con lo cual
hay un aprovechamiento de negocios por parte del resto por la dimensión
del peso específico que tiene el BROU en ese segmento, entonces
eso debería bajarse. Hay condiciones financieras como para
mantener equilibrios, etcétera, pero a largo plazo ese impuesto
debería eliminarse, es injusto, es ineficiente y no tiene
ninguna razón de ser.
Transcripción: María Lila Ltaif
Edicion: Mauricio Erramuspe
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