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24.09.2001















Discurso de Mariano Arana en el IV Congreso del Frente Amplio


Queridas compañeras y queridos compañeros frenteamplistas:

Queremos extender un apretado abrazo a nuestros militantes de los Comités de Base, de las coordinadoras y las departamentales, a los integrantes de la totalidad de los sectores políticos, pertenecientes a nuestra fuerza política que han llegado hasta aquí, desde los más diversos rincones del país y desde el extranjero.

En el día de hoy queremos compartir con todos quienes participan de este Congreso tan fundamental para el desarrollo de nuestra fuerza política, (con todos los frenteamplistas y con todos los uruguayos), algunas ideas relacionadas con temas que entendemos medulares en la coyuntura presente.

En primer lugar queremos realizar una reflexión acerca de los hechos que han conmocionado y siguen conmocionando al mundo entero.
Al respecto, debemos expresar nuestra más absoluta condena a la barbarie terrorista que ha golpeado en esta oportunidad a los Estados Unidos, con salvajes e injustificables atentados, de trágicas consecuencias.
Nuestra fuerza política se pronunció de inmediato, de forma categórica y sin fisuras, condenando esta muestra de desprecio de valores esenciales como el respeto a la vida, la convivencia pacífica, la aceptación de la diversidad y la tolerancia entre la multiplicidad de nacionalidades, comunidades étnicas, tradiciones y creencias.
Así se ha pronunciado también todo el espectro político nacional con una enérgica y unánime condena a semejantes atrocidades.

Nada, bajo ninguna circunstancia, justifica el terrorismo en cualquiera de sus formas.
Nada justifica la violencia ejercida contra poblaciones indefensas.
Hemos defendido desde siempre el respeto absoluto del derecho a la vida así como el absoluto respeto a las normas del Derecho Internacional.


El pensamiento y la acción de las fuerzas progresistas apuesta a la vida; a la libertad, a la justicia, a la convivencia pacífica; defiende la vida en todo momento y en todo lugar; la defiende tanto en los Estados Unidos como en Somalía, la defiende tanto en Israel como en Palestina, la defiende en Irlanda frente a la intolerancia religiosa que agrede a escolares indefensos o en el País Vasco frente al terrorismo criminal de la ETA.
La ha defendido y la defiende en el Uruguay y en la Argentina, tanto frente a los terribles atentados de la AMIA y la Embajada de Israel como en tiempos del terrorismo de Estado, (una forma de terrorismo tan condenable como las otras) cuya existencia no hemos dejado de denunciar.

Precisamente este Congreso rinde homenaje y tributo a una mujer inclaudicable, a una luchadora social de toda la vida, a una madre que hasta su último aliento no dejó de pelear en pro de la verdad, de la justicia y a favor de la vida. Saludamos compañeros la memoria de Tota Quinteros, una auténtica abanderada de la justicia social, y los Derechos Humanos.

Nuestro objetivo es la paz mundial y la vigencia del derecho internacional. De allí nuestra concordancia absoluta y nuestra satisfacción por la posición asumida por nuestra fuerza política, y por el Presidente de la República, el Dr. Batlle, en coherencia con una postura en materia de política internacional que desde siempre ha distinguido a nuestro Uruguay.

Recordemos, que aún bajo las más duras condiciones, el Frente Amplio optó por la paz. Desde sus instancias fundacionales, el General Seregni subrayaba que éramos una fuerza "pacífica y pacificadora", concepto que retomó en marzo de 1984 a su salida de la prolongada prisión, a la que se lo sometió por haber defendido la libertad, la Democracia, la Constitución y la Ley.

Esa vocación de paz, de pluralidad, de entendimiento, de inclusión, y de transformación con justicia social, es la que preside este Congreso, un Congreso que deberá ser la antesala de la victoria en el 2004.

El segundo tema que queremos compartir con todos Ustedes es que este Congreso, esta instancia democrática que nos enaltece como fuerza política en el contexto del país, debe constituirse en jalón fundamental en el camino del Frente Amplio y del Encuentro Progresista hacia la conquista del gobierno y la transformación del Uruguay.

Todos conocemos las dramáticas circunstancias que padecen nuestros compatriotas. Somos concientes de las dificultades derivadas de la situación económica de la región. Somos concientes que el Uruguay está atravesando uno de sus períodos más difíciles y más complejos de los que tengamos memoria.
Por lo mismo, debemos encontrar caminos de salida a la crítica situación de estancamiento y recesión que está castigando al país todo y fundamentalmente a los sectores populares, a los pequeños y medianos empresarios, a los productores rurales, a los asalariados, a los jubilados y pensionistas, a los excluidos y a las víctimas del terrible flagelo de la desocupación.
Nuestra gente mira cada vez más al Frente Amplio y al Encuentro Progresista como la esperanza de un cambio posible, capaz de diseñar, de imaginar y de soñar con una expectativa de vida digna en nuestro propio suelo, y no verse empujados a la emigración.
Nuestra gente está cansada de promesas incumplidas y propuestas insustanciales.

Día a día los uruguayos se están volcando, a esta gran correntada cívica que le posibilita fundar una real esperanza en el futuro, que ya está proponiendo soluciones de emergencia para los sectores sociales más afectados, que en alguna medida, está ya transformando el país y que lo va a seguir transformando.

Desde hace más de once años, cuando Tabaré asumió la Intendencia Municipal de Montevideo, venimos desarrollando, en la práctica, nuestra vocación transformadora y nuestra coherencia entre los principios y el accionar transformador.
Desde hace más de once años venimos trabajando en forma coherente y sostenida por la elevación de la calidad de vida de nuestra gente, que venimos luchando contra la pobreza y la exclusión social, que venimos transformado el espacio urbano y el paisaje humano de Montevideo, de la mano de la descentralización y la participación social.

Por cierto que tenemos mucho aún por delante: mucho para hacer y mucho para mejorar.
No estamos conformes: somos inconformistas porque aspiramos a superarnos permanentemente.
Desde hace ya más de once años que la gente sabe que cuenta con nosotros.
Y lo saben no sólo los vecinos de Montevideo, sino que lo sabe el país todo.
Y lo saben los empresarios y el sector privado con los cuales hemos realizado acuerdos para beneficio de la gente.
Y lo saben las cooperativas y los trabajadores organizados.
Y lo saben los jóvenes de los barrios periféricos que realizan su primer experiencia laboral en un marco de respeto y dignificación.
Y lo saben los estudiantes universitarios que realizan sus becas y pasantías laborales en nuestros servicios.
Y lo saben nuestros viejos que se reúnen en los clubes de abuelos y las madres que llevan a sus niños a las guarderías y merenderos.
Lo saben los sin techo y los discapacitados. Pero esto es apenas el inicio de un camino para un cambio más trascendente al que el Frente Amplio y el Encuentro Progresista están convocados.

Este Congreso, queridos compañeros, tiene que constituirse en un jalón fundamental en el proceso que nos va a llevar de ser la primer fuerza política del país (que lo somos ya desde octubre de 1999) a ser gobierno nacional con el respaldo mayoritario de la ciudadanía oriental.

Precisamente, este Congreso, compañeras y compañeros, tiene que apuntar a esa meta esencial para el próximo período.

Nada hay más importante, nada más prioritario.
Ningún objetivo es más trascendente ni transformador.

El país -lo vemos día a día- se nos cae a pedazos y será el Frente Amplio, esta enorme columna cívica que nació apelando a la mejor tradición de la gesta artiguista, a quien le corresponda construir, desde nuevos y sólidos fundamentos democráticos, la República perdida.

Será el Frente Amplio el que convoque a esta empresa patriótica, a todo el espectro político y social del país: a los sectores político partidarios, al empresariado, a los productores rurales, a los sectores de la cultura y de la ciencia, a los estudiantes, los intelectuales y académicos, a los trabajadores y sus sindicatos, para encarar, entre todos, la empresa de salvar al país.

Será el Frente Amplio y el Encuentro Progresista, los que sigan convocando, a través de su programa de transformación, de su programa nacional, popular y democrático, a cerrar filas para re - encauzar nuestro propio destino como nación y a iniciar una era de progreso y esperanza.

Será el Frente Amplio y el Encuentro Progresista, los que sinteticen las más generosas tradiciones políticas del país; aquellas que provienen del ideario Artiguista, pasando por las mejores posturas nacionalistas expresadas en la defensa del sufragio y la representación proporcional, en el anti imperialismo y la soberanía nacional, y la lucha por una auténtica descentralización que alcance a todo el país; a las mejores opciones del batllismo de principios de siglo encauzadas a la defensa del obrero y de la legislación social de avanzada; a las mejores tradiciones cristianas, fundadas en el mensaje evangélico y su potencial liberador; a las mejores tradiciones del movimiento obrero y de las corrientes libertarias y socialistas con una larga historia de organización unificadora y solidaria.

Será el Frente Amplio el que conjugue, en coincidencia con el Encuentro Progresista, el anhelo de paz, de armonía y de superación que hoy es clamor de parte de nuestros viejos y de nuestros jóvenes que enfrentan el fantasma de la emigración, de los niños que nacen y crecen en situación de pobreza, de las madres adolescentes, de los desocupados y los subocupados, de los que tienen hambre, de los que no tienen techo, de los que no tienen ni esperanza ni expectativas.

Es en ese entendimiento, y apelando a los mejores referentes de nuestros momentos fundacionales, que deberemos convocar, desde este Congreso, a todos los orientales honestos, vengan de donde vengan y piensen lo que piensen, a acordar un programa patriótico de soluciones, para salvar al país.

No podemos bajar los brazos ni dejarnos ganar por el desánimo.
Debemos expresar contundentemente nuestra voluntad de implementar soluciones de emergencia y, para impedir que nuestros jóvenes se sigan yendo y que nuestros viejos y nuestros niños sigan pasando privaciones.

Y a la vez, tenemos que preparar, desde ahora, el gobierno que nos va a tocar ejercer.
Con sensibilidad social y con capacidad política y técnica.
Sin el facilismo de los burócratas.
Sin la soberbia tecnocráctica.
Sin el sectarismo reduccionista.
Rechazando de plano toda forma de inconducta e irregularidad individual o grupal, como las que desgraciadamente han llevado al descrédito de buena parte del sistema político.
Apostando a la apertura mental y al análisis sereno y responsable.
Apostando a la congruencia entre lo que se piensa y lo que se dice.
Apostando a la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Apostando a la decencia y la cristalinidad en el manejo de la cosa pública.

Ciertamente podremos alcanzar tales metas, si esta formidable columna cívica, si esta fuerza política sabe ajustar sus formas organizativas y sus formas de actuación en consonancia con tal altos objetivos.
Será cierto todo esto, si esta formidable columna cívica sabe afinar y ajustar sus definiciones políticas y programáticas a las graves circunstancias de la hora y se prepara, con entusiasmo y con responsabilidad, para asumir, en breve plazo, los grandes desafíos que habrá de confiarle el pueblo uruguayo.

ESTO ES POSIBLE COMPAÑEROS, esto es posible compatriotas.


¡¡¡¡Viva el Frente Amplio!!!!

Viva el Uruguay del Futuro.




 





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