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24.09.2001















Compromiso por el cambio para el nuevo siglo. Nuestras Señas de Identidad


El Frente Amplio, ante un mundo que se ha modificado en las décadas transcurridas desde su fundación en 1971, ha encarado en profundidad un proceso de análisis e interpretación crítica de la realidad; recogiendo experiencias y valores acumulados a lo largo de la historia por las generaciones que nos precedieron en la formulación de utopías, caminos y luchas por la superación del hombre; y proyectando todo ello hacia el futuro como horizonte hacia el cual avanzamos.

La identidad ideológica construida en común, al igual que la actualización programática y estratégica, manteniendo el respeto por la convicciones ideológicas de cada compañero, partido o movimiento integrante del Frente Amplio, constituye una tarea permanente y necesario. Se trata de un proceso unitario de pensamiento y acción en torno a los valores y principios que en 1971 motivaron la fundación del Frente Amplio y que dan marco a las decisiones de carácter programático y las grandes líneas estratégicas de acción política para los períodos entre Congreso y Congreso.

Vivimos un tiempo de transformaciones que afectan globalmente a la civilización. El vertiginoso avance científico técnico de las últimas décadas del siglo XX ha transformando profundamente todos los aspectos de la vida humana.

Dichos cambios, que sin embargo no han solucionado sus realidades más hirientes; la situación por la que atraviesa nuestro país, luego de transcurridos largos años desde la reapertura democrática sin que se concretaran las justificadas expectativas de los uruguayos; las crecientes responsabilidades que la ciudadanía ha otorgado a nuestra fuerza política y los desafíos que nos esperan por delante; así como la esencia misma de nuestra condición de izquierda -sujeto y objeto de cambio permanente en la búsqueda del progreso-; motivaron un proceso de reflexión colectivo, llevado a cabo por los frenteamplistas a lo largo y ancho de todo el país durante un año, que renueva nuestra convocatoria a los uruguayos para construir una realidad más justa y solidaria para las mujeres y los hombres de nuestro país y del mundo.

La igualdad y la justicia social son las grandes metas del Frente Amplio. Luchamos por una sociedad de hombres y mujeres libres y solidarios.

Nuestra historia nos impulsa moral y políticamente. Treinta años después de aquel entonces los frenteamplistas reafirmamos nuestra vocación humanista indisociable de nuestro compromiso por construir una sociedad más justa y solidaria, en la búsqueda de un mundo sin explotadores ni explotados, sueño secular de la humanidad.

La razón de ser del Frente Amplio son los hombres y mujeres de nuestro tiempo y del tiempo por venir. Trabajamos por la plena realización de cada uno de ellos en el marco de una sociedad donde la plena vigencia de los Derechos Humanos en cuanto pilares universales, interdependientes, indivisibles y en evolución, sea una realidad cotidiana.

Creemos que es posible construir una sociedad más humana que la actual. Una sociedad en la que los derechos de la gente no sean considerados mercancías, y en la que la economía esté al servicio de la gente y no la gente al servicio de la economía.

El trabajo es la fuente de toda riqueza. El producto de este fructífero esfuerzo, que en las condiciones actuales de explotación es apropiado por unos pocos, deberá repartirse de un modo mas justo e igualitario para resolver las necesidades fundamentales de la gente como base de una vida digna y plena.

Reivindicamos la libertad y la igualdad, la solidaridad y la justicia social como nuestros principales valores.

La libertad es condición imprescindible de la vida humana. Sin ella no hay paz, ni democracia, ni pueden desarrollarse las personas. Recogemos el legado artiguista para quien la cuestión fue entre la libertad y el despotismo, lo que constituyó una de las razones fundamentales de su gesta.

Por la libertad lucharon sacrificadamente los trabajadores, y amplios y muy diversos sectores de la sociedad uruguaya. Por la libertad lucharon y pagaron con su vida, su libertad y el exilio miles de frenteamplistas y ciudadanos de otros partidos. El compromiso con la libertad y la búsqueda de las condiciones concretas para su ejercicio pleno, es nuestra razón de ser. Un compromiso de emancipación colectiva basado en el respeto a cada individuo y, simultáneamente, en el compromiso solidario de todos.

La defensa irrestricta del principio de igualdad de todos los hombres ante la ley es una bandera permanente e irrenunciable del Frente Amplio. Pero además creemos que los seres humanos no solamente han de ser iguales ante la ley, -como lo establece la Constitución, lo que ya es importante-, sino que más allá de ello han de serlo ante la vida y sus posibilidades, lo que es más importante aún. El principio de igualdad bien entendido a su vez, requiere privilegiar a los más necesitados para garantizarlo.

El Frente Amplio se inspira en la necesidad de que nuestro pueblo pueda alcanzar la igualdad basada en la justicia social y en la superación del ciudadano educado en la solidaridad.

Reafirmamos nuestra condición de herramienta política comprometida con la paz , la democracia y el desarrollo sustentable.

Desde la política, desde los valores que le dan sentido ético y desde la acción para hacerlos realidad, se puede construir entre todos un futuro mejor para nuestra generación y las generaciones venideras.

A partir de diversos instrumentos, de la reafirmación de las instituciones democráticas, los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones sociales de diverso tipo, podremos organizar una convivencia pacífica, plural, tolerante, basada en la justicia y en la democratización de la sociedad y el Estado, y avanzar hacia la superación de las actuales estructuras económicas y sociales.

Queremos una democracia plena y plural. Frente a las limitaciones sustantivas de la situación actual bregamos por profundizar y transformar los mecanismos de información, participación y representación ciudadana. Los instrumentos de democracia directa, la descentralización, la transparencia informativa , el ejercicio de los derechos ciudadanos, la transferencia de capacidad de decisión a la comunidad y los trabajadores, son algunos de ellos.

Reivindicamos la honestidad y la transparencia como principios sustanciales en la acción política y en la gestión pública. Rechazamos las formas de corrupción en la sociedad y sus instituciones de gobierno

Como parte esencial de la democracia reivindicamos el derecho de nuestro pueblo a la verdad histórica y a la justicia en el marco de la Constitución, la Ley y el Derecho Internacional, sobre las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante la dictadura cívico militar.

En un mundo globalizado, en el que la importancia de la innovación y el saber son crecientes, la democratización del uso de los medios de comunicación y el intercambio cultural, así como la democratización y socialización del conocimiento, constituyen una reivindicación sustancial de la izquierda en el siglo XXI.

Queremos una sociedad plural en su mayor amplitud. Asumimos la igualdad en la diversidad como una de los desafíos del nuevo tiempo, el respeto a las diferencias culturales, de raza, de religión, de orientación sexual, de las capacidades diferentes, y de la plena igualdad entre los sexos, con pleno ejercicio de sus derechos.

Ante el cercenamiento de los derechos sociales, económicos y políticos que impone el neoliberalismo a grandes sectores de la población, reivindicamos el derecho a una ciudadanía plena.

Trabajamos por un desarrollo sustentable, que impida la destrucción del medio ambiente e integre el mejoramiento sistemático y progresivo de la calidad de vida de las grandes mayorías.

Una sociedad próspera es también una sociedad comprometida -ante sí misma y ante el futuro- con los principios de responsabilidad ambiental, que apuesta decididamente al desarrollo de la cultura, la construcción colectiva de la identidad nacional, y con acceso democrático a la información y al conocimiento.

Hoy, como ayer, expresamos nuestro irrenunciable compromiso con los más desposeídos, que son quienes más sufren los devastadores efectos del llamado modelo neoliberal.

Queremos y trabajamos por un Uruguay sin exclusiones, y por eso mismo no somos neutrales ante las hirientes condiciones de desempleo, pobreza, marginalidad e incertidumbre que hoy padecen tantos compatriotas.

Fieles a José Artigas, para quien "los más infelices" han de ser "los más privilegiados", el compromiso con quienes viven en tales condiciones es la mayor riqueza del Frente Amplio.

Nuestros esfuerzos están puestos en la construcción de una sociedad mejor, más justa y solidaria. Pero este empeño, que expresa la inalterable voluntad de progreso de los uruguayos, se enfrenta al desafío de superar el obstáculo y la resistencia de la conjunción de intereses surgidos de la asociación entre el capital financiero y las transnacionales imperialistas y sus socios internos que constituyen el bloque de poder. Esta verdadera oligarquía dominante cuyos intereses contradicen los de la mayoría de la nación, está conduciendo los destinos del país y ha llevado a los orientales a abismos de marginación y pobreza nunca vistos en nuestra patria. La oligarquía dominante es cada vez menos numerosa y cada vez es más poderosa: ha expulsado sectores que la integraban y a otros que estaban asociados a ella; se redujo, pero cada vez tiene más poder y mas riqueza.

Ante esto el pueblo oriental, los trabajadores de la ciudad y el campo, los desocupados, los estudiantes, los jubilados, los intelectuales, los pequeños y medianos productores rurales, industriales y comerciantes, no tienen otro camino que enfrentar las políticas económicas y sociales impulsadas por el bloque de poder para construir su propio destino, su hogar y su patria. En situación similar se encuentran todos los sectores comprometidos con el desarrollo soberano del país, que vienen siendo marginados, desposeídos y empujados a la ruina por el desarrollo de las políticas neoliberales.

Esta contradicción ha adquirido nuevas manifestaciones, y a la vez, mayor dramatismo que hace treinta años, porque nunca tanta riqueza fue distribuida entre tan pocos. Nunca la distancia entre los más ricos y los más pobres fue tan grande y tan escandalosa. Nunca se apostó tanto al desmembramiento, social ni nunca se atacó tanto a las reivindicaciones y los logros de los trabajadores. Nunca antes como ahora estuvo en entredicho la viabilidad del país.

Al actualizar y reafirmar nuestros conceptos, valores y principios, constatamos que el tiempo transcurrido no ha atenuado en lo más mínimo el drama que encierra esa contradicción. Por el contrario, el sector financiero internacionalizado, los grandes capitales extranjeros asociados al comercio interno, los grandes grupos multisectoriales vinculados a las finanzas, la importación y exportación, los grandes medios de comunicación, la tierra y la industria cuya suerte económica no está ligada al futuro del país, se han apoderado de los destinos de la patria y están destruyendo hasta la viabilidad del Uruguay como nación.

Por eso, hoy, como hace treinta años, asumimos la defensa del país, y la tarea de convocar a más sectores y más gente, pues los perjudicados, los desconformes, excluidos y marginados son mucho más numerosos que nuestro Frente Amplio. La defensa de la soberanía, el trabajo, la producción, la justicia y los mejores valores democráticos y populares, requiere que se sumen los esfuerzos y la coincidencia de todos ellos.

Los frenteamplistas no nos resignamos a vivir en un mundo hegemonizados por fuerzas e intereses que cuestionan la paz, la soberanía y la identidad de los pueblos. Rechazamos el imperialismo, el colonialismo como también cualquier otra forma de imposición de las naciones poderosas, los grandes grupos económicos transnacionalizados, o los organismos internacionales utilizados en función de sus intereses.

La existencia de un mundo unipolar, donde la potencia militar y política de los E.E.U.U predomina y la constitución de un orden mundial cada vez más desigual e injusto han despertado y fundamentado las protesta de amplios sectores.

Defendemos en forma irrenunciable los principios de no intervención y de autodeterminación de los pueblos y por ello hemos condenado y condenamos el bloqueo imperialista a que ha sido sometido el pueblo de Cuba y reivindicamos su derecho y el de todos los pueblos del mundo, a construir en paz sus formas propias de convivencia.

Impulsamos una auténtica integración regional en el marco de una Latinoamérica más unida y fuerte en la lucha contra toda forma de injusticia y contra la pobreza, que para nosotros es también una forma de violencia, y a favor de la paz, la democracia, la justicia y el progreso en esa patria común de la humanidad que es planeta en el cual vivimos. Porque sólo sobre la dignidad de los pueblos puede edificarse una auténtica convivencia internacional, libre de toda forma de terrorismo.

El Frente Amplio es una herramienta política de progreso del pueblo ururguayo en constante construcción.

Su condición de coalición y movimiento en el marco indispensable de la unidad en la diversidad y sin exclusiones, constituye pilar fundamental de su existencia, creación genuina del pueblo uruguayo que debemos analizar en forma autocrítica constantemente para perfeccionarla y fortalecerla.

Nuestra tradición, una tradición de la cual nos sentimos orgullosos, no nos ata ni inmoviliza. Por el contrario, nos impulsa a nuevos inicios en este nuevo siglo que reclama una esperanza que le dé contenido y sentido a la vida de los uruguayos.

A lo largo de nuestra historia hemos sido y pretendemos seguir siendo la voz de los que sueñan con un país mejor y trabajan con hacerlo realidad. Fieles a ella, hoy convocamos a los progresistas a la acción conjunta en torno a un programa de cambios, cada vez más necesario para el país y su gente..

Estamos convencidos de que otro mundo es posible y de la necesidad de la unión de todos los progresistas para lograr un Uruguay mejor.


Montevideo, Setiembre de 2001.

 


 






 

 



 





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