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26.09.2001















Publicado en La República (23.09.01)

Discurso de Tabaré Vázquez en la apertura del IV Congreso del Frente Amplio


Queridas compañeras, queridos compañeros:

"La flota" es el título de una hermosa canción especialmente conocida entre los cientos de miles de nuestros compatriotas que andan por el mundo.

En un pasaje esa canción dice que "... la tierra nunca es ausencia cuando se lleva en el corazón...". Y es verdad.

Del mismo modo, y refiriéndonos a la persona cuyo nombre preside este Congreso, podemos decir que "... Tota nunca es ausencia porque la llevamos en el corazón ...".

Bienvenidos, compañeras y compañeros frenteamplistas a este IV Congreso del Frente Amplio "Tota Quinteros".

En el nombre de esta compañera inolvidable por su ejemplo de vida --una vida castigada por adversidades que Tota supo transformar en voluntad, solidaridad y optimismo--, queremos expresar la confianza de los frenteamplistas en el Uruguay y nuestro compromiso de trabajar al máximo de nuestras posibilidades para mejorarlo.

Como hizo ella hasta el último instante de su vida.

Como también lo hicieron Bernardo Kreimerman, Jorge Quartino, José Tognola y tantos otros compañeros que tampoco están ausentes, que siguen junto a nosotros, impulsándonos y guiándonos.

Discepolín

Queridas compañeras,

Queridos compañeros:

El panorama mundial no es, en sus aspectos sustanciales, demasiado diferente al que describió hace unos 70 años Enrique Santos Discépolo en su ya legendario tango "Cambalache".

En el siglo XXI también se mezclan "biblias y calefones": mientras unos pocos hombres poseen riquezas que ni ellos mismos pueden cuantificar y que ni sus hijos, nietos y bisnietos podrán gastar; otros muchos seres humanos ni siquiera podrán tener hijos pues nacen condenados a morir de hambre mucho antes.

Y a esta violencia con forma de desigualdad y pobreza se le suman otras violencias: la violencia de la guerra, la violencia de la intolerancia, la violencia del terrorismo ..... Cómo nos duele el alma cuando en fotos publicadas en periódicos del mundo, cuando en las pantallas de televisión en los hogares del mundo, ante nuestros ojos, gota a gota, suspiro a suspiro, millones de niños de países pobres mueren de hambre por no tener alimentos. Pobres inocentes.

Podríamos señalar muchos aspectos --todos ellos importantes, por cierto-- de esta contrastante y peligrosa coyuntura internacional, pero vayamos a la sustancia de los hechos: sabemos que la historia nos ha traído hasta aquí, pero cabe preguntarse "¿Dónde iremos a parar como especie humana si seguimos así?".

La respuesta es obvia si se tiene en cuenta el poder de destrucción que hoy tiene la humanidad: las terribles escenas que presenciamos hace pocos días pueden repetirse en cualquier momento en cualquier punto del planeta.

Pero también es obvia, y en sentido contrario, si se tiene en cuenta otro tipo de arsenal: el arsenal de los valores, principios, avances científico/tecnológicos y recursos materiales acumulados a lo largo de siglos y que constituyen una posibilidad para que la gente --toda la gente-- viva mejor.

Nosotros, por humanistas y por progresistas (que es lo mismo pues no se puede ser puede ser humanista sin ser progresista y no hay progresismo sin humanismo) creemos que el ser humano tiene capacidad de sobrevivencia y superará la angustiante realidad actual, racional y civilizadamente.

No será fácil, por cierto. Pero es imprescindible. Al fin y al cabo, a los hombres y mujeres no nos vencen las dificultades sino la resignación. Y nosotros no estamos a que la paz, la libertad, la soberanía, la democracia, la justicia y la solidaridad sean simple retórica o privilegios de unos pocos.

Queremos un mundo mejor y posible, en el que la paz, la libertad, la soberanía, la democracia, la justicia y la solidaridad sean realidades cotidianas y universales.

Y trabajamos por ello. Sin mesianismos ni discursos grandilocuentes, pero con convicción y perseverancia.

Modelo agotado

Queridas compañeras, queridos compañeros:

Hay un rincón del mundo llamado Uruguay donde vivimos poco más de tres millones de personas.

Por aquí las cosas tampoco andan muy bien, ni siquiera bien: aunque algunos se esfuerzan por demostrar que el país progresa en los papeles, lo cierto es que más de 700.000 uruguayos viven en condiciones de pobreza, alrededor de 500.000 padecen problemas de empleo, casi la mitad de los niños --que son el futuro del país-- nacen en hogares pobres, y unos 66.000 jóvenes de entre 13 y 27 no trabajan ni estudian. Ellos también son el futuro del país pero, ¿de qué país?

Podríamos manejar otros indicadores tales como Producto Bruto Interno (que en el año 2000 descendió 1,3% respecto a 1999), consumo privado (que también bajó 0,5%), inversión pública (que se redujo 3,1%) o inversión privada (que también se contrajo 14,4% el año pasado respecto al anterior) u otros de índole económica que son importantes, por cierto.

Pero más importantes que los números son las personas, y más trascendente que la economía es la sociedad. Por eso hemos preferido tomar tres o cuatro indicadores de la sociedad para demostrar que no andamos bien en el Uruguay de nuestros días.

Ojalá nos equivoquemos, pero andaremos peor aun si el actual gobierno persiste en la porfiada aplicación de un modelo económico que aún no sabemos por qué se llama neoliberal pues de nuevo tiene poco y de liberal menos. En realidad, se trata de la vieja ortodoxia conservadora según la cual tiene que haber muchos desposeídos para que haya algunos privilegiados. La fórmula no es nueva y los resultados son cada vez peores: nunca tanta riqueza fue distribuida entre tan pocos, nunca la distancia entre ricos y pobres ha sido tan grande y tan obscena, nunca el tejido de nuestra sociedad estuvo tan debilitado, nunca antes como ahora estuvo en entredicho la viabilidad del Uruguay como nación.

Ya lo hemos dicho varias veces y volvemos a repetirlo: los gobiernos tienen derecho a aplicar la política económica que le parezca más adecuada, pero también tienen la responsabilidad de hacerse cargo de las consecuencias de sus actos.

Y el gobierno actual, supuestamente divertido y de coalición entre el Partido Colorado y el Partido Nacional (tal como lo establece el acuerdo firmado por los doctores Batlle y Lacalle el 9.11.99 cuando, al decir de Jorge Luis Borges, "... los unía el miedo más que el amor ..."), parece no querer o poder hacerse cargo de sus actos.

Si no puede por problemas internos de la coalición es grave: ningún gobierno tiene derecho a tomar a la población como rehén de sus propias insuficiencias.

Y si no quiere es peor aún: ningún pueblo del mundo merece tanta irresponsabilidad. El uruguayo tampoco.

El modelo que inspira a la política económica que impulsa el actual gobierno (que es la misma que impulsaron los gobiernos presididos por los doctores Sanguinetti y Lacalle), está agotado. Pretender revitalizarlo es tan frustrante como pretender maquillar a Frankenstein.

¿Hasta cuándo va a persistir el actual gobierno con esta política económica? ¿Qué tiene que pasar (peor de lo que ya nos ha pasado ...) para que la cambie?

Sinceramente admitimos que no logramos entender cómo una persona tan inteligente y franca, un político tan experimentado como lo es el doctor Batlle, no asume que en circunstancias como las actuales cambiar no es una muestra de debilidad sino un acto de sensibilidad humana, de grandeza intelectual, de sensatez política, de responsabilidad de gobierno.

Tampoco logramos que en este aspecto el doctor Batlle nos atienda. Pese a que somos la mayor fuerza electoral del país y representamos por lo menos al 40% de la ciudadanía (un poco más, según recientes sondeos que pusieron nerviosos a algunos oscuros personajes con vocación de voceros del gobierno de turno ....), nuestras propuestas no son ni siquiera tenidas en cuenta. Y hemos hecho varias: entre ellas la propuesta de agenda social el año pasado y el plan de emergencia económica y contingencia social hace pocos meses. Pero no hay respuesta.

Mejor dicho, hay una respuesta: el uso abusivo de la mayoría parlamentaria para aprobar al galope leyes de urgente consideración y presupuestos. Y para que el galope sea disciplinado, se reparten cargos y "gauchadas".

Rectifico: hay una segunda categoría de respuesta. Esta categoría está constituida por los exabruptos del ministro de Economía, quien suele referirse a nuestras propuestas en un tono iracundo no habitual en él. Comprendemos que esté preocupado y estamos dispuestos a ayudarlo, pero esta fuerza política no merece ser blanco de su ansiedad.

El país no funciona y si bien hay causas externas que inciden en ello, las causas principales de esta situación son internas, son sustancialmente políticas y de nosotros --del conjunto de la sociedad uruguaya-- depende revertirlas o seguir en esta suerte de "más de lo mismo" que en realidad es "lo mismo pero peor ...".

Ello exige voluntad política o, lo que es lo mismo, inteligencia y coraje político para transitar los caminos del cambio que el país precisa.

A juzgar por algunos episodios parecería que hay personas --incluso alguna que integra o está vinculada a la coalición de gobierno-- que apuestan al "cuanto peor mejor" y no pierden oportunidad de caer en prácticas políticas sencillamente irresponsables y desestabilizadoras. Sus razones tendrán, pero no son las nuestras, por cierto.

El Frente Amplio es oposición, claro que sí. Y lo es por dos grandes razones: 1) la primera, porque el EP-FA se opone al actual modelo económico y sus nefastas consecuencias sobre el conjunto de la sociedad; 2) la segunda, porque la ciudadanía así lo decidió en las elecciones nacionales de 1999. Y para nosotros, el pronunciamiento de la ciudadanía, aunque nos resulte adverso, es sagrado.

Pero despacito y por las piedras: somos una oposición institucionalmente leal y políticamente responsable. Porque con la democracia no se juega y con la vida de la gente tampoco.

Y nadie, por más que lo intente y use cualquier medio para ello, nos va a desviar de este camino.

La actualización

Queridas compañeras, queridos compañeros:

Creemos que es necesario y posible construir un Uruguay mejor en un mundo también mejor.

Debemos comprometernos a ello. Sin exclusivismos, aportando a esa difícil pero hermosa tarea colectiva para la cual convocamos a todos progresistas nuestros recuerdos y nuestros sueños, nuestra rebeldía y nuestras propuestas, nuestros principios y nuestros proyectos, nuestra historia y nuestro futuro.

Y este IV Congreso es una oportunidad para sintetizar todo ello.

Hace poco más de un año, en ocasión de la evaluación por parte del Plenario Nacional sobre el desempeño electoral del Frente Amplio en el período 1999/2000, expresamos:

"Los resultados electorales demuestran contundentemente que las elecciones no se ganan o se pierden en función de tres o cuatro meses de campaña electoral, sino que los resultados electorales son la culminación de procesos políticos mucho más extensos y profundos que la campaña en sí ".

Más adelante agregamos:

"En lo personal creemos que el EP- FA no perdió la posibilidad de acceder al gobierno nacional por lo que hizo durante la campaña electoral en sí (que tuvo altibajos, pero que en definitiva fue la mejor que pudimos hacer), sino por lo que no hizo a lo largo de los años anteriores al período electoral.

Repasemos mentalmente lo que fueron 1996, 1997 y 1998 para esta fuerza política: el tiempo, las energías y hasta la credibilidad que dedicamos a polemizar entre nosotros y a resolver asuntos internos fue tiempo, energía y credibilidad que le quitamos a lo que es la razón de ser del Frente Amplio: una herramienta política de cambios al servicio del pueblo uruguayo, al servicio de la gente.

Creemos que esa historia no puede repetirse. Como frenteamplistas no podemos permitir que se repita, porque esta fuerza política si bien no nació para ser únicamente una opción electoral, tampoco nació para ser una alternativa de gobierno nacional que nunca se concreta.

Como presidente del Frente Amplio me comprometo y los convoco a comenzar a trabajar ahora mismo para que esta historia no vuelva a repetirse, para que el Frente Amplio cumpla cabalmente su cometido histórico y para que la historia de este país cambie en sentido y dirección de progreso y de justicia social".

Posteriormente, y luego de señalar que esa tarea tiene aspectos específicos pero estrechamente vinculados entre sí, nos detuvimos en uno de ellos: el aspecto referido a nuestra identidad y el proyecto que impulsamos.

En tal sentido, expresamos que "... el FA vive uno de esas circunstancias en las que, sin caer en un internismo estéril ni desatender sus compromisos cotidianos en el escenario político nacional, debe encarar esa tarea de reflexión, análisis y elaboración sobre sí mismo en clave de país y de futuro (....) porque el peor error que podemos cometer quienes nos definimos de izquierda es negarnos el derecho a actualizarnos, a ser cada día mejores.

Negarnos ese derecho significaría no solamente renunciar a una seña de identidad de la izquierda misma, sino también defraudar la confianza y esperanza que los uruguayos en número cada vez mayor, nos vienen demostrando elección tras elección ..."

Y concluíamos: "... Debemos actualizarnos. Y debemos hacerlo con solidez en los valores, rigor en las propuestas y flexibilidad en la acción política".

Perdonen si la cita fue un poco extensa, pero refrescar algunos hechos del pasado (aunque se trate de un pasado tan reciente como el de hace un año), ayuda a comprender el presente.

Debate fermental y unitario

Queridas compañeras, queridos compañeros:

Un año ha transcurrido desde entonces y estamos en plena tarea porque el proceso iniciado entonces no termina hoy ni mañana.

En materia de desarrollo ideológico no hay zafras ni franquicias: se trata de un proceso evolutivo, permanente, que no se agota en una instancia estatutaria, que se difunde más allá de ella, que pasa de generación en generación con su carga de tradición y proyecto, de compromiso y esperanza.

Los procesos de este tipo nunca son fáciles y son especialmente complejos en circunstancias tan difíciles como las que hoy padece la sociedad uruguaya. "No es fácil pensar en el futuro si no se tienen resueltas las urgencias del presente", dirán algunos y tienen razón. Pero también es cierto --ya lo decía Confucio hace unos 2.700 años-- que un hombre no puede caminar por el presente si no se tiene claro hacia qué futuro se dirige.

También sabemos que estos procesos son especialmente difíciles en el caso de una fuerza política como la nuestra, coalición y movimiento a la vez.

Sin embargo estamos desarrollando la tarea que nos propusimos hace un año. Y creemos necesario detenernos un instante para reseñar lo que a nuestro juicio son algunas características positivas de este proceso:

1) Se trata de un proceso orgánico, pautado por sucesivas resoluciones adoptadas a nivel del Plenario Nacional y la Mesa Política del Frente Amplio. Lo hemos administrado nosotros, los frenteamplistas.

2) Es también un proceso unitario. No ha participado quien no ha querido y nadie ha sido limitado en su derecho a expresarse. Por cierto que en este debate se han expresado opiniones matizadas sobre los mismos temas (aunque no tan matizadas como algunos pretenden hacer creer o como existen en otras fuerzas políticas), pero tal diversidad, más que ser un factor de dispersión, ha sido un elemento de cohesión. Eso es lo que no puede entender la derecha y lo que la desespera, porque la derecha es sustancialmente excluyente, intolerante. En la derecha no hay lugar para el pluralismo y la diversidad.

3) Pero este proceso no es solamente unitario: también es fraternal. Los debates han sido apasionados pero nunca agraviantes. Cada uno ha defendido su posición, pero al mismo tiempo ha reconocido al otro como un compañero. Y eso es fundamental. Si en la unidad radica nuestra fuerza, en la fraternidad está nuestro futuro.

4) También ha sido un proceso fermental por cuanto ha afirmado viejos, insuperados y tal vez insuperables valores y principios pero también ha refrescado el pensamiento, ha descubierto nuevos desafíos, ha enseñado nuevos horizontes. Y eso es bueno, compañeros. No sólo en nuestra condición de frenteamplistas, sino además en nuestra condición de uruguayas y uruguayos del siglo XXI.

5) Ha sido un proceso "con los pies en la tierra", pues lo hemos transitado sin desatender ni una de las tareas que la ciudadanía nos ha confiado en el Parlamento nacional, en el gobierno departamental de Montevideo o en los legislativos comunales de todo el país; sin desatender nuestro contacto con la sociedad; sin desatender la permanente autoconstrucción de nuestra fuerza política y el desarrollo del Encuentro Progresista.

Y estos aspectos positivos del proceso de actualización ideológica no son mérito de nadie en particular; son patrimonio del Frente Amplio en su conjunto, de mérito de todos.

Continuidad del proceso

Queridas compañeras, queridos compañeros:

Este Congreso no es el fin de la historia en materia de actualización ideológica. Es un mojón en ese proceso que --reiteramos-- para ser auténtico ha de seguir siendo permanente, orgánico, unitario, fraternal y fermental.

En poco rato, ustedes comenzarán a analizar los documentos elaborados por una Comisión designada el 30 de junio pasado por el Plenario Nacional para sintetizar y sistematizar todos los aportes realizados durante el proceso de actualización iniciado hace ya un año.

En cumplimiento de la citada resolución del Plenario y una posterior de la Mesa Política, dicha Comisión --cuya integración reflejó la composición de la Mesa Política-- se instaló el 1° de setiembre pasado y tras un trabajo que por cierto no fue sencillo, elaboró tres documentos titulados "Compromiso por el cambio para el nuevo siglo: nuestras señas de identidad"; "Compromiso por el cambio para el nuevo siglo: pautas para el desarrollo ideológico y la elaboración programática"; y "Grandes líneas de acción política del Frente Amplio".

El título de estos documentos nos exime de hacer en este momento referencia al contenido de los mismos.

En todo caso, y a los efectos de una mayor transparencia, digamos que esos documentos fueron aprobados por la mayoría de la Comisión con la conformidad de: Asamblea Uruguay, MPP, Movimiento 26 M, Partido Comunista, Partido Socialista, PVP, Vertiente Artiguista, Delegados de Base de Montevideo y Canelones, y Presidencia del FA.

La delegación de bases del Interior, aunque integrante de esta Comisión, no participó en el trabajo de la misma.

La CUF apoya el texto referido a "Grandes Líneas de Acción Política".

Y los compañeros de la Corriente de Izquierda, que actuaron intensamente, con argumentos, con honestidad en sus planteos y con fraternidad, que no dieron su conformidad a los documentos antes mencionados, presentaron textos alternativos a los mismos que también están a consideración del Congreso.

Pero, ¿qué entendemos por "señas de identidad", "pautas para el desarrollo ideológico y la elaboración programática" y "grandes líneas de acción política"?

Son conceptos específicos, de distinto alcance, pero complementarios.

"Señas de identidad" refiere a lo permanente de nuestra fuerza política: a los valores y principios que la impulsan y guían en términos de largo plazo.

Valores y principios que no inventamos nosotros, que los ha forjado la humanidad trabajosamente, generación tras generación, pero a los cuales no estamos dispuestos a renunciar ni diluir. En materia de paz, libertad, democracia, igualdad, justicia y solidaridad somos intransigentes. Pero cuidado: ser fieles a esos valores y principios fundacionales no es asumirlos como piezas de museo o condenarlos a ser recursos retóricos. Ser fieles a esos valores y principios es recrearlos cotidianamente en lo que ellos tienen de elementos movilizadores de la sociedad.

No se trata de romper con el pasado, pero tampoco de refugiarnos en él por temor a los desafíos del devenir histórico. Quien se refugia se defiende, quien se defiende no avanza, quien no avanza no progresa y quien no progresa, sencillamente, no tiene futuro.

Porque la historia es pasado pero también es futuro y sus auténticos protagonistas no son las estatuas de los próceres sino la acción cotidiana de los hombres y mujeres de "carne y hueso".

Eso es lo que intenta sintetizar el documento titulado "Compromiso por el cambio para el nuevo siglo: nuestras señas de identidad": qué somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos y cómo vamos.

Y trata de hacerlo con contundencia y brevedad pues una fuerza política que no sea capaz de expresar claramente en pocas carillas qué es y qué quiere, es porque no sabe ni lo que es ni lo que quiere.

Las "Pautas para el desarrollo ideológico y la elaboración programática" son precisamente eso: pautas.

Sistematizan los aportes que viene recogiendo este proceso de actualización y los proyecta en términos de mediano plazo.

Ante la imposibilidad material de abordar todas las temáticas planteadas, ha priorizado algunas. Pero ello no impide que en adelante incorporemos las que hoy están pendientes (educación, ciencia y tecnología, género, por citar apenas tres). Es más: debemos hacerlo en un futuro próximo.

Estas pautas tienen en esta instancia un mojón importante. Pero más allá de este Congreso, tienen un camino que recorrer y otro mojón en el mismo.

El camino es la continuidad del proceso en materia de desarrollo ideológico y elaboración programática. El otro mojón es la instancia orgánica en la que el Frente Amplio deberá resolver su plataforma programática para las próximas elecciones.

Porque a no confundirse, compañeros: no somos una fuerza "electorera", pero para concretar los cambios que impulsamos tenemos que llegar al gobierno. Pero al gobierno se llega por la acción política permanente y vía electoral.

Gobernar no es administrar

Y ahí entonces entran "Las grandes líneas de acción política" en el más corto plazo.

Líneas que implican al mismo tiempo que resistir la embestida conservadora, construir una alternativa de cambios progresistas.

En ese marco, hay que seguir exigiendo el cambio de rumbo en la política económica del gobierno, hay que defender el patrimonio nacional y seguir juntando firmas para detener la ofensiva privatizadora y desmonopolizadora en Antel, hay que seguir planteando propuestas que respondan a las urgencias económicas y sociales del país, hay que profundizar el conocimiento de la sociedad, hay que prepararse para llegar al gobierno y gobernar.

Sí: gobernar, que no es administrar la crisis, ni hacer la plancha (como dice Mariano con razón), ni "mandar" (como creen los que confunden autoridad con autoritarismo).

Gobernar es lo que estamos haciendo desde hace más de diez años en Montevideo. Es decir:

a) comprender sin dramatismos la complejidad y diversidad de la sociedad y apostar a ella. Eso se llama descentralización, ciudadanía, democracia.

b) Asumir que la democracia, para ser sólida, no puede fundarse en la desigualdad y en la pobreza. Eso se llama sensibilidad social y compromiso ético con los más desposeídos.

c) Gestionar eficientemente el patrimonio y los recursos de la comunidad. Eso se llama responsabilidad y moral administrativa.

Por cierto que Montevideo no es perfecta ni su gobierno departamental es infalible: queda mucho por hacer (por suerte siempre queda mucho por hacer: triste será cuando el ser humano no tenga nada que hacer), y cometemos errores (todos cometemos errores, pero nosotros los asumimos y los enmendamos. Y hay cierto tipo de errores u horrores que no cometemos ....). Como ustedes saben, podremos meter la pata, pero no metemos la mano en la lata.

También está en el orden del día y este Congreso elegirá las autoridades del Frente Amplio en Presidencia y Vicepresidencia. El Frente Amplio necesita completar sus cuadros de dirigentes a nivel nacional. Crean compañeros que la tarea es mucha, es muy importante, es relevante.

El esfuerzo es enorme y todos estamos dispuestos a hacerlo, pero cuando las actividades por su intensidad o por su cantidad nos desbordan, muchas veces por intentar cumplir todas, o no las cumplimos o las podemos cumplir mal. Y podemos cometer errores, y como queremos cometer la menor cantidad de errores es fundamental que todos juntos, utilizando y desplegando toda la gama de nuestras posibilidades, ocupemos con responsabilidad, entrega, perseverancia, seriedad y en la medida de nuestras posibilidades la tarea militante que se nos encomiende. Todas son importantes. Las más importantes las que ustedes cumplen, ese caminar por el costado de los caminos o en las calles de las ciudades, simplemente llevando y enarbolando la bandera del Frente Amplio, hecho que tanto nos conmueve, es una actividad militante importantísima.

Ese cariño y vocación que ustedes tienen por el pueblo uruguayo, entregando todo lo que pueden, todo lo que tienen, como ya lo han hecho, es la más insuperable actividad militante que podamos realizar. Es importante que cada uno cumpla su tarea militante y es importante que no desperdiciemos lugares o puestos de trabajo.

El Plenario Nacional acaba de resolver por más de cuatro quintos de sus integrantes, más de 119 votos en algo más de 140, la nominación del ingeniero Jorge Brovetto para que este Congreso considere esta candidatura a la vicepresidencia. Ustedes tienen la palabra, nosotros confiamos en este Congreso.

Somos una fuerza política con experiencia y vocación de gobierno.

Nuestra tradición, una tradición de la cual nos sentimos orgullosos, no nos ata ni inmoviliza. Por el contrario, nos impulsa a nuevos inicios en este nuevo siglo que reclama una esperanza que le dé contenido y sentido a la vida de los uruguayos.

A lo largo de nuestra historia hemos sido y pretendemos seguir siendo la voz de los silenciados por las historias oficiales, los ojos de los que avisoran la posibilidad de un país mejor y los brazos de quienes trabajan para hacer realidad esa posibilidad.

Fieles a esa tradición, y ante la grave situación que vive el país y padece la mayoría de su población, reafirmamos nuestra voluntad de integrar nuestros valores, principios y propuestas a una alternativa de cambios progresistas cada vez más necesaria.

El Uruguay, tal como está, no da más y los uruguayos no merecen seguir padeciendo los nefastos efectos de un modelo agotado.

Estamos convencidos de que otra realidad, mejor que la actual, es posible. Queremos concretarla y este Congreso es importante para ello.

Declaro formalmente abierto el IV Congreso del Frente Amplio que lleva el nombre de la entrañable compañera "Tota" Quinteros.

La soberanía de esta fuerza política está ahora en esta asamblea.

Buen trabajo y hasta la victoria siempre.





 

 



 





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