Publicado
en La República (23.09.01)
Discurso
de Tabaré Vázquez en la apertura del IV Congreso del
Frente Amplio
Queridas compañeras, queridos compañeros:
"La flota"
es el título de una hermosa canción especialmente
conocida entre los cientos de miles de nuestros compatriotas que
andan por el mundo.
En un pasaje
esa canción dice que "... la tierra nunca es ausencia
cuando se lleva en el corazón...". Y es verdad.
Del mismo modo,
y refiriéndonos a la persona cuyo nombre preside este Congreso,
podemos decir que "... Tota nunca es ausencia porque la llevamos
en el corazón ...".
Bienvenidos,
compañeras y compañeros frenteamplistas a este IV
Congreso del Frente Amplio "Tota Quinteros".
En el nombre
de esta compañera inolvidable por su ejemplo de vida --una
vida castigada por adversidades que Tota supo transformar en voluntad,
solidaridad y optimismo--, queremos expresar la confianza de los
frenteamplistas en el Uruguay y nuestro compromiso de trabajar al
máximo de nuestras posibilidades para mejorarlo.
Como hizo ella
hasta el último instante de su vida.
Como también
lo hicieron Bernardo Kreimerman, Jorge Quartino, José Tognola
y tantos otros compañeros que tampoco están ausentes,
que siguen junto a nosotros, impulsándonos y guiándonos.
Discepolín
Queridas compañeras,
Queridos compañeros:
El panorama
mundial no es, en sus aspectos sustanciales, demasiado diferente
al que describió hace unos 70 años Enrique Santos
Discépolo en su ya legendario tango "Cambalache".
En el siglo
XXI también se mezclan "biblias y calefones": mientras
unos pocos hombres poseen riquezas que ni ellos mismos pueden cuantificar
y que ni sus hijos, nietos y bisnietos podrán gastar; otros
muchos seres humanos ni siquiera podrán tener hijos pues
nacen condenados a morir de hambre mucho antes.
Y a esta violencia
con forma de desigualdad y pobreza se le suman otras violencias:
la violencia de la guerra, la violencia de la intolerancia, la violencia
del terrorismo ..... Cómo nos duele el alma cuando en fotos
publicadas en periódicos del mundo, cuando en las pantallas
de televisión en los hogares del mundo, ante nuestros ojos,
gota a gota, suspiro a suspiro, millones de niños de países
pobres mueren de hambre por no tener alimentos. Pobres inocentes.
Podríamos
señalar muchos aspectos --todos ellos importantes, por cierto--
de esta contrastante y peligrosa coyuntura internacional, pero vayamos
a la sustancia de los hechos: sabemos que la historia nos ha traído
hasta aquí, pero cabe preguntarse "¿Dónde
iremos a parar como especie humana si seguimos así?".
La respuesta
es obvia si se tiene en cuenta el poder de destrucción que
hoy tiene la humanidad: las terribles escenas que presenciamos hace
pocos días pueden repetirse en cualquier momento en cualquier
punto del planeta.
Pero también
es obvia, y en sentido contrario, si se tiene en cuenta otro tipo
de arsenal: el arsenal de los valores, principios, avances científico/tecnológicos
y recursos materiales acumulados a lo largo de siglos y que constituyen
una posibilidad para que la gente --toda la gente-- viva mejor.
Nosotros, por
humanistas y por progresistas (que es lo mismo pues no se puede
ser puede ser humanista sin ser progresista y no hay progresismo
sin humanismo) creemos que el ser humano tiene capacidad de sobrevivencia
y superará la angustiante realidad actual, racional y civilizadamente.
No será
fácil, por cierto. Pero es imprescindible. Al fin y al cabo,
a los hombres y mujeres no nos vencen las dificultades sino la resignación.
Y nosotros no estamos a que la paz, la libertad, la soberanía,
la democracia, la justicia y la solidaridad sean simple retórica
o privilegios de unos pocos.
Queremos un
mundo mejor y posible, en el que la paz, la libertad, la soberanía,
la democracia, la justicia y la solidaridad sean realidades cotidianas
y universales.
Y trabajamos
por ello. Sin mesianismos ni discursos grandilocuentes, pero con
convicción y perseverancia.
Modelo agotado
Queridas compañeras, queridos compañeros:
Hay un rincón
del mundo llamado Uruguay donde vivimos poco más de tres
millones de personas.
Por aquí
las cosas tampoco andan muy bien, ni siquiera bien: aunque algunos
se esfuerzan por demostrar que el país progresa en los papeles,
lo cierto es que más de 700.000 uruguayos viven en condiciones
de pobreza, alrededor de 500.000 padecen problemas de empleo, casi
la mitad de los niños --que son el futuro del país--
nacen en hogares pobres, y unos 66.000 jóvenes de entre 13
y 27 no trabajan ni estudian. Ellos también son el futuro
del país pero, ¿de qué país?
Podríamos
manejar otros indicadores tales como Producto Bruto Interno (que
en el año 2000 descendió 1,3% respecto a 1999), consumo
privado (que también bajó 0,5%), inversión
pública (que se redujo 3,1%) o inversión privada (que
también se contrajo 14,4% el año pasado respecto al
anterior) u otros de índole económica que son importantes,
por cierto.
Pero más
importantes que los números son las personas, y más
trascendente que la economía es la sociedad. Por eso hemos
preferido tomar tres o cuatro indicadores de la sociedad para demostrar
que no andamos bien en el Uruguay de nuestros días.
Ojalá
nos equivoquemos, pero andaremos peor aun si el actual gobierno
persiste en la porfiada aplicación de un modelo económico
que aún no sabemos por qué se llama neoliberal pues
de nuevo tiene poco y de liberal menos. En realidad, se trata de
la vieja ortodoxia conservadora según la cual tiene que haber
muchos desposeídos para que haya algunos privilegiados. La
fórmula no es nueva y los resultados son cada vez peores:
nunca tanta riqueza fue distribuida entre tan pocos, nunca la distancia
entre ricos y pobres ha sido tan grande y tan obscena, nunca el
tejido de nuestra sociedad estuvo tan debilitado, nunca antes como
ahora estuvo en entredicho la viabilidad del Uruguay como nación.
Ya lo hemos
dicho varias veces y volvemos a repetirlo: los gobiernos tienen
derecho a aplicar la política económica que le parezca
más adecuada, pero también tienen la responsabilidad
de hacerse cargo de las consecuencias de sus actos.
Y el gobierno
actual, supuestamente divertido y de coalición entre el Partido
Colorado y el Partido Nacional (tal como lo establece el acuerdo
firmado por los doctores Batlle y Lacalle el 9.11.99 cuando, al
decir de Jorge Luis Borges, "... los unía el miedo más
que el amor ..."), parece no querer o poder hacerse cargo de
sus actos.
Si no puede
por problemas internos de la coalición es grave: ningún
gobierno tiene derecho a tomar a la población como rehén
de sus propias insuficiencias.
Y si no quiere
es peor aún: ningún pueblo del mundo merece tanta
irresponsabilidad. El uruguayo tampoco.
El modelo que
inspira a la política económica que impulsa el actual
gobierno (que es la misma que impulsaron los gobiernos presididos
por los doctores Sanguinetti y Lacalle), está agotado. Pretender
revitalizarlo es tan frustrante como pretender maquillar a Frankenstein.
¿Hasta
cuándo va a persistir el actual gobierno con esta política
económica? ¿Qué tiene que pasar (peor de lo
que ya nos ha pasado ...) para que la cambie?
Sinceramente
admitimos que no logramos entender cómo una persona tan inteligente
y franca, un político tan experimentado como lo es el doctor
Batlle, no asume que en circunstancias como las actuales cambiar
no es una muestra de debilidad sino un acto de sensibilidad humana,
de grandeza intelectual, de sensatez política, de responsabilidad
de gobierno.
Tampoco logramos
que en este aspecto el doctor Batlle nos atienda. Pese a que somos
la mayor fuerza electoral del país y representamos por lo
menos al 40% de la ciudadanía (un poco más, según
recientes sondeos que pusieron nerviosos a algunos oscuros personajes
con vocación de voceros del gobierno de turno ....), nuestras
propuestas no son ni siquiera tenidas en cuenta. Y hemos hecho varias:
entre ellas la propuesta de agenda social el año pasado y
el plan de emergencia económica y contingencia social hace
pocos meses. Pero no hay respuesta.
Mejor dicho,
hay una respuesta: el uso abusivo de la mayoría parlamentaria
para aprobar al galope leyes de urgente consideración y presupuestos.
Y para que el galope sea disciplinado, se reparten cargos y "gauchadas".
Rectifico: hay
una segunda categoría de respuesta. Esta categoría
está constituida por los exabruptos del ministro de Economía,
quien suele referirse a nuestras propuestas en un tono iracundo
no habitual en él. Comprendemos que esté preocupado
y estamos dispuestos a ayudarlo, pero esta fuerza política
no merece ser blanco de su ansiedad.
El país
no funciona y si bien hay causas externas que inciden en ello, las
causas principales de esta situación son internas, son sustancialmente
políticas y de nosotros --del conjunto de la sociedad uruguaya--
depende revertirlas o seguir en esta suerte de "más
de lo mismo" que en realidad es "lo mismo pero peor ...".
Ello exige voluntad
política o, lo que es lo mismo, inteligencia y coraje político
para transitar los caminos del cambio que el país precisa.
A juzgar por
algunos episodios parecería que hay personas --incluso alguna
que integra o está vinculada a la coalición de gobierno--
que apuestan al "cuanto peor mejor" y no pierden oportunidad
de caer en prácticas políticas sencillamente irresponsables
y desestabilizadoras. Sus razones tendrán, pero no son las
nuestras, por cierto.
El Frente Amplio
es oposición, claro que sí. Y lo es por dos grandes
razones: 1) la primera, porque el EP-FA se opone al actual modelo
económico y sus nefastas consecuencias sobre el conjunto
de la sociedad; 2) la segunda, porque la ciudadanía así
lo decidió en las elecciones nacionales de 1999. Y para nosotros,
el pronunciamiento de la ciudadanía, aunque nos resulte adverso,
es sagrado.
Pero despacito
y por las piedras: somos una oposición institucionalmente
leal y políticamente responsable. Porque con la democracia
no se juega y con la vida de la gente tampoco.
Y nadie, por
más que lo intente y use cualquier medio para ello, nos va
a desviar de este camino.
La actualización
Queridas compañeras, queridos compañeros:
Creemos que
es necesario y posible construir un Uruguay mejor en un mundo también
mejor.
Debemos comprometernos
a ello. Sin exclusivismos, aportando a esa difícil pero hermosa
tarea colectiva para la cual convocamos a todos progresistas nuestros
recuerdos y nuestros sueños, nuestra rebeldía y nuestras
propuestas, nuestros principios y nuestros proyectos, nuestra historia
y nuestro futuro.
Y este IV Congreso
es una oportunidad para sintetizar todo ello.
Hace poco más
de un año, en ocasión de la evaluación por
parte del Plenario Nacional sobre el desempeño electoral
del Frente Amplio en el período 1999/2000, expresamos:
"Los resultados
electorales demuestran contundentemente que las elecciones no se
ganan o se pierden en función de tres o cuatro meses de campaña
electoral, sino que los resultados electorales son la culminación
de procesos políticos mucho más extensos y profundos
que la campaña en sí ".
Más adelante
agregamos:
"En lo
personal creemos que el EP- FA no perdió la posibilidad de
acceder al gobierno nacional por lo que hizo durante la campaña
electoral en sí (que tuvo altibajos, pero que en definitiva
fue la mejor que pudimos hacer), sino por lo que no hizo a lo largo
de los años anteriores al período electoral.
Repasemos mentalmente
lo que fueron 1996, 1997 y 1998 para esta fuerza política:
el tiempo, las energías y hasta la credibilidad que dedicamos
a polemizar entre nosotros y a resolver asuntos internos fue tiempo,
energía y credibilidad que le quitamos a lo que es la razón
de ser del Frente Amplio: una herramienta política de cambios
al servicio del pueblo uruguayo, al servicio de la gente.
Creemos que
esa historia no puede repetirse. Como frenteamplistas no podemos
permitir que se repita, porque esta fuerza política si bien
no nació para ser únicamente una opción electoral,
tampoco nació para ser una alternativa de gobierno nacional
que nunca se concreta.
Como presidente
del Frente Amplio me comprometo y los convoco a comenzar a trabajar
ahora mismo para que esta historia no vuelva a repetirse, para que
el Frente Amplio cumpla cabalmente su cometido histórico
y para que la historia de este país cambie en sentido y dirección
de progreso y de justicia social".
Posteriormente,
y luego de señalar que esa tarea tiene aspectos específicos
pero estrechamente vinculados entre sí, nos detuvimos en
uno de ellos: el aspecto referido a nuestra identidad y el proyecto
que impulsamos.
En tal sentido,
expresamos que "... el FA vive uno de esas circunstancias en
las que, sin caer en un internismo estéril ni desatender
sus compromisos cotidianos en el escenario político nacional,
debe encarar esa tarea de reflexión, análisis y elaboración
sobre sí mismo en clave de país y de futuro (....)
porque el peor error que podemos cometer quienes nos definimos de
izquierda es negarnos el derecho a actualizarnos, a ser cada día
mejores.
Negarnos ese
derecho significaría no solamente renunciar a una seña
de identidad de la izquierda misma, sino también defraudar
la confianza y esperanza que los uruguayos en número cada
vez mayor, nos vienen demostrando elección tras elección
..."
Y concluíamos:
"... Debemos actualizarnos. Y debemos hacerlo con solidez en
los valores, rigor en las propuestas y flexibilidad en la acción
política".
Perdonen si
la cita fue un poco extensa, pero refrescar algunos hechos del pasado
(aunque se trate de un pasado tan reciente como el de hace un año),
ayuda a comprender el presente.
Debate fermental
y unitario
Queridas compañeras, queridos compañeros:
Un año
ha transcurrido desde entonces y estamos en plena tarea porque el
proceso iniciado entonces no termina hoy ni mañana.
En materia de
desarrollo ideológico no hay zafras ni franquicias: se trata
de un proceso evolutivo, permanente, que no se agota en una instancia
estatutaria, que se difunde más allá de ella, que
pasa de generación en generación con su carga de tradición
y proyecto, de compromiso y esperanza.
Los procesos
de este tipo nunca son fáciles y son especialmente complejos
en circunstancias tan difíciles como las que hoy padece la
sociedad uruguaya. "No es fácil pensar en el futuro
si no se tienen resueltas las urgencias del presente", dirán
algunos y tienen razón. Pero también es cierto --ya
lo decía Confucio hace unos 2.700 años-- que un hombre
no puede caminar por el presente si no se tiene claro hacia qué
futuro se dirige.
También
sabemos que estos procesos son especialmente difíciles en
el caso de una fuerza política como la nuestra, coalición
y movimiento a la vez.
Sin embargo
estamos desarrollando la tarea que nos propusimos hace un año.
Y creemos necesario detenernos un instante para reseñar lo
que a nuestro juicio son algunas características positivas
de este proceso:
1) Se trata
de un proceso orgánico, pautado por sucesivas resoluciones
adoptadas a nivel del Plenario Nacional y la Mesa Política
del Frente Amplio. Lo hemos administrado nosotros, los frenteamplistas.
2) Es también
un proceso unitario. No ha participado quien no ha querido y nadie
ha sido limitado en su derecho a expresarse. Por cierto que en este
debate se han expresado opiniones matizadas sobre los mismos temas
(aunque no tan matizadas como algunos pretenden hacer creer o como
existen en otras fuerzas políticas), pero tal diversidad,
más que ser un factor de dispersión, ha sido un elemento
de cohesión. Eso es lo que no puede entender la derecha y
lo que la desespera, porque la derecha es sustancialmente excluyente,
intolerante. En la derecha no hay lugar para el pluralismo y la
diversidad.
3) Pero este
proceso no es solamente unitario: también es fraternal. Los
debates han sido apasionados pero nunca agraviantes. Cada uno ha
defendido su posición, pero al mismo tiempo ha reconocido
al otro como un compañero. Y eso es fundamental. Si en la
unidad radica nuestra fuerza, en la fraternidad está nuestro
futuro.
4) También
ha sido un proceso fermental por cuanto ha afirmado viejos, insuperados
y tal vez insuperables valores y principios pero también
ha refrescado el pensamiento, ha descubierto nuevos desafíos,
ha enseñado nuevos horizontes. Y eso es bueno, compañeros.
No sólo en nuestra condición de frenteamplistas, sino
además en nuestra condición de uruguayas y uruguayos
del siglo XXI.
5) Ha sido un
proceso "con los pies en la tierra", pues lo hemos transitado
sin desatender ni una de las tareas que la ciudadanía nos
ha confiado en el Parlamento nacional, en el gobierno departamental
de Montevideo o en los legislativos comunales de todo el país;
sin desatender nuestro contacto con la sociedad; sin desatender
la permanente autoconstrucción de nuestra fuerza política
y el desarrollo del Encuentro Progresista.
Y estos aspectos
positivos del proceso de actualización ideológica
no son mérito de nadie en particular; son patrimonio del
Frente Amplio en su conjunto, de mérito de todos.
Continuidad
del proceso
Queridas compañeras, queridos compañeros:
Este Congreso
no es el fin de la historia en materia de actualización ideológica.
Es un mojón en ese proceso que --reiteramos-- para ser auténtico
ha de seguir siendo permanente, orgánico, unitario, fraternal
y fermental.
En poco rato,
ustedes comenzarán a analizar los documentos elaborados por
una Comisión designada el 30 de junio pasado por el Plenario
Nacional para sintetizar y sistematizar todos los aportes realizados
durante el proceso de actualización iniciado hace ya un año.
En cumplimiento
de la citada resolución del Plenario y una posterior de la
Mesa Política, dicha Comisión --cuya integración
reflejó la composición de la Mesa Política--
se instaló el 1° de setiembre pasado y tras un trabajo
que por cierto no fue sencillo, elaboró tres documentos titulados
"Compromiso por el cambio para el nuevo siglo: nuestras señas
de identidad"; "Compromiso por el cambio para el nuevo
siglo: pautas para el desarrollo ideológico y la elaboración
programática"; y "Grandes líneas de acción
política del Frente Amplio".
El título
de estos documentos nos exime de hacer en este momento referencia
al contenido de los mismos.
En todo caso,
y a los efectos de una mayor transparencia, digamos que esos documentos
fueron aprobados por la mayoría de la Comisión con
la conformidad de: Asamblea Uruguay, MPP, Movimiento 26 M, Partido
Comunista, Partido Socialista, PVP, Vertiente Artiguista, Delegados
de Base de Montevideo y Canelones, y Presidencia del FA.
La delegación
de bases del Interior, aunque integrante de esta Comisión,
no participó en el trabajo de la misma.
La CUF apoya
el texto referido a "Grandes Líneas de Acción
Política".
Y los compañeros
de la Corriente de Izquierda, que actuaron intensamente, con argumentos,
con honestidad en sus planteos y con fraternidad, que no dieron
su conformidad a los documentos antes mencionados, presentaron textos
alternativos a los mismos que también están a consideración
del Congreso.
Pero, ¿qué
entendemos por "señas de identidad", "pautas
para el desarrollo ideológico y la elaboración programática"
y "grandes líneas de acción política"?
Son conceptos
específicos, de distinto alcance, pero complementarios.
"Señas
de identidad" refiere a lo permanente de nuestra fuerza política:
a los valores y principios que la impulsan y guían en términos
de largo plazo.
Valores y principios
que no inventamos nosotros, que los ha forjado la humanidad trabajosamente,
generación tras generación, pero a los cuales no estamos
dispuestos a renunciar ni diluir. En materia de paz, libertad, democracia,
igualdad, justicia y solidaridad somos intransigentes. Pero cuidado:
ser fieles a esos valores y principios fundacionales no es asumirlos
como piezas de museo o condenarlos a ser recursos retóricos.
Ser fieles a esos valores y principios es recrearlos cotidianamente
en lo que ellos tienen de elementos movilizadores de la sociedad.
No se trata
de romper con el pasado, pero tampoco de refugiarnos en él
por temor a los desafíos del devenir histórico. Quien
se refugia se defiende, quien se defiende no avanza, quien no avanza
no progresa y quien no progresa, sencillamente, no tiene futuro.
Porque la historia
es pasado pero también es futuro y sus auténticos
protagonistas no son las estatuas de los próceres sino la
acción cotidiana de los hombres y mujeres de "carne
y hueso".
Eso es lo que
intenta sintetizar el documento titulado "Compromiso por el
cambio para el nuevo siglo: nuestras señas de identidad":
qué somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos
y cómo vamos.
Y trata de hacerlo
con contundencia y brevedad pues una fuerza política que
no sea capaz de expresar claramente en pocas carillas qué
es y qué quiere, es porque no sabe ni lo que es ni lo que
quiere.
Las "Pautas
para el desarrollo ideológico y la elaboración programática"
son precisamente eso: pautas.
Sistematizan
los aportes que viene recogiendo este proceso de actualización
y los proyecta en términos de mediano plazo.
Ante la imposibilidad
material de abordar todas las temáticas planteadas, ha priorizado
algunas. Pero ello no impide que en adelante incorporemos las que
hoy están pendientes (educación, ciencia y tecnología,
género, por citar apenas tres). Es más: debemos hacerlo
en un futuro próximo.
Estas pautas
tienen en esta instancia un mojón importante. Pero más
allá de este Congreso, tienen un camino que recorrer y otro
mojón en el mismo.
El camino es
la continuidad del proceso en materia de desarrollo ideológico
y elaboración programática. El otro mojón es
la instancia orgánica en la que el Frente Amplio deberá
resolver su plataforma programática para las próximas
elecciones.
Porque a no
confundirse, compañeros: no somos una fuerza "electorera",
pero para concretar los cambios que impulsamos tenemos que llegar
al gobierno. Pero al gobierno se llega por la acción política
permanente y vía electoral.
Gobernar
no es administrar
Y ahí entonces entran "Las grandes líneas de
acción política" en el más corto plazo.
Líneas
que implican al mismo tiempo que resistir la embestida conservadora,
construir una alternativa de cambios progresistas.
En ese marco,
hay que seguir exigiendo el cambio de rumbo en la política
económica del gobierno, hay que defender el patrimonio nacional
y seguir juntando firmas para detener la ofensiva privatizadora
y desmonopolizadora en Antel, hay que seguir planteando propuestas
que respondan a las urgencias económicas y sociales del país,
hay que profundizar el conocimiento de la sociedad, hay que prepararse
para llegar al gobierno y gobernar.
Sí: gobernar,
que no es administrar la crisis, ni hacer la plancha (como dice
Mariano con razón), ni "mandar" (como creen los
que confunden autoridad con autoritarismo).
Gobernar es
lo que estamos haciendo desde hace más de diez años
en Montevideo. Es decir:
a) comprender
sin dramatismos la complejidad y diversidad de la sociedad y apostar
a ella. Eso se llama descentralización, ciudadanía,
democracia.
b) Asumir que
la democracia, para ser sólida, no puede fundarse en la desigualdad
y en la pobreza. Eso se llama sensibilidad social y compromiso ético
con los más desposeídos.
c) Gestionar
eficientemente el patrimonio y los recursos de la comunidad. Eso
se llama responsabilidad y moral administrativa.
Por cierto que
Montevideo no es perfecta ni su gobierno departamental es infalible:
queda mucho por hacer (por suerte siempre queda mucho por hacer:
triste será cuando el ser humano no tenga nada que hacer),
y cometemos errores (todos cometemos errores, pero nosotros los
asumimos y los enmendamos. Y hay cierto tipo de errores u horrores
que no cometemos ....). Como ustedes saben, podremos meter la pata,
pero no metemos la mano en la lata.
También
está en el orden del día y este Congreso elegirá
las autoridades del Frente Amplio en Presidencia y Vicepresidencia.
El Frente Amplio necesita completar sus cuadros de dirigentes a
nivel nacional. Crean compañeros que la tarea es mucha, es
muy importante, es relevante.
El esfuerzo
es enorme y todos estamos dispuestos a hacerlo, pero cuando las
actividades por su intensidad o por su cantidad nos desbordan, muchas
veces por intentar cumplir todas, o no las cumplimos o las podemos
cumplir mal. Y podemos cometer errores, y como queremos cometer
la menor cantidad de errores es fundamental que todos juntos, utilizando
y desplegando toda la gama de nuestras posibilidades, ocupemos con
responsabilidad, entrega, perseverancia, seriedad y en la medida
de nuestras posibilidades la tarea militante que se nos encomiende.
Todas son importantes. Las más importantes las que ustedes
cumplen, ese caminar por el costado de los caminos o en las calles
de las ciudades, simplemente llevando y enarbolando la bandera del
Frente Amplio, hecho que tanto nos conmueve, es una actividad militante
importantísima.
Ese cariño
y vocación que ustedes tienen por el pueblo uruguayo, entregando
todo lo que pueden, todo lo que tienen, como ya lo han hecho, es
la más insuperable actividad militante que podamos realizar.
Es importante que cada uno cumpla su tarea militante y es importante
que no desperdiciemos lugares o puestos de trabajo.
El Plenario
Nacional acaba de resolver por más de cuatro quintos de sus
integrantes, más de 119 votos en algo más de 140,
la nominación del ingeniero Jorge Brovetto para que este
Congreso considere esta candidatura a la vicepresidencia. Ustedes
tienen la palabra, nosotros confiamos en este Congreso.
Somos una fuerza
política con experiencia y vocación de gobierno.
Nuestra tradición,
una tradición de la cual nos sentimos orgullosos, no nos
ata ni inmoviliza. Por el contrario, nos impulsa a nuevos inicios
en este nuevo siglo que reclama una esperanza que le dé contenido
y sentido a la vida de los uruguayos.
A lo largo de
nuestra historia hemos sido y pretendemos seguir siendo la voz de
los silenciados por las historias oficiales, los ojos de los que
avisoran la posibilidad de un país mejor y los brazos de
quienes trabajan para hacer realidad esa posibilidad.
Fieles a esa
tradición, y ante la grave situación que vive el país
y padece la mayoría de su población, reafirmamos nuestra
voluntad de integrar nuestros valores, principios y propuestas a
una alternativa de cambios progresistas cada vez más necesaria.
El Uruguay,
tal como está, no da más y los uruguayos no merecen
seguir padeciendo los nefastos efectos de un modelo agotado.
Estamos convencidos
de que otra realidad, mejor que la actual, es posible. Queremos
concretarla y este Congreso es importante para ello.
Declaro formalmente
abierto el IV Congreso del Frente Amplio que lleva el nombre de
la entrañable compañera "Tota" Quinteros.
La soberanía
de esta fuerza política está ahora en esta asamblea.
Buen trabajo
y hasta la victoria siempre.
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