Radio en vivo


28.03.2003




























 


Nuestra Coalición

Por Condoleezza Rice

La coalición que participa al presente en la difícil y peligrosa tarea de desarmar a Iraq es sólida, amplia y diversa.

Alrededor de 50 naciones están comprometidas a quitarle al régimen de Saddam Hussein sus armas mortíferas, destructivas e ilegales. Para poner esto en perspectiva, la población combinada de los países de la coalición es de casi 1.230 millones de personas, con un producto interno bruto de alrededor de 22 billones de dólares. Esos países están en cada continente del globo, y representan a todas las principales razas, religiones y etnias del mundo .

Tan diversa como es la coalición, cada miembro comparte una meta común. No
buscamos otra cosa que la seguridad de nuestro pueblo. Muchos miembros han padecido el terror ellos mismos; todos comprenden el terrible precio del
terrorismo y el peligro potencialmente catastrófico de las armas de destrucción en masa.

Pero, lo que tiene importancia vital, todos tenemos la voluntad de enfrentar la amenaza más grave de nuestro tiempo -- el nexo entre los regímenes proscritos, las armas de destrucción masiva y el terrorismo. El mundo ha visto lo que ocurre cuando los países que reconocen las amenazas en surgimiento o presentes carecen de la voluntad de enfrentarlas. Muchas veces, en el siglo pasado -- y tan recientemente como la década pasada -- el mundo no actuó oportunamente para evitar una crisis o enfrentar una amenaza. Algunos de los miembros de la actual tuvieron que soportar durante décadas las consecuencias mortíferas y terribles de esa falla.

Algunos sólo recientemente han emergido de tiranías impuestas -- y no en pequeña parte -- por causa de ese fracaso. Hace meses el primer ministro de Estonia le dijo al presidente Bush que él no necesitaba una explicación de la necesidad de enfrentar a Iraq. Porque las grandes democracias dejaron de actuar en la década de 1930, su pueblo vivió en la esclavitud durante 50 años.

Los miembros de esta coalición no han rehusado actuar. Están contribuyendo
con diferente personal, servicios y materiales, de acuerdos con sus medios y pericias. La Primera División Blindada británica enfrenta a unidades iraquíes bien equipadas en el sudeste y salvaguarda el campo petrolífero del sur y la vital ciudad portuaria de Umm Qasr, por donde pronto afluirán toneladas de ayuda humanitaria. La armada australiana aporta apoyo de artillería a las tropas de la coalición en el sur de Iraq, y despeja de minas el puerto de Umm Qasr. Fuerzas especiales de Polonia protegen una importante plataforma petrolera iraquí en el Golfo. Un submarino danés vigila a la inteligencia iraquí y provee advertencias anticipadas. Fuerzas especiales checas y eslovacas de armas químicas y biológicas están en Kuwait, listas para reaccionar a un posible ataque iraquí con ADM en cualquier lugar del teatro de operaciones.

Muchos otros países proveen abastecimientos y apoyo logístico y de inteligencia, otorgan derechos de sobrevuelo y de establecer bases, y suministran ayuda humanitaria y para la reconstrucción. Otras naciones están dispuestas a enfrentar el terrorismo, aunque no los medios de participar en las operaciones. Cada instancia de apoyo, de cada país -- no importa cuán pequeño o grande -- ayuda a ganar esta guerra, y cada una es agradecida.

Al progresar la guerra y al evolucionar la situación en tierra, aumentará el papel de muchos de los miembros de la coalición. Cuanto más dentro en Iraq avancen las fuerzas de la coalición, más necesidad habrá de diversos equipos especializados. Y a medida que la seguridad mejora, las tareas de ayuda y reconstrucción podrán proceder más rápidamente en diversos lugares de Iraq, con más personal de la coalición para prestar servicios esenciales.

Y al ampliarse la guerra contra el terrorismo y continuar la lucha contra la proliferación de armas químicas, biológicas y nucleares, todas las naciones necesitarán, más que nunca, estar unidas para enfrentar las amenazas definitorias de nuestra época. Como el fin de la Guerra Fría y de la Segunda Guerra Mundial, el 11 de septiembre fue uno de esos relativamente raros terremotos que provocan prolongados cambios tectónicos en la política internacional. Se ponen a prueba alianzas establecidas desde hace tiempo e instituciones venerables. La comunidad internacional puede ponerse a la altura de este desafío, como se ha puesto anteriormente a la altura de desafíos parecidos. La coalición actualmente reunida para desarmar a Iraq señala el camino.

Juntos, estamos decididos a hacer todo lo que podamos para evitar que Saddam Hussein o los terroristas con las armas de Saddam, repitan el 11 de septiembre en una escala más vasta. Al seguir trabajando juntos -- y seguir trabajando para reclutar a tantos países como sea posible -- podemos ayudar a evitar que ocurran desastres similares o peores que broten de otra fuente en otro momento.



En perspectiva
l Dinámica Rural l Deportes l Página principal

Para escuchar la radio en vivo necesita el Real Player
Optimizado para Internet Explorer a 800x600
Copyright Espectador.com All Rights Reserved