"Un acuerdo con Estados Unidos es prioritario"
Discurso del presidente de la República, Jorge Batlle,
en el seminario.
JORGE
BATLLE:
Señoras, señores. En primer lugar en nombre del gobierno
quisiera agradecer muy especialmente la tarea que ha llevado a cabo
la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos y Ceres a propósito
de este asunto que sin ninguna duda es central para Uruguay.
Quisiera además decir con toda claridad que el gobierno
concuerda absolutamente con todas y cada una de las expresiones
dadas aquí por el señor Ernesto Talvi a propósito
de la naturaleza y de las consecuencias beneficiosas para cualquier
nación de un acuerdo bilateral con una gran nación.
Además, agradece particularmente al doctor Blanco y al doctor
Zabludovsky por su ayuda para tener una visión más
clara de un asunto que ha sido capital para México y en el
que ellos han participado en forma principalísima. Alcanza
con advertir que México exporta tres veces más que
Brasil, y eso lo ha hecho entre 1994 y 2002. Y exporta más
del doble que Brasil y Argentina juntos.
Quiero significar que el gobierno en materia de política
comercial e internacional básicamente ha mantenido las mismas
líneas de acción de las administraciones anteriores.
Comenzaron con la participación en la reunión de Uruguayana
entre los presidentes José Sarney, Raúl Alfonsín
y Julio María Sanguinetti y con el impulso que la administración
que presidió el doctor Luis Alberto Lacalle le dio a la incorporación
de Uruguay al Mercosur. Quiero recordar que en esa misma época,
en la administración del doctor Lacalle, se firmó
con el entonces presidente de Estados Unidos, señor George
Bush, lo que se llamó el Rose Garden Agreement, que fue ratificado
por los parlamentos de los cuatro países signatarios de ese
acuerdo, tres de ellos en el año 1991 y el tercero en el
año 1993.
Ese acuerdo, a mi juicio muy importante, no se instrumentó
y en cierta medida renació a impulsos de planteos de Uruguay
cerca del gobierno de la República Argentina en tiempos del
doctor Cavallo en la reunión del Mercosur en Asunción.
Lo cierto es que a partir de la sanción del Mercosur, Uruguay
creció muy mucho dentro de ese mercado, incluso alcanzando
cifras extraordinarias, particularmente en su relación comercial
con Brasil al amparo del tiempo en que el real tenía una
sobrevaluación evidente, al punto de que por primera vez
en nuestra historia la exportación uruguaya a Brasil era
mayor que la brasileña hacia Uruguay.
El Mercosur alcanzó a significar el 50 y pico largo por
ciento de todo el comercio exterior de Uruguay. Habíamos
alcanzado, al amparo de la desgravación fiscal con cargo
a la tesorería de cada uno de nuestros países y particularmente
a la nuestra, con un crecimiento sustantivo del comercio entre los
países que formamos el Mercosur.
La crisis brasileña de 1999, la posterior crisis argentina
y las situaciones emergentes en el plano financiero -Banco de Galicia,
Banco Comercial, Banco de Montevideo- determinaron que ese flujo
de comercio cayera abruptamente y hoy no pasa de un 33-34 por ciento.
Sin embargo y en forma espontánea, los exportadores de Uruguay
cambiaron el enfoque de sus esfuerzos de venta. Las cifras de 2002
en comparación con las de 2001, pese a las dificultades que
tuvimos en algún tiempo, muestran claramente el cambio de
esa tendencia y el enorme esfuerzo que han hecho los exportadores
uruguayos, aún antes del cambio de sistema de bandas a uno
de libre flotación, para encontrar destinos adecuados a su
trabajo en otros mercados.
El gobierno creyó siempre, incluso desde antes del 1º
de marzo de 2000, en la necesidad, en primer lugar, de continuar
la política de las anteriores administraciones en materia
de apertura de comercio a distintas naciones. Hemos continuado la
política que se iniciara en 1987 con relación al mercado
chino, con respecto al mercado iraní, estamos haciendo esfuerzos
importantes para ubicarnos en algunos países de África,
donde creo que tenemos muy interesante perspectiva.
Y en cuanto a esta situación que estamos analizando hoy,
el gobierno de Uruguay, en la reunión que se celebró
en junio de 2000 en Buenos Aires, bajo la Presidencia del Mercosur
del entonces mandatario argentino, Fernando de la Rúa, el
canciller de Uruguay propuso un acuerdo de zona de libre comercio
con México que fue aprobado. En cierta medida, Uruguay ya
había empezado la implementación en la administración
pasada y la actual de un acuerdo comercial con México, que
hoy también tiene un desarrollo que estimamos será
muy importante. Finalmente les ha permitido a los países
del Mercosur, en el marco de ese acuerdo global propuesto por nuestro
país en Buenos Aires en 2000, hacer acuerdos bilaterales,
tanto a Brasil que lo inició paralelamente y Argentina.
Esto significa que todo converge hacia lo mismo, tanto el Rose
Garden Agreement como el marco que tenemos de los acuerdos con México.
Los acuerdos con Estados Unidos comenzaron por un planteo que admitió
el presidente Bush en nuestro encuentro en Washington después
de la reunión de Québec. Allí se constituyó
una reunión inicial, sobre la base del texto de la comisión
chilena. Nosotros prácticamente tratamos de copiar la resolución
chilena que inicialmente había acordado con Estados Unidos
en oportunidad de la visita del presidente Clinton a Chile.
Ello naturalmente ahora tiene otro ámbito, que es el ALCA,
y además el del TPL votado por el parlamento estadounidense.
Particularmente, tiene un antecedente que creo que es de importancia
trascendental: el acuerdo Chile-Estados Unidos que está ad
portas, o sea que prácticamente está para ser firmado.
Acuerdos que son muy difíciles, seguramente los doctores
Blanco y Zabludovsky podrán comentarles a ustedes el tiempo
que insumió alcanzar el acuerdo México-Estados Unidos,
podrán documentarles la enorme cantidad de personas del sector
público y el sector privado que tuvieron que participar,
el costo que significó eso, los recursos que el BID ha ofrecido
para que Uruguay pueda llevar adelante una tarea tan importante
como ésta.
Quiero decir finalmente que el gobierno entiende que es prioritario
para Uruguay alcanzar un acuerdo de esta naturaleza con Estados
Unidos, Canadá y México, absolutamente prioritario
para que se puedan dar las circunstancias anotadas por el señor
Talvi y reiteradas por el señor Herminio Blanco en lo que
hace a México.
No solamente es absolutamente prioritario sino que las manifestaciones
del señor Zellik recientemente en Quito han sido bien claras.
Ha dicho que si no se hace un acuerdo del ALCA, Estados Unidos está
dispuesto a hacer acuerdos bilaterales con distintos países
-República Dominicana, Uruguay, Perú, Bolivia-. En
el día de ayer conversando con el distinguido canciller peruano,
el señor Alan Wagner, y el canciller Opertti a propósito
de todas estas cosas, incluso nos trasmitía el andar muy
positivo de la economía peruana, y nos decía algo
que también nos decía recién el señor
Blanco, que ya que está acá el embajador de Estados
Unidos, aprovechando que es un mate tan importante hoy en su país,
podríamos trasmitirle la sugerencia de que se agregara a
ese tratado Chile-Estados Unidos una cláusula que dijera
"se aprecian más adhesiones", con lo que, sin ninguna
duda, buena parte del camino estaría adelantado y resuelto.
Porque es notorio que las objeciones chilenas al tratado han sido
básicamente en el sector agrícola, porque Chile tiene
una banda de precios y protecciones agrícolas muy significativa
e importante.
Todo esto además encuentra a América en un momento
en que tenemos un nuevo presidente en Brasil, cuyas últimas
declaraciones han sido particularmente importantes, reveladoras
de sus sentimientos, y estamos también muy cerca de un nuevo
presidente en Argentina, uno de cuyos candidatos más importantes
ha estado con ustedes hace pocos días, el doctor Menem, y
todos sentimos que no es con préstamos que vamos a resolver
nuestros problemas sociales. No es con préstamos. Los préstamos
son bienvenidos, hay que pagarlos; los mercados tienen aversión
al riesgo, están muy asustados, no solamente en América
del Sur, están muy asustados en Europa y en Estados Unidos.
Los tenedores de acciones tanto del Nasdaq como del Dow Jones han
perdido no menos del 30 por ciento de su capital y los fondos que
devuelven a los ciudadanos, lo acumulado en pensiones mensuales
ha rebajado el cálculo de las mismas en muchos casos. Hay
mucho temor a invertir en acciones en empresas, no se sabe si las
tan importantes y prestigiosas entidades auditoras siguen auditando
o son sordas. Y todo eso ha generado en el mundo central y mucho
más en el mundo periférico, dificultades muy significativas
en lo que tiene que ver con el acceso a los mercados para colocar
deuda soberana, para hacer inversiones, y por tanto la Unión
Europea, Estados Unidos o Japón tienen que darse cuenta de
que estas cosas no solamente son las que nos permitirán a
todos vivir mejor, sino las que van a impedir que en un tiempo donde
las ideologías en buena medida han desaparecido no se generen
explosiones sociales por formas inadecuadas de manejar los asuntos
económicos con cartabones constituidos después de
1945 en Bretton Woods para un mundo de 2050, que es lo que nos está
pasando.
Diría por tanto además dos cosas. En primer lugar
nuestro gobierno ha estado muy atento a las negociaciones en la
OMC, donde Uruguay cuenta con una delegación de alta capacidad,
liderada por don Carlos Pérez del Castillo. He sido informado
por él de que hay dos cosas centrales de 2003: la primera
son las negociaciones de marzo en la OMC y la segunda que el 31
de diciembre de 2003 termina la cláusula de paz votada después
de la Ronda Uruguay en Marrakech. De modo que estamos frente a una
situación que debe posicionarnos de una forma muy clara y
decidida, de la mano de los países de este continente para
poder abrir espacios de comercio, como se obtuvieron en Santa Cruz,
donde se hizo ya un entendimiento entre la propuesta estadounidense,
la del grupo de Cairns y la china, donde esta última fue
sin duda mucho más exigente y dura para la apertura del comercio
que la de Cairns y la estadounidense para la negociación
de marzo de 2003.
Tengo la impresión de que de estas negociaciones en buena
medida depende el crecimiento de estas naciones, más allá
de todos los múltiples esfuerzos que todos estamos haciendo,
de que hay signos como lo declaró el presidente del BID,
el contador Iglesias, positivos en la región, incluso Argentina,
pese a sus dificultades, está mejor. Hemos tenido cifras
interesantes en cuanto a la exportación, a la importación
de bienes de admisión temporaria, a la baja notoria de la
inflación, pero sin duda la transformación central
de este camino difícil que hemos estado recorriendo y que
vamos a seguir recorriendo se dará por la vía del
comercio, no por la vía de otro tipo de soluciones. México
es una demostración muy clara, y Uruguay lo fue mientras
vivió en el mundo que comercialmente había organizado
Inglaterra después de Trafalgar. Este mundo se perdió
y hoy, si no lo reencontramos entre todos rápidamente, no
habrá artilugios financieros que puedan atender las justas
demandas sociales de países grandes, medianos y pequeños.
En esa tarea nos están ayudando mucho esta documentación
que hoy se presenta y la experiencia de nuestros hermanos mexicanos,
a quienes mucho les agradecemos.
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