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06.11.2002




























 


"Un acuerdo con Estados Unidos es prioritario"

Discurso del presidente de la República, Jorge Batlle, en el seminario.

JORGE BATLLE:
Señoras, señores. En primer lugar en nombre del gobierno quisiera agradecer muy especialmente la tarea que ha llevado a cabo la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos y Ceres a propósito de este asunto que sin ninguna duda es central para Uruguay.

Quisiera además decir con toda claridad que el gobierno concuerda absolutamente con todas y cada una de las expresiones dadas aquí por el señor Ernesto Talvi a propósito de la naturaleza y de las consecuencias beneficiosas para cualquier nación de un acuerdo bilateral con una gran nación. Además, agradece particularmente al doctor Blanco y al doctor Zabludovsky por su ayuda para tener una visión más clara de un asunto que ha sido capital para México y en el que ellos han participado en forma principalísima. Alcanza con advertir que México exporta tres veces más que Brasil, y eso lo ha hecho entre 1994 y 2002. Y exporta más del doble que Brasil y Argentina juntos.

Quiero significar que el gobierno en materia de política comercial e internacional básicamente ha mantenido las mismas líneas de acción de las administraciones anteriores. Comenzaron con la participación en la reunión de Uruguayana entre los presidentes José Sarney, Raúl Alfonsín y Julio María Sanguinetti y con el impulso que la administración que presidió el doctor Luis Alberto Lacalle le dio a la incorporación de Uruguay al Mercosur. Quiero recordar que en esa misma época, en la administración del doctor Lacalle, se firmó con el entonces presidente de Estados Unidos, señor George Bush, lo que se llamó el Rose Garden Agreement, que fue ratificado por los parlamentos de los cuatro países signatarios de ese acuerdo, tres de ellos en el año 1991 y el tercero en el año 1993.

Ese acuerdo, a mi juicio muy importante, no se instrumentó y en cierta medida renació a impulsos de planteos de Uruguay cerca del gobierno de la República Argentina en tiempos del doctor Cavallo en la reunión del Mercosur en Asunción. Lo cierto es que a partir de la sanción del Mercosur, Uruguay creció muy mucho dentro de ese mercado, incluso alcanzando cifras extraordinarias, particularmente en su relación comercial con Brasil al amparo del tiempo en que el real tenía una sobrevaluación evidente, al punto de que por primera vez en nuestra historia la exportación uruguaya a Brasil era mayor que la brasileña hacia Uruguay.

El Mercosur alcanzó a significar el 50 y pico largo por ciento de todo el comercio exterior de Uruguay. Habíamos alcanzado, al amparo de la desgravación fiscal con cargo a la tesorería de cada uno de nuestros países y particularmente a la nuestra, con un crecimiento sustantivo del comercio entre los países que formamos el Mercosur.

La crisis brasileña de 1999, la posterior crisis argentina y las situaciones emergentes en el plano financiero -Banco de Galicia, Banco Comercial, Banco de Montevideo- determinaron que ese flujo de comercio cayera abruptamente y hoy no pasa de un 33-34 por ciento. Sin embargo y en forma espontánea, los exportadores de Uruguay cambiaron el enfoque de sus esfuerzos de venta. Las cifras de 2002 en comparación con las de 2001, pese a las dificultades que tuvimos en algún tiempo, muestran claramente el cambio de esa tendencia y el enorme esfuerzo que han hecho los exportadores uruguayos, aún antes del cambio de sistema de bandas a uno de libre flotación, para encontrar destinos adecuados a su trabajo en otros mercados.

El gobierno creyó siempre, incluso desde antes del 1º de marzo de 2000, en la necesidad, en primer lugar, de continuar la política de las anteriores administraciones en materia de apertura de comercio a distintas naciones. Hemos continuado la política que se iniciara en 1987 con relación al mercado chino, con respecto al mercado iraní, estamos haciendo esfuerzos importantes para ubicarnos en algunos países de África, donde creo que tenemos muy interesante perspectiva.

Y en cuanto a esta situación que estamos analizando hoy, el gobierno de Uruguay, en la reunión que se celebró en junio de 2000 en Buenos Aires, bajo la Presidencia del Mercosur del entonces mandatario argentino, Fernando de la Rúa, el canciller de Uruguay propuso un acuerdo de zona de libre comercio con México que fue aprobado. En cierta medida, Uruguay ya había empezado la implementación en la administración pasada y la actual de un acuerdo comercial con México, que hoy también tiene un desarrollo que estimamos será muy importante. Finalmente les ha permitido a los países del Mercosur, en el marco de ese acuerdo global propuesto por nuestro país en Buenos Aires en 2000, hacer acuerdos bilaterales, tanto a Brasil que lo inició paralelamente y Argentina.

Esto significa que todo converge hacia lo mismo, tanto el Rose Garden Agreement como el marco que tenemos de los acuerdos con México. Los acuerdos con Estados Unidos comenzaron por un planteo que admitió el presidente Bush en nuestro encuentro en Washington después de la reunión de Québec. Allí se constituyó una reunión inicial, sobre la base del texto de la comisión chilena. Nosotros prácticamente tratamos de copiar la resolución chilena que inicialmente había acordado con Estados Unidos en oportunidad de la visita del presidente Clinton a Chile.

Ello naturalmente ahora tiene otro ámbito, que es el ALCA, y además el del TPL votado por el parlamento estadounidense. Particularmente, tiene un antecedente que creo que es de importancia trascendental: el acuerdo Chile-Estados Unidos que está ad portas, o sea que prácticamente está para ser firmado. Acuerdos que son muy difíciles, seguramente los doctores Blanco y Zabludovsky podrán comentarles a ustedes el tiempo que insumió alcanzar el acuerdo México-Estados Unidos, podrán documentarles la enorme cantidad de personas del sector público y el sector privado que tuvieron que participar, el costo que significó eso, los recursos que el BID ha ofrecido para que Uruguay pueda llevar adelante una tarea tan importante como ésta.

Quiero decir finalmente que el gobierno entiende que es prioritario para Uruguay alcanzar un acuerdo de esta naturaleza con Estados Unidos, Canadá y México, absolutamente prioritario para que se puedan dar las circunstancias anotadas por el señor Talvi y reiteradas por el señor Herminio Blanco en lo que hace a México.

No solamente es absolutamente prioritario sino que las manifestaciones del señor Zellik recientemente en Quito han sido bien claras. Ha dicho que si no se hace un acuerdo del ALCA, Estados Unidos está dispuesto a hacer acuerdos bilaterales con distintos países -República Dominicana, Uruguay, Perú, Bolivia-. En el día de ayer conversando con el distinguido canciller peruano, el señor Alan Wagner, y el canciller Opertti a propósito de todas estas cosas, incluso nos trasmitía el andar muy positivo de la economía peruana, y nos decía algo que también nos decía recién el señor Blanco, que ya que está acá el embajador de Estados Unidos, aprovechando que es un mate tan importante hoy en su país, podríamos trasmitirle la sugerencia de que se agregara a ese tratado Chile-Estados Unidos una cláusula que dijera "se aprecian más adhesiones", con lo que, sin ninguna duda, buena parte del camino estaría adelantado y resuelto. Porque es notorio que las objeciones chilenas al tratado han sido básicamente en el sector agrícola, porque Chile tiene una banda de precios y protecciones agrícolas muy significativa e importante.

Todo esto además encuentra a América en un momento en que tenemos un nuevo presidente en Brasil, cuyas últimas declaraciones han sido particularmente importantes, reveladoras de sus sentimientos, y estamos también muy cerca de un nuevo presidente en Argentina, uno de cuyos candidatos más importantes ha estado con ustedes hace pocos días, el doctor Menem, y todos sentimos que no es con préstamos que vamos a resolver nuestros problemas sociales. No es con préstamos. Los préstamos son bienvenidos, hay que pagarlos; los mercados tienen aversión al riesgo, están muy asustados, no solamente en América del Sur, están muy asustados en Europa y en Estados Unidos. Los tenedores de acciones tanto del Nasdaq como del Dow Jones han perdido no menos del 30 por ciento de su capital y los fondos que devuelven a los ciudadanos, lo acumulado en pensiones mensuales ha rebajado el cálculo de las mismas en muchos casos. Hay mucho temor a invertir en acciones en empresas, no se sabe si las tan importantes y prestigiosas entidades auditoras siguen auditando o son sordas. Y todo eso ha generado en el mundo central y mucho más en el mundo periférico, dificultades muy significativas en lo que tiene que ver con el acceso a los mercados para colocar deuda soberana, para hacer inversiones, y por tanto la Unión Europea, Estados Unidos o Japón tienen que darse cuenta de que estas cosas no solamente son las que nos permitirán a todos vivir mejor, sino las que van a impedir que en un tiempo donde las ideologías en buena medida han desaparecido no se generen explosiones sociales por formas inadecuadas de manejar los asuntos económicos con cartabones constituidos después de 1945 en Bretton Woods para un mundo de 2050, que es lo que nos está pasando.

Diría por tanto además dos cosas. En primer lugar nuestro gobierno ha estado muy atento a las negociaciones en la OMC, donde Uruguay cuenta con una delegación de alta capacidad, liderada por don Carlos Pérez del Castillo. He sido informado por él de que hay dos cosas centrales de 2003: la primera son las negociaciones de marzo en la OMC y la segunda que el 31 de diciembre de 2003 termina la cláusula de paz votada después de la Ronda Uruguay en Marrakech. De modo que estamos frente a una situación que debe posicionarnos de una forma muy clara y decidida, de la mano de los países de este continente para poder abrir espacios de comercio, como se obtuvieron en Santa Cruz, donde se hizo ya un entendimiento entre la propuesta estadounidense, la del grupo de Cairns y la china, donde esta última fue sin duda mucho más exigente y dura para la apertura del comercio que la de Cairns y la estadounidense para la negociación de marzo de 2003.

Tengo la impresión de que de estas negociaciones en buena medida depende el crecimiento de estas naciones, más allá de todos los múltiples esfuerzos que todos estamos haciendo, de que hay signos como lo declaró el presidente del BID, el contador Iglesias, positivos en la región, incluso Argentina, pese a sus dificultades, está mejor. Hemos tenido cifras interesantes en cuanto a la exportación, a la importación de bienes de admisión temporaria, a la baja notoria de la inflación, pero sin duda la transformación central de este camino difícil que hemos estado recorriendo y que vamos a seguir recorriendo se dará por la vía del comercio, no por la vía de otro tipo de soluciones. México es una demostración muy clara, y Uruguay lo fue mientras vivió en el mundo que comercialmente había organizado Inglaterra después de Trafalgar. Este mundo se perdió y hoy, si no lo reencontramos entre todos rápidamente, no habrá artilugios financieros que puedan atender las justas demandas sociales de países grandes, medianos y pequeños. En esa tarea nos están ayudando mucho esta documentación que hoy se presenta y la experiencia de nuestros hermanos mexicanos, a quienes mucho les agradecemos.



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