Dos
prioridades para Israel: su seguridad, y el crecimiento económico
y cultural de los vecinos árabes.
Por Carlos
Maggi
Una noche cenamos
con Pinchas Avivi, en una tratoría de Jerusalem. Él
anunció "Vamos a probar una típica comida judía",
y eran macarroni. Me dijo: "La comida típica de Israel,
señor Maggi, es la comida de todo el mundo. Hay judíos
por todas partes". Lo miré y sonreía; me pareció
conocerlo desde mucho antes, era igualito al Beto Abdala: la nariz
ganchuda y los ojos renegridos de árabe, un clásico
judío de Judea.
Se trataba de
un ágape oficial, ofrecido por el Ministerio de Relaciones
Exteriores, y a los postrer Avivi dijo un discurso breve, en el
tono de una conversación entre amigos. Allí encontré
lo que quería oír. Y no es poca cosa. Después
supe que Avivi se iba al día siguiente para el Líbano,
porque es uno de los que lleva personalmente las tratativas de paz,
en el norte. Eran, pues, noticias de la boca del caballo. Dijo:
"Si
miran por ese ventanal se ve la mitad de Jerusalem. Esas luces enfrente
son de un barrio judío, allá es el barrio musulmán
y de este lado el barrio cristiano. ¿Y qué pasa? Lo
están viendo. No pasa nada entre ellos, quieren vivir en
paz y no se molestan. La guerra no es un invento político.
Por eso soy optimista en las gestiones de paz. Yo trato de entenderlos
a ellos, para que ellos me entiendan. Si conseguimos en la mesa
de negociaciones un poco de confianza recíproca, como la
que ustedes están viendo, la paz se hace.
"La
existencia de Israel es un hecho irreversible; ahora lo admiten
todos. Y a partir de eso, a todos les conviene entenderse en vez
de agredirse. Yo pienso que nosotros somos los más fuertes
y los más ricos -siguió diciendo Avivi-. Aquí
la entrada anual per cápita llega a los 17.000 dólares,
y ellos viven con 1.000. Nosotros tenemos un nivel cultural que
nos permite ejercer la democracia y ellos carecen de los presupuestos
culturales, que dan acceso al sistema. No se trate de que sean diferentes:
se trata de colaborar para que mejoren a su manera. Es imprescindible
que mejoren sin dejar de ser quienes son.
"Israel
tiene dos aspectos a cuidar: en primer término su seguridad,
pero más allá de esa línea roja que es de vida
o muerte (y Barak la conoce mejor que nadie), Israel debe ceder
en cuanto pueda y debe hacer más aún: debe contribuir
al crecimiento económico y al desarrollo cultural en los
territorios árabes, especialmente en la zona palestina.
"Cualquier
persona, cuando logra un nivel más humano en su vida personal,
atenúa las ganas de pelear a muerte. Sin una mejoría
en la cualidad de vida y sin un aggiornamento en la cuestión
política, las carencias árabes trabajan a favor del
fundamentalismo. Ese atraso es nuestro enemigo, mucho más
que los árabes en sí mismos".
Así dijo
Pinchas Avivi. Por eso soy optimista. Porque en todas partes hay
fanáticos, pero también hay gente que piensa en libertad.
Libre de prejuicios y fanatismo.
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