EMILIANO
COTELO:
Damos paso ahora al segmento de preguntas y respuestas, luego del
cual la doctora Richardson tendrá tiempo para las conclusiones finales.
Hay algunas preguntas a propósito de privatizaciones.
"En el día de hoy hemos leído en la prensa que, a instancias
del Partido Nacional, el Poder Ejecutivo ha incluido en el proyecto
de presupuesto la participación privada en Ancel, la empresa de
telefonía celular de propiedad pública. Concretamente, se habla
de transformar la sección de la empresa de telecomunicaciones dedicada
a telefonía celular en una sociedad anónima, y subastar en bolsa
una parte de su capital accionario, su mayoría. ¿Usted qué opina
respecto a que Uruguay tenga una empresa de telecomunicaciones de
propiedad del Estado? ¿No nos estará limitando el crecimiento?".
RUTH RICHARDSON:
Yo apoyo la privatización. Para Uruguay, en este momento, la privatización
es uno de los saltos iniciales que puede dar. No sólo me fijaría
en privatizar Ancel; les voy a dar mi opinión y habrá reacciones,
supongo, pero hay dos costos que ustedes enfrentan si retienen no
sólo Ancel sino Antel, Ancap, UTE, todos esos servicios públicos.
El primer costo es el costo de competitividad: les están cobrando
en exceso y ustedes están recibiendo un servicio que no es de nivel
internacional.
El segundo costo es para el contribuyente: el valor de esos negocios
se está perdiendo día a día. El valor que paga el contribuyente
en sus impuestos en el caso de las telecomunicaciones satelitales
y otras, me refiero a Antel particularmente. Independientemente
del hecho de que algunos de estos negocios puedan ser muy redituables,
de hecho el costo en el tiempo para el Estado es muy considerable,
son perdedores, dan una pérdida al Estado, no son puntos rentables.
Por lo tanto, si ustedes quieren ponerle punto final y dar un salto
a su economía, entonces van a querer privatizar muchas de las empresas
estatales, incluyendo Ancel. ¿Cómo hacerlo, cuáles son los instrumentos?
Yo establecería un comité de privatizaciones porque hay muchos intereses
en las empresas del Estado, nadie quiere ceder. Por lo tanto yo
crearía un comité de privatizaciones cuya única función sea que
cuando el gobierno tome la decisión de privatizar Ancel, esa comisión
reestructure el negocio, asegure la presencia de consultores comerciales,
realice un buen proceso y asegure que se logre un buen resultado.
En segundo lugar, a nivel del Ministerio de Economía, yo tendría
un comité desregulador, porque antes de privatizar hay que desregular.
Esas son dos ideas concretas, dos instrumentos de medición concretos
para lograr el cambio. Si el Estado continúa -es lo que escucho
en la radio, la izquierda dice "no privatizar Ancel, vamos
a votar, vamos al referéndum"-, la gente tiene que pensar con
mucho cuidado.
Si votan continuar con Ancel y Antel en el sector público se están
condenando, van a ofrecer servicios de segundo nivel. ¿Y cómo van
a ser parte de una economía del conocimiento con comunicaciones
de segundo nivel? El Estado no puede seguir dando fondos, capitales,
a ese tipo de negocios. No va a poder continuar con ese monumento
a la estupidez que es ese edificio espantoso a medio construir,
la Torre de Antel. Voy a ser muy franca: el Estado no tiene fondos
para comprar fibras ópticas, para comprar satélites. Uruguay necesita
las fibras ópticas. Los satélites, el capital, la experiencia y
la tecnología vendrán del sector privado.
Por eso mi pregunta con respecto a Ancel es: ¿por qué quedarnos
con Ancel? ¿Por qué no hacemos un trabajo total?
EC - Habían llegado varias preguntas a propósito de Antel y Ancel.
De alguna manera algunas de ellas ya están contestadas, pero por
ejemplo esta pregunta cita las declaraciones del doctor Pablo Millor,
senador del Partido Colorado, del partido de gobierno, del sector
del ex presidente Sanguinetti, quien manifestó que se opone a la
posibilidad de privatizar Ancel porque nadie vende una compañía
que da ganancias. Ese fue el argumento central. Usted ya se refirió
a este punto, pero es bueno atarlo con el problema de corto plazo
que tiene Uruguay en materia fiscal. ¿Cómo se soluciona el tránsito
en materia fiscal derivado de dejar de recibir los ingresos de las
empresas que se privatizan?
RR - La respuesta al problema fiscal es no tener el monopolio estatal
Antel, cobrarles demás a ustedes y hacerlos no competitivos sólo
para que el Estado no tenga tantas ganancias como solía tener. Hubo
una conferencia en CERES cuando estuve aquí en mayo, en la que se
comparó los precios con las telecomunicaciones desreguladas y privatizadas
en Nueva Zelanda, que existen hace una década. Se comparó nuestros
precios con los de ustedes. A ustedes los están estafando, los están
robando, les están cobrando muchísimo de más.
Si ustedes tuvieran unas telecomunicaciones realmente desreguladas
y privatizadas, esto haría que las empresas, los negocios de ustedes,
fueran más competitivos y más rentables, y van a pagar más impuestos
por sus mayores ganancias. Si ustedes realmente están interesados
en los temas fiscales, no los curen con una sobretarifación de las
empresas del Estado, es contraproducente.
Ya oí hablar acerca de los ferrocarriles y los bancos privatizados.
Todos eran rentables, pero la realidad era que el Estado había perdido
muchísimo dinero invirtiendo en esos negocios durante muchísimos
años. Yo no podría seguir invirtiendo en esos negocios, no era bueno
que el Estado hiciera la gestión del riesgo de los bancos o de una
empresa de transporte. El Estado no es bueno en lo que se refiere
a la tecnología de un sistema de telecomunicaciones moderno. Mientras
que a corto plazo es posible que haya habido utilidades, ganancias,
el costo a largo plazo para la economía y la competencia es malo.
Así que es una economía falsa.
Que el senador sostenga cosas como ésas, decir que uno pueda ser
redituable o rentable como país cobrando en exceso por un sistema
de telecomunicaciones, es una economía falsa. Y lo que necesitamos,
obviamente -éste es un tema que detecto muy fácilmente en Uruguay-,
es un muy buen programa de comunicaciones.
Yo no hablé de comunicaciones en mi presentación, pero es una pieza
fundamental para cualquier estrategia de reforma. Las privatizaciones
han fracasado en el pasado debido al gerenciamiento privado y a
especialistas y capitales privados que no han sido bien comunicados
a la gente. Ese ha sido el problema acá. Cuando nosotros privatizamos
las telecomunicaciones en Nueva Zelanda y el costo de las llamadas
a larga distancia bajó a la mitad las ganancias aumentaron, se duplicaron.
Esa es la mejor propaganda que se puede hacer, pero hay que tener
una estrategia de telecomunicaciones muy bien preparada de antemano,
si no van a perseguir intereses cortoplacistas y estrechos y en
detrimento, en perjuicio del largo plazo.
EC - Salteo otras preguntas que han venido sobre ese tema, que ya
están contestadas de alguna forma, y vamos al tema desregulación:
"Uno de los temas clave para lograr la deseada competitividad
de nuestra economía es hacer una profunda desregulación para facilitar
el desarrollo de la actividad privada. ¿Qué ideas puede aportar
para llevar adelante esa profunda desregulación?". De nuevo
la pregunta a propósito de instrumentos, pasos concretos.
RR - En primer lugar la organización, el proceso de desregulación.
Este es un tema tan importante para ustedes que necesitan tener
un comité de desregulación que debe fijarse en las telecomunicaciones,
energía, petróleo, transporte, puertos, aeropuertos, banca. Los
costos de la banca son tan altos, los costos de transacciones son
tan altos que los están quebrando. Es lo primero que yo exigiría,
desregular y privatizar el Banco República. Les puede sonar como
algo muy radical, pero para mí es una de las mejores maneras en
que los políticos pueden ayudar al sector agropecuario a ser más
competitivo. La regulación están tan asimilada en la vida uruguaya
que ustedes necesitan concentrarse en una comisión específicamente
nombrada para la desregulación.
Los instrumentos son los siguientes:
Primero, el proceso de pasar por cada uno de los sectores en una
dirección hacia un marco regulador más liviano. Yo no apoyo lo que
se hace en el Reino Unido, que son reglamentaciones de mano dura;
hay comisiones reguladoras del agua, por ejemplo, o de la electricidad
o de las telecomunicaciones. Eso no es lo que yo apoyo, no quiero
comisiones individuales, quiero una desregulación, un comité de
desregulación en general.
Quiero que ese comité vea lo que está ocurriendo en las prácticas,
en otras partes del mundo, que tenga un marco más amplio del aspecto
regulador que enfatice el tema de competitividad, no control de
precios, y que se base en la competencia como mejor forma para lograr
un mejor nivel de eficiencia, una buena calidad del producto, un
buen precio para el consumidor.
Y también nombraría un comité de competencia, cuya responsabilidad
sea la de asegurar que el nuevo entorno desregulado sea respetado,
para que pueda procederse de mejor forma y se eviten las prácticas
no competitivas.
Esos son los cambios que sugeriría. Debe haber una responsabilidad
fiscal; eso ha mejorado bastante, los resultados deben seguir mejorando.
Quiero que exista una legislación que se refiera a esta responsabilidad
fiscal para que existan pautas, haya lineamientos, para que cualquier
tipo de desregulación que se practique sea buena y para que no pasen
las que no sean buenas.
Estos son algunos de los instrumentos que elegiría, y como dije
anteriormente no es sólo mi opinión. Como les contaba, hace dos
noches me comuniqué con el gobierno de la pequeña nación que es
Papúa Nueva Guinea, que se está dirigiendo hacia estos mismos objetivos.
Quiero expresar por qué debemos actuar de esta manera y luego les
voy a hablar de cómo actuar.
EC - Justamente, a propósito de cómo hacerlo, hay otra pregunta
sobre desregulación. Quien la formula supone que la desregulación
implica que determinados organismos paraestatales ya no intervengan
en el futuro. Menciona los ejemplos del Laboratorio Tecnológico
del Uruguay (LATU), el Instituto Nacional de Carnes (INAC), el Secretariado
Uruguayo de la Lana (SUL), el Instituto Nacional de Pesca (INAPE),
etcétera. Por lo tanto, al no intervenir, no tendrán los ingresos
de que hoy disponen. La pregunta es: ¿qué se hace con las estructuras
de esos organismos?, concretamente, ¿qué pasa con el personal, con
los funcionarios?
RR - El punto de partida de esta pregunta es qué tipo de economía
desean tener o, más importante aún, qué tipo de economía deben tener
para que la economía crezca y genere puestos de trabajo verdaderos.
Es ridículo decir que deben tener un Secretariado Uruguayo de la
Lana simplemente para emplear gente. La única razón para tener una
estructura es que haga una contribución, un aporte para que el sector
cárnico o el sector lanero sean más competitivos en el mundo, y
si se decide que este organismo paraestatal cumple ese papel, entonces
se va a contratar la gente adecuada para hacer ese trabajo.
No se debe ver al Estado como una máquina generadora de empleo:
se lo debe ver como un sector que promueve la generación de puestos
de trabajo. Si se ve el resto del mundo, la forma de proteger a
la gente y darle empleo solía ser que el Estado se lo diera, pero
eso ya terminó, ya pasó, el Estado no puede darse ese lujo, el trabajo
tampoco se hace como se debe. Los organismos paraestatales tienen
la función de estar en el medio entre el sector privado y los mercados,
son algo que impide su funcionamiento y no lo ayuda. Hay que tener
en cuenta las características de una economía que se desempeña bien,
que rinde bien, y hay que hacerlo con un estilo acorde con el mercado.
Según estos organismos paraestatales, sea el LATU, el SUL o INAC,
en todo el mundo, ése ha sido el problema y no la solución.
Hay que tener una persona que actualmente sepa mucho, que esté trabajando
en el SUL y hacer que esta persona trabaje con el sector privado,
obteniendo contratos directos con los fabricantes, como hacen en
Nueva Zelanda en lo que se refiere a la lana hoy en día. Entonces,
entrar en tratativas directas con los fabricantes en Italia o en
el Reino Unido; van a querer tener contratos directos.
Esa una actividad que le corresponde al sector privado. Estamos
teniendo este mismo debate en Nueva Zelanda ahora, donde va a desaparecer
el secretariado de la lana. Vamos a comercializar la venta de la
lana. Nueva Zelanda es el mayor exportador de lana y vamos a tomar
gente de calidad, que trabaja en el secretariado neozelandés de
la lana, lo vamos a hacer que se maneje sin los intermediarios y
consiga contratos directos con los fabricantes en Italia o el Reino
Unido para hacer con nuestra lana prendas de vestir de muy buena
calidad. Lo que decimos es que queremos que esta institución emplee
gente, pero ése no es su objetivo. Su objetivo es que mejore la
competitividad, y si ésta no mejora debe desaparecer.
EC - Seguimos con el mismo tema, porque se insiste con la transición,
ya no a propósito de la reducción o eliminación de organismos paraestatales
sino de los organismos del Estado mismo. La pregunta es cuáles son
sus ideas para "enflaquecer" al Estado uruguayo sin aumentar
nuestros actuales niveles de desocupación. Hace un rato hablábamos
del déficit fiscal, que es alto; ahora introducimos el desempleo,
que es muy alto. ¿Cómo gerenciar el trade off de la situación actual
a la situación futura en el tema empleo?
RR - Son excelentes preguntas todas, y salvo que pueda dar buenas
respuestas los cambios no se van a lograr porque no habrá voluntad
política que pueda cambiarlos. Los políticos no van a tener la confianza
de manejar esa transición, puesto que tienen sólo cinco años en
sus funciones. La parte económica es clara, la parte política es
difícil. Gestionar la política es gestionar la transición; los políticos
deben saber cuál es el punto de equilibrio.
En Nueva Zelanda hemos enfrentado estos temas hace 15 años. Tuvimos
un alto nivel de desocupación, estaba bajando la productividad,
creciendo el déficit, pero estábamos paralizados de miedo, temíamos
hacer las cosas aún más graves. Pero quiero contarles lo peor que
hicimos: demorar el proceso de reforma. Seguíamos esperando y las
cosas se ponían cada vez peor, hasta que llegamos a una crisis que
fue lo que catalizó nuestro cambio.
Tenemos la mitad del tamaño que tenía el sector privado cuando había
subido el nivel de desempleo, por lo tanto no es algo automático:
cuando reformamos el Estado en su base no se crea automáticamente
una nueva fuente de trabajo. Al contrario, si el Estado desempeña
su rol principal, si en su forma de hacer adquisiciones, de regular,
de hacer políticas, desempeña esas funciones de manera excelente,
van a crear un clima de crecimiento, de inversión, en su economía.
Cuando Nueva Zelanda dijo "vamos a tener un Banco Central autónomo,
vamos a tener responsabilidad fiscal y superávit en el presupuesto,
vamos a crear un mercado de trabajo flexible, manejable, vamos a
llevar los aranceles a cero, vamos a bajar la carga impositiva,
a reformar el Estado", ¿saben qué pasó? La gente quiso invertir
en Nueva Zelanda y logramos mayores tasas de crecimiento, de empleo,
en la economía, debido a que el Estado había creado su principal
tarea: propiciar el ambiente, el clima. La gente tuvo lo que quería;
otros quedaron fuera del sector privado pero no fue por su culpa.
El sector privado era en su momento muy grande, muy ineficiente,
debió sufrir los cambios. Quienes perdieron fuentes de trabajo en
el transcurso de un año o dos pudieron, al completarse las reformas,
lograr nuevas fuentes de trabajo para que, los que antes trabajaban
en los monopolios del Estado, pudieran luego pasar al sector privado,
que creció. Por ejemplo, ese fue el caso de las telecomunicaciones
con el advenimiento de Internet, de las comunicaciones satelitales,
se creó nuevas fuentes de trabajo. En lugar de tener un trabajo
estancado, inútil, sin contribución al sector privado, ahora hacen
una contribución valiosa en el sector privado. Creció la oportunidad
de trabajo, pudimos reducir el tamaño del sector público y creamos
oportunidades para trabajos reales en el sector privado.
Miren hacia el norte, miren a Estados Unidos, vean lo que ocurre
cuando el gobierno hace bien su trabajo, cuando los números cierran,
cuando se pone orden, cuando se controla la inflación, qué ocurre
con una economía competitiva y abierta. Los trabajos se van creando
naturalmente.
EC - Ya es buen momento para introducir esta otra pregunta. Quien
la formula señala que usted evitó mencionar el problema de la pobreza,
y concretamente consulta qué hacer en materia de políticas sociales.
RR - La recesión significa o equivale a pobreza. Significa pobreza
para todos ustedes, y la gente que está abajo, en las clases más
bajas, es la que peor lo siente. Yo argumento a favor de un cambio
radical, y sé que muchos de ustedes piensan que soy demasiado directa
en lo que digo y que ésta no es la forma uruguaya de hacer las cosas
(aunque una persona me dijo "usted no es lo suficientemente
dura", entonces quizás no pueda satisfacer a todo el mundo,
así que quizás haya logrado justo lo que pretendía).
La razón por la cual argumento tan fuertemente a favor de la transformación
es que pienso no sólo en la gente a la que le va a ir bien, sino
que pienso también en la gente más vulnerable de la sociedad de
ustedes, la que en términos relativos tiene la mayor cantidad de
pobreza. Si ustedes se están empobreciendo más como país todos ustedes
van a sufrir, pero más que todos la gente que está más abajo.
EC - Aquí tengo tres preguntas sobre reforma tributaria. Las leo
juntas:
"En su opinión, ¿cuál es la estructura impositiva más eficiente
desde el punto de vista de la recaudación y desde el punto de vista
de su incidencia en los sectores productivo? ¿Es bueno un impuesto
al valor agregado en una tasa del 23 por ciento, o habría que ir
a un incremento de los impuestos directos?".
"¿Es conveniente en Uruguay un impuesto a la renta de las personas
físicas?".
"¿Qué opina usted de que las pequeñas y medianas empresas soporten
sobre sus hombros el mismo peso fiscal y burocrático que las más
grandes y su impacto en la generación de empleo y desarrollo económico
del país?".
RR - Tendría un impuesto al valor agregado, pero no el que tienen
ustedes en Uruguay. El que tienen ustedes hace favoritismos, algunos
pagan 23 y otros 14. Yo prefiero un valor agregado para todos los
productos, todos los servicios, pero no más allá de un 10 por ciento.
Para mí ésa es la forma más eficiente para manejar un impuesto al
valor agregado, para que alguien no diga ¿cuánto tengo que pagar,
14, 23? No, en Australia han introducido un impuesto al valor agregado;
si ustedes compran un pollo cocido se paga más valor agregado que
si lo compran crudo, entonces hay policías con termómetros que determinan
si está cocinado o crudo. Es una ridiculez. Esas distorsiones van
a venir acá, por lo tanto soy partidaria de una tasa fija.
No creo, sin embargo, que los aranceles deban emplearse como temas
de ingreso. Los aranceles son impuestos a las exportaciones. Nos
dicen que para el año 2006 no va a haber aranceles, vamos a llegar
al arancel 0, o si no al 14 por ciento, no sé si eso es a nivel
de las exportaciones de terceros países. Pero ése es un impuesto
del 14 por ciento a los exportadores, y si no se puede maniobrar,
porque esto ya está decidido a nivel de Mercosur, ustedes van a
tener que apurarse en hacer las reformas para compensarlo.
Por lo tanto, en mi opinión, la reforma impositiva debe ser en una
base amplia, a un nivel bajo, que no distorsione las decisiones,
que no haga discriminación y que tenga como guía un sistema eficiente.
Odio la evasión impositiva, por lo tanto hay que hacer un sistema
justo, que haga que todos aquellos que puedan pagar, paguen gustosamente.
EC - Le preguntan cómo funciona en Nueva Zelanda la administración
bajo el concepto de "accountability".
RR - Tener este tipo de responsabilidad, la "accountability",
requiere tener metas. El gobierno tiene una misión y una estrategia
que publica, tiene metas para todos los ministerios. Entonces, si
ustedes quieren una sociedad mejor educada, una economía en crecimiento,
un entorno más seguro, esto significa que requieren cosas específicas
de la Policía, de la educación, del ministro de Economía y Finanzas.
La parte crucial es ser responsable ante todos.
En Nueva Zelanda desarrollamos un sistema de administración pública
en el cual establecemos los resultados que deseamos. Entonces, cada
uno de los productos comprados por el Estado debe hacer que se pueda
lograr mejor los resultados. Hay mucho en las burocracias de todo
el mundo que no tiene nada que ver con las metas que se quiere alcanzar,
pero, para que esta responsabilidad funcione, hay que permitir que
tenga libertad de gestión la gente a la que se considera responsable,
que son los que llevan a cabo las cosas, los gerentes, los directores.
Yo, como política, tenía un contrato en base a desempeño en el que
se fijaba las metas, y un contrato de compras en el que establecía
los productos que queríamos comprar para lo que mi departamento
deseaba alcanzar. Esto era coherente con estos grandes objetivos
del gobierno. Este objetivo abarcaba a todos los ministerios y era
el mismo por doquier. Si yo quiero que mis gerentes produzcan los
productos que deseo, con el nivel de calidad que deseo y al costo
que deseo, tengo que dejarlos libres para hacer el tipo de gestión
que quieran. Yo no pretendo saber más acerca del programa de computación
que ellos, no debo decirles qué tipo de automóviles deben comprar
ni a qué gente deben contratar. Les debo decir lo que ellos tienen
que producir, y después les digo, en forma descentralizada de gestión,
"ustedes sigan adelante, contraten a la gente, compren los
insumos que les permitan producir lo que quieren, con el nivel de
calidad y al costo que se quiere".
Si ustedes hacen que los gerentes gerencien, tienen que hacer dos
cosas: en primer lugar tienen que permitirles emplear a la gente
que puede hacer el trabajo, o sea que nosotros reformamos la ley
de inamovilidad, permitimos en el sector público que se contratara
a las personas que tenían las destrezas y las calificaciones para
hacer una tarea, y no había un puesto de trabajo como empleo de
por vida.
Tomemos desregulación. Ustedes necesitan privatizaciones, gente
especializada en el sector público. Una persona que fue contratada
hace 30 años y no tiene esas habilidades no puede hacer el trabajo
que se requiere ahora. Este tipo de responsabilidad, esta "accountability",
era fijar el desempeño deseado y permitir que en el sector público
se hiciera lo mismo que en el sector privado, se contratara a la
gente necesaria apropiada. Es aquí donde la responsabilidad realmente
importa. Este tipo de "accountability" significa que para
que se pueda hacer las cosas es necesario tener buena formación.
Es por eso que avanzamos hacia una buena contabilidad sobre la base
de desempeño. Entonces, el Parlamento consigue el desempeño en base
a los productos que se busca, antes de que se realicen se da a publicad
las intenciones y después de que haya ocurrido lo que tenía que
ocurrír, el Parlamento lo examina en base a los resultados alcanzados.
Es aquí donde las cosas se ven bien.
Nosotros premiamos el desempeño con una bonificación, y si no obtienen
esa bonificación les cortamos la cabeza. Esa es una buena "accountability":
si usted hizo bien el trabajo recibe una bonificación; si no lo
hizo bien, con la calidad y el costo que deseamos, ya no tiene más
el empleo. Es exactamente lo que hay que hacer. Juan Carlos (Deicas)
no puede darse el lujo de no tener un buen bodeguero porque no puede
sobrevivir, entonces el ministro tiene que recibir buen asesoramiento
con respecto a desregulación, desmonopolización o a cómo administrar
un buen presupuesto.
Esta es una forma del sector privado para hacer la gestión de gobierno.
Desde mi punto de vista es la forma correcta de hacerlo, porque
permite que ustedes hagan una gestión en base a los resultados.
Y si no se hace las reformas en lo que tiene que ver con el empleo
en el sector privado y en lo que se refiere a gestión financiera,
no se puede hacer una gestión por resultados porque no saben qué
comprar ni cuánto cuesta, y al final, a la larga, todos sufren como
sociedad y no consiguen un buen servicio a un buen costo.
EC - Hemos pasado holgadamente el límite de tiempo que habíamos
fijado para el tramo de preguntas y respuestas. No pudimos agotar
toda la lista, han quedado algunas pocas afuera.
Llega el momento de las conclusiones. No sé si la doctora Richardson
entiende conveniente agregar, a todo lo que ya ha dicho en la conferencia
en sí, y ahora por la vía de respuestas a las preguntas, algún concepto
general o algún resumen. La escuchamos.
RR - Voy a intentar ser eficiente. Prometí terminar esta presentación
a las 12, aunque tomamos bastante tiempo útil para el receso.
En primer lugar, quiero decir que este foro ha sido de gran valor.
Tengo la sensación de que existe un gran sentido de realidad en
este grupo, un gran sentido de urgencia y una mejor conexión con
las políticas y los instrumentos que pueden marcar una diferencia.
Quise venir aquí, sin tener que pedir disculpas, para despertar
a Uruguay, para advertirles de las cosas que hoy son más peligrosas
que ayer. Como alguien me dijo en el receso de esta mañana, hay
que dar un salto, un arranque hacia adelante, hay que romper ese
círculo de "sí, pero". Yo ya conozco ese "pero".
Si Uruguay sigue diciendo "pero", la cosa va a ser peor
el año que próximo, peor que ahora, y vamos a tener que hacer estas
reformas de cualquier manera, pero dentro de una crisis. Yo no le
deseo eso a Uruguay.
Espero que durante este foro hayamos logrado el equilibrio perfecto.
Hubiera querido estudiar más profundamente su realidad y haber hablado
con más de ustedes para poder darles un enfoque más amplio con respecto
a la reforma, haberles dado una agenda de acción, haber sido más
específica con respecto a las responsabilidades de los actores,
y haberles dado una visión, un sentido de la forma en que el Estado
podía mejorar. Pero eso necesariamente habría sido una presentación
más general. Ustedes han equilibrado eso perfectamente con sus preguntas.
Creo que fueron preguntas excelentes, muy profundas, que me permitieron
cubrir más acerca de los instrumentos específicos, no sólo el por
qué actuar sino cómo actuar. Así que espero que puedan retirarse
de este foro con un panorama más completo, habiendo escuchado esa
advertencia y sintiendo que he podido contribuir a su decisión de
actuar.
Espero haber acrecentado esa necesidad de urgencia de actuar inmediatamente,
y siento que ustedes están sobre una base más concreta: van a analizar
los instrumentos, van a ver qué funcionó en determinados países,
van a saber dónde explorar. Porque ahora tenemos que concentrarnos
en la puesta en marcha: esa es la etapa a la que estamos abocados.
Es claro para mí que cuando digo arranque forzado, despertar, el
"sí, pero" sigue ganando terreno. ¿Por qué gana el "sí,
pero"? Gana porque creo que existe miedo al cambio, hay falta
de confianza con respecto a gestionar la transición, y si bien tenemos
excelencia y hay ejemplos de excelencia a nivel de empresas, existe
un preconcepto de que "bueno, vamos a seguir haciéndolo a la
manera uruguaya". Pero "la manera uruguaya" puede
ser una nueva manera, porque la mujer joven que me ayudó trabajando
y en cinco minutos tomó mi presentación, la pasó por Internet, la
imprimió, para que estuviera todo pronto esta mañana, ella conoce
ese nuevo mundo y sabe que hay un banco que hace transacciones 24
horas al día, pero no tiene la menor idea de lo que está pasando,
también existe ese ejemplo. Creo que Uruguay tiene el material necesario
para trabajar.
Aquí hay dos cosas específicas que quiero mencionar para sintetizar
mi presentación:
Una, otros países han logrado manejar la transición con éxito, y
eso debe dar un sentido de confianza a quienes toman decisiones
en Uruguay, pero van a necesitar más apoyo, más consejo, más consulta
acerca de gestión de transición. Ellos saben lo que hay que hacer
pero tienen miedo del tema de las políticas, de que la política
no les permita hacer que esto suceda. Creo que debe haber un ejercicio
más allá de la política, donde todo el Parlamento, toda la dirigencia
política comprenda cuáles son las estrategias para gestionar la
transición. Hay muy buenos consejos para compartir, no sólo míos
sino también de otras personas, con respecto a las mejores estrategias.
Creo que lo principal es sobreponerse al miedo al cambio, hay que
concentrarse en los instrumentos específicos, en las estrategias
concretas que nos permitirán gestionar la transición. Por ejemplo,
en mi primer presupuesto, o sea en la etapa en la que se encuentra
el presidente Batlle, yo estaría hablando de reforma del mercado
laboral, de privatización, reforma del Estado en mi país, y en mi
opinión eso debería funcionar simultáneamente, en paralelo, de lo
contrario el presidente pierde perspectiva. Yo no quiero que se
pierda ese impulso de la reforma, así que las estrategias para vencer
el miedo al cambio, aquello de "yo quiero ir al cielo pero
no me quiero morir", es donde tenemos que concentrar nuestro
primer esfuerzo, hacer que los equipos, los instrumentos, trabajen
de manera específica en el programa de la reforma.
En segundo lugar, y las dos van de la mano, creo que se trata de
llegar a auditorios más pequeños. Voy a hablar de las estrategias
de comunicación. Si ustedes quieren liderazgo, éste se tiene que
basar en la comprensión del público. Esta semana quisimos llegar
a distintos auditorios, a los líderes, a los políticos, a los sindicatos,
a los partidos políticos, a los medios de comunicación. Los medios
de comunicación constituyen una parte muy importante de todo programa
exitoso de reforma, son auditorios micro que escuchan el mensaje,
que hacen que sea crucial tener medios de información confiables,
son los que van a hablar del escándalo de los que pierden, del sensacionalismo
de los que pierden. Pero queremos que los medios de comunicación
se concentren en los ganadores, si no hay ganadores hay perdedores.
¿Cómo podemos lograr el éxito con la reforma? Mi mensaje es que
las buenas reformas se basan en buenos políticos. Mi mensaje para
los empresarios es que si hay buena competencia hay buenos resultados.
A la gente de los sindicatos: si un mercado de trabajo funciona
bien va a haber empleo. A los medios de comunicación: si hay otra
forma de hacerlo y Uruguay lo intenta va a tener éxito. Si Uruguay
sale a buscar esos instrumentos de reforma y los adapta, va a tener
éxito.
Esas son mis reflexiones para finalizar:
Ustedes tienen una muy buena plataforma sobre la cual trabajar.
Lo que me gusta de Uruguay es eso, pero deseo que respondan a la
llamada de despertar. Espero que actúen con un sentimiento de urgencia.
Creo que los temas técnicos son muy claros, lo que importa es la
actitud. Ese es el gran desafío y les deseo mucha suerte.
EC - Agradecemos a la doctora Richardson su participación en este
foro, su conferencia, sus respuestas, sus conclusiones al final.
Antes de despedirnos una información: se anunció antes de la realización
de este encuentro que íbamos a contar con la presencia del presidente
de la República, doctor Jorge Batlle. Hace minutos se comunicó telefónicamente
planteando sus excusas por su ausencia debida a que lo desbordaron
las tareas de última hora de preparación del presupuesto.
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Transcripción: María Lila Ltaif
Edición: Jorge García Ramón
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