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Los trastornos de ansiedad ante un examen pueden superarse

El temor previo al desarrollo de una evaluación es una de las manifestaciones más frecuentes de los trastornos de ansiedad que también se desarrollan en otros ámbitos de la vida diaria. Esta condición, que sin el tratamiento adecuado comienza en la secundaria pero puede persistir durante la vida adulta, también se relaciona con las presiones familiares y sociales.

"Desde chica siempre sentí una sensación muy particular cada vez que tenía prueba en el colegio. Yo sabía que eran nervios y mis padres pensaban que esta situación estaba íntimamente relacionada con los primeros años de la escuela en los cuales uno no es consciente de su potencial. Sin embargo, a medida que pasaban los años, la molestia se fue agravando a tal punto que, en la secundaria, me quedaba toda la noche despierta estudiando y preparaba los exámenes con mucha anticipación pero igual me iba mal. Mi angustia ante cada mala nota era tal que no quería seguir en el colegio y ni hablar si me llevaba alguna materia a diciembre", comentó a esta agencia, María de los Ángeles, una estudiante de Bellas Artes de 24 años que aún hoy, luego de realizar una terapia para aprender a controlar su ansiedad, sigue sintiendo "cosquillas en el estómago" cada vez que se aproxima la fecha de una entrega o examen.
 
El miedo a ser ridiculizado o reprobado genera la manifestación del trastorno de ansiedad.
 
Los síntomas descriptos por María de los Ángeles son similares a los de muchos chicos y adultos que presentan dificultades para enfrentar determinadas situaciones sociales entre las que se encuentran un examen, pero también, una fiesta, una cena en un restaurante, una salida de pareja o simplemente el encuentro fortuito con un amigo.

En cualquier caso, cabe señalar que realizando el tratamiento terapéutico adecuado y contando con el apoyo familiar y profesional adecuado, estos síntomas pueden ser tratados para que el paciente pueda desarrollar su vida personal, social, familiar y laboral plenamente.

Respecto de la sintomatología, los nervios, el malestar estomacal, la sudoración, la falta de aire y la sensación de tener la mente en blanco son manifestaciones de un cuadro complejo denominado Trastorno de ansiedad que se presenta cuando el organismo reacciona, en forma exagerada, ante una determinada situación que considera potencialmente dañina.

Debido a la proximidad del fin de año, los ciclos lectivos de los colegios y las universidades se van cerrando generando que los tiempos se acorten y el nerviosismo crezca.

Ante la necesidad u obligación de enfrentar un examen, que no es más que una instancia de evaluación, cada vez son más los chicos y chicas que presentan problemas. Sin embargo, es fundamental que esta condición sea tratada a tiempo, pues de lo contrario, la persona puede ver seriamente afectada su vida laboral a futuro.

"La ansiedad social es un trastorno de ansiedad que se basa en el temor de la persona en cuestión a ser rechazada, criticada o ridiculizada. Por esa razón, la primera reacción es el aislamiento. En el caso puntual de los exámenes, lo que hacen muchas veces los chicos es eludirlos, correr las fechas o bien se presentan pero, debido a los nervios, la mente se les pone en blanco y no aprueban. Otro de los problemas habituales es la exacerbación de los síntomas neurovegetativos que puede llevar al desarrollo de un ataque de pánico. Esto demuestra que el costo de sentirse expuesto a una situación de evaluación potencialmente negativa, es muy alto", explicó la licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del Centro Especialista En Trastornos de Ansiedad (CEETA), ubicado en Pilar.

Por su parte, Pablo Wizemberg, médico psiquiatra especialista en trastornos de ansiedad y calidad de vida, señaló: "En la mayoría de los casos el examen es la situación que permite conocer el trastorno de ansiedad, pero las manifestaciones de este tipo de cuadros son muy diversas".

Tratamiento para la prevención
Para que un trastorno de ansiedad se manifieste, son muchos los factores que deben conjugarse. Por un lado, la historia familiar, ya que la genética es la principal responsable de la forma en la que una persona reacciona y de la medida en su ansiedad.

Luego, deberán ponerse en consideración las experiencias propias de cada persona y también las condiciones en las que se desarrolla determinada situación de tensión. Debido a esta multiplicidad de factores, el tratamiento de los trastornos debe ser complejo y abarcativo.

"Cuando el trastorno se manifiesta en situaciones muy puntuales, solemos utilizar el tratamiento cognitivo conductual que es breve, no convencional y muy activo. Mediante este abordaje, se trata específicamente la problemática puntual que puede ser el miedo a enfrentar un examen como símbolo del temor a hablar en público o a ser ridiculizado. La primera parte de esta terapia es individual y sirve para la detección de los pensamientos distorsionados. En segundo término, cuando el paciente está más preparado, comienza a participar de los talleres de habilidades sociales que son grupos de ocho o diez personas coordinados por profesionales. En esa fase, los chicos o adultos comienzan a interactuar con otras personas participando de situaciones sociales similares a las que les provocaban temor, siempre acompañados por los terapeutas, que aparecen ante los 'terceros' como amigos. En el caso de los exámenes, como los profesionales no pueden entrar, los pacientes reciben una serie de pautas o herramientas previas al comienzo de la prueba", detalló la licenciada Martínez Castro, al mismo tiempo que consignó: "A diferencia de la timidez, que se supera con el tiempo, la ansiedad se agrava a medida que pasan los años llegando a incapacitar seriamente a los hombres y mujeres que la padecen, ambos sexos por igual".

Finalmente, el doctor Wizemberg concluyó: "Es muy importante tratar el trastorno en familia, porque a menudo en el núcleo íntimo la gente tiende a pensar que al chico le va mal porque no estudia o es vago y esa categorización termina perjudicándolo porque genera más exigencia. También se realizan ejercicios de relajación, vocalización, respiración que contribuyen a tranquilizar al paciente y, por último, si hay algo de fondo como por ejemplo un problema de autoestima, habrá que realizar una terapia más compleja".

(Fuente: Pro-Salud)