Los investigadores de la Universidad de Alabama, señalaron que en los días siguientes al cambio de hora, el riesgo de sufrir un infarto crece un 10%. Mientras que ese riesgo disminuye el 10% al retrasar una hora en invierno.

Martin Young, quien dirige el estudio, explicó que cada célula del organismo está regida por su propio reloj molecular, el cual permite a nuestros órganos ajustarse a los eventos del día.  Pero al producirse cambios en el horario nuestras células esperan ajustarse a un evento del día, lo que no ocurre y genera estrés.

"Hay diversos factores, incluidos la privación de sueño, el reloj circadiano del organismo y la respuesta del sistema inmune, que deben tomarse en cuenta cuando se estudian las razones por las que adelantar una hora el reloj puede ser perjudicial para la salud", dijo Young.

Y agregó que pese a estos problemas, el organismo humano eventualmente se adapta a los cambios de horario.