Entrevistas

Objeción de conciencia de ginecólogos para realizar abortos genera un "panorama de preocupación" en centros médicos del interior

Objeción de conciencia de ginecólogos para realizar abortos genera un "panorama de preocupación" en centros médicos del interior

Una semana después de la entrada en vigencia de la ley de despenalización del aborto, en varios departamentos del interior todos o casi todos los ginecólogos residentes han presentado objeción de conciencia para no participar de los procedimientos. Para profundizar en este tema, En Perspectiva entrevistó a Washington Lauría, profesor titular grado 5 de la Clínica Ginecotológica "B" del Hospital de Clínicas, y a Edgardo Mier, presidente de la Federación Médica del Interior. Desde el punto de vista de Lauría, el fenómeno es en parte consecuencia de que la ley se haya aprobado la "sin pedir la opinión a los ejecutores", ya que, según dijo, la Sociedad de Ginecología no fue consultada por el Parlamento para la elaboración del texto. Por su parte, Mier consideró que hay otros factores involucrados, entre ellos el reciente acuerdo entre el Ministerio de Salud Pública, el Consejo de Salarios y las instituciones médicas sobre cargos de alta dedicación, que modifica el régimen de trabajo de los médicos y que en el caso de los ginecólogos entrará en vigencia a partir de enero de 2013.


(emitido a las 9.03 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Una semana después de la entrada en vigencia de la ley de despenalización del aborto ha ido tomando forma un problema no previsto por quienes la impulsaron. ¿Cuál? La mayoría de los ginecólogos presentaron o van a presentar su objeción de conciencia para no participar de estos procedimientos

En varios departamentos del interior todos o casi todos los ginecólogos residentes han presentado objeción de conciencia. Por ejemplo, en Salto ningún ginecólogo está dispuesto a recetar medicamentos o realizar tratamientos que permitan abortar. En Paysandú y Tacuarembó, mientras tanto, solo un ginecólogo está dispuesto a hacerlo.

En Montevideo la situación es diferente porque en la capital sí hay un buen número de profesionales dispuesto a llevar a cabo estos procedimientos. Sin embargo, en algunos centros de salud también se ve una alta proporción de ginecólogos con objeción de conciencia. Ejemplo, en una de las tres cátedras de ginecotología de la Facultad de Medicina, la que funciona en el Hospital de Clínicas, más del 80% de los profesionales  han presentado objeción de conciencia.

En estos minutos vamos a conversar con el doctor Washington Lauría, profesor titular grado 5 de la Clínica Ginecotológica "B" del Hospital de Clínicas.

Usted ha sido uno de los principales críticos de la ley sobre interrupción voluntaria del embarazo. Brevemente, ¿por qué? ¿Cuáles son sus razones?

WL – Somos uno más de un grupo multidisciplinario que se ha unido en pro de tratar de derogar esta ley que desde nuestro punto de vista fue mal elaborada. Usted hacía referencia al alto número de profesionales técnicos, sobre todo los ginecólogos, que hacen o van a hacer uso de la objeción de conciencia, y eso es típico de cosas que se instrumentan sin pedir la opinión a los ejecutores, en este caso los ginecólogos. Una de las cosas que criticamos es que no fuimos consultados para esto.

EC – ¿Para usted esa es la razón fundamental por la cual está ocurriendo esta gran cantidad de objeciones de conciencia?

WL – Esa es una de las razones fundamentales. Y después no hay que olvidar, sin entrar en problemas filosóficos, religiosos, ni éticos, ni morales, lo que puede pensar cada uno sobre el valor de la vida. Y si para cualquier médico lo prioritario es defender la vida, usted se puede imaginar lo que es para un ginecólogo, que una de las características que tiene nuestro trabajo es que tratamos a dos personas, la embarazada y el producto de la concepción. Cuando se llega a una instancia de estas características, donde se decide interrumpir voluntariamente el embarazo, con un montón de puntos críticos, eso hace rever tremendamente la posición personal de cada uno de nosotros al respecto.

EC – ¿A qué se refiere con eso de "un montón de puntos críticos"?

WL – Le pongo un ejemplo. Es sorprendente, y acá hablo a título personal, la total prescindencia que hay en lo que respecta al embrión. Se habla de interrumpir el embarazo –como yo le decía el otro día a otro agente radial– como si sacara una pieza dental, como si usted moviera un vaso de un lugar a otro. Estamos hablando de vida. Por supuesto desde el punto de vista jurídico está en las discusiones a partir de qué momento se considera persona el producto de la concepción. Yo a título personal creo que ya desde el momento en el que el embrión existe dentro del útero hay vida, entonces la prioridad absoluta del médico en general y del ginecólogo en particular, es defenderla. El embrión actúa como un inquilino intrauterino que no pidió venir, que es muy frágil, muy vulnerable y no puede expresar su voluntad. Sí sé lo que pensaríamos cualquiera de nosotros si nos dicen que nos van a quitar la vida, entonces es algo que desde el punto de vista personal considero inaceptable.

Ahora bien, yo soy director de una de las cátedras de la Facultad y obviamente al día de hoy esto es ley y una de las funciones nuestras es que la ley se cumpla en todos los sentidos.

EC – Usted ha dicho que con esta ley se corre el peligro de que el aborto pase a ser considerado como un método anticonceptivo más. ¿puede explicarlo mejor?

WL – Sí, sin duda. Como existe una total prescindencia del embrión, sin ánimo de generalizar –porque hay problemas y problemas– muchas pacientes concurren al médico para interrumpir unitariamente la gestación porque no lo quieren, cuando en realidad muchas veces no tuvieron las precauciones para evitar el embarazo no deseado, que creemos que es la clave de este problema. Una de las objeciones que le hacemos a esto es que interrumpir la gestación no atiende el problema de fondo. Lo que hay que hacer son políticas sociales adecuadas para evitar que el embarazo no deseado ocurra. Y una de las principales causas de que ocurra el embarazo no deseado es la desinformación que tiene la propia población.

Es llamativa la ignorancia colectiva que se tiene con respecto a los métodos de planificación familiar, por darle un ejemplo. También tenemos en este mismo rubro una ignorancia brutal de cómo evitar las enfermedades de transmisión sexual. A eso no se apunta, a educar a la población no se apunta, se apunta a interrumpir una gestación cuando vino de repente de una manera descuidada por no haber hecho una cosa prudente, fomentando la maternidad y la paternidad responsable, que creo que es la clave de todo este problema.

EC – Usted dice que no se procura la educación a propósito del manejo de la sexualidad responsable. Desde el Ministerio de Salud Pública (MSP) se sostiene que sí, que hay políticas implementadas en esa dirección.

WL – Si, yo respeto mucho la opinión del ministerio, no es una crítica personal al MSP, pero usted como agente de medios de difusión dígame qué promoción ve de salud en los programas radiales, en los programas televisivos. A no ser por programas muy puntuales la educación de la población pasa casi desapercibida.

Yo le diría que hasta no hace mucho tiempo hablar de sexualidad responsable era una mala palabra, y en algunos lugares sigue siendo. La educación [sexual] tiene que empezar en la escuela, y yo le diría más, en preescolares, y no esperar a que la población sea adulta para tratar de evitar el embarazo no deseado. La educación responsable tiene que venir de mucho antes, para evitar que se llegue a este tipo de problemas que lamentablemente después genera corrientes de opinión, genera confrontaciones cuando lo que menos se quiere es polemizar.

EC – Rosario, tú tenías algunas preguntas.

ROSARIO CASTELLANOS:
¿Usted cree que, en caso de haber sido consultados los ginecólogos, esta ley podría haber cambiado, estando los votos en el Parlamento para aprobarla? ¿De qué manera habría influido la consulta previa en este tema?

WL – Es variable, porque cuando a usted la consultan por algo obviamente que emite su opinión, y yo no sé si hubiera habido mayoría para que esta ley se llevara adelante. Lo que sí es claro que se votó a nivel del Parlamento sin la opinión de la propia Sociedad de Ginecología. No fue consultada, fue informada más que nada de las medidas que se iban a tomar.

RC – En un momento usted decía que dirige un servicio y que esto en definitiva es ley. ¿Cómo actúa el médico en la opción que tiene que hacer entre el cumplimiento de la ley y lo que puede ser una objeción ética? ¿Qué corresponde?

WL – La propia ley, esta que se instrumentó ahora, ampara el derecho de las instituciones de abstenerse de realizar el procedimiento en caso de que los estatutos así lo ameriten. Y eso se llama objeción de ideario. Hay una institución en nuestro medio que por problemas estatutarios recurrió a la objeción de ideario sin que se dejara "en banda" a la usuaria. Se tercerizan los servicios para poder cumplir la ley, no lo hace la propia institución dentro de su infraestructura.

La ley también prevé que el técnico pueda tener objeción de conciencia. Eso es otro de los puntos cuestionables, porque la objeción de conciencia –que por suerte existe– nos exime a los que no estamos de acuerdo para llevar adelante el procedimiento de la interrupción voluntaria del embarazo, pero la ley dice que es en ese hecho puntual. Usted puede tener objeción de conciencia pero tiene que hacer diagnóstico de embarazo, pedirle toda la paraclínica correspondiente, que eso no se le niega a ninguna paciente, pero paradójicamente, a pesar de que usted esté en contra, tiene que asesorar a la paciente cómo podría llegar a interrumpir el embarazo.

Y otra cosa que se pone dentro de la ley, que también se cuestiona, es que el médico no puede dar su voluntad, su opinión al respecto, a tal punto que no puede influir ni para una manera ni para la otra. Usted en el acto médico siempre de una manera u otra da su opinión, esto es una limitación enorme al accionar médico dentro de la consulta médica.

EC – Pero en el equipo multidisciplinario que debe entrevistarse con la madre que en principio piensa abortar hay un ginecólogo, ese ginecólogo junto con el equipo tienen que informar a la madre de las distintas alternativas existentes.

WL – Sí, pero no puede dar su opinión al respecto.

EC – Usted enfatiza en que no se puede dar una opinión.

WL – No se puede dar una opinión y le pongo un ejemplo, yo creo que el embarazo es producto de dos personas. Evidentemente al día de hoy la opinión del progenitor es totalmente prescindible, si la paciente no quiere que se consulte al progenitor, al compañero, no se lo consulta y el médico no tiene la potestad de pedirle la opinión tampoco. Son cosas relativamente llamativas, todas muy cuestionables, e implican una sucesión de hechos que lleva a que mucha gente esté en contra.

EC – Vuelvo a la pregunta que le hacía Rosario recién, si ustedes hubiesen sido consultados, si el Parlamento hubiese trabajado más de cerca con los ginecólogos uruguayos, ¿sería posible pensar en un texto legal que ustedes sí aceptaran?

WL – Yo no le puedo hablar en nombre de todos, le digo a nivel personal que, por idearios personales, estoy absolutamente en contra de la interrupción voluntaria del embarazo. Pero no le puedo decir si se hubiera consultado al colectivo de los ginecólogos si la ley habría salido o no.

EC – Quiero decir, ¿podrían habérsele introducido modificaciones que la volvieran aceptable?

WL – Claro que sí, evidentemente, porque tiene vicios de forma en la redacción. Si usted la lee detalladamente es muy autoritaria, limita mucho el accionar médico. Eso no gusta mucho porque le saca un poco de libertad de acción al médico.

***

Dicen algunos oyentes: "Cuánta hipocresía, los ginecólogos que hacen objeción de conciencia son los que dieron a conocer el uso del misoprostol". ¿Qué contesta usted?

WL – Preguntarle a los que hicieron eso. Yo le puedo hablar a título personal, el misoprostol tiene aplicaciones médicas, colateralmente sirve para interrumpir el embarazo, pero no es lo único.

EC – Después otra oyente dice: "Si se complica la aplicación de la ley las mujeres seguirán abortando ilegalmente, ¿y?, ¿ustedes quedarán con la conciencia tranquila?".

WL – Creo que no es un problema de conciencia de que las mujeres aborten ilegalmente, el problema de conciencia es cuando se embarazan sin cuidarse. Esto es como pasar el problema para otro lado. Desde mi punto de vista, una opinión muy personal, se quiere legitimizar un ilícito para evitar un daño mayor. Sí, claro, el aborto en condiciones de riesgo sin duda que es una causa de muerte materna y que en el país ha bajado, eso no se puede decir que no. Pero la realidad es otra.

EC – También preguntan cuál ha sido la actitud de los ginecólogos ante sus colegas que han practicado durante años abortos de manera absolutamente ilegal.

WL – Bueno, en el medio es repudiable la actitud, por suerte eran gentes muy puntuales quienes lo hacían, pero no entiendo a qué se refiere con la actitud de los ginecólogos.

EC – Supongo que alude a acciones que por ejemplo las cátedras de ginecotología o la Sociedad de Ginecólogos haya adoptad o con respecto a esos profesionales.

WL – No, es que si no se actúa por denuncia directa... Primero que las cátedras no tienen ninguna autoridad moral sobre el resto de los ginecólogos, y con respecto a la Sociedad de Ginecología, si el ginecólogo no es asociado y no se actúa por denuncia directa, tampoco tiene potestades.

RC – ¿En qué medida hay una auténtica objeción de conciencia? ¿Puede haber en algún médico una reacción por el hecho de no haber sido consultado y entender entonces que esta prescindencia, como usted decía, es una forma de intervenir en la decisión del médico o en la acción del médico frente al paciente?

WL – Creo que todo suma, también no hay que minimizar lo que pueda sentir un médico de vocación con respecto al respeto por la vida, porque no todo termina por ahí.

Se llegó a decir, y le digo porque no surgió de la entrevista, que esto también podía ser una represalia de parte de los ginecólogos por el hecho de que estamos peleando por problemas salariales. Absolutamente nada que ver, es como mezclar dos cosas completamente distintas, en una parte estamos hablando de conceptos sobre una ley de interrupción voluntaria del embarazo y en la otra de problemas salariales con el Sindicato Médico del Uruguay, como cualquier otro gremio. Pero a veces se tiran esas ideas a la cancha como para mezclar y confundir a la gente.

EC – Enseguida venimos con otro punto de vista, con otro enfoque, centrado sobre todo en lo que está pasando en el interior del país.

***

EC – ¿Qué pasará en los departamentos del interior donde muy pocos o directamente ningún ginecólogo están dispuestos a participar de procedimientos que terminen en un aborto voluntario?

Nos interesa conocer un poco más de cerca cuál es la situación en el interior del país ahora que ya está en vigor la ley que despenaliza el aborto. Para eso es que vamos a conversar con el doctor Edgardo Mier, presidente de la Federación Médica del Interior (FEMI).

FEMI representa a todos los médicos del interior, los que trabajan en instituciones privadas y también los que trabajan en instituciones públicas.

EM – Es correcto, así es.

EC – Ustedes conocen lo que está pasando con los ginecólogos, ¿cómo es el panorama? ¿Cómo lo describe usted?

EM – Es un panorama de preocupación, fundamentalmente en algunos departamentos del país donde ha habido una posición en algún caso unánime de los ginecólogos y en algún caso muy mayoritaria de negarse a realizar la interrupción voluntaria del embarazo. Eso ha motivado que esas instituciones hayan tenido que salir a buscar soluciones fuera de su propio ámbito. Para conocer más en profundidad el problema y para ver qué está pasando en todos los otros departamentos del país, tenemos una jornada de asamblea el día jueves donde vamos a estar con los colegas de todos los departamentos para ver cómo viene la situación.

EC – ¿Ustedes se veían venir esta reacción?

EM – No, sinceramente no. Creemos que es una reacción que está influenciada por otros temas que están en el tapete en este momento, como son los cargos de alta dedicación que han involucrado a los ginecólogos también. Creo que eso está influyendo mucho en la decisión de los colegas.

EC – ¿Cómo es eso? ¿A qué alude concretamente?

EM – En estos días se ha firmado un acuerdo por parte del MSP, el Consejo de Salarios y las instituciones médicas para avanzar en el cambio de la forma de trabajo médico, con cargos de alta dedicación por institución, que también han involucrado a los ginecólogos y han causado rechazo de la Sociedad de Ginecología del Uruguay. Nosotros, respetuosamente, creemos que es muy difícil que todos los ginecólogos de un mismo departamento tienen el mismo cargo de conciencia que los haga exonerarse de la técnica.

EC – Para usted están involucrados otros factores.

EM – Exactamente

EC – El doctor Lauría, con quien conversamos hace un rato, descartaba esa posibilidad.

EM – Respeto mucho la opinión del doctor Lauría, pero no es muy fácil de explicar que una razón de conciencia y valores personales sea exactamente la misma para todos los ginecólogos de determinado departamento, y en otros lugares no suceda lo mismo. Me parece que debe haber, seguramente, otros factores.

EC – Supongamos que se comprueba que es así, ¿cómo se desarticula ese factor adicional?

EM – Ahí está el tema, creo que entre todos tenemos que, como siempre, sentarnos a buscar las soluciones. Porque la ley, más allá de que nos guste o no, de que estemos de acuerdo o no, es una ley que se aprobó y que tenemos que tratar de cumplir a cabalidad y lo mejor posible, porque para eso están las leyes. Seguramente es entre todos, sentarnos a buscar las soluciones, para no perjudicar a las personas que eventualmente opten por interrumpir su embarazo.

EC – Rosario.

RC – ¿Los mismos médicos que se han negado al procedimiento, se niegan también a integrar esa especie de grupo asesor previo, o el ginecólogo en ese caso estaría dispuesto a integrarlo?

EM – No, lo que pasa es que el procedimiento tiene distintos niveles.

RC – Pero ese es un factor que no se puede saltear, la mujer debe presentarse primero a eso.

EM – Cuando la mujer viene a la consulta con el ginecólogo supuestamente nadie sabe que viene porque está embarazada y desea interrumpir su embarazo, o sea que esa primera instancia no está cercenada. Ellos se eximen de las instancias superiores, que es la prescripción de la medicación, o eventualmente el legrado evacuador en el caso de que quede algún resto.

RC – Y esa era mi segunda pregunta, en caso de producirse un legrado, de ser necesario por una complicación, no asistirlo, tal cual ocurre ahora con los partos ilegales, sería casi una omisión de asistencia. El no haber intervenido en el acto pero no atender la consecuencia.

EM – Por eso digo, ustedes saben que en medicina las líneas son difusas entre lo que uno se puede eximir y lo que no. Omisión de asistencia no se puede realizar, pero ellos se quieren también eximir de la prescripción de la medicación y de todo acto que fuere a interrumpir el embarazo.

EC – Doctor Mier, ¿ya se han enfrentado a situaciones complicadas? ¿Ya se han enfrentado a casos en los que no hubo forma de cumplir con la ley?

EM – No, por suerte no estamos enterados. Nosotros estamos en Treinta y Tres, es nuestro lugar de trabajo y donde hacemos medicina, pero en contacto telefónico permanente con todo el interior y no estamos enterados de ningún caso, por suerte, que haya contenido algún problema.

EC – ¿Cómo se han solucionado las situaciones en aquellos lugares donde no hay ginecólogos dispuestos, o donde hay apenas uno, cuando realmente se dificulta la aplicación de la ley?

EM –Con el apoyo de las otras instituciones y derivando a las pacientes que así lo han requerido.

EC – ¿Pero puede llegar a darse el caso de que haya que recurrir a Montevideo, por ejemplo?

EM – En el caso del interior, sobre todo en los departamentos donde estamos planteando más conflicto, Montevideo queda muy lejos. Lo están solucionando con las instituciones de los departamentos vecinos.

EC – Con el MSP, ¿cuál es la coordinación en esta materia? ¿Existe a ese nivel la inquietud por enfrentar esta situación?

EM – Mire, el 75% del personal de la salud en el interior es compartido, o sea que trabaja en los dos lugares, y lo mismo sucede con el personal médico, con un altísimo porcentaje de médicos que trabajan en el área pública y en nuestras instituciones, por lo cual el problema también está planteado a nivel de salud pública y con la misma intensidad.

EC – Pero quiero decir, ¿desde el ministerio en especial se ha impartido algún tipo de directivas?

EM – Eso no lo conozco yo porque no es mi campo específico de labor, pero tengo entendido que tienen el mismo problema que nuestras instituciones y que han procedido más o menos de manera similar, solucionándolo en los lugares más cercanos o en algún caso derivando a Montevideo.

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Foto: flickr.com/ansesgob

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