El doctor Alberto Fernández Dell' Oca innova en medicina e ingeniería proporcionando soluciones de Uruguay al mundo
El primer latinoamericano en formar parte de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología es uruguayo. Se llama Alberto Fernández y desde octubre es miembro de esta institución. Se trata de un médico traumatólogo que además se define como inventor. En Perspectiva dialogó con él acerca de su forma de trabajar, estando siempre a la búsqueda de nuevas ideas que refuten viejos mitos. Según el experto, "Uruguay tuvo una medicina que competía mano a mano en el primer mundo al inicio del siglo XX" pero hoy se encuentra con que "falta capacidad innovadora para enfrentar los problemas" y "un deterioro espectacular de ambiciones y de metas". Por eso, también es partidario de "buscar mecanismos para transferir el conocimiento de un modo mucho más rápido para que gente joven biológicamente tenga en su momento pico de capacidad el mismo conocimiento que el viejo".
(emitido a las 8.51 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Según la Real Academia Española, "innovación" es la 'creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado'. Se entiende que las innovaciones son la clave del crecimiento económico. Y los protagonistas que mejor implementan estos cambios de manera práctica son los llamados emprendedores.
Nuestro entrevistado de hoy se ajusta a estas definiciones, pero tiene algunas particularidades más. Una de ellas es su obsesión por destruir mitos: atacar supuestas verdades que, al ser rebatidas, permiten desarrollar ideas originales y productos útiles.
No estoy hablando de un emprendedor común y corriente. Se trata de un médico traumatólogo uruguayo, con 35 años de trayectoria, cuyas innovaciones lo han convertido en una figura de renombre en el mundo en su especialidad.
Se llama Alberto Fernández, lleva patentados más de 20 productos. Seis de ellos se utilizan en todo el mundo y se aplican por miles en operaciones traumatológicas que implican clavos, placas o fijadores: esos "fierros" con los que muchos pacientes deben convivir el resto de sus vidas.
En octubre del año pasado el doctor Fernández fue nombrado miembro de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (Secot), una de las más prestigiosas del mundo, y se convirtió de ese modo en el primer latinoamericano en recibir esa distinción.
Esta mañana vamos a conocer a este especialista, que se desempeña como jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Británico y es responsable de la cátedra de esa especialidad en el Centro de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Montevideo. Su inquietud y filosofía de trabajo exceden ampliamente el campo de la medicina y vale la pena escucharlo pensando en otros ámbitos del conocimiento.
Yo lo presenté como traumatólogo. Pero ¿a qué se dedica?
ALBERTO FERNÁNDEZ:
Soy traumatólogo, trato pacientes, pero soy fundamentalmente un inventor. Dedico mucho más tiempo a desarrollar productos de innovación que a operar pacientes, por más que son dos cosas que van unidas una con la otra.
EC - El sitio web de una de las instituciones que lo han premiado lo califica como un cirujano-ingeniero. ¿Cómo le suena esa definición?
AF - Cuando hacía secundaria estudié primero ingeniería, después tuve que hacer un tercer año para poder entrar a la Facultad de Medicina. Esa formación matemática de la adolescencia tardía de los 18, 19 años creo que incide todavía hoy en un modo de razonar diferente, en analizar de un modo objetivo los problemas.
EC - Cuando pensaba en ser ingeniero, ¿a qué especialidad de la ingeniería se orientaba?
AF - Básicamente a ingeniería mecánica.
EC - Se lo preguntaba porque otros también lo definen como un "mecánico".
AF - Es todo muy parecido. Además hoy en día en el mundo cada vez más vemos gente que estudió, que son economistas, contadores, ingenieros y después trabajan en áreas no directamente vinculadas a lo que estudiaron. Es una formación de la cabeza, del modo de razonar, que después se aplica en múltiples áreas.
EC - Esa faceta suya como inventor se desarrolla a partir de la actividad inicial que usted eligió dentro de la traumatología, que está orientada al manejo de fracturas, la osteosíntesis.
AF - Mis inventos son todos vinculados al área de la cirugía de las fracturas.
EC - El doctor Fernández operó a Fernando Morena en 1983. Y más cerca en el tiempo operó a otro ídolo de Peñarol, Antonio Pacheco, cuando en junio de 2012 volvió a Peñarol después de un pasaje por Wanderers. En el primer partido frente a Fénix hizo un gol y al rato sufrió una fractura de tibia y peroné que lo tuvo seis meses fuera de juego. ¿Tiene una preferencia especial por los manyas?
AF - No, no, es la gente que te llega. También operamos a "Coquito" Rodríguez de los dos tobillos. Son casos que van llegando, las sanidades de los clubes se vinculan con un traumatólogo u otro; la de Peñarol se vinculaba con nosotros. Es interesante, porque Morena fue el primer clavo de tibia que se puso en Uruguay.
EC - El primer "clavo de tibia"… ¿Qué es eso?
AF - Es un clavo grande, de 10 milímetros de diámetro y como 40 centímetros de largo, que va dentro del hueso. En Uruguay se habían puesto muchos en fémur, aún no en tibia; fue el primero de tibia. En ese momento fue muy importante, nosotros aspirábamos a ser los primeros en hacer en Uruguay algo que en el mundo se hacía desde hacía ya 20 años. En ese momento eso nos conformaba, pensábamos que era imposible desarrollar en Uruguay algo original a nivel mundial. Hoy estamos muy lejos de ese concepto, por suerte.
EC - En el caso de la fractura de Tony Pacheco, ¿alguna particularidad?
AF - Fue una fractura sencilla, tratada de un modo muy parecido a la de Morena, con implantes más modernos. En el caso de Pacheco lo más importante fue el paciente, que colaboraba mucho e hizo una recuperación muy buena, el mérito es mucho más de él que mío.
EC - ¿Por qué es necesario colocar fierros en tantos casos de fracturas? ¿No se puede simplemente reacomodar las piezas, enyesar y esperar que los huesos suelden solos?
AF - Sin duda. Los huesos en general sueldan solos y capaz que sueldan mejor y más rápido si no se operan. Cuando empecé la especialidad nos quedábamos contentos si la fractura pegaba y el paciente volvía a caminar, hoy aspiramos a que el paciente tenga la misma capacidad deportiva prefractura.
EC - Y eso se logra solamente si se utiliza ese tipo de tecnología.
AF - Claro, por eso operamos cada vez más. Cada vez operamos más enfermos, y los pocos que no operamos son los que después nos dan problemas y decimos "¿por qué no lo habremos operado?".
EC - Entonces estas tecnologías con fierros no se aplican solo a deportistas que tienen una exigencia especial en su desempeño después.
AF - No, no. Primero, está todo el deportista no profesional, que aspira a seguir jugando al fútbol entre amigos, cosa que para él es muy importante. Está el que corre. Y están las viejitas de 80 años que quieren seguir caminando. Y están las señoras, también de muchos años, que no quieren la mano torcida, quieren seguir jugando a las cartas con las amigas con la mano que ande bien y derechita. Los pacientes exigen quedar perfectos y pueden quedar perfectos, por eso cada vez operamos más.
EC - Esa mirada del médico no solo como un especialista, sino también como un "especialista con capacidad creativa" –usted utilizaba la palabra "inventor"–, no es algo que esté presente en el imaginario de la gente cuando piensa en un médico o un especialista en medicina. ¿Desde cuándo se vio a sí mismo no solo como un traumatólogo, sino también como un innovador o con capacidad de innovar?
AF - Yo crecí y me formé en Uruguay, me formé como una modalidad, una mentalidad de "copiador". Me dijeron: "Tú no podés inventar, sos uruguayo, limitate a copiar y copiá lo mejor posible". Me llevó muchos años…
EC - ¿Eso le dijeron?
AF - … Así fui formado en la universidad por todos mis profesores. Y me llevó muchos años romper esa cáscara. Yo iba a Europa, mostraba mis proyectos con mucha humildad. Hasta que uno de los profesores más importantes de Suiza un día se puso muy enojado conmigo y me dijo: "Es vergonzosa tu postura. Tú no podés hablar así, porque tus ideas son muy buenas, mejores que la de cualquier profesor alemán que yo conozca, no podés hablar así. Es insultante tu modo de hablar con esa humildad idiota".
EC - ¡Lo rezongaron!
AF - Se enojó muchísimo. Ahí empecé a pensar que de pronto había algo diferente y había que cambiar.
EC - ¿En principio coincide en ese diagnóstico que le plantearon en facultad? ¿Existen esas dificultades?
AF - No, no, las dificultades están en la cabeza. Voy al Clemente Estable, citado por Raúl Praderi: no existe país independiente sin una buena universidad. Y voy a definición de universidad: generar conocimiento original mundial. Si no, no es una universidad. O sea que como yo me formé y como hoy es el Uruguay en general –que sigue siendo igual o peor todavía–, es una postura contraria a lo que debe ser y contraria a lo que era Uruguay en 1930-1940. Es un deterioro espectacular de ambiciones y de metas.
EC - Pero además tenemos antecedentes…
AF - ¡Claro!
EC - … Por mencionar un ejemplo, está el caso del doctor Orestes Fiandra, líder en el mundo con la creación del marcapasos. ¿Entonces?
AF - Fiandra y Rubio y todo el grupo de ginecología de Barcia, Posse, Hermógenes Álvarez, fue líder mundial. Uruguay tuvo una medicina que competía mano a mano en el primer mundo al inicio del siglo XX. Hoy podemos decir que el nivel médico uruguayo, fruto de muchísimas variables y con excepciones, es bastante bajo.
EC - ¿La causa?
AF - Muchas. Una de las más importantes es el poliempleo médico. Ningún centro asistencial importante, por ejemplo la Clínica Mayo donde uno va como referencia, tiene médicos poliempleados. Son todos centros de investigación, docencia y asistencia con un plantel médico full time en ese centro, no se concibe un médico que trabaje en cinco o seis lados.
EC - Por un lado, entonces, hay razones que usted ubica en cómo funciona el mercado de trabajo.
AF - Se ha ido dando, creo que no le gusta a nadie…
EC - ¿Además hay algo cultural?
AF - … Falta capacidad innovadora para enfrentar los problemas. Si a usted le dicen, por ejemplo, que en Uruguay faltan –como salió en el diario de ayer– 13.000 auxiliares de enfermería, cualquier persona dice "habrá que formar 5000 por año". Pero se plantea: "Mi capacidad de formación es de 100, voy a subir a 120", incremento un 20%. ¡No, si faltan 13.000 formá 5000 por año! Ese enfoque fuera de la caja, de enfrentar el problema como es, sin mirar lo políticamente correcto, sin mirar los logros, mirando los problemas de un modo desnudo, libre, hoy en Uruguay está muy poco de moda.
EC - El sacudón entonces le vino de fuera.
AF - Sin duda.
EC - ¿En qué año, aproximadamente?
AF - En los 80. Fui a Alemania a aprender fijación externa con el que en ese momento era el pope, que era Hierholzer.
EC - ¿Qué es fijación externa?
AF - Fijación externa es fijar una fractura con clavos colocados a través de la piel, por fuera se ve como un andamio. Lo habrá visto por la calle, los pacientes llevan como unos caños por fuera del brazo o de la pierna. Yo fui a aprender con Hierholzer, el más importante en ese momento a nivel mundial probablemente, un alemán. Cuando estuve con él me di cuenta de que sabíamos más nosotros que él. Ahí empecé a darme cuenta de que se podían hacer otras cosas. Le empecé a preguntar y él me empezó a estimular, que sí, ¡claro!, que lo nuestro era muy bueno y que lo mostráramos, lo publicáramos y fuéramos adelante. Por primera vez me di cuenta de que no estábamos donde me habían dicho que estábamos.
EC - ¿Y a partir de ese momento...?
AF - Ahí comenzamos a tener ideas. Uno después se va teniendo fe, cuando uno tiene una idea y se la reconocen, tiene otra y ya no piensa… Antes se me ocurría algo y pensaba: "Ah, debe ser una tontería, si no, ya alguien lo habría hecho en Alemania o en Estados Unidos. A mí no se me puede ocurrir nada original". Nos dimos cuenta de que no.
***
EC - Avancemos con algunos ejemplos. En el muro de En Perspectiva en Facebook y en Espectador.com están las ilustraciones correspondientes.
Hagamos el esfuerzo de describir. Tomemos uno de sus inventos, por ejemplo el tornillo con ángulo variable. Ubiquemos en primer lugar cuál era el mito que usted destruyó.
AF - Lo del mito es un modo interesante de plantear que hay verdades aceptadas por todo el mundo, como en la época de los católicos que creían todo lo que el Papa decía. Cuando alguien está dispuesto a analizar críticamente una afirmación que todo el mundo acepta probablemente encuentre lugar para desarrollar un producto nuevo. Desde 1900 se usan placas para tratar fracturas.
EC - ¿Qué es una placa?
AF - Es una chapa de hierro con agujeros.
EC - ¿Una chapa que se coloca al costado del hueso fracturado?
AF - A un hueso roto se le pone por fuera una chapa y se le ponen tornillos que fijan esa chapa al hueso.
Alguien descubrió –una persona muy amiga mía de 82 años, que fue cabeza de un grupo candidato al Nobel, que se llama Stephan Perren– que sería mejor si el tornillo, en lugar de simplemente atravesar la placa y fijar el hueso a la placa, se enroscara en la placa. O sea que la placa tuviera como una tuerca.
EC - Si entiendo bien: que el tornillo no solamente se enroscara en el hueso, sino que también se afirmara a la propia placa, que hubiera dos afirmaciones.
AF - ¡Perfecto! Se enrosca en la placa y en el hueso. Eso fue revolucionario y generó muchísimas ventajas en la cirugía. El problema era que, como cualquier tuerca, el tornillo va en una sola dirección, entonces a veces pasaba que donde iba el tornillo no tenía hueso. Se hacía muy complicado, yo como cirujano necesitaba oblicuar el tornillo para ir a la parte de hueso que quería.
EC - O sea, que el tornillo no entrara a 90 grados en el hueso.
AF - Ahí está, que entrara oblicuo a la placa en lugar de a 90 grados. Y eso no se podía hacer, todos sabemos que el tornillo va como va la tuerca, si uno tuerce el tornillo la tuerca no entra, se tranca y no gira.
EC - Cuando usted habla de la tuerca está aludiendo a la parte de rosca de la placa misma…
AF - Exactamente.
EC - … está tomando a la placa como una tuerca.
AF - ¡Ahí está! El agujero de la placa es muy parecido a una tuerca. Frente a eso, se desarrollaron placas con forma especial para cada hueso para que el tornillo fuera siempre a su lugar. El mito era: no hay ninguna necesidad de oblicuar el tornillo porque la placa ya tiene la forma que tiene que tener el hueso y el tornillo va a ir siempre en la dirección correcta. Nosotros planteamos que eso no era cierto y de pronto sí era interesante un tornillo que pudiera oblicuarse. Trabajando mucho tiempo, conseguimos desarrollar un tipo de orificio en una placa, con rosca, donde también el tornillo trancara, pero que aceptara angulaciones en diferentes planos.
EC - ¡Impresionante! Vi algún video donde usted explica esto y todavía me cuesta entender cómo se logra semejante cosa.
AF - Fue un desarrollo muy largo. Se llegó a eso y lo interesante fue que al mismo tiempo –es otra cosa divertida de la innovación– muchas personas más vieron el problema. Cada uno trabajó en su país, en su universidad, en su centro de desarrollo, en un proyecto para hacer un bloqueo de ángulo variable. De todos esos proyectos, cuando se va al que va a fabricar millones de implantes la producción masiva va a elegir un solo. En innovación o se gana el primer premio o no se gana nada, porque el proyecto que quedó segundo lo tiene el señor en su casa y lo mira cuando se va a dormir.
EC - El suyo fue el elegido primero.
AF - Hoy a nivel mundial es el más importante bloqueo de ángulo variable usado.
EC - ¿Qué ventajas tiene para el paciente?
AF - Cambia la cirugía. Por ejemplo, las fracturas de radio, que son muy frecuentes, hoy se están operando prácticamente todas con una placa de radio con agujeros de bloqueo de ángulo variable.
EC - El radio es un hueso.
AF - La fractura de muñeca. En Uruguay se operan con ese implante de pronto cinco o seis por semana, probablemente se operen varios miles por día a nivel mundial.
EC - El doctor Fernández no ha creado solamente fierros, también ha creado software, por ejemplo uno complementario de la placa de ángulo variable.
AF - Creo que eso es lo más importante que hemos hecho hasta ahora. Eso ataca un problema muy grande que tiene la medicina en Uruguay hoy, y es que está dominada por gente muy vieja –me incluyo–. Claramente hay necesidad de que la gente joven suba mucho más rápido. Piense en un cuadro de fútbol en el que los que juegan tengan todos más de 50 y los demás están en el banco esperando que les toque el turno. No le ganan a nadie. En medicina pasa lo mismo, un cirujano no puede llegar a operar lo complicado con 50 años, tiene que llegar con 30 años. Y ahí viene el problema: ¡ah, no tiene experiencia!
EC - ¿Cómo se soluciona eso?
AF - ¡Eso es un mito!
***
EC - Nuestro invitado de hoy es una mezcla de traumatólogo e ingeniero. Pero sobre todo es un gran demoledor de mitos. Al doctor Alberto Fernández lo obsesiona encontrar supuestas verdades que están establecidas y que una vez rebatidas permiten que afloren ideas nuevas y útiles.
***
EC - El doctor Alberto Fernández tiene 65 años, es doctor en Medicina graduado en 1975 en la Universidad de la República, especialista en ortopedia y traumatología en el 78, también por la Universidad de la República.
Con él estamos conociendo algunos ejemplos de sus inventos, que son ¿cuántos? ¿Tiene un número? Lleva el registro, supongo…
AF - No, no… Tenemos más de 20 patentes enviadas a USPTO (United States Patent and Trademark Office), y hay muchísimos desarrollos que están todavía en hojas de block, que se van dejando, se van mirando, se van resucitando, según va pasando el tiempo.
EC - ¿Cómo trabaja en el desarrollo de una de estas innovaciones? ¿Con qué equipo se desempeña?
AF - En general se comienza con un problema clínico. Yo antes pensaba "si algo está mal, es porque no sé hacerlo bien". La falta era mía, trataba de viajar y ver cómo se hacía. Hoy pensamos que en general cuando hay un problema es porque hay un problema, no es que yo lo haga mal. Hay que comenzar teniéndose fe, cuando uno ve un problema es un problema.
Ese problema lo planteamos, lo analizamos, hacemos algún dibujito. Se lo deja "dormir", después de unos días se lo vuelve a revisar, hasta que uno llega a una idea más o menos concreta y ahí hacemos un prototipo. Hoy en Uruguay tenemos muy buenos técnicos, torneros en madera, en metal, utilizando todo tipo de recursos se llega a un prototipo que hace más sólida la idea. En ese proceso muchas se quedan por el camino, se pierden; las que sobreviven ese proceso se patentan en Estados Unidos. Una vez que está el prototipo y la idea patentada se contacta con alguna empresa en Estados Unidos o en Europa que fabrique con los niveles que el paciente requiere para su seguridad. No utilizamos en pacientes fierritos hechos en la esquina, se va a lugares de producción con todas las normas de FDA o de la Comunidad Europea de aprobación y ahí se llega a un prototipo utilizable en pacientes, con tests sólidos, con construcción sólida y se comienza la serie clínica, de la cual se informa al paciente, por supuesto.
EC - Mencionó al pasar el trabajo con artesanos, por ejemplo carpinteros.
AF - Sí, por ejemplo torneros en madera.
EC - Algunas de esas piezas se han hecho primero en madera, ¿no?
AF - En el caso del bloqueo de ángulo variable, el más importante de nuestros desarrollos, estuvimos varios meses haciendo tornillos muy grandes –con la cabeza más grande que una pelota de tenis– en madera, probando los diferentes diseños, conceptos, hasta que funcionó.
EC - ¿Usan ya las impresoras 3D de un tiempo a esta parte?
AF - Sí, desde hace más de 20 años. Mandábamos el archivo a Estados Unidos y nos mandaban la impresión 3D en avión desde Filadelfia.
EC - ¿Qué consecuencias ha tenido esto de haber patentado sus inventos desde el punto de vista económico? ¿Ha recibido buenos ingresos por eso?
AF - No… En una época nos frenaba el desarrollo el tener que sacar dinero de nuestro bolsillo para financiarlo.
EC - Esa era otra de las preguntas: ¿cómo financió todo este trabajo de investigación?
AF - Nunca tuvimos soporte de ninguna institución, ni oficial ni privada. Lo hicimos con dinero nuestro. Y llegó un momento en que las mismas compañías que fabricaban los implantes comenzaron a darnos… Le hago un pequeño sidetrack: es muy difícil mandar un proyecto con una propuesta de financiamiento para que le den dinero, no funciona así la innovación. Solamente ponerme a escribir el proyecto en hojas de papel para que alguien lo evalúe… ya perdió todo el interés y toda la creatividad. Tiene que ser algo mucho más rápido. Logramos que empresas del primer mundo nos dieran un cheque en blanco, nos financiaran toda nuestra área de desarrollo sin poner dinero nosotros.
EC - ¿Dónde está localizada esa área de desarrollo?
AF - Tenemos cuatro departamentos a una cuadra del Británico. Pero aparte utilizamos por todo Montevideo torneros, gente que desarrolla soft… Logramos eso, hoy no pago más de mi bolsillo el desarrollo. No soy bueno en business, no he hecho buenos negocios financieros, pero hoy no tengo freno económico, hoy nos creen como inventores y de fuera nos dan fondos para investigar. Y después no nos piden que mostremos cómo gastamos el dinero. Pero tenemos bastantes posibilidades.
EC - ¿Y usted, su equipo, son los propietarios de esas patentes?
AF - Es variable, a veces tenemos que ceder parte de los derechos. A veces, para que se fabriquen los productos, transferimos los derechos de las patentes. Pero siempre figuramos como inventores. Si va al sitio de patentes americano va a encontrar que todas figuran a nombre de Alberto Fernández o Fernández Dell ÌOca.
EC - ¿En qué países terminan usándose estos implantes?
AF - En todos lados. Las fábricas que están produciendo esto son aprobadas por FDA y por Comunidad Europea, por tanto llegan a Uruguay ya toda Europa, Asia, a todos sitios.
***
EC - Usted no solamente ha innovado por el lado de los fierros, también ha creado software. En ese terreno podemos mencionar varios ejemplos, porque ha habido desarrollos suyos de software auxiliar de un invento en fierro. Por ejemplo, ha habido un software auxiliar del tornillo de ángulo variable para elegir con precisión, en el caso de una muñeca, con qué ángulo y en qué lugares van a ir esos tornillos para detenerse en el caso específico de la persona que va a recibir ese implante.
Y en materia de software tiene hoy entre manos un proyecto muy desafiante. Tiene que ver con la posibilidad de que el joven traumatólogo sea un joven con experiencia, algo que en principio parece una contradicción. ¿Por dónde viene su idea?
AF - Hablábamos de los mitos. Hay un mito que es la experiencia… Todos queremos que nos opere un cirujano con experiencia, y el mito es que la experiencia solo se adquiere envejeciendo. Eso en principio es una contradicción, porque cuanta más experiencia, más viejo, el día que tiene mucha experiencia ya no ve y le tiembla la mano.
EC - Puede llegar a pasar eso, que ese cirujano con experiencia físicamente no esté en condiciones de operar.
AF - Entonces yo pondría a jugar al fútbol a jugadores con mucha experiencia, todos de 60, 70 años… No va a funcionar. En cirugía pasa lo mismo, por tanto el desafío tiene que ser, por el bien del paciente y por el desarrollo del Uruguay, buscar mecanismos para transferir el conocimiento –porque la experiencia es conocimiento– de un modo mucho más rápido para que gente joven biológicamente tenga en su momento pico de capacidad el mismo conocimiento o más que el viejo.
EC - ¿Eso no se hace en las clases de facultad? ¿No se hace en la especialización en traumatología?
AF - Primero, hay un tema muy humano: o descubrí algo, que es lo que se llama experiencia, y si lo transfiero me quedo sin nada; mientras lo esconda tengo ventajas sobre los demás. Hay un poquito de eso. Nuestra propuesta es usar la tecnología, hoy tenemos tecnología que permite acceder a información que antes era inimaginable. Nuestro proyecto es muy concreto: registrar las cirugías con 200 o 300 fotos de cada una y que todo ese material pueda ser visto por los cirujanos. Registrar lo que salió bien y lo que salió mal, no solamente el caso lindo para enseñar, mostrar todo con todos los errores.
EC - Y hay muchos errores en traumatología.
AF - ¡Muchísimos, permanentemente!
EC - En la conferencia que dio en España en octubre muestra una cantidad de ejemplos de casos en los que se cometieron errores serios, en los que obviamente el paciente fue después "víctima".
AF - Como decía un amigo mío: la cirugía perfecta todavía no la hice nunca, en cada cirugía que hago cometo dos, tres, cuatro errores más o menos graves. Yo aprendo para no hacerlos de nuevo, esa es mi experiencia adquirida envejeciendo. Y aspiro a contar a todos ese error mío para que nadie más lo haga.
EC - ¿Es fácil convencer a todos los traumatólogos de que hagan ese gran ejercicio de sinceridad, que muestren sus éxitos pero también sus errores?
AF - Hay que darles algunas protecciones, si no terminamos todos presos. La primera protección es la anonimización, ese material se eleva a la base de datos pero nadie sabe de dónde viene. En este momento estamos grabando casos en Friburgo, en Lucerna, en Zúrich, en Milán…
EC - ¿En Uruguay también?
AF - … y en Uruguay. Todos esos datos anonimizados se suben a internet para que el cirujano pueda ver lo que está bien y lo que está mal sin saber quién lo hizo.
EC - Lo que usted propone es que la experiencia de los cirujanos traumatólogos esté disponible casi en tiempo real, que no haya que esperar años para enterarse de los casos, sobre todo de aquellos que son más interesantes desde el punto de vista del aprendizaje.
AF - Si quiere vamos a buscar la cita de Obama cuando hablaba hace cinco años a los médicos americanos. En este momento se acepta en 20 años la separación entre que se descubre y llega al médico práctico. Yo aspiro a que eso se baje pongamos a un año. Porque no es verlo en el momento, hay que ver cómo marcha el enfermo, hay que esperar que la fractura haya consolidado o fracasado para poder enseñarle al médico joven qué hay que hacer.
EC - Uno de los puntos de partida de su propuesta es que cada caso es una particularidad. Por más que hay categorías de fracturas y por lo tanto también fórmulas en principio establecidas sobre cómo enfrentarlas, luego cada situación tiene sus vericuetos y por lo tanto conviene aprender de los casos particulares.
AF - Cada situación tiene diferencias. El modo que hoy usamos en Uruguay para mí está totalmente errado. Hoy el cirujano va a un congreso, ve cómo hay que hacer las cosas, compra la cajita de implantes, viene a Uruguay, opera y no evalúa cómo le va, acepta que le va a ir como le dijeron en el congreso que le iba a ir. Eso es absurdo. En Uruguay, como nadie paga por evaluar, los médicos hacen aquello por lo que cobran, que es operar. Evaluar no se paga.
EC - ¿En qué estado se encuentra esta posibilidad que maneja?
AF - Hasta ahora ha recibido un apoyo muy entusiasta de la gente más importante a nivel mundial. Fue presentada en Davos a 15 o 20 profesores del mundo entero y de momento están todos colaborando con nosotros.
EC - Ya se está haciendo un avance en la filmación y grabación de casos.
AF - Ya tenemos grabados cientos de casos fuera de Uruguay y miles en Uruguay.
EC - Ahí en el portafolio tiene una buena parte de ese banco de datos.
AF - Aquí tenemos eso.
EC - ¿Ahora cómo sigue?
AF - Un objetivo es que los médicos no tengan que pagar por eso. El médico tiene que poder conectarse y bajar automáticamente lo que quiera sin tener que pagar para ver. Nos parece inmoral que tenga que pagar para ver; si no puede pagar, no puede aprender y va a romper a un paciente.
EC - Ahí hay otro aspecto delicado: ¿quién financia un sistema como este?
AF - Si somos buenos, hay mucha gente con mucho dinero que está deseando mejorar el mundo. Habrá que tratar de convencerla de que esto es bueno.
EC - Si entiendo bien, su propuesta va más allá de los médicos traumatólogos…
AF - ¡Claro! En la fase 1 es traumatología, pero nuestro objetivo es que esto incluya oftalomología, cirugía cardíaca, dermatología… todas las especialidades que tienen mucha imagen.
***
EC - ¿Cuáles son sus próximos pasos? Tiene 65 años, ¿ha llegado a pensar en el retiro?
AF - Claro.
EC - ¿Para cuándo?
AF - La respuesta es muy fácil: el jefe de traumatología en mi visión es jefe tal mientras sus demás compañeros de equipo cuando viene un caso complejo lo llaman para que los ayude, entonces va y resuelve el problema. Mientras el jefe de cirugía sea capaz de tener la confianza de sus demás médicos como el que opera mejor y resuelve mejor los casos puede seguir como jefe. En cuanto eso no sea así, no puede ser más jefe.
La biología marca, no me pueden quedar mucho más de algunos meses, algunos pocos años. La idea es seguir ayudando en las demás áreas, ir cambiando el rol, ir dejando de operar fuerte, no ser más jefe, pero seguir siendo un consejero. Y sobre todo insistir en que tenemos que adelantar radicalmente la capacitación de los jóvenes.
***
Transcripción: María Lila Ltaif
***
Contenidos relacionados: Cv. Dr. Alberto Fernández
Video sobre cómo funciona el tornillo de ángulo variable
Conferencia del Dr. Alberto Fernández, "Alcances de la innovación médica en el presente"