Cifras de la OMS

Álvaro Luongo (INCA): "Somos de los países que hemos reflejado mayor diagnóstico y menor mortalidad" en casos de cáncer

Esta semana se conocieron las cifras de prevalencia y fallecimiento por cáncer. A priori, los indicadores no son nada alentadores. Por este motivo En Perspectiva consultó al director del Instituto Nacional del Cáncer, Álvaro Luongo. El oncólogo relativizó las cifras que se conocieron (242 de cada 100.000 tienen diagnóstico y 116 de cada 100.000 morirán por esta causa) al decir que "si la incidencia es alta y el índice de mortalidad es menor del 50% estamos jugando bien el partido". También destacó que "Uruguay ha hecho una lucha muy buena contra el cáncer, y no es de ahora, la ha hecho siempre" y que a pesar de que se está curando más del 50%, esta enfermedad "tiene mala prensa" porque "hay una creencia popular de que el cáncer mata y de las otras cosas se sobrevive".

(emitido a las 9.02 hs.)

ALEJANDRO ACLE:
Este año, 242 uruguayos de cada 100.000 serán diagnosticados con cáncer. Y unos 116 de cada 100.000 morirán por esta causa. Las cifras hablan por sí solas e indican una realidad que para algunos es preocupante: Uruguay está entre los países con peores indicadores a nivel mundial en cuanto a prevalencia y fallecimientos por cáncer.

Así lo indicó un estudio divulgado el pasado martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo alertó por lo que considera una "oleada" de casos de cáncer que se propaga a través del mundo, y ubicó a nuestro país en el escalón más comprometido por el avance de esta enfermedad.

La OMS instó a los gobiernos a redoblar esfuerzos para prevenir y detener este fenómeno. Para conocer más sobre esta situación, recibimos al director del Instituto Nacional del Cáncer (INCA), doctor Álvaro Luongo.

Según el estudio de la OMS, cada año tenemos 242 nuevos casos por cada 100.000 y 116 muertes por cada 100.000 habitantes. En primer lugar, ¿estas cifras sorprendieron o ya se conocían?

ÁLVARO LUONGO:
Primero, como director del INCA, miembro de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer, partícipe del Programa Nacional de Cáncer e involucrado hoy en un Proyecto Nacional de Cáncer a nivel nacional, que es una esperanza enorme para todos los uruguayos ligados a la oncología y no ligados a la oncología, y a la investigación, les agradezco la posibilidad.

Primero, hay que aclarar muchas cosas sobre estas cifras. Olvidemos las tasas y hablemos de los números: 242 y 116. Quiere decir que se diagnostican y algunos no mueren de cáncer. La primera conclusión es que hay un porcentaje muy importante de pacientes a los que se les diagnostica cáncer y no mueren de cáncer. Es una forma de mirarlo diferente.

Segundo, este informe de la OMS, que está muy preocupada por el aumento de la incidencia no tanto en los países desarrollados (y el Uruguay juega el partido ahí en primera, con los países desarrollados), donde hay estadísticas confiables. Es un orgullo para el Uruguay tener las estadísticas que tiene, no solamente tiene la estadística de incidencia, sino la estadística de mortalidad. Sabemos mucho más de lo que saben otros países, sobre todo en América Latina.

Los países desarrollados, al ir solucionando los problemas de otras enfermedades –infecciosas, trasmisibles, los problemas en el nacimiento, todos esos problemas que van a los niveles de salud del país–, se van quedando con las patologías que tienen los adultos, sobre todo los adultos mayores, que son las patologías vasculares y las oncológicas. Estamos con un país de viejos –yo me siento parte de esa población vieja, adulta mayor– que hemos sorteado otro tipo de patologías y tenemos como patología más importante la oncológica.

Entonces, ¿esto es malo o es bueno? Los niños siempre les preguntan a los padres: ¿esto está bien o está mal? Ni está bien ni está mal, es una realidad objetiva. Hay que preguntar qué hacemos con esta realidad objetiva.

ROMINA ANDRIOLI:
¿Con qué grado de advertencia hay que tomar este comentario de la OMS?

AL - Hay que tomarlo como es. El Global Cancer Statistics, que estudia la parte de estadísticas, ya tenía esas cifras. En el mapa del mundo están en rojo los países que tienen la mayor incidencia de cáncer. Están Canadá, Estados Unidos y el que le sigue en toda América es Uruguay. Después Europa, la Europa occidental, los países nórdicos, se saltea el centro de Europa y después Australia. La menor incidencia está en el centro de África. Yo no quiero vivir hoy la salud del centro de África. Entonces esto hay que mirarlo con diferentes perspectivas.

AA - A mayor expectativa de vida, más probabilidades de desarrollar una patología oncológica.

AL - Exacto. Si el resultado de la incidencia del cáncer fuera una cifra muy alta y la mortalidad fuera una cifra muy alta, estaríamos en un gran problema. Pero si la incidencia es alta y el índice de mortalidad es menor del 50% –porque incidencia y mortalidad son diferentes–, estamos jugando bien el partido. ¿Hay que jugarlo mejor? No me cabe duda, y de eso podemos hablar muchísimo, y de qué estamos haciendo para jugarlo mejor. Pero ese primer elemento hay que tomarlo como es, es una información de la realidad. ¿El Uruguay la conoce? Sí. ¿La Organización Panamericana de la Salud la conocía? Sí la conocía. ¿La OMS la conocía? Sí la conocía. El Global Cancer Statistics lo viene diciendo desde hace cuatro o cinco años. Las cifras vienen atrasadas, nadie puede hablar de las cifras del 2013, hablamos de quinquenios que terminan en el 2009, 2010, y estaremos en el próximo quinquenio.

RA - Si nos comparamos con nuestra realidad de hace unos años, ¿hay alguna variación importante? Porque cuando comentábamos en el equipo de En Perspectiva decíamos que hoy en día todos tenemos un conocido, un familiar al que se le detecta la enfermedad. ¿Qué ha pasado?

AL - Le voy a decir qué es lo que ha pasado mirándolo desde el punto de vista objetivo, y después desde el punto de vista subjetivo. Desde el punto de vista objetivo, hay cada vez más diagnósticos precoces de cáncer. Por ejemplo, hablemos del cáncer de mama en la mujer, las campañas son cada vez más y más importantes en el diagnóstico oportuno, el diagnóstico lo más precoz posible, campañas para tratar de mitigar la enfermedad. Eso hace que la enfermedad esté encima de la mesa, todos la discutimos. Tenemos una enorme incidencia de cáncer de mama, pero en los últimos tiempos hemos bajado la mortalidad, somos de los países que hemos reflejado mayor diagnóstico, menor mortalidad y mayor conservación. Quiere decir que estamos jugando bien, que hemos mejorado y que seguimos las estadísticas mundiales.

Una acotación: también tenemos todos algún conocido que se va del país a tratarse. Y fíjese la paradoja, porque creo que lo que hay que tener es equidad en la salud y en los tratamientos, y equidad significa que todos tengan las mismas posibilidades. Ustedes conocen los grandes problemas de salud que tienen algunos grandes países, como Estados Unidos, por ejemplo.

AA - Problemas de acceso a la salud.

AL - Claro. Brasil es un lugar de consulta y de tratamiento permanente para los uruguayos, y Argentina. En Brasil las listas de espera para un tratamiento de radioterapia son de meses; en el Uruguay la demora máxima puede ser de dos semanas. En Canadá para empezar un tratamiento de radioterapia demoran meses. ¿Recuerdan la película "Las invasiones bárbaras"? Esos son los sistemas de salud que miramos y adonde la gente va. ¿Adónde va? Adonde falta equidad a nivel nacional en el tratamiento oncológico de sus conciudadanos.

El Uruguay tiene una excelente equidad. Siempre se habla de la radioterapia, que es buena, que es regular, que es mala… ¿Saben que somos el primer país de América Latina en cuanto a la cantidad de equipamientos de radioterapia, en aceleradores lineales? ¿Y que tenemos más que Francia por habitante? Esas cosas no se dicen y son una realidad.

RA - ¿Y en cuanto al grado de avance de la tecnología?

AL - Todo depende de con qué se compare. Si usted se compara con una unidad aislada de un centro de Estados Unidos, es muy probable que ese centro –y va a ser así siempre– tenga más tecnología. Pero cuando miramos las cifras finales de control de la enfermedad, de curabilidad y de complicaciones, estamos en el mismo lugar. Entonces hay tecnologías a las que sí vamos a llegar nosotros con 3.300.000 habitantes, y hay tecnologías que vamos a tener que comprar siempre afuera, lo cual es lógico. Sería de muy mala equidad tener enormes tecnologías para la utilización de pocos.

El Uruguay ha hecho una lucha muy buena contra el cáncer, y no es de ahora, la ha hecho siempre. La Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer tiene decenas de años de funcionamiento. Las fundaciones que trabajan apoyando al cáncer, como la Peluffo Giguens, han invertido muchísimo. El Estado ha invertido muchísimo. El Fondo Nacional de Recursos entrega una cantidad de drogas. ¿Saben lo que se gasta de drogas, lo que gasta el INCA de drogas para tratamiento? Hacemos 2000 protocolos mensuales de tratamiento de quimioterapia. Damos la medicación a toda ASSE, al Pereira Rossell, el presupuesto de drogas se lleva fortunas de dinero. Y las mismas que se utilizan acá se utilizan en todas partes del mundo.

Esa es una realidad que hay que decir. ¿Que hay que mejorar? Cómo no va a haber mejorar, hay que mejorar en todo. Si les pregunto a ustedes si no hay que mejorar la planta de Espectador 810, me van a decir que sí, que hay que ponerle esto, lo otro, cambiar la pantalla, que la computadora tiene que ser más moderna… Y sí.

AA - Para conocer mejor la situación en Uruguay, empecemos por ver cuáles son los tipos de cáncer que tienen mayor incidencia en el país.

AL - Una cosa paradójica en nuestro país: la mayor incidencia en las mujeres la tiene el cáncer de mama y en hombres, el cáncer de próstata, pero la mayor mortalidad en el hombre no está en el cáncer de próstata, sino en el cáncer de pulmón, y ahora las mujeres, que nos están ganando terreno a los hombres en muchos lugares, también lo están ganando oncológicamente, están aumentando la incidencia del cáncer de pulmón. Se mueren más mujeres de cáncer de pulmón que de cáncer de cuello de útero, es una paradoja.

RA - Eso se da en momentos en que se implementó una fuerte política antitabaco.

AL - Claro, pero las mujeres en su liberación de las últimas décadas han tomado algunos vicios que los hombres están abandonando.

AA - En cuanto a los factores de riesgo, en este caso fumar es uno claramente. ¿Qué otros se pueden nombrar?

AL - Hay algunos que se pueden nombrar y otros que podemos suponer. Porque no hay un padrón que uno diga "esto no se puede hacer". La campaña del cáncer de cuello de útero con la vacunación y con el papanicolau debe ser la campaña más importante para bajar esa incidencia, que es baja en el Uruguay, comparada con lo que es en otros países en vías de desarrollo o del Tercer Mundo. Pero hay que seguirla implementando, deberíamos bajar enormemente esa enfermedad, porque sabemos que hay una trasmisión ligada a un virus, o sea que podemos bajarla y controlarla. Son campañas para educar a la población.

Para el cáncer de mama se han implementado varias políticas: el diagnóstico oportuno, el día para hacerse la mamografía; hay que tener cuidado con esas campañas inversas que han salido en la prensa de que no hay que hacerse mamografías. ¡Es un disparate grande como una casa! Pero son disparates se levantan y quedan en el sustrato del pensamiento de la gente.

Otra patología de gran incidencia es la de la parte colónica, colon y recto. Para colon y recto hay un programa interesantísimo, el fecatest. El INCA tiene un programa muy importante, y que se ha generalizado, para el estudio precoz de los cánceres digestivos, que va a hacer caer enormemente el índice de mortalidad con un diagnóstico mucho más precoz y oportuno.

Y así puedo seguir con otras patologías, sobre todo la de la época de verano –de un verano en serio, no como este, que ha llovido enormemente y no tenemos sol (risas)–, que es la exposición solar.

RA - ¿Hay hábitos que hemos empeorado los uruguayos que pueden traducirse en una mayor incidencia de esta enfermedad?

AL - El hábito es que vivimos más y nacemos pocos, nuestra pirámide está invertida. Invertida no, yo siempre digo: la pirámide poblacional es pirámide en otros países, en el nuestro es una chimenea, hay casi la misma cantidad de adultos mayores que de niños, una cosa disparatada. Entonces, claro, vamos a tener patologías de mayores.

Si cambia nuestra pirámide van a cambiar nuestras cifras, pero no ahora, van a demorar mucho en cambiar. Pero igual hay mucho para hacer. Lo que les dije es en la parte diagnóstica, mencioné algunos elementos de prevención, y después hay que hacer también la parte de investigación, de tratamiento, de adecuaciones terapéuticas correctas, apoyar toda la cadena oncológica. La cadena oncológica se inicia en los centros de investigación básica, el Instituto Pasteur, el Instituto Clemente Estable, la Facultad de Medicina, la Facultad de Química, la Facultad de Ciencias, que a veces están despegados de la realidad clínica, operan por un lado los clínicos y por otro lado los investigadores básicos. Este Proyecto Nacional de Cáncer, que es una maravilla, con el que estamos todos muy contentos y embalados…

RA - ¿En qué consiste básicamente?

AL - Nos hemos unido todos a propósito de un médico francés que estuvo por acá y nos marcó el camino que están haciendo los franceses para la nueva oncología genómica. Estamos entrando en la era de la genómica, en una nueva era de diagnóstico y de tratamiento. Ahora se van a ver los tratamientos, como dicen los ingleses, "tailored", diseñados a medida, cada uno va a tener su tratamiento y no el tratamiento que tenía la mayoría a la que le iba bien, va a tener muchas patitas.

Una patita son los bancos de tumores. Si el Uruguay no tiene un banco de tumores operante –que lo va a tener, el INCA ya lo tiene, ya empezó y no lo para nadie–, no vamos a tener futuro porque no tenemos el conocimiento de lo que pasó en el pasado. Si no tenemos una estadística y una historia clínica centralizada oncológica de todos, no vamos a tener información, que es fundamental. Y si no tenemos a los básicos trabajando con nosotros, si no tenemos un sistema de farmacovigilancia y de farmacoseguimiento…

Nos empezamos a meter en un berenjenal, pero a mí me gustan los berenjenales, me gusta lo entreverado. Acá no hay una ley de genéricos: están las drogas originales, están las copias, entran una cantidad de medicamentos. Hay países que tienen leyes de genéricos: entran estos, estos no entran. Acá no hay, es muy difícil hacer un seguimiento de una droga oncológica, y hay que hacer una farmacovigilancia de esa droga, hay que tener toda la información, hay que saber si esa droga da las complicaciones que dicen que da o da otras. ¿Cómo se hace eso si no se sigue a un paciente permanentemente, si no hay una base de datos o un seguimiento estadístico correcto y un seguimiento personal de cada uno de esos pacientes? Eso hay que centralizarlo.

Este Programa Nacional de Cáncer que se está desarrollando va a que eso se implemente. El banco de tumores, la genómica, la farmacovigilancia, en la que participan la Facultad de Química, la Facultad de Ciencias, ya hay gente trabajando en farmacovigilancia. Entonces esta batalla la estamos dando y la tenemos que seguir dando. ¿Bien, regular o mal? Diría que de regular para arriba o de bueno para arriba. ¿Que la podemos dar mejor? No me cabe duda. La intención de todos es darla mejor.

El doctor Gabús, que es hematooncólogo, está encargado de ese Proyecto Cáncer, le hemos dado esa carga pesada de coordinar este grupo. Este grupo se sigue reuniendo, está la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, está el Ministerio de Cultura –el ministro ha sido el promotor de esto–, nos estamos reuniendo, nos seguimos reuniendo, y es ese el camino, y que el Poder Legislativo saque una ley.

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AA - Seguimos en nuestra entrevista central, hoy con el doctor Álvaro Luongo, director del Instituto Nacional del Cáncer.

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RA - Algunos oyentes preguntan cómo hace una persona para detectar algún síntoma que puede ser indicio de que tiene la enfermedad. ¿Hay algo que permita advertirlo?

AL - Vamos a empezar por las mujeres. El papanicolau, el control mamario, el control de un sangrado rectal o cualquier otra manifestación permitirían alejar los tres tumores más frecuentes en las mujeres. Hay algunos tumores que lamentablemente son totalmente silenciosos y cuando hacen eclosión ya están avanzados, pero en general con ese tipo de estudios uno puede hacer un diagnóstico bastante precoz de los tumores más frecuentes. Las mujeres tienen que seguirse haciendo el autoexamen de mamas, porque la mujer conoce su mama, conoce su evolución, y la aparición de un pequeño nódulo siempre deja la posibilidad de un tratamiento conservador de la mama. Si nos apuramos no solo controlamos la enfermedad, sino que la vamos a controlar con una conservación íntegra desde el punto de vista físico, que es fundamental.

Del caso del cáncer de útero ya hablamos. En el caso del cáncer de recto los fecatests de vez en cuando, porque todavía no hay una política muy clara, pero si hay una patología previa hay que hacerlo en períodos cortos, anuales, si no cada dos o tres años. Esto nos permite alejarlo.

En el caso de os hombres el cáncer de próstata. Si bien todavía está muy discutido el PSA, el marcador del antígeno prostático específico, hacérselo es una guía importante para ver la evolución, eso está siempre ligado o a una hipertrofia de la próstata o a la aparición de un cáncer que hay que estudiar. O sea que algunos estudios básicos lo permiten.

En el caso de los fumadores, que dejen de fumar, porque en general cuando uno llega a la placa ya llega tarde, y tampoco se va a hacer una tomografía computada que irradia una barbaridad y quizás tantos estudios producirían cáncer por la propia radiación. Entonces hay que tener mucho cuidado en cuanto a los estudios que uno puede hacer. Diría que de las grandes cosas, el PSA en el hombre lo aleja bastante, el fecatest en el cáncer digestivo…

RA - Pero estamos hablando en general de estudios preventivos. ¿No hay nada en los hábitos?

AL - En general se habla mucho de los hábitos, y hay algo en los hábitos que tiene que ver con las dietas alimenticias. Uno ve esas patologías que tienen los japoneses o los chilenos, que nosotros tenemos mucho menos, que son los cánceres de estómago. El hábito de fumar, tomar bebidas alcohólicas y mate caliente hace que haya una irritación permanente del esófago, entonces si uno tiene las tres juntas debería controlarse un poco más a menudo. No dejar el hábito de tomar mate, sino tomarlo menos caliente, tomar menos alcohol y no fumar bajaría ese índice.

Y las dietas saludables no hay duda, pero hay que tener mucho cuidado con las dietas, no pensar que solamente porque se sigue una dieta está libre de tener una enfermedad, no se puede decir "yo como sano, vivo sano, no me va a pasar nada". Todo eso, pero estás dentro de una genómica y de repente tenés una tendencia. Y eso sí es un camino, qué prevención.

Esta artista Angelina Jolie, tan linda, puso la piedra de la gran discordia cuando se hizo una mastectomía bilateral. Ella tenía por qué hacérsela. En Uruguay eso se está estudiando desde hace mucho tiempo en la Facultad de Medicina, hay un grupo que lo está estudiando y se sigue genómicamente. Y habrá mujeres que tendrán que hacerse una mastectomía preventiva si realmente tienen todas las características genéticas para tener la posibilidad de tener un cáncer de mama, habrá que estudiarlo y ver si el beneficio es realmente importante o no para esa mujer, pero no para todas las mujeres. Se van recorriendo caminos que nos permiten aumentar esa diferencia importante en la incidencia y el control, que es el camino por el que vamos.

RA - ¿Cuánto juegan los casos de diagnóstico tardío, cuánto inciden en lo que puede ser después una recuperación?

AL - El diagnóstico tardío es lamentablemente todavía muy alto en cáncer y juega muchísimo, porque si la enfermedad se disemina el tratamiento es totalmente diferente, ya no es el tratamiento de la enfermedad local, donde uno puede operar, irradiar o sacar, si está diseminado los tratamientos son todos sistémicos y las lesiones metastásicas avanzadas responden a padrones propios de ellas. Los tumores no son monoclonales, no responden siempre igual, se vuelven totalmente clonas nuevas y se van defendiendo de las agresiones de los tratamientos, entonces el tratamiento es muy, muy complejo. Por eso el diagnóstico precoz sigue siendo la mejor arma que tenemos para la conservación de órganos y sobre todo para el eventual control de la enfermedad. Control significa que el paciente se muera de otra cosa que no sea cáncer.

RA - Otro oyente pregunta: "¿Qué pasa con estos tipos de cáncer fulminantes que llevan a la gente a morirse a veces en menos de un mes?".

AL - Primero, esos cánceres fulminantes en general son cánceres que han evolucionado muchos de ellos a muy bajo ruido o que han dado síntomas a los que no se les ha hecho caso y cuando hacen el síntoma final ya hay una diseminación de la enfermedad. Ahí es imposible hacer un control de la enfermedad porque está diseminada, tiene metástasis en varios lugares, es muy difícil el control.

Los grandes cánceres, aquellos de las grandes mortalidades –hemos aprendido mucho con los niños–, que eran terribles en cuanto a su agudeza de evolución, son los que hoy, paradójicamente, se controlan más, es para los que hay más armamento terapéutico. En las linfopatías, las leucemias, han cambiado totalmente los padrones de tratamiento. Quiere decir que ya no es solamente por el tipo de cáncer, sino por la diseminación de ese cáncer, a veces un cáncer de evolución lenta pero que ha evolucionado mucho es peor que uno agudo para el cual uno tiene hoy armas terapéuticas disponibles.

AA - ¿Cuál es su opinión sobre las llamadas "medicinas alternativas"? ¿Son eficaces o funcionan más como placebo?

AL - Es una pregunta brutal. Diría que de los pacientes que uno tiene en tratamiento debe haber un 20, 30% que además de tratarse con la medicina convencional están en tratamientos alternativos. Yo de los tratamientos alternativos no sé, por lo tanto no puedo opinar. Pero sí sé que no tienen ninguna prueba estadística, ninguna prueba científica, ninguna prueba de ningún tipo que demuestre que son útiles. Pero todo lo que es útil para un paciente no se lo podemos negar. Usted me puede preguntar: ¿es útil la religión para un paciente? ¿Es útil el apoyo de un psicólogo para un paciente? ¿Es útil el comportamiento de su familia con ese paciente? Es útil. ¿Es útil esa pastillita que no sé de dónde sale y demás, que no le hace mal para otra cosa y le hace bien para él?

AA - Si a él le sirve…

AL - … si a él le sirve. Es muy difícil opinar. No tienen cómo defender la tesis, porque no tienen ningún trabajo científico al que nos sometemos los que hacemos las terapias convencionales de cáncer.

RA - ¿Sigue existiendo esa idea en el paciente de que cuando se le informa que tiene cáncer lo ve como un sinónimo de muerte, o se ha logrado revertir hacia algo más optimista?

AL - ¿Tú querés saber? La pregunta es a ti, si querés saberlo.

RA - Sí.

AL - Sin embargo, todavía un 15, 20% de los familiares llegan al consultorio antes y te pasan un papelito o te dicen: "No le diga que tiene cáncer". El cáncer tiene muy mala prensa. Este señor fue operado hace muchos años del corazón, y en general los operados del corazón nos morimos del corazón, pero la cardiología tiene buena prensa. En el caso del cáncer vimos que se están curando más del 50% y tiene mala prensa. Hay una creencia popular de que el cáncer mata y de las otras cosas se sobrevive. Mis amigotes todos cuentan: "Hice un infarto, ahora estoy bárbaro". ¡Hiciste un infarto, es terrible! Pero está bárbaro. "Tuve un cáncer y estoy bárbaro", en general la gente no lo dice. El cáncer tiene mala prensa, pero hemos ido mejorando.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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