Carmat no considera un fracaso su corazón artificial
La empresa francesa Carmat, responsable del primer trasplante de un corazón totalmente artificial en un paciente, que falleció el pasado domingo, aseguró este martes que es prematuro considerar un fracaso la operación y la prótesis.
"Es muy prematuro sacar conclusiones a partir de un único paciente", indicó a Efe un portavoz de Carmat.
Cotizada en Bolsa desde julio de 2010, la empresa pidió a la Autoridad de los Mercados Financieros de Francia que suspendiera su cotización, después de que en las últimas semanas registrara una gran subida.
La sociedad, dedicada al desarrollo de prótesis médicas, fabricó a partir de tejidos biológicos un corazón totalmente artificial capaz de actuar de forma totalmente autónoma una vez trasplantado al paciente, una solución que podría resolver la escasez de donantes naturales.
Tras 15 años de estudios, la empresa procedió el pasado 18 de diciembre al primer trasplante, un ensayo clínico que tuvo lugar con un paciente de 76 años aquejado de una insuficiencia cardiaca crónica.
La operación, que tuvo lugar en el hospital parisiense Georges-Pompidou, fue un éxito y en las primeras semanas el estado del enfermo era "satisfactorio", según explicó la empresa, que dijo que a mediados del mes pasado el paciente no precisaba de una asistencia respiratoria permanente.
Pero el pasado domingo, dos meses y medio después del trasplante, el hombre falleció, sin que por el momento se conozcan los motivos del deceso, explicó Carmat.
La empresa tenía previsto efectuar otros tres ensayos clínicos y aseguró que no sacará conclusiones hasta que no los haya llevado a cabo.
Carmat agradeció al paciente, cuya identidad no ha sido comunicada, por su "coraje y su papel de pionero".
El corazón desarrollado por Carmat tiene dos ventajas con respecto a las prótesis que existen en la actualidad.
En primer lugar, está concebido a partir de material biológico, parte de él de origen animal, lo que reduce el riesgo de rechazo en el paciente y evita tener que tomar medicamentos anticoagulantes para prevenir accidentes cardiacos.
Además, la prótesis se adaptaba de forma automática al ritmo del paciente, modificando su actividad en función de la del portador, lo que le hace totalmente autónomo.
Carmat despertó una gran expectativa en la comunidad científica, pero también entre los inversores.
Su acción, que salió en Bolsa a 18,75 euros, cotizaba a 95 poco después del anuncio de su primer trasplante.
Según la empresa, hay unos 100.000 pacientes en el mundo que esperan un corazón.
El precio de la prótesis de Carmat ronda, según los analistas los 150.000 euros, frente a los 250.000 que cuesta en Francia un trasplante clásico. EFE