Actividad física, prioridad que debe ser constante
Los adultos mayores no deben dejar de realizar ejercicios, a pesar de las limitaciones propias de la edad avanzada. La actividad física debe ser una prioridad constante a lo largo de la vida.
Sin ir más lejos, y aunque muchos no lo tengan en cuenta, los adultos mayores deben seguir practicando ejercicio a pesar de los inconvenientes físicos propios de la edad avanzada. A esta conclusión llegaron expertos que participaron este viernes en la Serie Científica Latinoamericana 2014 que se realizó en Buenos Aires, Argentina.
Jorge Cancino, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile aseguró que a medida que la persona va envejeciendo, se produce de forma paulatina un deterioro de la condición física, que progresivamente va afectando las actividades de la vida diaria.
Agregó no obstante que si al envejecimiento se suma la condición de sedentarismo, el deterioro se verá acrecentado, con el consecuente impacto en la calidad de vida de los adultos mayores.
El profesional estimó que el deterioro progresivo comienza a partir de los cuarenta.
Para el profesional, las iniciativas que promuevan la actividad física en los adultos mayores tienen que estar diseñadas para que estos no sufran daños mientras la practican.
Es decir, se les debe indicar un tiempo de duración de acuerdo a sus posibilidades y rendimiento físico y se deben contemplar estrategias tendientes a disminuir el riesgo de caídas.
Afirmó que un factor determinante del riesgo de caídas es la disminución de la velocidad de la marcha, la cual depende del componente rápido o explosivo de la fuerza.
El objetivo en este grupo de edad es que el ejercicio sea algo que mejore su estado de salud y no que lo perjudique.
Tanto niños y adolescentes como adultos y adultos mayores poseen un legítimo derecho a una buena calidad de vida, y está comprobado científicamente que un aspecto que la eleva significativamente es la práctica constante de actividad física concluyen los profesionales que participaron de este evento.
Por lo tanto, es importante que el sector público, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil, trabajen de forma articulada para proponer políticas públicas que estimulen y faciliten la práctica de actividad física en beneficio del bienestar de los ciudadanos.