Según un estudio realizado en la universidad de Arizona, el 26% de las toallas de baño están impregnadas de bacterias fecales y Escherichia coli, un organismo que vive en el intestino, por lo que es esencial ocuparse de su limpieza.

El doctor Eric Schweiger, de la clínica Schweiger Dermatology de Nueva York, explicó al sitio Marie Claire que lo ideal sería lavar las toallas de baño entre tres y cuatro veces a la semana. De no hacerlo la toalla acumulará bacterias y moho que acabaran perjudicando la salud.

Sin embargo, el experto aseguró que distinto es el caso de las toallas utilizadas para limpiar el rostro que deberían lavarse luego de cada uso. "Cuando se lava o seca la cara con una toalla sucia, está reintroduciendo esa suciedad y esas bacterias en la piel" explicó Schweiger.

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— El Espectador (@espectador810) 24 de marzo de 2016

A su vez, la forma en la que sea colgada luego de utilizarse contribuye a evitar la humedad y las bacterias. Colgar la toalla lo más extendida posible y ofrecerle una ventilación adecuada ayudará a que seque al 100%.

Es recomendable el uso de vinagre blanco para su lavado, ya que ayuda a suavizar las fibras y a eliminar las impurezas.