Uruguay retrocede en políticas vinculadas al VIH
Después de haber ocupado un lugar de vanguardia el país compra copias en lugar de medicamentos originales por un tema de costos, los test de resistencia demoran siete meses, lo que implica que los afectados tengan que probar distintas medicaciones con riesgo de hacerse resistentes a la misma.
A todo esto el MSP no autoriza la realización de estos exámenes en el ámbito privado y no hay campañas de prevención.El panorama no es bueno.
Desde la aparición del VIH en el país, Uruguay fue un país de avanzada en cuanto al acceso de medicamentos para combatir la presencia del virus.
Sin embargo desde 2015 la situación cambió drásticamente. Según pudo saber Espectador al día, a raíz de denuncias de afectados y consultas con fuentes vinculadas al tema, no existe una política de Estado en cuanto a la infección con VIH.
La problemática abarca varias áreas.
Copias a menor costo:
En primer lugar bajó el numero de drogas que se adquirían, hay menos en el mercado. El país no compra las originales, al punto que un 90% son copias.
Esta situación se lleva adelante debido a un tema de costos ya que son más baratos.
A esto se suma además que hay una altísima rotación de laboratorios a los que se les compra la medicación y eso hace que en forma constante los usuarios padezcan cambios en sus tratamientos que a veces son tolerados y otras no.
Por otra parte, se realizan compras menores lo que deriva en que los usuarios deban esperar 3, 4 y 6 días en algunos casos la llegada de una medicación que es considerada vital para no pasar a la fase de resistencia.
Fuentes médicas explicaron al Espectador que si bien depende del tratamiento, un paciente con VIH no puede estar sin tomar medicación más de 24 horas.
Además de esta situación, no se considera la compra de las llamadas "co-formulaciones"; que son medicamentos que tienen 2, 3 y hasta cuatro drogas en un solo comprimido, lo que facilita los tratamientos y la efectividad de los mismos. No es lo mismo para un paciente tomar dos, tres o cuatro pastillas a tomar una sola como existe en varios países del mundo.
Uno de los casos más notorios es el de la llamada Atripla, que son tres drogas en una y que el gobierno no compró.
La ATripla, por poner un ejemplo, en España, el Ministerio de sanidad lo facilita en forma gratuita. En plaza sale 400 dólares, por lo que los usuarios van a sanidad del ministerio español a atenderse.
El panorama de drogas que se manejan para los infectados con VIH es complicado dado que hay menor cantidad de medicamentos también en el país.
Esta situación se hace más notoria en las drogas para niños.
A todo esto en el ámbito privado se vive una situación compleja también.
Hay por lo menos tres medicamentos que antes se compraban, pero que ahora pasaron a la órbita del Fondo Nacional de Recursos(FNR), es decir que si un paciente con VIH necesita tomar uno de esos en particular, debe su médico tratante solicitarlo ante el FNR.
Esto trae aparejados distintos problemas.
Al pasar al FNR, el médico debe hacer un formulario que va con nombre, apellido, cédula de identidad, análisis y test de resistencia. Eso quiebra la confidencialidad que todo caso con VIH debe tener.
Pero también el fondo libera medicamentos por cuatro o cinco meses, lo que implica que los médicos tratantes deban volver a hacer dicho trámite por todos sus pacientes antes que se venza la partida otorgada, lo cual resulta bastante caótico cuando el número de pacientes es alto.
Son obstáculos al acceso de la medicación de pacientes que la necesitan para seguir viviendo.
Otro caso investigado por Espectador, da cuenta que hay un medicamento para paliar la infección con VIH que se usa en las mujeres embarazadas que lo toman tarde o no toman bien la medicación.
Ni bien acceden al tratamiento baja la llamada carga viral(presencia del virus en sangre) y el niño tiene más chance de poder nacer sin ser alcanzado por el VIH.
Sin embargo ahora lo sacaron de las compras regulares y lo pasaron al FNR y con test de resistencia previo, lo que aumenta aún más la burocracia en casos donde cuanto antes mejor porque lo que está en juego es el futuro de un niño por nacer.
Test de resistencia:
Por si fuera poco, lo relacionado con los test de resistencia es un eslabón más en la errática política entorno al VIH que se está aplicando en el país.
El test se pide cuando a un paciente con el virus le bajan los CD4(defensas) y su carga viral(presencia del virus) va en aumento. Eso en el mundo médico se explica por dos razones, o el paciente no está tomando bien la medicación o no le está haciendo bien.
En un 90% es que no le está haciendo bien, por lo que hay que hacer un test para tener una hoja de ruta y cambiarle dicha medicación, adaptando o ajustando a la realidad del paciente el tratamiento.
En Uruguay existen desde 2007. Sin embargo desde fines del año pasado estos test, que son vitales, porque si una persona toma medicación incorrecta se hace resistente, están demorando unos 7 meses.
El único lugar permitido para hacerlos, por orden del MSP es el Instituto de Higiene. El sector privado ofreció en varias ocasiones poner a disposición su tecnología para realizarlos pero el MSP se niega.
Durante la demora los médicos tratantes se ven en la difícil situación de tener que medicar a ensayo y error, situación que era así anterior a la aparición de test de resistencia, por lo que el país retrocedió en esta materia.
Una cosa es esperar un mes y otra siete. Según pudo saber Espectador al día, estos test se envían también a Corea para que los certifiquen, porque hoy en día no pueden leer en higiene una parte del genoma viral y recién allí se otorga el visto bueno a dicho análisis.
Lo que no se explica es si está al alcance de la mano realizarlos en otro lado, léase el sector privado, como puede ser posible que se opte por esperar tanto tiempo en desmedro de la salud del paciente.
Hay muchos casos de pacientes en espera en varios centros asistenciales del país que se están haciendo resistentes a los tratamientos por las demoras ocasionadas.
Las consecuencias de no tomar la medicación adecuadas son notorias.
Según fuentes médicas en estos casos se dispara la carga viral, lo que pone en zona de riesgo al paciente ya que si se suma a esto una baja de las defensas puede pasar de la etapa de VIH al SIDA con los correspondientes riesgos de perder la vida.
Pautas desactualizadas:
Siguiendo en esa misma línea, las pautas para el inicio del tratamiento están desactualizadas.
Las últimas, que rigen actualmente datan del año 2013. Esta revisión tiene como cometido evaluar las drogas, ver si alguna está desactualizada y aggiornar las mismas.
Se nombró en diciembre del año pasado una comisión, en la órbita del MPS que integran el área de enfermedades infeccionsas, infetología clínica, entre otros, pero nunca se reunió.
Esta situación conlleva a que el Uruguay quede desalineado con el resto de América y con la OPS(Organización Panamericana de la Salud).
En tanto también en la órbita pública había una Comisión de Tratamiento que funcionaba con médicos infectólogos, clínicos famacéuticos y un psicólogo. Esa comisión de tratamiento es fundamental porque allí se manejan los criterios ante sugerencias de los médicos tratantes en caso de reacciones adversas a los tratamientos, entre otros temas.
Según pudo saber El Espectador, esa comisión concentraba todo lo relacionado con VIH de todo el país. Los médicos realizaban consultas y vía electrónica se respondía a las solicitudes de cambio de medicación, entre otros.
La comisión fue reformulada y hoy en día la integra una licenciada en enfermería entre otros.
Lo que llama la atención, y es un tema del cual según fuentes consultadas por Espectador, ASSE se aprestaría a auditar, es que dicha comisión resolvió en los últimos meses sugerir compras a un laboratorio en particular que aumentó más de un 400% sus ventas.
Ese ámbito se ha tornado en un lugar donde los médicos tratantes solicitan determinado medicamento, pero la comisión dictamina la sugerencia de compra de otro. Vale aclarar no obstante que no es dicha comisión quien ordena la compra, sino que sugiere que se realice, lo que en líneas generales se respeta.
Campañas inexistentes:
Otra problemática que trae aparejado el VIH es la no realización de campañas de prevención en el país.
Fuentes consultas por Espectador al día confirman que hay un aumento de los casos de sífilis en Uruguay, lo que indica que la población no se está cuidando y por ende el riesgo es mucho mayor de contraer otras enfermedades, como el VIH.
Lo que se hace es concientizar el día nacional o internacional del VIH SIDA con test gratuitos, pero no hay prevención que es lo que bajaría los casos.
Por otra parte se estima que si, bajo estrictos parámetros de confidencialidad, como se hacen los análisis de VIH con el consentimiento de la persona, se realizaran en forma obligatoria, las cifras se dispararían.
Solo para aportar un dato, se presume que 5 mil personas en Uruguay son VIH positivos y no lo saben porque no tienen diagnóstico.
Este número en mayor proporción población carcelaria y trabajadores sexuales.
Confidencialidad y acceso:
Aún priman en Uruguay problemas con la confidencialidad, al punto tal que el acceso a la medicación en el interior del país es complejo.
Hay pacientes que si quieren acceder a la medicación del VIH deben solicitar a su prestador de salud que la pida a Montevideo, porque no hay stock, con lo que se sabe el nombre de la persona y en localidades pequeñas el secreto pasa a ser un secreto a voces.
Por ese motivo es que prefieren atenderse en Montevideo y evitar el estigma. Sin embargo eso suma un gasto más al paciente que debería tener acceso a la mediación y no esperarla por encomienda.
En resumen, hay desactualizados en pautas, drogas que son copias, problemas con la confidencialidad al tener que pasar por el FNR, test de resistencia que demoran 7 meses, problemas de acceso, campañas que no se hacen y pacientes que caminan por la calle sin saber que a tiempo, el virus se puede controlar, evitando además el contagio y la propagación del mismo.
En síntesis, Uruguay retrocedió varios casilleros en políticas relacionadas con el VIH.