No es necesario comer de más durante el invierno
Si bien el organismo requiere una mayor cantidad de calorías para mantener las reservas energéticas en invierno, lo fundamental es mantener una dieta equilibrada, completa y armónica que permita suplir los requerimientos sin caer en excesos. No obstante es importante prestar atención al aporte calórico y a la temperatura de los alimentos.
Desde los tiempos en que las abuelas recomendaban comer y abrigarse bien durante los meses de invierno, desde los últimos días de abril a los primeros de septiembre, persiste la idea de que hay que seguir una dieta en la cual las concesiones suelen ser mayores que en la temporada de verano, informó Pro-Salud.
Si bien es cierto que para compensar las bajas temperaturas el organismo debe mantener las reservas energéticas, durante el otoño y el invierno, es conveniente llevar adelante una dieta equilibrada no sólo para cuidar la figura y evitar la desesperación por llegar al verano flacos y estilizados, sino también para cuidar el estado de salud.
"En invierno el organismo tiene que generar más calor para conservar la temperatura corporal, situación que provoca que deba gastar más energía. De modo que la reposición de las reservas se hace necesaria debiendo incrementarse la ingesta en calorías para abastecer esa demanda. Sin embargo, no necesariamente se deben consumir más alimentos proteicos, sino fundamentalmente hidratos de carbono", indicó Daniel De Girolami, médico nutricionista del Servicio de Nutrición del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Por su parte, Alberto Cormillot, médico nutricionista, director del Instituto Argentino de Alimentos y Nutrición (IAAN), expresó a este medio: "En general, salvo que la persona trabaje al aire libre, en cuyo caso suele recomendarse la ingesta de alimentos que permitan al organismo producir más calorías, no hay que tomar los meses de frío como excusa para ingerir una mayor cantidad de alimentos ricos en grasas. Hay gente que come de todo en todo momento y estación, justificando muchas veces esta situación en el frío. Sin embargo, hoy en día los autos y los lugares de trabajo suelen estar acondicionados como para que no haya excusas".
Enfatizando este concepto, Cormillot señaló que "es fundamental cuidarse de los pensamientos permisivos. No hay que creer que porque afuera hace frío, hay que comer de más, porque uno que se agarra de esa idea no está afuera pasando frío".
Una cuestión siempre relevante durante el otoño y el invierno es la temperatura de los alimentos, pues no es lo mismo tomar una sopita caliente que comer una ensalada. Sobre este tema, la licenciada Claudia Fernández, jefa del Servicio de Nutrición del Instituto de Cardiología de Corrientes, manifestó que "siempre hay que tener en cuenta dos cosas: el aporte calórico y la temperatura de la preparación. Una opción es cocinar las verduras o preparar un soufflé para evitar consumir verduras frías. Con las frutas pasa lo mismo, se puede hacer una compota o cocinar las frutas al horno y de esa manera, se mantiene el esquema de alimentación habitual adaptado a la estación".
En este sentido, la licenciada enfatizó: "Durante el invierno el menú puede organizarse con igual o menos calorías que en el resto del año para controlar el peso y evitar la desesperación una vez que se acerca el verano. Hay que tener en cuenta que el incremento de calorías no debería ser mayor al 5%, pues ya se empieza a generar sobrepeso".
Respecto de otra de las consignas recurrentes del invierno, la sucesión de resfríos y gripes que amenazan a todo aquel que se atreva a transitar las calles, De Girolami, quien también se desempeña como presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), consignó: "Las frutas contienen vitaminas que pueden ayudar a reforzar las defensas del organismo, pero no hay que olvidarse de las verduras y el resto de los alimentos que forman parte de la pirámide alimentaria, ya que éstos también las aportan en diversas proporciones. Por eso, la recomendación es llevar adelante una alimentación suficiente, completa, armónica y adecuada que aporte al organismo las calorías que necesita para cada actividad".
En la misma línea se ubicó Fernández, quien postuló que "eligiendo la manera de preparar cada alimento, hay que consumir carnes rojas, pollo y por supuesto frutas y verduras que aportan vitaminas y minerales. Sin embargo, no es conveniente generar la impresión de que por comer kiwi o tomar jugo de naranja, una persona puede evitar enfermarse".
A no desesperarse, en cada dieta, ya sea de para bajar de peso o de mantenimiento, hay pequeños gustitos que los débiles seres humanos podemos aprovechar. En este sentido, Cormillot señaló que "siempre se puede comer alguna cosa que guste, ya sea un chocolate u otro permitido. También, y fundamentalmente en invierno, es posible consumir todo lo que sea líquidos calientes como por ejemplo el café, el té y el mate. A estas preparaciones se les puede agregar canela, edulcorante o jengibre".
En cuanto a la importancia de combinar los alimentos, De Girolami destacó que "todos los grupos son importantes, dado que cada uno aporta algún nutriente que resulta útil y necesario para el organismo. Pero aquellos con más contenido calórico y que, a la vez, sean preparaciones calientes, suelen ser los que el cuerpo pide con más frecuencia. No hay que olvidarse de los lácteos, carnes, frutas verduras y hortalizas, legumbres y pastas, entre otros.
Así como existen las concesiones, el concepto de "prohibido" suele estar presente en todas las dietas. En general, se lo relaciona con los alimentos que aportando una gran cantidad de calorías, no generan un aporte proteico significativo.
"Si bien no hay problema en darse un gustito, no es necesario consumir chocolate o alimentos panificados como medialunas, galletas o panes constantemente. Las legumbres, por ejemplo, se pueden comer, pero hay que controlar la cantidad y evitar caer en excesos", explicó Fernández.
Cormillot, por su parte, hizo hincapié en la necesidad de cuidar pequeños detalles: "Se puede comer un guiso de lentejas calentito pero no con chorizo colorado. También, por ejemplo, nos podemos tomar un rico café pero sin chocolate, y por último, debemos ingerir, siempre controlando la cantidad, grasas e hidratos refinados como por ejemplo pastas, azúcar o harinas".
La licenciada en nutrición Claudia Fernández elaboró un modelo de dieta básica y simple para el invierno, combinando todos los alimentos y nutrientes necesarios. No obstante, es necesario aclarar que se trata sólo de un esquema que deberá ser adaptado por un especialista a la condición y características propias de cada paciente.
- Desayuno: Procurar consumir siempre una infusión caliente (té, café o mate), que puede estar acompañada con leche descremada, tostaditas con queso untable descremado y en caso que no se trate de una dieta estricta, sino de mantenimiento, con mermelada. También puede ser un yogurt.
- Almuerzo: Para el mediodía se recomienda ingerir carnes con vegetales. Teniendo en cuenta la temperatura invernal se puede comenzar con un caldo antes del plato.
- Merienda: Al igual que el desayuno, consumir preferentemente una bebida caliente acompañada con alguna tostada o en caso que se ése haya sido el desayuno, cambiar por un yogurt.
- Cena: La noche es el momento de las pastas y el postre que puede ser una compota de frutas. Los panes y las gaseosas se encuentran bajo la clasificación "prohibidos".
(Fuente: Pro-Salud)