Montevideo alojó a 500 estudiosos de radicales libres
No siempre son negativos, aunque pesan mucho en el envejecimiento de los tejidos. Las últimas investigaciones sobre radicales libres hablan de la incidencia de la dieta y los hábitos. Para profundizar en los últimos avances, unos 500 científicos de todo el mundo se reunieron en Montevideo, en un evento en el que participó el Premio Nobel de Medicina. "Toda la investigación quedó proyectada y estimulada", destacó el profesor Rafael Radi.
Emitido a las 9.11.
EMILIANO COTELO:
No todos los días llegan a Montevideo 500 científicos de todo el mundo, entre ellos, además, un premio Nóbel de Medicina. Pero eso ocurrió esta semana.
Supongo que han escuchado hablar de los "radicales libres" y del impacto que su exceso tiene en el envejecimiento de nuestras células.
Sucede que el estudio de estos átomos tan nocivos es actualmente una de las áreas más dinámicas de la investigación científica. Por eso, los especialistas en este tema se reúnen con frecuencia para compartir sus trabajos.
Esta vez, buena parte de esos expertos se encontraron en nuestro país, desde el domingo hasta el ayer.
Sobre las novedades que dejó este congreso (Free Radicals in Montevideo 2007) vamos a conversar con uno de sus principales organizadores, el doctor Rafael Radi, profesor de bioquímica de la Facultad de Medicina en la Universidad de la República y presidente de la Sociedad de Biología y Medicina de Radicales Libres.
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EC - ¿Hoy se sabe con bastante certeza que los radicales libres son la causa directa del envejecimiento celular de nuestros organismos?
RAFAEL RADI:
Sí, en un contexto un poco más amplio, sin duda que los radicales libres son no el único pero un componente muy importante, que pesa mucho en el envejecimiento celular de los tejidos en general.
EC - ¿Cómo podemos explicar en términos sencillos qué son los radicales libres y cómo operan?
RR - Son moléculas, pequeñas partículas que por un lado se forman permanentemente dentro de nuestro organismo, como un subproducto no deseado de la respiración celular. Es decir, vivir consumiendo oxígeno, respirar, utilizar el oxígeno para generar energía es desde el punto de vista evolutivo una gran ventaja frente a los organismos anaeróbicos, que viven sin oxígeno, pero conlleva un pequeño riesgo, que es que entre 0,5% y 1% de ese oxígeno va a la formación de estas especies tóxicas denominadas radicales libres del oxígeno. Esos son radicales libres que formamos nosotros. A veces los sistemas celulares se descontrolan y ese 0,5% pasa a valores mucho más altos.
Y por otro lado estamos expuestos a una cantidad de radicales libres del ambiente...Llámense contaminación ambiental, tabaquismo, metabolismo de drogas y radiación ultravioleta. Entonces tenemos formación de radicales libres por nuestro propio organismo en condiciones basales, que está exagerada en condiciones de ciertas enfermedades, y también estamos permanentemente expuestos a los radicales libres que están con nosotros en la vida cotidiana. Ambos, los internos y los externos, atacan a nuestras células. Tenemos sistemas defensivos que nos protegen pero nunca son 100% eficientes. Depende del volumen del ataque y del volumen de la neutralización cuál será la salida al sistema.
EC - En principio los radicales libres en sí mismos no son negativos.
RR - En los últimos cinco o seis años la visión que teníamos en la década de los 90, de que en todos los casos los radicales libres eran negativos y tóxicos, se ha estado revisando hacia una ampliación del concepto. Hoy sabemos que pequeños niveles son eliminados e incluso que algunos radicales libres son beneficiosos. En particular hay uno, el óxido nítrico, que participa en la vasodilatación de las arterias (que condujo a ganar el Premio Nóbel al doctor Luis Gnaro, que estuvo con nosotros). Pero cuando se producen en exceso se sobrepasan las defensas antioxidantes y empiezan a aparecer daños y alteraciones en sustancias críticas para nuestro funcionamiento. Hay aspectos regulatorios de la fisiología de los radicales libres, hay aspectos tóxicos y hay una zona intermedia desde la regulación a la toxicidad.
EC - ¿Podemos señalar algunos ejemplos concretos de envejecimiento celular debido a un exceso de radicales libres?
RR - Por un lado tenemos el envejecimiento como fenómeno normal, inherente al ir evolucionando en la vida. Y luego está la patología asociada con el envejecimiento. Por ejemplo las enfermedades cardiovasculares, la arterosclerosis, la hipertensión, la neurodegeneración, en particular el mal de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, el cáncer y las enfermedades inflamatorias crónicas, sobre todo en las articulaciones. Tanto el envejecimiento normal, que no está asociado con patología, como las patologías que vienen asociadas con el envejecimiento tienen un componente de daño oxidativo. Hoy sabemos, a través de la investigación en modelos de distintos niveles de complejidad, modelos celulares, animales y estudios en humanos, que intervenir desde el punto de vista bioquímico en estas etapas retarda y puede llegar a prevenir el desarrollo de ciertas enfermedades y el mismo proceso de envejecimiento.
EC - ¿Cómo se combate el exceso de radicales libres?
RR - Es parte de lo que discutimos en forma intensa en estos últimos cuatro días. Tuvimos 12 sesiones científicas y una de ellas era justamente "Intervenciones antioxidantes y sistemas de reparación".
EC Una terminología curiosa para hablar de términos médicos.
RR - Sí, intervenciones antioxidantes y sistemas de reparación. Uno primero trata de evitar el daño. Eso se logra con un enriquecimiento de los niveles de defensas antioxidantes de nuestros tejidos.
EC - ¿Por ejemplo?
RR - Primer escalón, una buena alimentación, con un ingreso de antioxidantes alto. Estamos hablando de frutas, de verduras, de consumo moderado de polifenólicos. Por ejemplo, se ha visto que el Tannat es de todos los vinos el que tiene mayor contenido de determinadas moléculas que logran capacidad antioxidante, con efectos directos e indirectos. Pero si el daño se genera, si las defensas antioxidantes se sobrepasan, tenemos sistemas de reparación que tratan de revertir ese daño. Esa fue una de las sesiones del congreso.
¿Cómo se previene? Por un lado tenemos asuntos que tienen que ver con estilo de vida, alimentación y ejercicio. Porque el ejercicio hace una regulación hacia arriba de las defensas antioxidantes.
EC - ¿Cómo es esto?
RR - Tenemos determinadas sustancias que juegan un rol protector. Algunas de estas sustancias se obtienen de la dieta y a otras las genera nuestro propio organismo. Esa información está contenida en el ADN, en nuestro genoma, en nuestros cromosomas. El ejercicio físico genera una serie de mediadores químicos que llegan al ADN y lo activan para que aumenten los niveles antioxidantes producidos por nosotros mismos. De modo que, entre el nivel de antioxidantes que adquirimos por los componentes de la dieta y los niveles de antioxidantes que aumentan por señales que nuestro propio organismo genera, vamos logrando una mayor capacidad para la detoxificación de estas especies. Es muy claro que los individuos que a lo largo de la línea de la vida tuvieron una capacidad antioxidante alta desarrollan menos enfermedades cardiovasculares, menos cáncer y menos enfermedades neurovegetativas, o lo hacen más tarde.
EC Entonces, hay dos maneras de combatir el exceso de radicales libres. Hasta ahora hemos estado manejando una de ellas.
RR - La segunda línea de enfoque son las intervenciones antioxidantes reparadoras. Eso puede implicar una farmacología antioxidante, que puede ser con nutracéuticos, componentes de la nutrición que están disponibles en forma de comprimidos con determinados componentes antioxidantes. El concepto de nutracéuticos se ha estado desarrollando en la última década. Son componentes de la alimentación que pueden ser aislados y transformados en comprimidos. Y finalmente la farmacología clásica, que para ciertas enfermedades agudas importantes, como infarto de miocardio, infarto cerebral, está desarrollando moléculas farmacológicas de síntesis orgánicas con una capacidad antioxidante mejor que la de los alimentos. Hoy con conceptos de la química y de la bioquímica podemos inventar moléculas y dirigirlas hacia aquellos sitios donde los radicales libres se están formando. Esta nueva farmacología se discutió mucho en el congreso y seguramente va a transformar las capacidades que tenemos para actuar en el área de la salud; ya no sobre la prevención de las enfermedades sino sobre las enfermedades una vez que están instaladas.
EC - Decía que el estudio de los radicales libres es una de las áreas más dinámicas de la investigación científica. Lo leí en artículos de prensa especializada. ¿Tú compartes esa evaluación?
RR Sí. Incluso quedamos absolutamente sorprendidos por la convocatoria que tuvo nuestro evento. Porque cuando empezamos a coordinar, hace dos años, con Homero Rugo y Ana Demicola, que fueron los co-presidentes del congreso, visualizábamos una población de científicos que podía llegar a las 200 personas en la hipótesis optimista y así operamos cuando contratamos espacios para el congreso. Y nos desbordó totalmente: tuvimos 480 inscritos y algunos más que llegaron a último momento.
EC - ¿Cuál es la causa de ese auge de los radicales libres como asunto de investigación?
RR - Los radicales libres están muy al comienzo del desarrollo de las enfermedades, en los mecanismos patogénicos, y su estudio congrega a químicos, bioquímicos, biólogos celulares, biólogos moleculares, fisiólogos, patólogos, farmacólogos y médicos clínicos. Es un amplio espectro, es un universo interdisciplinario, es un área necesariamente interdisciplinaria. En Uruguay nos hemos encargado de que nuestro enfoque también sea muy interdisciplinario. De hecho Uruguay ha hecho aportes en el área a través de esfuerzos coordinados de las facultades de Medicina, de Química, de Ciencias, del Instituto Clemente Estable, del Instituto Pasteur Montevideo. Esta área nos ha permitido trabajar en forma interdisciplinaria, con una gran rigurosidad en cada disciplina. Porque la interdisciplinariedad no debe borrar nunca la especificidad... eso es un error. Pero con cada disciplina muy fuerte estos enfoques interdisciplinarios son muy ricos. Es un área muy dinámica y además muy divertida, porque uno ve el tránsito de los conocimientos de la química a la medicina clínica, de vuelta a la química...Los experimentos biológicos generan nuevas preguntas a las que los químicos tienen que dar respuesta, y una vez que los químicos sintetizan moléculas nosotros las tenemos que probar en los modelos biológicos, y a su vez en los ensayos médicos. En ese universo se mueve este tema. Y además a la gente le gustó mucho venir a Montevideo, pasó muy bien. El grupo uruguayo había ganado un espacio y la gente que vino respondió a la convocatoria pensando que el nivel científico iba a ser alto.
EC - Pensando en la gente que no tiene nada que ver con la investigación en radicales libres, pero tiene expectativas con respecto a esos trabajos por lo que pueden implicar en materia de cambios en la calidad de vida, ¿cuáles dirías que fueron las novedades más interesantes? Debe haber habido mucha información importante para ustedes pero quizás incomprensible para el común de los mortales.
RR - Un aspecto fundamental fue confirmar (ya no tanto desde el punto de vista epidemiológico sino bioquímico y mecánico) el impacto que los cambios en el estilo de vida tienen en la sobrevida o la muerte de una célula o de un tejido.
En ese sentido identificamos los componentes nutricionales que nos ayudan... Procesos metabólicos que a través de cambios como el ejercicio podemos mejorar para que nuestros vasos sanguíneos estén más saludables. Estamos entendiendo mejor la sinergia entre los Omega 3 de la dieta, los aceites de oliva, los polifenólicos del vino, la paradoja del Mediterráneo (hay poblaciones en el Mediterráneo, en Cerdeña, en el sur de Francia que son muy longevas), y mucho de eso va por los componentes de la nutrición.
Otro tema muy importante es cómo -a través de una buena alimentación y de la prevención del sobrepeso- los sistemas antioxidantes permiten que los tejidos envejezcan menos. Hay una relación bastante estrecha entre obesidad y estrés oxidativo. La obesidad se asocia con enfermedades porque los tejidos responden con una mayor producción de radicales libres. Entonces hay una esperanza de que a través de intervenciones antioxidantes podamos, si no atacar la obesidad, por lo menos algunos de sus efectos. Eso con relación al tema cambios de estilo de vida, alimentación, dieta.
EC - Estás hablando de temas que ya han ido permeando en la población en general. ¿Cuál la novedad? ¿Se avanzó en más precisión?
RR - Se avanzó en precisión, y además en la comprensión de cuáles componentes a escala de molecular de los alimentos tienen efectos protectores. Eso nos da un sustrato para diseñar y optimizar las moléculas con fines farmacológicos. Si yo detecto que un polifenol X del vino tiene un efecto protector sobre los vasos sanguíneos, luego, conociendo esas estructuras y las dianas moleculares o los blancos de esas estructuras (es decir, en qué otras moléculas esos polifenoles impactan para dar ciertas respuestas), los químicos pueden estudiarlas, verlas y a través de distintas estrategias computacionales y experimentales optimizar las moléculas para volver a los ensayos biológicos. El entendimiento genera una sinergia química-biologica que permite desarrollar estrategias farmacológicas nuevas y más rápidamente efectivas.
EC - ¿Algún otro lineamiento de trabajo que valga la pena divulgar en este momento?
RR - El otro asunto es el desarrollo de antioxidantes de síntesis, ya enfocados directamente en el tratamiento de enfermedades. Hay distintos grupos en el mundo y también en Uruguay que están sintetizando nuevas moléculas con propiedades bioquímicas que van a la inhibición o a la reparación del daño oxidativo. En ese sentido hemos visto que tanto en Uruguay como en la región tenemos buenos modelos experimentales animales en los que podemos testear en tiempos cortos. Por ejemplo, para la arterosclerosis necesitamos buenos modelos que nos permitan ver en un animal en tres meses el desarrollo de una placa o la inhibición del desarrollo de esa placa.
Toda esa investigación quedó proyectada y estimulada a partir de este congreso. Hubo el reconocimiento de la importancia de definir ciertos modelos de experimentación para que algunos fármacos puedan ser testeados rápidamente y luego transitar hacia su escalamiento para ensayos clínicos. Todo ese enganche, toda esa sinergia entre lo experimental, lo celular, lo animal y finalmente la aplicación a nivel humano está muy conocido en los países centrales pero a nosotros nos falta muchísima experiencia, porque tiene un gran nivel de complejidad. En ese camino estamos transitando. Se están formando las nuevas generaciones de investigadores y seguramente los 71 investigadores uruguayos que participaron, muchos de ellos jóvenes, nos van a ir dando futuro y nos van a permitir hacer una farmacología cada vez más racional, mejor pensada, y ¿por qué no?, desarrollar en Uruguay y la región nuestros propios fármacos.
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EC - Más allá de lo académico, me interesaba hablar de la magnitud de este encuentro. ¿Cómo fue juntar a casi 500 científicos de América del Sur y del Norte, de Europa, de Asia, de Oceanía, de todo el mundo, en la quinta conferencia de esta serie? En Uruguay no había antecedentes.
RR - No, de hecho fue la primera de este tipo en América Latina.
EC - ¿Cómo se hace para armar algo así desde acá?
RR - Fue muy difícil. Inicialmente pensamos que con nuestra capacidad en el laboratorio, en la Facultad, entre los científicos y con algún apoyo de secretaría lo íbamos a lograr. Pero llegó un momento en que la situación se nos fue de escala y tuvimos que recurrir al apoyo de una organización especializada, con la que trabajamos muy cerca. Pero hubo que ir creando una cantidad de cosas paso a paso desde la poca experiencia que todavía tiene Uruguay en este tipo de asuntos, que tienen un potencial gigantesco. Porque 500 personas, de las cuales por lo menos la mitad son profesores que vienen de países que pagan buenos sueldos, con alto poder adquisitivo...Es un cambio.
EC - Yo vi la página web del congreso. Allí se incluía una serie de recomendaciones sobre actividades que se podían desarrollar en los ratos libres, antes y después del congreso, tanto en Montevideo como fuera de la capital. Hay todo un fenómeno de dinámica turística asociado con un congreso como este. Desde ese punto de vista es clarísima la importancia, lo positivo que es para un país como Uruguay convocar a toda esta gente. Pero ¿podemos?
RR - La dificultad se crea porque uno asume en lo personal muchos riesgos. Personalmente tuve que firmar contratos con el hotel, con el Club Uruguay, con el Teatro Solís...Y eran contratos que iban contra mi persona si algo salía mal.
EC - ¿Por qué tú personalmente?
RR - Porque todavía no tenemos una organización con instituciones que se hagan cargo de posibles problemas. Tuvimos que contratar un seguro que salió 5.000 dólares, no lo íbamos a hacer pero corrimos con el riesgo. Por suerte salió todo bien.
EC - ¿Corriste tú con el riesgo?
RR - Corrí yo con el riesgo.
EC - ¿De quién es responsabilidad esa dificultad?
RR - Muchas veces las universidades se hacen cargo de estas cosas. Toman para sí el respaldo a los investigadores que generan la actividad o alguna institución estatal. Todavía no hemos recorrido ese camino.
EC - Tuvieron la declaración de interés nacional.
RR - Sí, tuvimos la declaración de interés de varios ministerios, de la Intendencia, de la escuela de grados de la Facultad de Medicina. Les agradecimos mucho, pero desde el punto de vista material es mínimo, es básicamente declarativo. El apoyo real económico que tuvimos fue 95% de instituciones extranjeras, ya sea sociedades científicas o compañías que vinieron a exponer los productos. El componente uruguayo fue marginal, y es algo que hay que corregir porque es difícil encarar estas empresas cuando lo que hay alrededor es bastante poco.
EC - Supongo que para ti y para tus colegas que estuvieron en el comité organizador en Uruguay, además de esos riesgos personales que implicó tener que firmar a título individual toda esa serie de contratos, hubo una enorme distorsión de la actividad habitual. ¿Cuánto tiempo le sacó a cada uno de ustedes en estos dos años la organización del congreso?
RR - Nos sacó tiempo del que normalmente llamamos "libre". Porque el concepto era que la actividad de facultad, académica y de investigación no se iba a modificar. Por lo tanto mantuvimos el volumen de producción, sacrificamos otras cosas, otras horas. Nos llevó un promedio de unas ocho o 10 horas por semana a un grupo de ocho o 10 personas, y en los últimos dos meses quizás más.
EC - Eso es voluntariado total.
RR - Sí, fue totalmente vocacional. Y al cerrar todo bien tenemos la gran alegría, el gran placer de haber podido ofrecer un congreso de un altísimo nivel científico. Todos nuestros colegas quedaron muy contentos y nosotros también. Claro, las futuras instancias que organicemos en Uruguay en los próximos años van a ser mucho más chicas, hasta que nos recuperemos.
EC - Es interesante anotar que hay una asignatura pendiente para la academia, para la Universidad, para el Poder Ejecutivo, para el Estado.
RR - Yo quedé absolutamente impresionado por la baja capacidad de respuesta del Ministerio de Turismo. Más allá de que recibimos una amable nota del ministro diciendo que no podía concurrir por temas de agenda a la apertura que hizo el Premio Nobel, el material de apoyo que nos dieron fueron 200 mapas, que nos pidieron que pegáramos nosotros mismos.
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Edición: Ma. Eugenia Martínez