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La prevención, el arma contra el cáncer de mama

Como todos los años, octubre fue el mes de prevención del cáncer de mama. La importancia de esa prevención se hace evidente si se tiene en cuenta que es la principal causa de muerte oncológica entre las mujeres, con 630 fallecimientos cada año. Tras este mes de actividades, los especialistas afirman que el principal desafío está en vencer el temor que genera la palabra cáncer y lograr diagnósticos cada vez más tempranos. Informe de Mauricio Erramuspe

Prevención es la palabra en la que trabajan los distintos equipos dedicados a este cáncer ya que, en los problemas oncológicos, el momento de la detección del tumor es fundamental para el diagnóstico, la evolución del tratamiento y la calidad en la sobre vida de las pacientes.

El testimonio de Teresita Martínez resume estos conceptos. A ella le diagnosticaron cáncer de mama en 2002 y fue operada con éxito en 2003, por el equipo que trabaja en el Hospital Militar: "El problema mío comenzó en un control anual que me hacía porque yo vengo con descendencias de cáncer de mama muy desde atrás, de parte de mis abuelas, mi abuela, bisabuela, mi madre, hermanas... Traigo una extensa línea de gente enferma de cáncer (...) Entonces después de los 30 años me empezaron los controles anuales y en una consulta anual me salió que tenía un tumor. Fue en setiembre de 2002 y en 2003 me operé, en setiembre. Por suerte fue un tumor cancerígeno que estaba encapsulado pero por prevención igual me extirparon los ganglios".

En este caso, la predisposición familiar es clarísima. Ese es uno de los elementos que más ayudan a los médicos a trabajar en prevención. Si tienen antecedentes en la familia, las mujeres deben controlarse ya que es muy probable que puedan desarrollar cáncer de mama.

Teresita también deja en claro la importancia del diagnóstico temprano, comparando los resultados que ella obtuvo con los que tuvieron las otras mujeres de la familia: "En la parte que empezó mi madre, mi abuela y mis tías ya era un poco como que agarraron los cánceres bastante avanzados porque todas están con las mamas extirpadas. Ahora en la generación de nosotros no porque parece que el control es más moderno, hay más medios para poder detectarlo con anticipación entonces ya ha sido mejor".

Teresita trabaja en un grupo de autoayuda que funciona en el Hospital Militar para pacientes que tuvieron cáncer de mama. Para ella ahora hay mayor conciencia sobre esta enfermedad aunque queda mucho por insistir en la difusión del problema:  "La gente como que ahora está tomando un poco de conciencia, todavía falta mucho, todavía hay que trabajar mucho más sobre este tema porque las señoras como que les disparan a los controles porque dicen que son dolorosos, para mi no es así pero bueno... Cada uno sabe lo que pasa por su organismo, su cuerpo. Me parece que hay que trabajar mucho más sobre esto para que la gente tome conciencia que realmente lo tome como una rutina, que cada seis meses o un año se haga un control como obligatorio".

El cáncer de mama es el de mayor incidencia y mortalidad entre las uruguayas. Lo sigue el cáncer de cuello de útero. Esta incidencia coloca al país en el primer lugar en América Latina y el cuarto en el mundo. Y las razones para este triste sitial son muchas e indeterminadas. La gran mayoría de los casos se da en Montevideo y en la zona costera.

El doctor Bernardo Aizen, director de la Unidad de Mastología del Hospital Militar, describió el comportamiento de esta dolencia: "Tenemos una altísima incidencia, una muy alta incidencia, una incidencia que ha crecido y que es en este momento de las más grandes del mundo, fundamentalmente en Montevideo y en la costa sobre todo, en franja costera, Pocitos y Carrasco, son una incidencia de 126 por 100.000 habitantes. Es comparable a las ciudades de más alta incidencia en el mundo. Desde el punto de vista de la mortalidad ha comenzado a descender. O sea que el problema es más la magnitud del número de pacientes que la eficacia terapéutica que no es mala. El Uruguay tiene buenos recursos para el cáncer de mama pero tiene una gigantesca incidencia de la enfermedad".

Aizen definía la incidencia como "gigantesca". Si bien no hay estadísticas caso a caso, se sabe que el 5% son casos predeterminados genéticamente y el cáncer familiar es cercano al 30% del total. Luego están los casos esporádicos, donde las causas son más difusas.

El director de la Unidad de Mastología del Hospital Militar  habló de esos estilos de vida –denominados "factores ambientales"- que inciden en este problema: "La otra cosa que influencia son los factores ambientales del estilo de vida. En ese sentido la obesidad aumenta el riesgo de cáncer de mama, dificulta su detección y empeora el pronóstico. Una obesa con cáncer de mama va a vivir menos que una delgada con cáncer de mama. El ejercicio es un factor que baja la incidencia del cáncer de mama, demostrado científicamente.  (...) Y la dieta, la dieta es muy importante, el tabaco, el alcohol, la ingesta rica en calorías, rica en grasas, ciertas sustancias, los fritos, las carnes rojas, el pollo con piel, las facturas de panadería, las cosas todas ricas de confitería... Eso tiene probada incidencia. No es causa efecto, uno no se come una masita y le viene cáncer de mama. Aumenta la predisposición. Por el contrario una dieta balanceada, en base a carnes blancas, a ciertos tipos de pescado como el atún y el salmón, lamentablemente un poco caros, ricos en Omega 3 que baja la incidencia del cáncer de mama. Sustancias como el brócoli, la cebolla, el tomate, los cítricos, las verduras, las frutas, el aceite de oliva y las aceitunas, las semillas, los porotos y eso, tiene una tendencia a disminuir la incidencia de cáncer de mama".

La doctora Susana Silveira, que dirige el Centro Mastológico del Hospital Policial, también se refirió a lo difícil que es establecer claramente las causas  que hacen que este tipo de cáncer tenga tan alta incidencia en Uruguay. Esto también sucede en el sur de Brasil y en Argentina, lo marcaría que determinadas pautas alimenticias y de estilo de vida están detrás del fenómeno.

Silveira destacó que la prevención se comenzó a desarrollar fuertemente en los años 90. Ella y un grupo de profesionales recorrieron el país hablando de este tema. El principal elemento de prevención es el examen mamográfico anual. A comienzos de los 90 sólo había tres mamógrafos en el interior del país. En 1994 la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer colocó uno en cada capital departamental: "Hoy por hoy lo que podemos decir es que se preveía en la década del 90 un incremento progresivo en el número de detección y del número de muertes. Y en aquel momento recuerdo que se dijo que para 2002, tendríamos 700 muertes por año. Eso gracias a los esfuerzos mancomunados no se dio. Al revés, si usted mira las gráficas se ha detenido en 600, 630 muertes anuales. Eso  que es muy leve que se nota en las gráficas, en las políticas de poblaciones, cuando uno analiza mortalidad poblacional, es un enorme impacto que tiene. Así que habría que esperar unos  tres o cuatro años más para ver si ese número... El mantenerse estable ya significa un descenso a lo que venía, una estabilización y la impresión es que va a tender a bajar eso. No se sabe por qué viene cáncer mamario. Es multifactorial, lo genético sólo no alcanza, lo alimentario sólo no alcanza. Hay una serie de factores que en el mundo no lo han podido aclarar. Nosotros no vamos a pretender en este momento poder dilucidarlo".

Actualmente se está realizando un estudio en muestras de sangre de pacientes uruguayas con cáncer de mama para detectar el biotipo indígena de este mal. La investigación se realiza en Canadá con muestras de todo el país y el objetivo es ver si existe algún factor específico. Si esto es así, podría ayudar en la prevención y en la atención.

Sin duda el país ha avanzado en la prevención aunque aún falta camino por recorrer. Los especialistas señalan tres hitos en este proceso. Uno fue la ley que establece un día libre pago anual para las mujeres para hacerse el papanicolau. Además, se cita el decreto del Ministerio de Salud Pública que permite una mamografía cada dos años, sin costo, para las mujeres de entre 40 y 59 años, el pico de incidencia de la enfermedad. Por último se menciona la inclusión del papanicolau con mamografía en el carné de salud laboral.

Si bien estos tres puntos son un paso adelante, no son suficientes para lograr una real y efectiva política nacional de prevención. Sería necesario llegar al examen anual y no cada dos años. En este sentido Aizen explica: "Hay un decreto del Poder Ejecutivo que marca mamografía bianual de 40 a 59 años. Yo no soy quien maneja los fondos públicos, o sea que obviamente el Estado da lo que puede. O sea que todo lo que sea gratis es bienvenido pero eso no es suficiente. Se debe hacer mamografía anual a partir de los 35 años. Y la mamografía sola no es suficiente, hay que hacer un examen mastológico integral porque hay lesiones que no se ven en la mamografía y se palpan, hasta 10% de los cánceres puede ser palpable sin verse en la mamografía. Hay mamas densas que requieren una ecografìa, hay nódulos que requieren una punción, mamografía sola es un esfuerzo loable pero no es el camino que nos va a solucionar el problema. Yo soy de la idea, y la mayoría de los mastólogos también, que este país con su elevada incidencia se merece, se debe, una campaña nacional orquestada, programada y regulada de diagnóstico temprano de cáncer de mama a nivel nacional. Es un debe que este país tiene sobre todo por la incidencia de la enfermedad".

El gobierno busca incrementar el trabajo de prevención del cáncer de mama y, para esto se apoyará en las instituciones públicas y privadas, a partir de la reforma de la salud que entrará en vigencia el 1º de enero de 2008. El paquete legal de esa reforma incluye el pago de una sobrecuota para las instituciones que alcancen metas en este trabajo de prevención que, entre otros controles, incluye las mamografías.

Jorge Basso, director nacional de Salud, explicó cómo se proponen hacerlo: "Nuestro país en ese aspecto tiene que seguir insistiendo en lograr la mayor cobertura posible. Como ustedes saben, en el marco de la reforma de la salud hay un conjunto de metas que las instituciones tienen que demostrar que las alcanzan para recibir un 6% de valor total de la cuota salud, el Fondo Nacional de Salud les va a pagar per cápita, ajustada a edad y sexo,  en el caso de las instituciones públicas y privadas, un 6% de ese valor, aproximadamente unos 45 pesos de la cuota salud, tiene que ver con que logren determinadas metas. Dentro de esas metas el examen de papanicolaou y la mamografía están incorporados de tal manera de estimular una buena performance de las instituciones en cuanto a alcanzar algunos objetivos sanitarios".

Para conseguir estas metas los centros deberán tener un registro exhaustivo de sus pacientes, en el que conste los controles que se realizaron y los que les faltan. De ese modo, podrán comunicarse con sus afiliados recordándoles la importancia de determinados controles, fijar fechas y practicar los exámenes. Además se prevé la existencia de un sistema de información nacional, que se coordine entre las distintas instituciones, de modo que cada procedimiento esté registrado, independientemente de dónde se haya realizado.

"Lo importante en este caso es que el país de alguna forma está haciendo esfuerzos, creo que deben potenciarse, en que de alguna manera todas las instituciones de salud tanto públicas como privadas, tengan claramente conocida cuál es la realidad de los controles en este caso de la cobertura de mujeres que atienden, de forma tal de que si por alguna circunstancias alguna de sus usuarias no tiene esos controles, la institución se preocupe de ponerse en contacto para recordarle la necesidad de actualizarlo en el marco de lo que técnicamente se llama los programas de atención. Es decir que no simplemente las instituciones atiendan a las personas que concurren sino que también se preocupen de que sus usuarios sigan las pautas y los controles. Nada más y nada menos en este caso que influye fundamentalmente lo que tiene que ver con el control y la periodicidad de los mismos", indicó Basso.

La información es clave, no sólo del lado de las instituciones. Los médicos apuestan a pacientes informadas que puedan reclamar los procedimientos de diagnóstico y de tratamiento.

Respecto al cáncer de mama durante mucho tiempo se insistió en el autoexamen que las propias mujeres se realizan palpando sus senos para detectar si existen durezas o nódulos extraños. Eso no ha demostrado tener un efecto preventivo relevante, ya que no contribuye a la baja en la mortalidad por esta enfermedad. Pero sí tiene un efecto en lograr mujeres más atentas y preocupadas por este problema. La manera de prevenir es realizarse un examen mastológico integral por año. Ir al médico y exigir este control. Para exigir hay que estar informado y allí entra el trabajo de difusión que encaran los distintos equipos médicos.

Por ejemplo, durante las dos últimas semanas de octubre hubo jornadas de prevención en el Hospital Policial, coordinadas por Susana Silveira, directora del Centro Mastológico de esa institución. Ahora intentarán llevar esas jornadas al interior del país, incluso en las zonas rurales en coordinación con Mevir.

"La otra gran dificultad es vencer el temor que existe en la sociedad a la palabra cáncer. Cuando uno dice: ‘a qué va a hacerse un control si está sana, no tiene nada, no le duele, no le encuentran nada’. Entonces, dice que ‘voy a detección de un cáncer o voy a prevenir un cáncer’. Ya eso genera un bloqueo en un porcentaje muy importante que no nos llega. Yo diría que ese es el leit motiv de todas estas jornadas que se armaron y en el que participaron todos los efectores. (...) Personalmente creo que la información clara y sin temor nos da a las mujeres una gran herramienta, no importa en qué lugar, en qué ciudad o quien sea nuestro médico, en qué país vivamos. Nosotras tenemos que saber qué es lo saludable para nosotras y cuál debería ser el tipo de control. ¿Qué le quiero decir? Que no es un suficiente un examen clínico, hay que pedir siempre un control radiológico, una mamografía anual y eso hay que llevarlo para que las mujeres del país lo tengan bien claro, contó Silveira".

Toda esa batería de información busca lograr diagnósticos más tempranos para que la enfermedad tenga efectos menores en las pacientes. En ese sentido, Aizen, del Centro Mastológico del Hospital Militar, explicó las ventajas de esta forma de trabajo: "Se trata de recuperar a un ser humano a su vida normal, laboral, física, familiar, con integridad corporal, psicológica y social. Antiguamente se trataba y se curaba el cáncer de mama. Pero quedaba una ancianita, vestida de negro todo el día porque no se podía ver de la mutilación. Era un precio muy caro el que se pagaba. El diagnóstico temprano habilita tratamientos no mutilantes". 

La mutilación es uno de los miedos de las pacientes. Antes, era seguro que la mama afectada se secaba completamente y eso tenía que ver con el momento en que se detectaba el cáncer. Hoy las cosas cambiaron y las mujeres tienen una calidad de vida distinta al salir de los tratamientos. Eso es lo que intentan explicar Teresita Martínez y sus compañeras, todas ex pacientes, en el grupo de autoayuda que funciona en el Hospital Militar. Se reúnen los segundos lunes de cada mes y hay unas 100 inscriptas.

"Nos ayudamos mutuamente unas a las otras en tratar de olvidar un poco lo que pasamos y los momentos feos. Yo me hice sólo radioterapia pero hay señoras que han pasado por quimioterapia que es un poco más duro el tratamiento y que también necesitan el apoyo de todos nosotros. Cuando vamos a visitar las pacientes, que lo hacemos casi todos los viernes que hay dos o tres por semana lo que hacemos es alentar a las pacientes, que no porque tengamos el cáncer se nos va a venir el mundo abajo, hay que tratar de salir adelante. Es duro cuando te dicen ‘tenés un cáncer’ pero tratamos de alentarlas y que nos vean, que estamos bien, que después de tanto tiempo pasamos un ratito feo pero que salimos adelante. Tenemos que poner mucho empeño de nosotros y seguir los controles que es lo más importante", señaló Martínez.

El "bajón" al escuchar que tienen un cáncer y la sensación de que todo se termina con ese diagnóstico, es uno de los puntos que más trabajan en este grupo. Los miedos sobre la vida después del tratamiento, incluso en cómo se verá afectada la pareja, también son un tema recurrente.

"El problema más frecuente pienso yo que es cuando le dicen: ‘tenés un cáncer de mama’. El bajón que les viene, que parece como que todo se termina. Y otro poco es también ‘lo que me puede pasar’, ‘qué va a ser de mí’ como que ya parece que es lo último que les va a pasar.  Y a veces influye mucho el problema familiar, hay gente que está muy desamparada, que no tiene el apoyo familiar. El apoyo familiar es fundamental (...) Hay pacientes que dicen que a los esposos no les importante, que les importa más la salud, que la presencia física de la persona. Pero hay personas que les gustan mucho la estética de la persona. Ahí ya empieza a hacer un poco más complicado todo porque después piensan en una reconstrucción... Pero la mayor parte ha salido bien", contó Martínez.

Silveira habló de que el gran desafío es vencer el miedo y ganar en responsabilidad: "El gran desafío es ver cómo nosotros comunicamos a la población de usuarias que tenemos por qué prevenir, cambiar la actitud y el sentimiento de esas mujeres que vienen anualmente a hacer prevención. Terminar con los miedos. Hacer una actitud responsable pero que nos permita ser mucho más libres y felices porque la mayoría de las pacientes que van está en seguimiento y es sana. Ese es el gran desafío y la estrategia a buscar entre todos".


Teléfonos de referencia:

  • Centro Mastológico del Hospital Militar: 487 6666 interno 9001
  • Hospital Policial:  508 8888