Tenencia de armas en Uruguay
La seguridad pública fue uno de los temas que más polémicas despertó en los últimos tiempos. Buena parte de la población se siente insegura y cuando no alcanza con rejas, alarma y perros, a veces surge la idea de comprar un arma. ¿Cuántas hay? ¿Creció mucho esa cantidad últimamente? ¿Qué requisitos deben cumplirse para adquirir una? ¿Cómo se comporta el mercado ilícito? ¿Qué precauciones deben tenerse cuando hay un arma en casa? ¿Se está realmente más seguro con un arma? Éstas serán algunas de las interrogantes a las que responderá el informe de Santiago Díaz.
En Uruguay hay 571.000 armas, según datos oficiales y actualizados al pasado miércoles. Esto sin contar a las armas que están en los depósitos fiscales o judiciales. El depósito fiscal reúne todas las armas y municiones importadas, previo a su distribución a las armerías. El depósito judicial reúne todas las armas en el servicio de material y armamento por disposición del juez. Se trata de armas que han intervenido en algún acto delictivo y que el juez decide que vayan a depósito para luego determinar cuál será su destino.
Tampoco se cuentan entre estas 571.000 las armas que están en poder de la Policía o del Ejército, las cuales conforman un registro aparte. Esto quiere decir que hay 571.000 armas en manos de civiles, lo cual a través de una cuenta rápida y sin mucho análisis es lo mismo que decir que cada seis uruguayos hay un arma.
Sin embargo, el coronel Marcelo Montaner, director del Registro Nacional de Armas, afirma que este es un dato interesante, pero aclara que hay otros elementos que también deben tenerse en cuenta.
"Usted recuerde que las personas jurídicas también pueden tener armas en el Uruguay. Las embajadas tienen armas registradas a su nombre, las empresas de seguridad también, organismos del Estado en general, que tienen que disponer de armas. Y luego tenemos los coleccionistas, que lógicamente se trata de gente que tiene más de un arma".
El número de armas registradas se mantiene estable. En relación al año pasado, hubo un aumento de un 0,52%, cifra similar a las de los dos años anteriores.
Entre las armas registradas, los revólveres llevan la delantera con un 43%, luego los rifles con un 23%, las pistolas con un 17% y después las escopetas con casi un 15%.
Pero para saber cómo está la demanda de armas en el mercado legal, José Zarzábal, propietario de la armería Zarzábal, contó lo siguiente: "Hace doce ó catorce años, nosotros vendíamos 100 ó 120 armas semanales, pero en la actualidad vendemos ocho ó diez. Se juntaron varias cosas. Vienen 10 personas por día a comprar armas, pero cuando le decimos los trámites que tienen que hacer, no vienen más. No sabemos si compran en otro lado sin papeles o qué, pero acá, de esos diez que vienen, te vuelve uno. O desistieron de comprar o compraron por ahí sin papeles".
Zarzábal ya introdujo el tema del comercio ilícito de armas, pero también habló de los requisitos que se precisan para comprar un arma. Desde el año 98, esos requisitos son bastante más exigentes y, según Zarzábal, esto ocasionó que las ventas disminuyeran en forma muy clara.
Para obtener el permiso de la tenencia de un arma de fuego se necesita un Certificado de Buena Conducta, un Certificado Médico de Aptitud Psicofísica, una constancia laboral o justificativo de ingresos y un Certificado de Idoneidad de conocimientos básicos sobre seguridad y manejo de armas.
Para el porte de armas, es necesario que complete el formulario "Porte de armas", que expide la Seccional Policial, solicitar un justificativo de persona honesta y pacífica, explicar los motivos de la solicitud, especificar el plazo durante el cual necesitará el permiso, cuándo se llevará consigo armas y características de las armas a utilizar. Además, deberá presentarse un certificado que avale su desempeño en el manejo de armas de fuego, expedido por un club o polígono de tiro. Certificado de Antecedentes Judiciales, sin antecedentes penales ni policiales, fotocopia de la Cédula de Identidad, fotocopia de la "Guía de Posesión de Armas" correspondiente al arma a portar y una fotocopia del certificado de tenencia. Es decir, los requisitos son bastante más duros para el porte que para la tenencia.
Según Zarzábal, estos requisitos más exigentes hicieron que las ventas bajaran: "Vino una hecatombe. Y dos años después complicaron un poco más con los rifles y calibre 22 y ahí vino la hecatombe total. Después vino la hecatombe del 2002, que los valores se fueron al doble porque eran en dólares. Como nosotros trabajamos en forma totalmente recta, eso nos perjudicó mucho. Después del 2002, la parte económica ya no afectó tanto, pero por lo de los requisitos la gente no compraba".
Uno de los requisitos más importantes es el certificado médico de aptitud psicológica. Son dos exámenes distintos, porque tenencia es distinto que porte. Tenencia es cuando la persona posee un arma en su casa y porte es cuando se traslada con ella.
El licenciado Fernando Larrosa, uno de los profesionales habilitados por el Ministerio del Interior para hacer el examen psicológico para la tenencia y el porte de armas, sostuvo: "No es lo mismo alguien que compra un rifle, y que se va al campo una vez cada tres meses, que alguien que compra un arma para defensa y la tiene cargada en su casa, o que alguien, que por ejemplo trabaja en un cambio, y usa arma permanentemente, porque traslada valores, porta el arma".
Según Larrosa, si bien hay gente que no pasa el examen, lo normal es que la gente consiga la habilitación. Pero, según él, más allá de la aptitud psicológica, el paciente tiene que manejar otras cosas a la hora de pensar en tener un arma.
"Eso siempre lo discuto con el paciente: qué uso le va a dar al arma. Porque la gente a veces piensa que todos los calibres son iguales, más últimamente que la gente está comprando armas por el tema de la defensa, que es gente que por ahí nunca tuvo una experiencia con un arma", explicó Larrosa.
Larrosa comentaba que no hay un aumento sostenido de gente que va a hacerse el examen psicológico para después adquirir el arma. Son como picos de crecimiento, generalmente generados por hechos de violencia que aparecen en los medios de comunicación.
"Está muy relacionado con lo que sucede. Estamos muy informados y hay como una cuestión de: mirá lo que le pasó al vecino, viste lo que le pasó a ese hombre en la televisión, mirá lo que le paso a aquel otro en el interior...Entonces, eso genera como una paranoia y una cosa colectiva...una sensación de que en cualquier momento me va a tocar a mí. Y cuando no hay hechos policiales tan resonantes o cuestiones tan mediáticas, ahí he notado que es lo normal: vienen dos o tres personas por semana", contó Larrosa.
Según Zarzábal, esa dificultad para comprar un arma, que surge de los requisitos que se piden, colabora para que la gente se sienta insegura.
"Sino no habría tanta buya con todo el tema de la seguridad y eso...Antes las personas venían para comprar un arma y tenerla ahí en la casa, para tirar al aire cuando se sentía algún ruido. Pero ahora la gente se siente más insegura porque no tiene el arma, y otros las habrán comprado sin documentación, anda a saber", indicó Zarzábal.
Por su parte, Julio Cesar Lestido, coleccionista de armas e integrante de la Asociación Uruguaya de Coleccionistas de Armas y Municiones, dice lo siguiente en relación a los requisitos: "Los requisitos son adecuados. Algunos establecen que pueden ser un poco exagerados, pero la persona que quiere estar dentro del marco legal, lo está. Tal vez sea un poquito más engorroso, pero me parece que los requisitos que se están pidiendo ahora son los lógicos".
No hay cifras oficiales de exactamente cuántas armas hay. Sobre esto habló el coronel Marcelo Montaner: "Creo que no es sensato ni serio manejar una cifra. Tampoco lo es extrapolar los datos de otros países de la región. Argentina tiene una realidad distinta a la nuestra, Brasil tiene una realidad distinta, porque tiene favelas y una extensión geográfica que ni se compara con Uruguay".
Sin embargo, siempre se dice que si hay cerca de 600.000 armas registradas, las no registradas, las irregulares e ilegales, son otras 600.000.
El comisario Gustavo Fernández, representante de la comisión interministerial para el combate del tráfico de armas pequeñas y ligeras, explicó de dónde viene el dato de esas 600.000 armas que estarían por fuera de las reglas.
"Se hace una proyección de acuerdo a la cantidad de armas involucradas en hechos delictivos que se constatan, de la cual, más o menos, la mitad de las armas está registrada y la otra mitad no. O sea, pero es una cantidad que no es exacta, es muy difícil poder determinarla".
Fue una comisión creada en el año 2006 por el Poder Ejecutivo y tiene como objetivo acompasar la normativa uruguaya a los acuerdos internacionales existentes en la materia.
Cuando hay un hecho delictivo en que interviene un arma de fuego, el Ministerio del Interior o la Justicia le solicitan al registro nacional de armas que chequeé la procedencia. Entonces, generalmente, cerca de la mitad de esas armas están registradas y la otra mitad no. De ahí entonces que se hace el cálculo de las armas registradas y las no registradas. Pero Marcelo Montaner dio las cifras exactas de los años 2005 y 2006. En el 2005, un 48% de las armas por las que se consultaron eran armas registradas, mientras que en el 2006 ese número ascendió al 53%.
Hay una frontera seca con Brasil que es muy favorable para el tráfico de armas y la mayoría de las personas consultadas hablaron de que conseguir un arma en forma ilegal no es algo demasiado complicado.
Al respecto, José Zarzábal contó lo siguiente: "Pero...te podrás imaginar. A mí el baile este, por estar en la línea recta, me costó una pérdida de 400.000 dólares en cuatro años. Casi nos fuimos al tacho. Después, empezamos a traer otras cosas: carpas, cañas para pesca, riles... Bueno, ahora subsistimos, pero de armería queda el nombre nada más".
En tanto, Fernando Larrosa también opinó en relación a este punto: "Como en casi todas las cosas, a la ver algo legal y al exigirse determinadas pautas y determinados requisitos, ya por su propio peso aparece el mercado negro, que siempre o hubo. Pero al aumentar el nivel de exigencia, también aumenta esa competencia marginal".
Por su parte, Julio Cesar Lestido sostiene lo siguiente: "Es como todo. Es fácil conseguir drogas en el mercado clandestino de drogas. En esto es lo mismo. Siempre va a haber posibilidades, tiene que haber y supongo que es fácil".
Hay armerías truchas, pero también se pueden encontrar, según contaron las personas consultadas, hasta en ferias. Sin embargo, el comisario Gustavo Fernández, dice que tampoco es algo frecuente: "Siempre surge el tema cuando aparece algún hecho lamentable, en el que incluso se compró un arma en la feria. Pero si bien es cierto que se venden algún tipo de armas, nosotros hemos hecho muchas veces procedimientos y vigilancia en algunas ferias y no se ha constatado que sea algo tan alarmante como parecería. Más bien son casos puntuales, no es que haya una venta continua en la feria".
Mucha de la gente que decide comprarse un arma lo hace porque se siente insegura; aunque hay gente que no, que lo hace porque tiene el hábito de cazar o porque es coleccionista, pero otros lo hacen para tener una protección más.
El licenciado Larrosa cuenta qué le dice la gente en cuanto a para qué quiere un arma: "La gente siente que puede ser atacada dentro de su casa. Lo más grave es que la gente siente que no hay códigos. Siente que si le entran a la casa, o si te van a robar, es como que la situación puede terminar en cualquier cosa, tengas o no tengas dinero. La gente no tiene tanto miedo a que lo roben, sino a la agresión, que la golpeen, que la maltraten físicamente".
El comisario Fernández afirma lo siguiente: "Normalmente, cuando vemos en la noticias, es algo que le pasa otros. Hasta que nos toca en carne propia. Es una cuestión de que a veces tener un arma me hace sentir más seguro, pero esa arma se puede volver en mi contra si entra alguien y yo no la sé usar adecuadamente".
Fernández se refiere a que es muchas veces el ladrón, o la persona que ingresa como intruso a la casa, la que saca partido del arma.
Por su parte, Lestido parece estar de acuerdo con esto último. "Yo prefiero que la persona nunca compre el arma y que nunca la use como medio de defensa. Porque nunca se sabe que es lo que puede pasar con el uso de esa arma. Para defenderse hay que tener una actitud, que no tiene nada que ver con el arma. Comprar un arma no quiere decir que tenga asegurada mi defensa, ni la de mi familia, ni la de mis bienes. Cuando yo voy a usar un arma en mi casa, tengo que darme cuenta que voy a encontrarme en una situación fuera de lo normal, sumamente estresante, que va a ser un caos y que, evidentemente, el arma puede ser usada en mi contra".
Sin embargo, Lestido no está a favor de la prohibición de la compra de armas. Está de acuerdo con los requisitos que están establecidos actualmente, pero no con que se impida que las personas puedan adquirir un arma. Fernando Larrosa piensa en forma bastante similar.
"Creo que la cuestión de reprimir y evitar que la gente acceda a las armas no es una solución. La solución es la educación y que la gente sepa qué es lo que está comprando, sepa la responsabilidad, sepa el manejo de los límites...la persona tiene que saber qué puede pasar si tiene niños en la casa, si tiene personas con problemas mentales...Me parece que la gran cuestión es educar, no tratar de que la gente no acceda. Es algo que ya está y que si, de última, no se accede legalmente, también hay un submundo, al cual es muy fácil acceder, y todos lo sabemos".
Las armas implican peligros y también muchas responsabilidades para sus dueños. Lestido explica una de las precauciones que deben tenerse en cuenta: "La persona que compra un arma tiene que ser responsable las 24 horas. Si él tiene un arma adentro de la casa, mientras él está en la casa el arma puede estar cargada. Y para evitar accidentes, cuando él sale de la casa, debe descargar el arma. El arma no puede estar cargada cuando él no está en casa".
Otro riesgo importante es la presencia de niños en la casa. Los especialistas dicen que, si hay un arma en la casa, lo peor que puede hacerse es ocultarla. Según Larrosa, hay que desmitificar el tema y sacarle a los niños la curiosidad de lo prohibido. En tal sentido, Lestido está de acuerdo con esta política: "Lo mejor que puede hacerse es educar a los menores. Hacerles ver lo que es un arma y el daño que puede causar. Pero para eso, uno tiene que saber. De nada me sirve tener un arma si nunca la usé, si nunca fui a probar y si nunca fui a un club en donde me enseñaran a tirar. Más allá de cumplir los requisitos, después tengo que ir al menos una vez al año a tirar. Y cuando voy, tengo que llevar a mis hijos para que vean lo que es tirar, que vean el ruido que hacen y el daño que pueden producir. La mejor manera es educar. Prohibiendo y escondiendo no voy a producir nada, solamente la curiosidad".
Más allá de que esté bien o de que esté mal, o que sea bueno o malo, lo cierto es que hay 570.000 registradas en manos de civiles en Uruguay. Y tal vez haya otro tanto de armas irregulares e ilegales. Las armás están y a esto apunte el próximo testimonio de Fernando Larrosa.
"Dada la realidad, no podemos mirar para el costado ni negarla. Porque los hechos superan cualquier teoría y cualquier discusión filosófica. Dado los hechos, eduquemos. Eduquemos en el manejo del arma, en la responsabilidad y en los límites", expresó Larrosa.