Alertan sobre una "generación de niños obesos"
La obesidad crece en el mundo entero. El alto consumo de comidas preparadas y los hábitos de vida sedentarios transforman el exceso de peso en un problema cada vez más frecuente. Y en el caso de los más pequeños se llega a hablar de que vamos "hacia un generación de niños obesos". Padres con sobrepeso que transmiten esos hábitos a sus hijos, generando un círculo vicioso del que no se sale con restricciones sino agregando más ejercicio y alimentos saludables. Informe de Mauricio Erramuspe.
En Uruguay, uno de cada cuatro niños de entre 9 y 12 años, tiene sobrepeso. En general, uno de cada 10 niños tiene problemas relacionados con la gordura, según una encuesta nacional desarrollada por el médico endocrinólogo Raúl Pisabarro. Esto marca un aumento de la obesidad infantil en nuestro país, coherente con lo que pasa en el resto de Occidente. Tanto que se llega a hablar de ambientes "obesógenos".
Para saber cuáles son las razones de este fenómeno consulté a la nutricionista Adriana Picaso. Ella consideró que es "indudable" el aumento que está teniendo este problema. "Indudablemente está habiendo un aumento de población infantil con temas de sobrepeso. Haciendo un poco de memoria, por allá por la década de los 80 era raro o había muy pocos casos de niños con sobrepeso que eran traídos a la consulta con idea de bajar. Y era excepcional que tuvieran asociado, o comenzaba a verse los primeros casos de niños que además de sobrepeso, tenían presión alta o colesterol elevado. Fijate que en estos días la consulta de niños con sobrepeso que tienen asociados enfermedades como el colesterol, como al presión, como el ácido úrico elevado se está haciendo no digo moneda corriente pero mucho más frecuente de lo que era en otros tiempos", explicó Picaso.
Las razones de este incremento fundamentalmente se dividen en dos grandes capítulos: hábitos alimenticios inadecuados y sedentarismo. Picaso lo explica. "Por un lado hábitos alimentarios inadecuados. Los chicos comen demasiada comida, comida en exceso, sobre todo rica en calorías, en grasas, en azúcares, en sal, comidas rápidas, comidas al paso, snacks, golosinas y un hecho que hay que recalcar: los chicos tienen una costumbre muy arraigada en el consumo de refrescos. El refresco ya de por sí tiene un aporte calórico muy importante, pero muchas veces va en detrimento o sustituye los alimentos que son más sanos como por ejemplo tomar un vaso de leche o un yogur. Y acá le engancho como causa del exceso de obesidad que hay en estos niños la falta del desayuno. Los chicos por falta de tiempo, por no tener la presión de los padres de desayunar empiezan a saltear el desayuno, se van a sus actividades sin tomar ese primer alimento. Lo que se logra sistemáticamente es que en el correr de la mañana se trate de comer algo porque empieza a haber hambre y en general lo que se elige no es lo de mejor calidad. Se termina comiendo un alimento que puede aportar las calorías pero no los nutrientes que ese niño necesita. Y hablamos concretamente de lo que puede ser un alfajor, un snack, una comida rápida, o muchas veces un refresco", dijo la nutricionista.
Como muchas otras cosas, el exceso de peso también comienza con el ejemplo. Esta semana se supo que el 60% de la población adulta uruguaya tiene sobrepeso. Los padres obesos o con problemas de sobrepeso tienen más chances de que sus hijos tengan este problema y por lo tanto deben redoblar el cuidado y modificar hábitos para que los niños de la casa los imiten. Un varón hijo de una madre obesa, según datos de Pisabarro, tiene 10 veces más riesgo de ser obeso. En el caso de una niña, hay 17 veces más riesgo. Picaso se refirió a cómo se conforman estos ambientes "obesógenos".
"Yo le agrego otro factor que no es determinante pero que sí incide para que haya cada vez más niños obesos que es el hecho de que en los padres la obesidad se ha instalado en forma también muy fuerte. Por herencia genética y por el ambiente en el cual viven los padres con sobrepeso, sabemos que de dos padres gordos, el 80% de sus hijos va a padecer la misma enfermedad, va a ser gordo. Esto también va incidiendo para que haya más niños gordos. Se habla en general de un ambiente obesógeno, un ambiente tóxico, un ambiente que contribuye a que haya cada vez más niños con sobrepeso. (...) El 90% de los niños gordos serán adultos gordos a menos que hagamos algo. (...) Los niños aprenden con el ejemplo y en alimentación también. Para lograr tratar a un niño obeso es fundamental comprometer a la familia que es lo más difícil. Los padres entienden o piensan que el problema es del chico, que no es de ellos. Y si el niño tiene problemas de sobrepeso y se lo lleva a la nutricionista, al médico o al pediatra y da la indicación y el niño no lo hace, ellos no tendrían una incidencia. El niño obtiene resultados cuando atrás de ese niño con sobrepeso hay una familia comprometida", señaló.
El sedentarismo es determinante y es uno de los factores que hace que se hable de que vamos hacia una generación de niños obesos. La falta de ejercicio y la cantidad de horas expuestos a la televisión y los videojuegos, no sólo complican la quema de calorías, sino que fomentan su consumo. Picaso decía, por ejemplo, que los chicos ven los deportes a través de la pantalla, juegan con los deportes a través de una computadora, pero no los practican.
Este lunes 14, el diario Clarin publicó que un reciente estudio realizado en España indica que cinco horas de ejercicio a la semana servirían para frenar la pandemia de obesidad. Durante cuatro semanas, chicos de 11 a 13 años comieron la misma comida del comedor escolar, que les aportaba diariamente entre 2.000 y 2.100 calorías, de 200 a 300 más que las recomendadas. Estaban divididos en tres grupos: sedentarios (que no hacían más que las dos horas de actividad física de la escuela), activos (cinco horas semanales de ejercicio) y deportistas (más de siete horas).
"Los que hicieron cinco horas de ejercicio físico, a la misma intensidad moderada, con un gasto energético de unas 200 calorías por sesión, mejoraron sus índices de masa corporal", explicó el médico del deporte y profesor de la Universidad de León, Gerardo Villa, a cargo del trabajo. Por otro lado, Clarín recogía las declaraciones de Olga Ramos, pediatra especialista en nutrición infanto juvenil. Para ella es cierto que los niños hacen muy poco deporte, "mientras su ingesta calórica es superior a la de hace 20 años, propiciada por la industria de las gaseosas, los snacks y demás. La comida se transforma en grasa y no en energía. Es irrefrenable y preocupante: vamos hacia una generación de obesos", decía Ramos a Clarín.
En Uruguay también hay preocupación por la falta de ejercicio de los niños. Pisabarro señaló que el 31,7% de los niños sólo hace ejercicio en la escuela o colegio. El médico habló de las complicaciones que puede tener un niño con sobrepeso. "Ya se sabe que el niño obeso ya tiene propensión a tener resistencia a la insulina, ya se sabe que está depositando el colesterol en las arterias, que hay inflamación en las arterias. Ahora estamos viendo adolescentes con diabetes del adulto, cosa que antes no se veía. Ser un niño obeso significa un aceleramiento de todo los procesos que se llama sindrome metabólico, que está vinculado a la grasa en el abdomen que va a acelerar los puntos finales metabólicos que son la diabetes tipo II y la enfermedad cardiovascular, concretamente el infarto de miocardio. Se está viendo gente joven con infartos por ejemplo vinculados a este mecanismo. De modo que ser obeso en la niñez no es realmente algo que sea banal desde el punto de vista metabólico, es algo muy importante", afirmó Pisabarro.
"Es un tema serio que lamentablemente a veces se minimiza". Así hablaba Pisabarro que también advirtió que el tratamiento no es sencillo y que no se puede fracasar. "El tratamiento también es complejo porque tenemos que recordar que estamos en una etapa de la vida muy complicada. No se puede fracasar porque se genera un estigma en el niño. Hay que controlar la pubertad porque a veces veo horrores donde se hace una dieta en la que se le hace bajar al niño y de pronto si el niño no es un obeso mórbido, la estrategia si está en pubertad es no bajar pero que no aumente, se va a ir estirando solo. Se baja puntualmente en ciertas situaciones pero con mucho cuidado. ¿Por qué? Porque está creciendo y podemos alterar eso. ¿Por qué? Porque está desarrollándose como hombre y como mujer y también podemos enlentecer todo esto. También tenemos que tener cuidado en todo eso", advirtió.
Este año el Programa de Nutrición del Ministerio de Salud Pública llevará adelante una encuesta nacional para conocer los hábitos alimenticios de los niños y adolescentes. El dato principal que se plantea conocer es la frecuencia en que se da el sobrepeso en el país pero también el impacto de las acciones educativas que se han emprendido para promover hábitos saludables. La encuesta insumirá nueve meses de trabajo de campo y se estima que en abril de 2009 comenzarán a aparecer los datos. Los plazos se deben a que el proyecto es muy ambicioso, explicó Martha Illia, directora de ese programa. "Este estudio especial que pedimos hacer que en este caso es una Encuesta Nacional de Nutrición tiene distintos componentes. Desde el relevamiento de datos generales, estudios clínico antropométricos, estudio de consumo... Es decir queremos no solamente conocer los hábitos que ya por distintos estudios se conocen, sino tipificar, cuantificar, el consumo de los distintos grupos de edad. Si yo no lo tengo cuantificado lo sigo teniendo cualitativamente o estimativamente. Si no lo tengo cuantificado no voy a poder saber si tengo impacto en todas las acciones educativas que estamos haciendo y después estudiar los alimentos que la población consume para ver cómo está en su composición, en ácido grasos trans, por ejemplo, o en algunos nutrientes problemas o en algunos componentes como contaminantes que pudieran interesar desde el punto de vista de la salud pública", explicó Illia.
La encuesta analizará la población menor de 20 años y a las embarazadas. La doctora Illia habló del diagnóstico del que se parte para este estudio. "La población tiene un gran problema que es la malnutrición por exceso, el sobrepeso y la obesidad es el problema más frecuente. Y en eso, además, está asociado al retraso en el crecimiento que afecta a todos los grupos de población pero es mucho más importante en quienes padecen pobreza extrema o indigencia. Después existen problemas de desnutrición, o sea malnutrición por déficit, que están concentrados en estos últimos grupos, los que padecen pobreza extrema e indigencia", afirmó.
También se está diseñando una campaña de difusión de hábitos alimenticios saludables en la población, a través de los medios de comunicación. Ya se puede bajar del sitio web del MSP una guía que aclara cuáles son esos hábitos y cómo adaptarlos a la dieta de los uruguayos.
La nutricionista Adriana Picaso explicó cuáles son las recomendaciones para mejorar la alimentación de los niños. Está claro que los centros de enseñanza tienen un rol que jugar, sobre todo a la hora de las meriendas. "Creo yo que se necesitaría un compromiso mayor a nivel de escuelas y de instituciones privadas donde exista una norma de que la comida de la cantina, o la comida del recreo, sea comida de buena calidad. No sirve de mucho educar en el aula o en la clase sobre hábito alimentarios y alimentación de buena calidad cuando el chico sale al recreo y por cinco pesos consigue cualquier comida rápida, un snack, una golosina o un refresco que entonces tira por tierra lo que se estuvo hablando en la clase. Yo creo que acá se necesita primero entender que el tema que está habiendo de obesidad en los chicos no es un tema estético, no es que el gordito, el nene, la discriminación sino que es un tema de salud y que tenemos que atacarlo para que las próximas generaciones logren controlar en algo esta pandemia de la obesidad", afirmó.
Educación, perseverancia y continuidad en los mensajes, fueron las claves que propuso Picaso para modificar hábitos que les pueden estar haciendo mal a los niños. Tratar de sustituir algunos de los alfajores por frutas o los refrescos por licuados pueden ser algunas de muchas ideas. La actividad física en conjunto, también. "Apuntar a un estilo de vida más sano, a que la familia se comprometa a ese cambio de estilo de vida donde la alimentación saludable... Invito a volver a comer alimentos naturales, sin tanta elaboración, alimentos hechos en casa, la comida casera y fomentar el ejercicio. Pero no solo en el mandar al nene a que juegue a la pelota sino en jugar con él, no decirle que tiene que hacer ejercicio sino que los padres se comprometan en vamos al club, vamos a pasar la tarde en el club, vamos al parque, a la plaza que haya en el barrio. Salgamos a hacer una caminata, vayamos a la playa. Tratar de buscar el cambio a nivel de la familia, del núcleo que es el que educa, el que logra cambios importantes a nivel de la población, de los chicos y también de los grandes", consideró Picaso.
Por su parte, Pisabarro explicó que no se trata de restricciones. "Sin restricciones, no es un tema de restricciones de caloría. Coma una comida sana, use un aceite saludable, use ensalada, coma cuatro o cinco frutas por día, porciones verdes también, que use lacteos descremados que son muy importantes también... es fácil decir eso pero un niño que viene comiendo muy mal hay que negociar para llegar a eso. Los padres lo primero que tienen que hacer es decirle que lo va a comer pero tal día y tal día. Esa podría ser una estrategia. El tema es muy grave porque lo que pasa dentro del niño es un proceso lento de enfermedad de las arterias, para resumirlo, pero eso es un tema que se paga después".
En cualquier caso se reconoce que el proceso de educación alimenticia es lento y que demanda mucha paciencia y firmeza. Y lo que hay que disminuir son las grasas saturadas (es decir, sólidas a temperatura ambiente) y las grasas de origen vegetal. Y ahí es que se complica porque las comidas rápidas, las galletitas o los alfajores están llenos de esos componentes. Las tandas de la tele, también.