Entrevistas

Docentes del Liceo 38 reclaman: "sentimos que nos fueron dejando solos"

Los docentes del Liceo 38 de La Teja se preparan para retomar gradualmente las clases, mientras esperan que Secundaria cumpla con lo prometido luego de los graves incidentes de la semana pasada. La violencia en el Liceo 38 "no es algo nuevo", según Nidia Correa, profesora de ese centro, quien explicó que si bien entienden que muchas veces los alumnos "no tienen para comer" y que tienen "carencias afectivas, económicas, culturales", necesitan que las autoridades los ayuden. "Sentimos que nos fueron dejando solos", dijo, y aseguró que el liceo tiene varias carencias que deben ser solucionadas por Secundaria: "es evidente que con la tiza y el pizarrón no alcanza".

(Emitido a las 7.44)

EMILIANO COTELO:
A las 8 de la mañana se hará presente en el liceo número 38 de La Teja el equipo multidisciplinario prometido por el Consejo de Secundaria para analizar, junto con los docentes, los episodios de violencia que se registraron el jueves pasado y todo su contexto de antecedentes.

En la reunión que mantuvieron con los padres el sábado al mediodía, los profesores dejaron claro que no estaban dispuestos a retomar las clases hoy y que esperaban la reunión con ese grupo de especialistas. Mañana se supone que se retomarán los cursos de los primeros años, y paulatinamente luego se reiniciarían las clases en los demás grupos.

Estamos con la profesora Nidia Correa, docente de Biología en el liceo 38. El viernes la ubicamos ya avanzada la mañana, sobre las 9, cuando estábamos con poco tiempo y nos impresionó su necesidad de dar la versión de alguien que había estado allí, de cómo habían ocurrido las cosas el jueves y los antecedentes. Nos pareció que era imprescindible, después de esa entrevista tan breve, retomar el asunto hoy, con las novedades que se dieron durante el fin de semana.

¿En qué situación están las cosas hoy?

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NIDIA CORREA:
Hoy estamos con la expectativa de ver si se dieron cuenta de que nosotros queremos un trabajo serio con el liceo. No queremos que esto quede otra vez en nada, no es la primera vez que ocurren episodios de violencia en el 38 y cada vez son peores. El año pasado saquearon la cantina los chiquilines. No es algo nuevo.

EC - Alumnos saquearon la cantina el año pasado.

NC - Sí, la cantina estaba cerrada porque la mujer que tenía la licitación estaba de duelo y los gurises, en un estallido de violencia, la robaron toda dos veces en la mañana.

EC - ¿Y este año cómo venían las cosas?

NC - Como todos los años, con una violencia que crece dentro del liceo a medida que pasa el tiempo. Es un poco por la modalidad de trabajo en general del sistema, un poco permisiva con algunas cosas.

EC - ¿La modalidad de trabajo es permisiva?

NC - Sí.

EC - ¿En qué sentido?

NC - Los límites no son claros, no discutimos el hecho de que los chiquilines tienen que estar en el liceo, todos los docentes creemos que es bueno que el derecho a la educación sea una realidad, pero eso debe ser acompañado por mucho trabajo en todo el sistema y no es así. Entonces de hecho se amontonan los gurises en el aula y nada más.

EC - Uno de los detalles que ustedes denuncian es la insuficiente cantidad de adscriptos.

NC - Sí, tenemos cuatro adscriptos en cada turno, pero es un liceo de tres plantas, con un número altísimo de estudiantes, casi 500 alumnos por turno, con una problemática particular en su forma de vincularse. Toda esta explosión de violencia es consecuencia de eso.

EC - ¿Qué análisis hacen ustedes? ¿Por qué pasa todo esto en el liceo 38? He escuchado algunos testimonios a propósito de cuánto incide la superpoblación. Son 1.200 alumnos en total.

NC - Sí.

EC - Y además, en esa masa es minoría el grupo de alumnos que pertenecen estrictamente a La Teja, la mayoría viene de otros barrios, de Casabó, del Cerro, de Paso de la Arena, llegan de 24 barrios distintos, según dijo un profesor. ¿Cuánto incide eso?

NC - Muchísimo, porque incide en el sentido de pertenencia de los alumnos a la institución. Cuando el liceo tiene alumnos en su mayoría del barrio, vive la cultura del barrio. De hecho en los otros tres liceos que hay en La Teja, que tienen más población de alumnos del barrio, los chiquilines tienen otro vínculo con el liceo en sí. En este caso no es así.

Hace años que reclamamos la construcción de un liceo donde se necesita, en un lugar que se llama Las Cadenas, al final de Carlos María Ramírez, para cubrir a la población. Al que entra al 38 a veces le implica traslados con dos ómnibus para llegar, no es nada sencillo para los chiquilines. A principios de año, cuando no tienen los boletos, algunos chiquilines caminan, porque no tienen dinero para ir en ómnibus.

EC - Pero además del desarraigo, del hecho de no sentir el barrio, ¿qué otras características tienen esos jovencitos que hacen que utilicen la violencia con tanta frecuencia?

NC - En general ellos viven en ambientes violentos. Tenemos que reconocer que muchas veces no comen, no tienen para comer, tienen múltiples carencias de todo tipo, afectivas, económicas, culturales. Yo he hecho salidas didácticas con ellos al Centro, a museos, y no conocen el Centro, caminan una cuadra por allí y no saben ni qué plazas había. Son personas que viven una serie de problemas fuera de la institución que se trasladan hacia dentro. De hecho, para el proceso de enseñanza-aprendizaje un alumno que no ha logrado comer lo suficiente, que no tiene los nutrientes necesarios, ya está perjudicado. Esto es una combinación de muchas cosas, la violencia que ellos sueltan en el liceo no se da sólo en el liceo, es su código de comunicación, se manejan en la violencia.

EC - ¿Qué pasa dentro de las clases? ¿Cómo es su relación con los alumnos?, ¿qué cantidad de estudiantes tiene cada grupo?

NC - En el 38, en la mañana, que fue el turno en el que ocurrió la explosión, hay 40 en todos los grupos; en la tarde hay entre 35 y 40, pero están superpoblados todos los grupos del liceo.

EC - ¿Y cómo le va a usted cuando trata de comunicarse con sus alumnos en la clase?

NC - En algunos casos el vínculo es muy bueno, yo quiero mucho a mis alumnos del 38 porque afectivamente son muy demostrativos y reconocen el esfuerzo y el trabajo de los docentes. En otros lados no es así, pero ellos todo lo contrario, reconocen el esfuerzo, el trabajo, las clases planificadas.

Todo eso está bien, pero en algunos casos otros problemas de fuera, en casa, problemas de todo tipo generan que de repente dos o tres distorsionen el funcionamiento de la clase: se paran, gritan por la ventana, patean las puertas. Eso lo podés controlar si el chiquilín reconoce que está haciendo algo mal, pero hay estallidos de violencia por pedirle que se corra de banco, una cosa que no debería pasar, porque no es una agresión pedirte que te cambies de lugar.

EC - Se lo preguntaba porque leí el sábado en El Observador el testimonio de un profesor –cuyo nombre no se suministra– que me impresionó, porque en un momento dice: "Tengo la sensación de que estoy pintado ahí dentro".

NC - Sí, hay momentos en que es así.

EC - "¿Qué sensación tengo? De que estoy pintado ahí dentro, de que hacen lo que quieren. En ocasiones mi trabajo se vuelve insalubre y poco estimulante. A veces estoy en una clase y digo, sorprendido, para mí mismo: ‘Por favor, ¿qué hago acá?, por favor, que suene el timbre’." ¿A usted le ha pasado eso?

NC - No en ese extremo, no en un instante en el salón, pero con el tiempo de trabajo, sobre todo en un liceo como el 38, todos los docentes en algún momento pedimos: "Por favor, que suene el timbre. ¿Para qué hice esto que no funciona, no sirve? ¿Qué estoy haciendo mal?". Los chiquilines a veces se te van a otra cosa.

EC - En la corta entrevista del viernes usted insistió mucho en la necesidad de contar con apoyo, en que la tarea de contención que los profesores tienen que desarrollar no quede únicamente a cargo de ustedes. Por ahí van algunos de los reclamos que surgieron en la reunión del sábado.

NC - Sí, casi todos.

EC - ¿Puede detallarlos?

NC - Pedimos siete adscriptos más, que implican un apoyo de todo tipo, porque son el  vínculo más directo; el adscripto es la conexión entre el docente y el alumno en otras instancias que no sea el trabajo de aula, es el que está siempre ahí, el que los ve todos los días, el que está en contacto con ellos, el que conoce todos sus problemas y está en directo contacto con los padres (a pesar de que nosotros podemos llamar a los padres todas las veces que sea necesario). Pero el adscrito es el que está ahí siempre, el que los ve en el recreo, los conoce, tiene otro vínculo con ellos. Y tenemos pocos, no son suficientes, terminamos cuidando nosotros los recreos y nosotros necesitamos los cinco minutos de descanso como los alumnos. En el 38 es imposible, porque el recreo parece una batalla campal, necesitás estar ahí, atendiendo, separando. En una reunión una profesora decía: "Yo a veces me siento como en la guardería, agarro a los gurises de la mano, los llevo al salón, los arrastro". Porque, si no, es imposible el funcionamiento dentro del liceo.

EC - Desde la audiencia preguntan si, más allá de los reclamos que ustedes formulan sobre escaso apoyo de personal de adscripción, en el caso del liceo 38 el ausentismo de los docentes no juega. Porque ese un problema en general en Secundaria.

NC - Sí, no lo desconocemos, hay una combinación. Pero en este caso, en este inicio de año no ha sido tan alto. De todos modos, quiero hacer una aclaración sobre el ausentismo de los docentes, porque en todos los medios se habla del tema, de que los docentes faltan, y es cierto pero no es bueno generalizar, es como en todos lados, todos tenemos algún compañero en el trabajo que se hace el vivo y no va por cualquier cosa, eso pasa. Pero me gustaría que se hiciera un estudio serio del índice de enfermedades psiquiátricas, de licencias porque ya no se puede más, porque cosas como las que vivimos nosotros se han vivido también en otros liceos. Se hace imposible, hay gente que trabaja 60 horas, 60 horas de docencia directa es sacrificar tu vida entera, porque tenés otro tanto de trabajo fuera. Un docente que trabaja 40 horas tiene otras 40 entre corrección y planificación en su casa. Más todo el estrés que significa que con cada grupo trabaja con el equivalente en alumnos a dos grupos enteros, porque 40 serían dos grupos, no uno.

EC - ¿Qué otros reclamos formulan?

NC - Pedimos adscriptos, pedimos dos profesores orientadores pedagógicos, que son personas que coordinan el funcionamiento de todo el liceo, mantienen en contacto a los docentes con la dirección, con los alumnos, con los padres, generan actividades diferentes, programan las salidas didácticas, se encargan de todo eso. En el liceo hubo una hace muchos años, muy buena, pero el cargo se perdió y no hay más. Es un cargo importante, es una persona que siempre está ahí. Pedimos una por turno.

Y después se pide toda una serie de recursos de todo tipo: didácticos, desde libros hasta juegos, radiograbadores, cosas que se necesitan para trabajar. Puede parecer insólito y es ridículo que haya que pedirlas así, pero en un liceo con estas características, si querés hacer otro tipo de trabajo con los chiquilines tenés que disponer del material. Es evidente que con la tiza y el pizarrón no alcanza, no los lográs motivar.

EC - Piden un reproductor de video, un reproductor de DVD, dos televisores, dos minicomponentes, un retroproyector y 16 pizarrones nuevos.

NC - Sí, todos los pizarrones del liceo están absolutamente destruidos.

EC - Pero los elementos electrónicos, ¿existen en el liceo?

NC - Existen algunos, hay televisores que están en un estado lamentable. Los profesores de música y de inglés usan mucho radiograbadores, pero todos están mal, no funcionan, no se escucha bien y no sirven. No disponemos de un material adecuado para trabajar, no hay ni un espacio.

Yo soy docente referente en educación sexual, tengo que hacer talleres con los gurises y no tengo dónde, porque el espacio del salón no me permite hacer nada y no hay un salón multiuso, no hay un salón de actos, no hay un lugar donde reunir a los padres para que vean equis cosa que han hecho sus hijos. El liceo 38 no tiene esos espacios, y los necesita. A los chiquilines hay que contenerlos, hay que trabajar con ellos, hay que buscar otras modalidades. El trabajo con este tipo de población requiere una modalidad diferente, no el simple pararse adelante y dar la clase, algo que está perimido para cualquier tipo de grupo, pero en el 38 más aún.

EC - Piden un tope de 25 alumnos por grupo. ¿Eso es viable a corto plazo?

NC - Pretendemos que lo sea, que se organice el sistema de la manera que se pueda. La sugerencia de Alex Mazzei fue que saliéramos a buscar edificios para alquilar, bárbaro, quizás lo hagamos, pero no nos corresponde a nosotros salir a buscar edificios para ver dónde poner a los chiquilines.

EC - ¿Cómo quedó la relación con el Consejo de Secundaria después de la reunión del sábado, cuando ustedes suponían que iban a recibir a los psicólogos y los asistentes sociales y estos no llegaron? ¿Después de esa reunión frustrada se logró recomponer el clima, la vinculación?

NC - No, por ahora está todo igual que el sábado al mediodía. Vamos a ver qué pasa hoy. El viernes estuvimos horas trabajando y de esa cantidad de horas una parte importante estuvieron Alex Mazzei y otras personas del Consejo con nosotros. El problema es que todo lo que se dijo en esa reunión se tiró por la borda apenas se salió del liceo.

EC - ¿Por qué casi se tiró por la borda?

NC - Porque dentro se hizo un montón de promesas que ya el sábado no se cumplieron. Sobre el equipo dijeron: "Sí, ¿a qué hora?, ¿cuándo? Se lo damos". Pero nunca llegó. Y la forma de informarnos fue una llamada telefónica a una inspectora que estaba allí: "Deciles que no va, que se arreglen con la psicóloga que está en el liceo".

No es así, no es la forma de tratarnos, somos docentes, queremos que se respete nuestra opinión sobre las condiciones de trabajo, que no se tire siempre el discurso de que no podemos o no hacemos las cosas como deberíamos. Podemos reconocer un montón de problemas de funcionamiento, incluso lo del ausentismo, pero necesitamos apoyo y eso en el sistema no existe. Sentimos que nos fueron dejando solos de a poco, cuando salimos a los medios de prensa se acercaron y después... Creyeron que no iba a haber más nada, que con esa reunión era suficiente y que después nos íbamos a olvidar. Pero para todos nosotros fue una experiencia horrible.

***

EC - Hemos intentado tener el punto de vista del Consejo de Secundaria. Hicimos las gestiones correspondientes el viernes, sin éxito; volvimos a hacerlas durante el fin de semana, y aparentemente hoy, por razones de salud, la profesora Mazzei no podía participar en el programa. Probablemente se concrete mañana.