A un año de inundaciones, Treinta y Tres "mejor preparado"
Cuando se cumple un año de las más grandes inundaciones en la historia del país, En Treinta y Tres, uno de los departamentos que sufrió lo peor de las lluvias, "todo lo grave y urgente que tiene que ver con el territorio fue solucionado". Su intendente, Gerardo Amaral, afirmó también que se dio apoyo a "aquellas personas que tenían una empresita que fue devastada" y "la gran mayoría ya está trabajando". Además, si se produjeran inundaciones como las del año pasado, el departamento "está mucho mejor preparado", aseguró, y dijo que "si mañana hubiera una inundación de la magnitud de la de 2007, sería mucho más sencillo todo".
(Emitido a las 9.02)
EMILIANO COTELO:
Miles de evacuados, además centenares de personas afectadas por cortes de luz, problemas para acceder al agua potable, peligros sanitarios, rutas cortadas e, incluso, dos muertes. ¿Recuerdan? Ese era el panorama que se vivía en Uruguay hace un año, cuando se desataron unas inundaciones que en algunos lugares fueron de las peores en la historia del país.
El presidente Tabaré Vázquez y jerarcas del gobierno se hicieron presentes en ese momento en los puntos más afectados. El Parlamento, a su vez, aprobó medidas de urgencia para atender rápidamente la coyuntura, que afectó en particular a tres departamentos: Durazno, Soriano y Treinta y Tres.
¿Cómo están hoy esos departamentos, 12 meses después de aquella tragedia? ¿Sanaron ya las heridas que dejó el agua al retirarse? ¿Se tomaron medidas para enfrentar en mejores condiciones una eventual nueva inundación?
En los próximos minutos vamos a detenernos en el caso concreto de Treinta y Tres y para eso estamos con el doctor Gerardo Amaral, intendente municipal de ese departamento. A propósito del tiempo, ¿cómo está Treinta y Tres esta mañana?
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GERARDO AMARAL:
Sinfonía en gris mayor: estamos con algún frío, con aguas intermitentes y un cielo gris.
EC - ¿Ha habido precipitaciones en estos días?, ¿en qué cantidad?, ¿eran las que se necesitaban?
GA - Han sido insuficientes, tiene que llover bastante más aún para mitigar la acumulación de sequía que había prácticamente en todo el territorio nacional. Y ni hablar del tema cuencas, que geográficamente no nos corresponde a nosotros.
EC - ¿Hay algún pronóstico que indique una probabilidad de precipitaciones fuertes en Treinta y Tres? ¿Hay alguna eventualidad de nuevas inundaciones?
GA - Los pronósticos de mediano y largo plazo indican que va a llover bastante. El tema de las inundaciones está muy vinculado a la densidad de lluvias, es decir a que llueva mucho en muy pocas horas, que se desborde la capacidad de absorción de la tierra y de las cuencas fluviales.
Como consecuencia de aquella situación tan crítica que vivimos, estamos trabajando con el Ministerio de Vivienda en varios aspectos.
EC - Vamos a hablar de dos planos: en primer lugar, de cómo están hoy los ecos de la inundación de hace un año y después de medidas preventivas.
Si mis datos están bien, Treinta y Tres tiene alrededor de 50.000 habitantes y tuvo unos 3.000 evacuados.
GA - Exactamente, el departamento tiene 50.000 habitantes y la ciudad tiene 33.000. Y de esos 33.000, 3.000 quedaron fuera.
EC - Los evacuados fueron básicamente en la ciudad de Treinta y Tres, debido a la crecida del río Olimar.
GA - Sí, en la ciudad de Treinta y Tres, algunos en Charqueada y algunos en Vergara, pero fundamentalmente en Treinta y Tres. De esos 3.000, 1.000 tuvieron que ser contenidos en dependencias públicas y algunas privadas, y los otros 2.000 fueron absorbidos por familiares o amigos.
EC - ¿Qué ha pasado con estas personas un año después? ¿Todas han podido recomponer sus vidas?
GA - Sí, todas han retornado, las emergencias habitacionales fueron solucionadas a tiempo, las inestabilidades arquitectónicas, todo lo grave y urgente que tiene que ver con el territorio fue solucionado. En este momento estamos en la readecuación de aquellos ciudadanos que no fueron inundados solo el año pasado, que lo son en todas las inundaciones. Casas que nunca debieron ser construidas, por no haber un ordenamiento territorial, un desarrollo urbanístico planificado. Estamos trabajando con MEVIR para darles una solución cultural y económicamente aceptable a estos ciudadanos cuyos terrenos y viviendas pasarán a formar parte de los espacios públicos; se los canjearán por un espacio que entidades públicas van a comprar para que desarrollen una vida acorde con su cultura y sus tradiciones.
EC - La inundación del año pasado fue muy grande y abarcó zonas habitualmente no inundables, pero ¿cuántas eran las personas que vivían en las zonas inundables?
GA - Las que siempre se inundan son una centena de casas, siempre les toca. Esos ciudadanos ya tienen una estrategia vinculada con las inundaciones, son inundados experientes, saben qué hacer, cómo salir, en qué tiempos, todo. La inundación del año pasado fue insólita por la rapidez de instalación, sorprendió aun a los experientes, que se acostaron con el piso seco y se despertaron con el agua al nivel de la cama.
EC - ¿Esas personas volvieron a sus casas, en esas zonas inadecuadas?
GA - Exactamente, volvieron a sus casas. Dentro de la evaluación que hicimos, procuramos establecer si esos ciudadanos estaban dispuestos a mudarse. En aquel momento, cuando las heridas estaban frescas, más o menos la mitad decía que sí. Hay que hacer un trabajo, con sociólogos, con gente especializada, que ya se está haciendo, para llegar a una solución sólida, que contemple su economía, la distancia al trabajo, la dependencia del río, de la arena, de la pesca, del monte, porque no podemos "desinsertarlos" de su realidad, sería un trauma cultural que no queremos llevar adelante. Tenemos tiempo para esto.
EC - ¿Cuándo van a estar prontas las soluciones para ese centenar de personas?
GA - Ya se encontró un terreno adecuado, que era de otro organismo del Estado y lo va a comprar MEVIR. Se está llevando a cabo todo el papeleo, y posteriormente empezará ese trabajo lento, familia por familia, discutiendo su realidad, viendo cómo está su cultura vinculada al río, un lugar donde van a poder tener su quinta, sus animales, de pronto su caballo, su carro. Porque no se pueden violentar esos aspectos.
Cada vez que se ha hecho eso ha sido un desastre y después, la sociedad se queja de que esas familias trasladadas queman las ventanas, queman las puertas... Claro, pero les violentamos su cultura, y ese tipo de cosas no puede volver a suceder.
EC - ¿Qué pasa con las otras víctimas de las inundaciones, las otras 2.800? Eran personas que no vivían en zonas literalmente inundables, pero que de todos modos se vieron invadidas por el agua y tuvieron todo tipo de consecuencias, desde casas afectadas en su construcción...
GA - Pozos derrumbados, porque el peso de las aguas un metro, un metro y medio o dos metros por encima de su nivel hizo que colapsaran las paredes, que a veces habían sido precariamente construidas. Entonces tenemos dos planes, que durante este año fueron solucionando caso por caso. Uno de ellos es el Plan Pozos, para readecuar los pozos.
EC - ¿De qué pozos estamos hablando?
GA - De pozos negros, en lugares sin saneamiento, que además fueron el contaminante de las aguas. Se los está haciendo en buenas condiciones, con las familias.
Y por otro lado está el Plan Casas, para casas emergentes, ayuda con materiales, con mano de obra, en situaciones que no están dentro de las que van a ser mudadas. En aquellas se contempló solamente la emergencia: ante el riesgo de que cayera una pared o un techo, se actuaba, y lo que podía esperar, esperaba, porque iban a ser evacuados. Pero a los que quedaron entre las inundaciones habituales y la inundación excepcional hay que ayudarlos, en eso se ha estado actuando.
EC - Esa gente ha padecido eventualmente problemas sanitarios, ha perdido pertenencias, incluso fotos y recuerdos personales, y en muchos casos, al menos inicialmente, perdió su fuente de ingresos, se fundieron pequeñas empresas familiares, como quioscos, almacenes, talleres. ¿Cómo se trabajó en esa parte del problema?
GA - Ahí se trabajó mancomunadamente con OPP, se pidió apoyo para establecer un Fondo Rotativo de Apoyo a Pequeños Emprendimientos Vinculados con el Territorio. Ese título tan rimbombante significa que a aquellas personas que tenían una empresita que fue devastada se las apoya, se les da un crédito muy blando, que les permite recomponer su economía, comprar materia prima, a aquel que arreglaba heladeras que compre un tester, restablecer la base para arrancar de nuevo. La gran mayoría ya está trabajando, por lo tanto ha sido exitoso. En aquel momento conseguimos 70.000 dólares.
EC - Fueron 70.000 dólares para cada uno de los tres departamentos afectados.
GA - Más los recursos que pusimos nosotros. Y ese fondo, que integra otro fondo rotativo de apoyo a pequeños y medianos emprendimientos de toda índole, se va transformando en algo muy interesante. Porque a medida que una economía se restablece, que un emprendimiento toma fuerza, va devolviendo el dinero y se puede ayudar a otros ciudadanos.
EC - Es un dinero reembolsable.
GA - Exactamente, y está muy bien que sea así, porque a la persona no se le da un paquete de dinero para que haga lo que quiera, sino que se le da un paquete y se la acompaña en el proceso de reconstrucción de su economía para asegurarnos de que realmente logre la sustentabilidad. A la vez, la devolución que es un indicador de que las cosas vienen bien nos permite apuntalar a otro ciudadano.
En este momento ya pasamos largamente el 10% de los pequeños productores del departamento apuntalados de una u otra forma. Eso es bueno, porque la matriz social se construye desde los pequeños productores. Lo más visible es la gran inversión que viene, pero a la gente, a los ciudadanos, al que tiene el quiosquito, la panadería, la carpintería, al que arregla heladeras, al que arregla radios, ¿cómo los construimos, cómo los levantamos? ¿Vamos a esperar el efecto derrame, o tenemos que tener algún tipo de apoyo y seguimiento para construir la base de lo que va a ser una sociedad más sólida y que no dependa de la especulación financiera, el precio de los commodities y todo ese tipo de cosas?
EC - Empezamos hablando de cómo se había apoyado, con créditos reembolsables, a los pequeños negocios familiares que se vieron afectados por las inundaciones. Ahora usted está hablando de una línea de trabajo similar, pero para otro tipo de pequeñas y microempresas, incluso en el agro.
GA - Exactamente, a esas se las apuntaló con este mismo fondo rotativo, una vez que retornó; el universo de las empresitas inundadas ya está.
EC - Ya quedó completamente cubierto.
GA - Puede haber excepciones no lo tengo presente en este momento pero la gran mayoría está cubierta y se hizo un seguimiento. Ahora ese fondo rotativo, que queda, que retorna, se utiliza para pequeños y medianos emprendimientos, estén o no en áreas inundables. Porque un cuarto del territorio rural también fue afectado, y en ese sentido estamos desarrollando una estrategia con el Ministerio de Ganadería y otras instituciones para apuntalar a esos pequeños emprendimientos (en la casa, el galpón, los corrales, los alambrados, los azudes). Muchos han sido solucionados y apuntalados, pero quedan más. También MEVIR está involucrada en esto y vamos a construir soluciones productivas para estos ciudadanos.
EC - En aquel momento se habló mucho de los impactos psicológicos de una inundación, especialmente en niños, pero no únicamente. También estaban en juego consecuencias como las que mencionaba antes, por ejemplo que una familia perdiera sus recuerdos, su propia memoria, sus fotos, los cuadernos de los niños, ese tipo de elementos materiales que son la huella de lo que se ha vivido. ¿Cuánto pesó eso, lo psicológico?, ¿qué conclusiones sacaron?
GA - Se ha trabajado con Primaria, con psicólogos, con sociólogos, con instituciones del Estado vinculadas con la docencia y vinculadas con la infancia, apuntando a hacer talleres, a trabajar con estas familias que sufrieron un impacto que posiblemente no se les borre más en su vida.
Los resultados, en cuanto al diagnóstico, han sido abrumadores: esto debe hacerse siempre en este tipo de circunstancias y los resultados de esto se van evaluando y parecen alentadores. Cuando pedíamos ayuda, decíamos: no solamente colchones, abrigo y zapatos, también cuadernos, mochilitas, libritos y eso ayudó mucho.
El componente cultural de la respuesta es llevar a los niños al museo, a ver películas, a hacer teatro, fue una parte que valoramos como muy positiva de la respuesta. Como Estado, como nación, tenemos la oportunidad de acumular esa experiencia para transformarla en una respuesta sistematizada para casos de catástrofe.
EC - ¿Ya pasaron en limpio los procedimientos?, ¿han armado algún tipo de protocolo de respuesta ante una crisis como esta? ¿Están compartiendo el aprendizaje con otros municipios, con el Sistema Nacional de Emergencia? ¿Cómo es ese trabajo para adelante?
GA - Exactamente, lo hemos compartido en foros nacionales, con el Sistema Nacional de Emergencia, con otras intendencias, ya hay material publicado de las tres intendencias que fueron afectadas. Se está produciendo lo que queríamos: una acumulación de buenas prácticas que van a hacer que reafirmemos algunas y corrijamos otras. Con gente de Naciones Unidas y de Cruz Roja Internacional también hemos acumulado, y hemos aportado información que nos ha sido devuelta. Estuvimos muy gratificados por las expresiones que tuvieron organismos internacionales que nos visitaron, respecto a la capacidad de respuesta de nuestro departamento y de lo que se hizo, en muchos casos improvisando, porque no había esto, no había una acumulación de experiencia tipo manual operativo para eventos de esta magnitud.
EC - Mire qué interesante la pregunta que plantea Mario, del Buceo: "¿Cómo solucionaron los casos de pérdida de documentación, por ejemplo título de propiedad de una casa, partidas de nacimiento?".
GA - Dos líneas de trabajo: por un lado, la comisión interinstitucional que hay en todos los departamentos, a instancias del MIDES, ha estado trabajando en la facilitación de respuesta a los ciudadanos. Y por otro lado hay un fortalecimiento de capacidades que hace una organización civil que trabaja en lo que tiene que ver con el relacionamiento del ciudadano con el Estado, toda la parte documental y ese tipo de cosas. Es un trabajo del Mides, un trabajo interinstitucional y de organizaciones civiles, que apunta a que el ciudadano se pueda recomponer sin traumas y sin tener que pagar toda su historia documental.
EC - También en eso se ha trabajado.
GA - También se ha trabajado. Es sorprendente, cuando uno tiene el diagnóstico de este tipo de cosas después del trabajo (cosas como la situación de la gente, cuánta gente sin cédula, gente con cuatro o cinco separaciones e hijos que no han sido inscritos) se da cuenta de que la información que teníamos de que este país estaba bien organizado, documentado, no era correcta, había debilidades enormes, estas cosas las desnudan.
EC - Ahora se agregó la consecuencia de la inundación, allí se pierden papeles por la propia entrada del agua en la casa.
GA - Sí, pero había ciudadanos que fueron inundados y que no los tenían de antes. Uno se sorprende con este tipo de cosas y simplemente hay que buscarles solución.
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EC - Un oyente envía un mensaje sobre el capítulo donaciones, con un texto muy directo, en un lenguaje muy llano: "Los feriantes de Villa Biarritz mandamos media tonelada de abrigos. Avise, amigo, si precisa de vuelta".
GA - Un abrazo grande a los feriantes de Villa Biarritz. Dígales que una de las cosas que consideramos, que fue un activo importante a preservar, es que todo el tipo de respuestas tuvieron triple mecanismo de control: se controló cuando se recibió, cuando se acomodaron la ropa, los zapatos, todo ese tipo de cosas y se controló a quién se entregó en cada una de las bocas de salida.
La confianza de los ciudadanos, de los organismos internacionales que generosamente apoyan este tipo de cosas, tiene que ser abonada por una construcción de transparencia que esencialmente tiene que ganar el país. En ese sentido, tenemos un camino muy importante para seguir. Yo le pedí a mi director de Desarrollo Social hace unas semanas que me informara qué había salido de apoyo en planes de viviendas, en planes hogar, para aquellas familias que no tenían baño, que no tenían techo, que estaban hacinadas, a las que se apoyó con una contrapartida tras protocolos e incluso selección colectiva en el barrio. Y me trajo hasta los clavos que se usaron, una carpeta con unas 30 hojas con lo que había salido ese día. Es fundamental que hagamos ese tipo de cosas para construir la confianza, porque por más bien que se haga, si se hace de forma desordenada da lugar a interpretaciones equívocas.
EC - Además de lo que se hizo para solucionar la situación de quienes fueron afectados por las inundaciones de un año atrás, ¿qué se ha hecho para evitar que una eventual nueva inundación provoque los daños que provocó la de 2007? ¿Qué medidas se han tomado?
GA - Múltiples líneas de trabajo. Primera cosa, se está haciendo un estudio de la cuenca con la Universidad de la República y la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos, de las cotas, los niveles, de por qué hay determinados lugares donde el agua se desparrama como en un plato. Porque hay algunas barreras naturales que, de pronto, cuando tengamos el diagnóstico podemos elaborar una estrategia para minimizar ese impacto. Primera línea de trabajo, para evitar ulteriores impactos que pueden ser minimizables.
Segunda línea de trabajo, estamos trabajando con los ciudadanos, fundamentalmente en las áreas rurales, que son las más desguarnecidas, para elaborar estrategias de respuesta al impacto: cuáles son los puntos de evaluación; cuáles son los límites de alerta cuando las aguas vienen subiendo; cuál es el ritmo de esta agua que puede desencadenar una alerta; qué formas de evacuación; qué cosas hay que llevar en la mochila; qué cosas tienen que tener los techos para ser identificables desde un helicóptero; qué población tenemos; qué vulnerabilidades tienen las viviendas...
Y la última línea es un trabajo en ordenamiento territorial para establecer una ley departamental que marque una cota por debajo de la cual no se pueda construir.
EC - ¿Puede explicar mejor esto último?
GA - Desde hace un año estamos trabajando en ordenamiento territorial con una arquitecta y estamos estableciendo los lugares crónicamente inundables por debajo de cuya cota no puede ser habilitado ningún tipo de construcción, algo de la que adolecimos históricamente, por lo cual hay viviendas de las que hay que rescatar a los vecinos de los techos.
EC - Esas disposiciones van a regir no solo para la ciudad de Treinta y Tres.
GA - No, queremos hacer un ordenamiento para todo el territorio, pero específicamente para esta zona.
EC - ¿Qué pasó con la infraestructura que fue afectada por las inundaciones?
GA - La que fue afectada con riesgo para la vivienda y para los usuarios, fue arreglada, porque fue catalogada como prioridad uno. Eran las casas que corrían riesgo de caer, de que se derrumbaran el techo o las paredes, aunque el predio no fuera del que lo habitaba, porque era una emergencia.
Las otras soluciones se hacen sobre terrenos del propietario, porque a veces ocurre la desgraciada situación de que se arregla la vivienda y después el dueño la reclama, porque se valorizó el terreno. Es fundamental actuar sobre terrenos propios, lo cual es una dificultad por el tema documental, porque de pronto son herencias de varias generaciones atrás, que nunca se registraron. Eso tiene que solucionarlo el Departamento de Desarrollo Social de la Intendencia.
EC - Y ¿qué ha pasado con calles, caminos, rutas?
GA - Todo eso está arreglado, lo más grueso ya está arreglado totalmente, fue arreglado a los pocos meses con recursos propios, porque en las respuestas del Estado hay muy buena intención pero son lentas. La del tornado de febrero vino cuatro meses después y esta también, pero nosotros teníamos por la economía que hemos llevado adelante una reserva que nos permitió actuar independientemente de lo que nos mandara el Estado. Y después esos recursos se vuelcan a las obras que son obligación inherente de la administración, porque lo urgente ya está hecho. La Ruta 19, que quedó devastada, que parecía bombardeada, se hizo inmediatamente, a pesar del altísimo costo.
EC - Supongamos que viene una nueva inundación en los próximos 30 o 60 días; ¿cómo va a encontrar a Treinta y Tres?
GA - Mucho mejor preparado, vamos a tener un protocolo. Dividimos esto en tres etapas: una de absorción del impacto en la que se movilizan todas las fuerzas del departamento Policía, Ejército, Bomberos, Intendencia, organizaciones de la sociedad civil para responder a esa emergencia en la que hay que salvar vidas. Luego, una etapa de mantenimiento de la población evacuada en condiciones sanitarias, alimentarias, de abrigo y de seguridad adecuadas, organizadas territorialmente. Y una tercera etapa, que llamamos "de retorno seguro y recomposición de la economía", que todavía no se ha completado, en la medida que esas viviendas tienen que ser relocalizadas, pero ya no es una emergencia.
Todo ese capital de conocimiento acumulado queda, queda para la administración del doctor Amaral, pero también para las futuras, y creo que también parcialmente para el país, en la medida que lo hemos trasmitido, por escrito, documentadamente, que lo ha incorporado el Sistema Nacional de Emergencia.
EC - La gente que vive en las zonas inundables va a volver a padecer el fenómeno, hasta que no vaya a su nueva ubicación en una nueva casa.
GA Exactamente. Si es una inundación de las habituales, de las que ocurrieron entre 1959 y 2007, no va a haber problema, porque se sabe quién es esa gente, sabe adónde ir, sabe por dónde y cómo salir y qué cosas preservar. Igual se les va a dar el apoyo necesario.
EC Pero con el tiempo se los va a sacar de esos terrenos.
GA - Exactamente, a esas familias se les va a ofrecer no se las va a sacar por la fuerza una solución que consideramos mejor, pero tenemos que construir ese concepto de mejor con ellos.
EC - Pero si es una inundación más fuerte, si abarca otras zonas, no solo las inundables, ¿la gente va a estar avisada con mayor anticipación, va a poder tomar precauciones en lugar de verse sorprendida? ¿Eso está previsto?
GA - Sin duda, esta experiencia que dejó un recuerdo imborrable en la gente hace que muchísimos ciudadanos sepan que su casa no es inmune a las inundaciones, por lo tanto esa experiencia acumulada, la experiencia de lo que vivimos y construimos junto con la gente, queda.
Si mañana hubiera una inundación de la magnitud de la de 2007 sería mucho más sencillo todo. Además todo el mundo sabe adónde tiene que ir, porque la respuesta de refugio territorial ya está establecida: para tal barrio tal centro barrial, para tal barrio tal gimnasio. Y los equipos de salud que inicialmente visitan tres veces por días todos los refugios y el equipo de alimentación que lleva todas las comidas calientes a cada uno de los refugios ya están establecidos. Sería muchísimo más sencillo.