Entrevistas

"Patologías estructurales" del Hogar SER llevaron a su cierre

"Patologías estructurales" del Hogar SER llevaron a su cierre

El presidente del directorio del INAU, Víctor Giorgi, explicó que el cierre del Hogar SER de la Colonia Berro se da porque el centro "está en especial situación de deterioro" y que a pesar de la inversión y el "intento de mejorar", este lugar tiene "patologías estructurales que hacen que la inversión no haya rendido en una verdadera mejora de la calidad de vida". Además, dijo que "sus espacios internos condicionan una dinámica que no coincide con los modelos de trabajo que queremos manejar, no es una estructura que permita un trabajo educativo".

(Emitido a las7:47)

Es un problema casi eterno en la agenda pública uruguaya: la Colonia Berro y, dentro de ella, alguno de los hogares.

Ayer el directorio del INAU anunció la clausura de Hogar SER, que funciona dentro de la Colonia Berro. No lo van a dinamitar como en algún momento recomendó la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, consciente del estado de deterioro del lugar, pero sí se sabe que a partir del 1º de agosto no ingresarán más adolescentes a ese centro y que los que están allí saldrán a medida que cumplan sus sentencias.

Esa es la forma bastante efectista que eligió para plantear el tema hoy el matutino La Diaria, que además recuerda que, según ha reconocido el propio presidente del INAU, las condiciones del Hogar SER son malas "desde hace añares", y que organismos internacionales, en distintas ocasiones, han venido advirtiendo sobre esta situación.

Justamente con el presidente del Directorio del INAU, psicólogo Víctor Giorgi, es que estamos en diálogo en este momento.

En primer lugar, por más que el tema está en la agenda casi que todas las semanas, vale la pena hacer algunas definiciones, porque la Colonia Berro es un establecimiento extenso, amplio, con distintos hogares ¿verdad?

***

VÍCTOR GIORGI:

Sí, es algo más que un establecimiento, es un conjunto de establecimientos, aproximadamente siete. Digo aproximadamente porque hay algunos que a veces se habilitan y a veces se vacían y dentro de ellos hay dos hogares de alta seguridad, uno de los cuales es el SER y el otro es el hogar Piedras.

EC – Estamos hablando de los inconvenientes que han caracterizado al Hogar SER, que a su vez tiene ¿qué peculiaridades? ¿Por qué se ha dado toda esta situación allí?

VG – El Hogar SER se construyó en la década del 90 en base a una refacción del viejo pabellón Asencio y es un establecimiento que no tiene las mismas características arquitectónicas del resto de la Colonia. Es amurado, más encerrado, tiene una serie de corredores internos de tipo laberinto, con módulos superpuestos en distintos niveles y con algunas patologías arquitectónicas que no son reversibles, como lo han confirmado muchos estudios técnicos. Además, tiene un nivel por debajo del de un pantano que hay al fondo, con lo cual los baños y toda la sanitaria tiene retornos, tiene humedades...

EC – ...tiene retornos, en términos sencillos, quiere decir que se filtra agua... y agua no potable precisamente.

VG – Exactamente, quiere decir que los baños, en vez de ir, vienen. Eso que a veces se plantea como un problema de mantenimiento de baños tapados, en realidad es un problema estructural; incluso algunos de ellos no tienen salida. Hay una serie de elementos sobre la cual se ha trabajado en muchos momentos, se han hecho ampliaciones y correcciones, que han complejizado más esa estructura que de por sí es bastante poco adecuada para un trabajo educativo, para un trabajo como el que nos proponemos hacer con esos muchachos.

Es una estructura netamente carcelaria, sin espacios comunes, son solamente celdas. Los patios son con muros excesivamente altos, prácticamente no hay sol en ningún momento, no se ve hacia fuera; es toda una estructura cerrada a diferencia de los demás edificios de la Colonia que, si bien presentan algunos niveles de deterioro y problemática, tienen otro tipo de estructura. Los otros edificios, en todas las celdas, tienen ventanas hacia el exterior, tienen espacios comunes que se pueden utilizar, tienen perimetrales alambrados, con lo cual la salida al patio implica un contacto con todo ese contexto de la Colonia, el verde, el sol... trasmite otro tipo de vida.

EC - El Hogar SER es un establecimiento de máxima seguridad, eso quiere decir que a él van ¿qué tipo de jóvenes, qué tipo de adolescentes?

VG – Deberían ir aquellos muchachos que tienen mayores problemáticas y que por lo tanto necesitan una mayor contención.

EC – ¿Qué quiere decir mayor problemática, que han incurrido en qué tipo de acciones?

VG – No viene necesariamente por el tipo de delito cometido, viene más bien por las condiciones que ellos tienen para la convivencia, o sea la adaptación a la normativa de convivencia, la agresividad que puedan expresar hacia el funcionariado y hacia ellos mismos; y fundamentalmente la capacidad de un contrato de trabajo donde ellos puedan aceptar determinadas normas.

Pero digo deberían porque no toda la población del SER tiene estas características. A veces, por la lógica de la búsqueda de los espacios o por que hay establecimientos que tienen poco personal y no pueden absorber más jóvenes, hay en el SER muchachos que no tienen esas características y que podrían perfectamente estar en otro tipo de estructura.

EC – ¿Hoy tiene veinte internados?

VG – Hoy tiene cerca de veinticuatro, de los cuales –según lo que plantean los propios funcionarios y los equipos que trabajan– aproximadamente la mitad podrían adaptarse a otra modalidad. Hay un núcleo que necesita una atención más especializada y la idea es –no como lo recoge el titular de prensa- que se iría vaciando en la medida que vayan obteniendo la libertad. Ese es uno de los mecanismos, aunque también va a haber traslados.

EC – De eso me gustaría hablar, pero entonces ¿por qué se resuelve cerrar el Hogar SER?

VG – Yo manejaría dos razones básicamente...

EC – ...mejor dicho ¿por qué cerrarlo? y ¿por qué en este momento después de tanta discusión?

VG – Desde el comienzo de la administración empezamos a manejar el cierre de este Hogar, pero nunca había sido posible porque siempre teníamos el problema de los malditos cupos, o sea que tenemos determinado número de muchachos dentro del sistema y no hay lugares para todos. Pero en este momento está la posibilidad de distender eso –aunque no de resolverlo totalmente–, porque tenemos el ingreso de unos 100 funcionarios que permitirían utilizar otros establecimientos al máximo de su capacidad locativa (el problema de la capacidad de atención no solo tiene que ver con el local, sino también con el funcionariado).

Y por otro lado, en este momento están en proceso de rehabilitación varias estructuras, por lo que a corto y a mediano plazo vamos a contar con otros locales más adecuados.

EC – ¿En la propia Colonia Berro?

VG – Algunos en la Colonia y otros fuera. Y eso nos está permitiendo tomar esta medida que coincide con un momento en el cual el Hogar SER está en especial situación de deterioro. Se ha hecho mucha inversión, mucho intento de mejorar, pero esto tiene el techo de esas patologías estructurales que hacen que la inversión no haya rendido en una verdadera mejora de la calidad de vida.

Pero hay otras dos razones que son muy de fondo, que son las que manejamos desde el principio de la gestión: la estructura del SER y de sus espacios internos condiciona una dinámica que no coincide con los modelos de trabajo que queremos manejar, no es una estructura que permita un trabajo educativo. Es una estructura totalmente carcelaria, donde la superficie del edificio se da en celdas, no hay lugares comunes, no hay lugares de reunión, no hay lugares donde se pueda hacer otro tipo de trabajo.

JOSÉ IRAZÁBAL – ¿Qué va a pasar con los lugares específicamente pensados para aquellos menores que son más peligrosos y que, muchas veces, están por delitos de sangre o delitos muy violentos?, ¿se quedarían con un solo lugar de reclusión para ellos?

VG – Me gustaría terminar la primera pregunta y después paso a esta, porque hay una causa más por la cual el cierre del SER muy importante para nosotros: la historia que tiene este establecimiento. Este hogar ha sido denunciado por violación a los derechos humanos desde la década de los 90 –prácticamente desde su inicio–; fue escenario de situaciones de maltrato que generaron destituciones de funcionarios; fue escenario de situaciones de mucha violencia, y no solo de motines violentos, sino también de situaciones de violencia institucional.

EC – ¿A qué se refiere con violencia institucional?

VG – Por ejemplo a la situación que llevó a la destitución de tres funcionarios por maltratos y situaciones que técnicamente configuraron tortura. Eso se produjo en el 2003.

Es un establecimiento que tiene una historia muy pesada y no es solamente un problema de personas o de metodologías, sino que la propia estructura condiciona una situación de violencia cotidiana que degenera en estas cosas.

JI – ¿Pero no es demasiado cargarle todas las "responsabilidades" al edificio en sí?, ¿cambiando de edificio se cambia la situación?

VG – Todas no, si cargáramos todas no hubiéramos sancionado funcionarios. Pero realmente es muy difícil hacer un trabajo de otro tipo en celdas que están conectadas por corredores que tienen medio metro de ancho; no es posible hacer otro tipo de cosas...

JI – ...sólo se quedaría entonces el INAU con el Hogar Sarandí como hogar de seguridad máxima.

VG – No, el hogar de seguridad máxima que está funcionando hoy es el Piedras. El hogar Sarandí está en proceso de acondicionamiento, ya que está en desuso desde que fue destruido allá por la década del 90 por un motín en el cual lo prendieron fuego... de esos motines que no eran noticia en esa época. Hubo varias inspecciones arquitectónicas y en este momento se está rehabilitando esa estructura, que es muy similar a la del Piedras y la del Ituzaingó, que permite otro tipo de manejo. Allí habría cupos para esa máxima seguridad que hoy cumple el SER.

Este trabajo se está haciendo en base a un convenio el Ministerio de Obras Públicas y dependemos de los ritmos de esa obra para el cierre definitivo del SER.

EC – Entonces los adolescentes internados hoy en el SER se distribuirían entre el Piedras, el Sarandí refaccionado y el Ituzaingó.

VG – No necesariamente porque, como decía antes, casi un 50% de la población podría integrarse en propuestas que no necesariamente sean de máxima seguridad.

EC – ¿Y cómo juega en todo este futuro el padre Mateo Méndez? Porque todo indica que va a asumir efectivamente la dirección de la Colonia Berro.

VG – Con el padre Mateo estamos trabajando, estamos pensando proyectos de trabajo y la respuesta final de su congregación se estaría dando la semana próxima.

EC – Todo indica que va a ser afirmativa y también que tiene el visto bueno del arzobispo de Montevideo, monseñor Nicolás Cotugno.

VG – Eso no está en mi conocimiento.

EC – Es lo que se publica esta mañana en la prensa.

VG – Pero eso no está en mi conocimiento. Ayer tuvimos ayer una reunión con él y con la congregación salesiana y hay un reconocimiento importante de la propia comunidad de ver esta elección del padre Mateo como un reconocimiento de su trayectoria, y además hay una disposición a asumir la tarea. Todavía faltan algunos pasos formales que ellos han definido, pero todo indica sí que vamos a poder contar en el equipo con el Padre Mateo.

EC – Y más allá de las personas ¿qué implicará el nombramiento en esa responsabilidad del padre Mateo Méndez?

VG – Implicaría que él empezaría a elaborar su propio proyecto de trabajo, en concordancia con los lineamientos que ya tomó el directorio, a coordinar con las actuales autoridades del Interj, como ya lo está haciendo, y empezar a trabajar con nosotros.

EC – Pero ¿qué modelo implicará la incorporación del padre Mateo?

VG – Todos suponemos que el modelo que el padre Mateo va a impulsar tiene que ver con lo que ha impulsado durante su trayectoria, pero eso hay que adaptarlo a una realidad que es bastante más compleja.

Su planteo de trabajo es un planteo educativo fundamentalmente, a través del desarrollo de actividades formativas; es un planteo que tiene una valoración importante de la capacidad de respuesta de los jóvenes en la medida en que se le den oportunidades, pero tampoco es un planteo ingenuo, él reconoce claramente la violencia que a veces hay en estos muchachos.

EC – Él ha tratado con jóvenes violentos en el grupo Tacurú.

VG – Sí, tiene una larga experiencia, pero no es lo mismo. Tacurú es un grupo al cual los muchachos asisten voluntariamente y –no recuerdo el número– pero bastante más reducido que el que tiene a cargo el INAU en esta división. Además, con un funcionariado voluntario, adherido fuertemente a su proyecto, mientras que aquí hay un dinámica institucional diferente, bastante más compleja.

De todos modos pensamos que la experiencia y la solvencia del padre Mateo y el compromiso con que asume, van a permitir un trabajo de buena calidad. Y además va a contar con un equipo que ya tiene una experiencia acumulada de tres años en esto.