(Emitido a las 8:41)

EMILIANO COTELO: ¿Qué cosas se pueden ver en la rural, Rosario?

ROSARIO CASTELLANOS:

En esta Expo Prado se ven cosas bien hechas con lana, por ejemplo. Me refiero a algo que me sorprendió: prendas realizadas en lana virgen, que hace tres años ya me llamaron la atención en los pabellones, que van mezclando pequeños emprendimientos y una oferta bien diversificada. Y lo reitero una vez más este año.

Son prendas de lana natural, de lana que en su color denota esa condición, ya que va del crudo, casi blanco, al marrón oscuro y combina distintos todos de beige, para la fabricación por ejemplo de mantas –que vienen muy bien presentadas-, pero también prendas de vestir, como ruanas o capitas. En algunos casos vienen de lana hilada y en otros de la lana natural, con las que parece que uno se hubiera puesto una especie de cojinillo sobre los hombros.

Y otras cosas aún más originales, que descubrí este año, como las carteras hechas con esos tejidos. Hay una incorporación de un material de una gran nobleza como la lana natural, pero además un aporte de diseño moderno en la fabricación de unas prendas. Y a una, que ha confesado ser sumamente tentada en la materia de cosas bien hechas y con buen diseño, le han llamado nuevamente la atención.

La marca de estas prendas es "Don Baez", pero en realidad detrás de esa marca hay un emprendimiento más amplio, que no es nada novedoso, ya que tiene 50 años, que es Montelan, una empresa dedicada a la exportación de lana.

EC – Junto a nosotros está Claudia Weiss, directora de Montelan, una empresa con una historia larga, que está ubicada en la rambla portuaria y que se dedica a exportar lana lavada.

CLAUDIA WEISS:
Sí, mi padre vino hace 50 años al Uruguay y empezó haciendo lo contrario a lo que se hacía en Europa, pero conociendo a los clientes de allá y sabiendo lo que se necesitaba. Como le fascinó el Uruguay, se instaló acá y nunca más se fue.

EC – Desde entonces, esta empresa exporta lana lavada a China, India, Japón, Italia y Alemania. Pero ¿qué quiere decir exportar lana lavada?

CW – La lana lavada es el primer paso industrial que se le hace a la lana. Se esquila y después se lava y se vende o se lava y se peina y se vende como tops, para otra rama, que es la de la peinaduría. Nosotros nos dedicamos a las lanas más cortas, las que no sirven para peinar y con ellas estamos haciendo cosas increíbles, como dijo Rosario. Cada vez hacemos más y más cosas divertidas, para demostrar que la lana es maravillosa.

Lo hacemos con las lanas que la gente descarta. El orgullo mío es lo que hacía mi padre, que era darle valor a esa otra lana. Él era muy conocido acá, porque compraba todo lo que nadie compraba y nosotros le damos ese valor agregado.

EC - ¿Desde cuando?

CW – En materia prima, desde hace 50 años. Mi padre empezó comprando lana al contado y ahí arrasó, porque nadie lo hacía. Él intentó cosas distintas, vino con su espíritu emprendedor europeo.

Y en cuanto a productos terminados, diría que hace 10 años empezamos con estas cosas. Comenzamos con mantas y una cosa llevó a la otra. Siempre sin teñir, mi idea es dedicarnos a los colores naturales... porque hay ovejas marrones, hay ovejas grises y nadie sabe que se puede aprovechar esa lana. Nosotros usamos cada color como tal, no teñimos nada.

Lo hacemos también oyendo a la gente; vienen y nos piden "hacé tal cosa" y de ahí salen cada vez más y más.

EC - ¿Quién se encarga de la realización?

CW – Me encargo yo y mi hermana, Diana Weiss, que es artista plástica y ella le agrega ese sabor, ese arte, ese know how del diseño que a mí a veces se me escapa porque me quedo en los número.

EC - ¿Y la confección, dónde se hace?

CW – Nosotros tratamos de no confeccionar, hacemos muy poco confeccionado. Intentamos que las cosas le sirvan a cualquier talle, a cualquier edad, a cualquier moda; tratamos de que sea una cosa que vaya más allá. Buscamos que sea algo que sirva todo el año, que le sirva a la abuela y a la niña.

RC – Más allá de que no haya una confección, hay un tejido.

CW – Hay telas que hacemos industrialmente, como las mantas, y hay otras que hacemos artesanalmente hilando en la rueca. Tenemos un grupo de señoras que hilan y van creando las prendas que les pedimos, pero tratando de no tener talles, de no enfrascarnos. Que sea algo amplio, suave... uno de nuestros desafíos es que la gente rompa con el mito de que la lana pica, que molesta, que es difícil de cuidar, que es un estorbo... la lana es lo más lindo que hay, si te vestís con lana estás caliente y no te importa nada.

Hoy en día hay otros tipos de lana (las que nosotros usamos), que son un privilegio y las tenemos acá en Uruguay, es solo aprovecharlas, verlas, tocarlas.

EC – Montelan tiene 50 años de trayectoria exportando lana lavada, pero ¿estas prendas también se exportan?

CW – Poco, muy tímidamente empezamos, porque considero que en eso yo no tengo tanta experiencia. Vengo haciéndolo hace 10 años, pero considero que todavía me falta mucho, entonces lo hacemos poco. Estamos acá, para conocer bien el mercado, en Argentina y Brasil, pero –sinceramente- no me animo mucho, porque me gusta hacer las cosas bien. Sigo investigando y creando, que las cosas salgan bien y de a poquito.

EC – ¿Dónde más se venden estas prendas?

CW – Vendemos en Montelan y además en algunos hoteles, en los que tienen boutique (Radisson, Four Seasons, Sheraton, etcétera); en esos lugares a los que van turistas, a los que les gusta mucho la lana, entonces compran lo nuestro y quedan muy contentos con todo eso.

También en algunas ferias, a mí me gusta el contacto con el público y sé que el próximo paso es tener una boutique.

EC – ¿Qué otros planes hay?

CW – Lo que pasa es que el 99% [de nuestro negocio] es materia prima, y esto es un hobbie que hago con mucho amor, pero es el 1%.

RC – Y después de haber defendido con tanto calor la prenda de lana, ¿por qué no insistir en este rubro? ¿Es poco el margen de venta que puede dejar una de estas prendas?

CW – Yo intento que sea poco el margen, porque la gente tiene la idea de que la lana es cara y quiero derribar ese mito. Entonces, intento ser barata, llegar y que la gente nos conozca, que nos valoren y que después se animen a seguir comprando otras cosas.

Acabo de venir de una conferencia en China, donde nos reunimos todos los laneros del mundo (una vez por año) y ese es el tema: llegarle a la gente, que la gente conozca la lana, que es maravillosa... las materias artificiales copian todo lo maravilloso de ella. Es lo mejor que hay, y sin embargo la gente no lo sabe.

Ese es mi desafío, me siento un poco Don Quijote, pero quiero llegar.