Entrevistas

"La empresa es algo más que una simple oportunidad de ganarte un salario"

"La empresa es algo más que una simple oportunidad de ganarte un salario"

"Una empresa sin capital humano no puede subsistir", sostuvo a En Perspectiva el sacerdote español Luis de Lezama, creador de una exitosa cadena de restaurantes y hoteles con más de 20 sucursales en tres países donde se forman y trabajan jóvenes carenciados. "En España, ahora hay cuatro millones de parados porque no se valoró el capital humano y se quebraron los principios éticos de un país", agregó. En este sentido, afirmó que "la empresa es algo más que una simple oportunidad de ganarte un salario. Es el lugar de tu formación, una segunda familia, el lugar de la inquietud social".

(Emitidos a las 8.39 horas)


EMILIANO COTELO:
El español Luis de Lezama está al frente de un grupo que posee 21 restaurantes en su país, uno en Portugal, dos en Estados Unidos (uno en Washington y otro en Seattle), además de hoteles, escuelas de hotelería y servicios de catering, que emplean a 600 personas y facturan en su conjunto 17 millones de euros al año.

Si lo presentamos de esa manera, tal vez no llame especialmente la atención. Hay varios empresarios españoles exitosos en estos rubros.

Pero el interés por escucharlo cambia por completo cuando yo agrego que Lezama es un sacerdote de 72 años, vasco, que puso en marcha su grupo sin querer, en 1974, cuando buscaba oportunidades de empleo y formación para jóvenes carenciados de su comunidad, y decidió probar creando un restaurante, La Taberna del Alabardero, que luego se convertiría en un clásico de Madrid, igual que otra de sus creaciones, el Café de Oriente.

El éxito que finalmente alcanzó su cadena de negocios, tanto en los números como en sus resultados sociales, ya es tema suficiente como para charlar un buen rato con este sacerdote empresario.

Pero en la historia del padre Lezama hay mucho más.

Por ejemplo, lleva 40 años como periodista, en particular en radio, donde fue uno de los fundadores de la Cadena COPE.

Por ejemplo, tiene una relación muy estrecha con nuestro país, que empezó a fines de 1972 cuando llegó para entrevistar a los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes.

Desde entonces ha regresado varias veces para encontrarse con amigos uruguayos. Ahora, concretamente, lo encontramos en Punta Colorada, donde pasa unos días descansando y escribiendo, pero además preparándose para oficiar este sábado un casamiento muy emotivo para él.  

Allí ha tenido la amabilidad de atendernos esta mañana.

***

EC - Para empezar, por algún lado, ¿qué hacía usted en diciembre de 1972, cuando vino a Uruguay a entrevistar a los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes? ¿Por qué llegó hasta acá?

LUIS DE LEZAMA:
Estaba yo el 26 de diciembre en mi casa, en el País Vasco, en Amurrio, un pueblo cerca de Bilbao, con mis padres, tranquilamente dispuesto a pasar unos días de vacaciones, cuando me llamaron de Madrid, de la emisora, me llamaron de la agencia EFE, y en 48 horas estaba viniendo a Montevideo para conocer por primera vez este país, porque la noticia había trascendido a todo el mundo. Y un programa de actualidad como el mío en aquel entonces, tanto en la radio como en la televisión, me sugirió que, como todo lo que tiene sentido de valores humanos, era muy atractivo para mis oyentes. Por eso me puse aquí...

EC - ...¿Qué tipo de entrevista buscaba? ¿Qué podía resultar de utilidad del caso de los sobrevivientes de Los Andes para su público? ¿A qué público se dirigía?

L de L - Yo tenía un público masivo en aquella emisora, un programa de noche todos los días, y en la televisión también era un público popular. El hecho de que gente hubiera sido capaz de sobrevivir en aquellas condiciones, que aquellos personajes hubieran sido transformados totalmente por la supervivencia, y en el fondo, como cura, como sacerdote católico, me parecía muy interesante ver qué pensaban ellos de ese asomarse a la muerte para vivir después y asomarse al más allá. El hecho de la trascendencia, y por supuesto de Dios, para mí es fundamental y ha jalonado todo lo que he hecho en la vida.

EC - Según nos han contado, en aquellos días los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes cobraban por las entrevistas que daban, porque de esa forma recolectaban dinero para entregarles a los familiares de los que habían fallecido en la montaña. Pero en su caso optaron por no hacerlo; ¿por qué?

L de L - Yo conecté muy bien con esta gente, y la prueba está aquí, ellos me enamoraron de un modo de ser, de un estilo, de su historia, pero también de su país; eso es fundamental. Yo conecté muy bien. Me vine humildemente en aquellas circunstancias -no tenía tampoco medios- a vivir a la parroquia del Reducto, con Raúl Scarrone y Galimberti, que eran dos curas jóvenes. Y ahí en la parroquia del Reducto tenía mi cuartelillo. Me ayudó mucho entonces me parece que fue Canal 7, porque yo traía la pluma y la máquina de fotos, pero vi que aquí había que hacer televisión, y estuve haciendo televisión con ellos. Luego me acogieron muy bien Roberto, Nando Parrado, Carlos Páez Vilaró me recibió en Casapueblo y quedé aquí enganchado durante un mes. Eso hace que hoy valore y quiera esta tierra vuestra y los valores de la gente, que es lo que me interesa.

EC - ¿Es cierto que usted terminó "pagando" por aquella entrevista un saco azul del Corte Inglés que tenía puesto?

L de L – (Risas) Sí, es verdad. Es verdad, pero eso está entre los gestos. Cuando has corrido mundo y has hecho reportajes por ahí, siempre llevas contigo pequeñas cosas para dar, y a veces te tienes que dar tú mismo y tu pertenencia. Pero eso me ha ocurrido también en Pakistán, en Afganistán, en Israel en el final de la Guerra de los Seis Días, cuando yo era un periodista trotamundos, no ahora que soy un viejo fondón en la chacra de mi amigo. (Risas)

EC - Yo digo que pagó, pero en realidad no pagó, usted le regaló a Roberto Canessa un saco que casualmente era igual a uno que Canessa había perdido en la montaña y que era un regalo de su madre.

L de L - Exactamente.

EC - Poco tiempo después de aquellos hechos, en 1974 y en España, usted da aquel paso tan audaz de convertirse en sacerdote empresario. ¿Cómo fue?

L de L - La generación nuestra de sacerdotes en España, y sobre todo de sacerdotes vascos, hemos estado siempre muy preocupados por la vida social. La vida social no nos es ajena, el ejemplo de gente como José María Arizmendiarrieta, que fue fundador –ya muerto–, el creador de todo el grupo de Mondragón, Eroski, etcétera. Gente como don Marcelo Gangoiti, que creó las magníficas escuelas de formación profesional de Somorrostro, junto a Bilbao. Siempre hubo una preocupación social en esa época de sacerdotes, que además vivimos intensamente el Concilio y fuimos –yo tuve la suerte de estar al servicio del cardenal Tarancón– durante unos años protagonistas. En nuestras sacristías se fraguó la política social de España, aunque algunos ahora no lo quieran reconocer, en nuestros Círculos de Acción Católica dimos la doctrina que muchos de estos políticos actuales han mamado. Esa Iglesia española de la transición fue un pozo de riqueza del que se ha sacado mucha agua...

EC - ...¿Cuál era el problema que usted tenía que resolver?

L de L - Yo tenía un problema que resolver, que era que como cura de Vallecas, en Entrevías, en aquel momento con una población bastante marginal, con chavales marginales, tenía un albergue y no sabía ya cómo sacar el dinero a los amigos del bolsillo. Y nunca me ha gustado pedir, me gusta más enseñar a pescar que dar peces en esa especie de tipo de enseñanza. Y me puse a trabajar con ellos, un amigo me dijo "vamos a abrir una tabernita". Y aquella tabernita pequeña en un rincón en Felipe V junto al Teatro Real hoy sigue siendo una especie de lugar de encuentro, con gente que siempre tiene inquietudes intelectuales, empresariales, literarias, políticas...

EC - ...Esa es La Taberna del Alabardero...

L de L - ...La Taberna del Alabardero, sigue siendo.

EC - ¿Qué logró al crear esa taberna? ¿A quiénes les dio trabajo? ¿Qué más ocurría en torno a ella para satisfacer aquellos desafíos sociales que usted se había propuesto?

L de L - Los primeros 16 muchachos eran chicos totalmente marginados, sin cultura; acabábamos de dar un servicio y sobre la misma mesa de nuestros clientes abríamos los cuadernos y los lapiceros y empezábamos a estudiar. No solamente aprendíamos las cosas más o menos útiles de la gestión del restaurante, sino que muchos tenían que empezar por aprender a leer y escribir, la matemática más sencilla. Entonces la empresa se convirtió en una escuela, y hoy sigue siéndolo, porque años después el haber conseguido tener la primera escuela de hostelería superior con título universitario en Sevilla, donde hoy, gracias a Dios, hay 350 alumnos y han egresado ya más de 1.700 con títulos universitarios. Ha sido y es el concepto de que la empresa es algo más que una simple oportunidad de ganarte un salario. Es el lugar de tu formación, es el lugar de una segunda familia, es el lugar de la inquietud social, es el lugar donde se valora el capital humano. Por ahí estoy, el capital humano...

EC - ...Usted insiste mucho con el concepto de capital humano.

L de L - Ahora se ha frustrado todo el capital, algunos han abusado de esa cultura del pelotazo que tanto daño está haciendo en España, ahora hay cuatro millones de parados, ¿cómo lo vamos a digerir? ¿Por qué? Porque no se valoró el capital humano y se quebraron los principios éticos de un país. Eso es muy importante. No nos metamos simplemente en lo religioso; soy sacerdote, celebro la misa todos los días, pero el sacerdote tiene que tener una inquietud social, Jesucristo no vino a predicar estómagos vacíos. Esto es lo importante, el valorar de nuevo el capital humano y los principios éticos fundamentales a los cuales se añade la religión, cualquiera sea, si está bien conceptuada.

EC - ¿Por qué larga por el lado de los restaurantes o las tabernas? ¿Por qué crea ese tipo de negocios? ¿Era un aficionado a la gastronomía?

L de L - Como buen vasco, a los vascos siempre nos ha gustado comer y beber, porque somos un pueblo muy arraigado en la gastronomía y en la cultura de la gastronomía. Pero eran unas herramientas baratas con las que podías empezar una industria. A un chico lo podías coger de la marginación de la calle, porque mis muchachos eran –y son todavía, porque siguen viniendo–, muchos de ellos, perros callejeros –en el buen sentido de la palabra, sin peyorativos–; entonces, que un muchacho que no sabe nada, que está marginalizado, se introduzca en un ambiente de cierta exigencia cultural, cierto comportamiento: afeitarse todos los días, lavarse, ducharse, ponerse una camisa con gusto y un pantalón planchado, eso equivalía a hacer, el hábito hace al monje, estimular a una serie de muchachos a comportarse dentro de una sociedad normal, en la que ellos iban a encontrar una oportunidad de realizarse.

EC - ¿Cómo encaró este tipo de proyectos? Tuvo que pedir una dispensa a las autoridades de la Iglesia, ¿cómo fue?

L de L - Tuve la suerte de que estaba al servicio del cardenal Tarancón, en aquellos momentos trabajaba como superior del seminario y en medios de comunicación, y yo le pedí un año sabático al principio. Cuando le dije para qué puso una cara muy rara, pero sabía que todos los tiempos libres y casi todas las noches me iba a dormir al albergue con los muchachos, a ver quién entraba, quién salía, quién había venido al reformatorio, quién se había fugado, quién tal. Él sabía esto, y al principio le costó, le habría gustado más que fuera a estudiar a Roma derecho canónico, que lógicamente viste más. (Risas)

Pero al final me dio el permiso y entonces un año sabático se ha convertido en 34 años sabáticos. Y aquí estoy.

EC - ...El grupo Lezama ha sido un proyecto propio, no es un proyecto de la Iglesia Católica española. ¿Cómo lo situamos en ese sentido?

L de L - Si yo no hubiera sido sacerdote, no habría tenido las motivaciones y las exigencias cristianas que esto me ha dado, de solidaridad...

EC - ...Eso se entiende, pero es importante diferenciar una cosa de la otra.

L de L - Es una fundación social laica, en mi grupo hay gente no católica, no cristiana. Mi ayudante es un chaval pakistaní, musulmán, que cuando salimos por ahí siempre me dice: "Don Luis, avíseme a qué hora, porque antes tengo que hacer la oración", y a mí eso me conmueve mucho. Pero es una fundación, aprobada en el año 96 en Consejo de Ministros, siendo presidente Felipe. Felipe González siempre ha sido un gran amigo y siempre nos hemos visto y nos vemos. Fue una época ésta en la que España cifró una democracia, entonces yo soy una fundación de carácter social laico; sin embargo, como persona soy un sacerdote comprometido con la Iglesia de Madrid.

EC - Lo cierto es que con el Alabardero de Madrid le fue muy bien, la lista de los clientes célebres es enorme, incluye a José Bergamín, Rafael Alberti, Enrique Tierno Galván, y podríamos seguir. Se instaló como un establecimiento exitoso y prestigioso, que sobre todo nucleaba un público proveniente de los ambientes culturales.

L de L - Sí, la proximidad del Teatro Real hace que allí vaya a parar Plácido Domingo, etcétera, y aun ahora te puedes encontrar antes o después de los conciertos con el príncipe y la princesa que entran a tomar algo. Esa naturalidad y espontaneidad de encontrarte lo mismo con una muchachada joven que celebra algunos de sus acontecimientos que con una gente más o menos de carácter político o intelectual. Y en el Café de Oriente ocurre tres cuartos de lo mismo. Me sorprendió ver allí a la presidenta de Argentina, que suele ir cuando va a Madrid, le gusta, no sé si esta vez habrá estado. Realmente te conmociona. En Washington, la primera vez que vi a Kirchner comer chipirones en su tinta allí sentado, pues también me impresionó, y me dije: "Lo que puede el estómago".

EC - Después de esos éxitos de La Taberna del Alabardero, usted y su grupo decidieron continuar, y ese mismo nombre lo instalaron en Marbella, en Sevilla, y han llegado a Estados Unidos mismo. ¿Cómo hacían? ¿De dónde obtenían los recursos para financiar esta larga serie de emprendimientos?

L de L - Un hecho fundamental de mi gente joven, de la gente que está enrolada; por supuesto que no pedimos jamás limosna. Al principio éramos tratados por algunos críticos gastronómicos y por algunas guías como una obra benéfica asistencial. Mi gente siempre me decía: "Luis, parece que nos perdonan la vida, ¿cuándo seremos profesionales?". Y la verdad es que ya hoy nadie lo discute, nuestras escuelas, tanto la de Sevilla como la de Zaragoza o la de Marbella, están creando profesionales que incluso salen afuera del país. Pero nuestros recursos, nuestro trabajo, nunca donativos. Siempre nuestros recursos, nuestros trabajos ganados con el esfuerzo producen los beneficios que son reinvertidos en un nuevo proyecto o en formación –por eso las escuelas–, o en algunas necesidades internas de asistencia social...

EC - ...Tengo entendido que usted tiene algunos argumentos interesantes a la hora de recolectar fondos en bancos, en empresas o en personas de dinero. ¿Cómo los convence?

L de L - Es muy difícil, te advierto que ahora mismo estoy metido en la parroquia, en otra aventura, y hay que ver lo complicado que están los créditos. Siempre hemos tenido una situación muy dura, porque casi siempre hemos estado endeudados en la misma cantidad que poseemos o más. Hay que utilizar todos estos recursos, siempre como respaldo para los nuevos proyectos.

EC - Usted dice que no recolecta donativos, que no es ese el concepto.

L de L - Para nada, porque eso además a un muchacho, a un joven marginal le crea una situación de beneficencia y no lo hace potenciarse; piensa que algunos de los chicos que no sabían prácticamente nada hoy son graduados no solo en el terreno de la hostelería, sino que son directivos, son chicos que empezaron conmigo y hoy son masters en Gestión y Dirección de Empresas en ICADE y en sitios de solvencia absoluta. Yo pensé no vivir de la limosna, me aterra pedir. Comprendo que en la parroquia hay que pasar el cestillo para pagar la luz, las velas, el sacristán, el organista, la limpieza y lo que sea, porque no todo hoy es voluntariado, pero nunca para esto. Estoy enseñando a pescar, no dando peces toda la vida.

EC - Los fondos que usted obtiene son créditos, por un lado, y son aportes al capital de la fundación por otro...

L de L - ...Efectivamente...

EC - ...Esta fundación maneja las empresas con criterios absolutamente profesionales.

L de L - Absolutamente profesionales. Los ratios y los inputs de beneficios tienen que estar muy controlados, imagínate ahora con la que está cayendo aquí, en Europa y en España. En estos momentos, en las reuniones enseguida te dicen: "Ha bajado un punto en Sevilla tal establecimiento, tal otro ha subido", o "tenemos un diferencial". Todas estas apreciaciones las hemos tenido que aprender con el tiempo, porque en la mesa del Consejo de Administración se sientan ocho muchachos que hace años apenas conocían el margen de los libros y de los números; simplemente el trabajo, trabajo, trabajo. Esto es lo bonito, esto es lo apasionante, la revalorización del capital humano; una empresa sin capital humano no puede subsistir. Las empresas del pelotazo se han venido abajo, y desgraciadamente, en muchos casos, no han sabido emplear sus fondos para crear I+D (innovación más desarrollo), que es otro de los temas en los que siempre estamos metidos. Esto es clave, ahora mismo, siempre en nuestra empresa hay un margen, hay gente trabajando en la innovación tecnológica de nuestros propios productos. Hace ocho años ganamos el Premio Príncipe de Asturias de Innovación Tecnológica en Comidas Prepreparadas.

EC - Y por eso, además, después de empezar con los restaurantes, pasaron a los hoteles y las escuelas de hostelería. ¿Qué fue ese otro paso?

L de L - Es clave, es el ciclo de la hostelería entero, como el que nace de la cocina, que quizá ha sido y es nuestro fuerte, nuestros cocineros están introducidos en muchos lugares importantes, incluso en nuestras empresas. Por ejemplo, nuestro grupo tiene el servicio del Palacio Real, tiene el Senado de España, tiene varias embajadas, y hay chicos que han aprendido en nuestra escuela o gente que está trabajando siempre en relación con la innovación. Por eso hoy el movimiento gastronómico es tan fuerte en España y en Europa; necesita chicos que estén en punta de lanza para esa innovación de la cocina de fusión, de la cocina que llaman ahora tecnoemocional, que ha superado la nueva cocina, la nouvelle cuisine, que arranca en Francia y luego se establece en España. El aula de Análisis Sensorial de la Escuela de Hostelería de Sevilla, que acaba de inaugurarse, ha costado 100.000 euros, y tiene unos elementos tecnológicos informatizados, etcétera, que van mucho más allá de la simple cata de vinos.

***

EC - Luis de Lezama es licenciado en Ciencias de la Comunicación y graduado en la Escuela de Hotelería de Lausana, Suiza, empresario gastronómico y hotelero, periodista y escritor. Es vasco, nació en Álava hace 72 años y es sacerdote desde 1962...

L de L - Quiero agregar que me eduqué en los jesuitas, pero desafortunadamente no tuve valor para ser jesuita, porque la Compañía de Jesús me infunde un gran respeto.

EC - Como nos contaba más temprano, todo este imperio comenzó cuando sintió la necesidad de buscar oportunidades de empleo y formación para los jóvenes carenciados de su comunidad, y decidió crear un restaurante, La Taberna del Alabardero.

¿Cómo llegaron a Estados Unidos? ¿Por qué uno de estos restaurantes en Washington, que además es muy prestigioso?

L de L - Fuimos a Estados Unidos por una tentativa de un amigo mío que entonces era secretario de Estado de Comercio, Guillermo de la Dehesa, que nos dijo: "Estados Unidos tiene una carencia total de cocina española, se confunde lo hispano con lo español", entonces la mayoría de los restaurantes llamados españoles o hispanos hacían una cocina que no se correspondía a la gastronomía española, sino a la de América Latina. Ahí vino la cosa, a través del Instituto de Comercio Exterior de España, que nos iba a ayudar, pedimos hacer un estudio sobre seis ciudades americanas. El Instituto de Comercio Exterior hizo un estudio magnífico sobre cuál era el concepto de restaurante español, cómo debía ser, cómo no era, etcétera. Y con ese estudio en las manos con un equipo me recorrí Estados Unidos; en un mes vi aquellas seis ciudades americanas. Elegimos Washington y se nos prometió una ayuda que luego no se produjo y cuando ya estábamos en el mar teníamos la barca pero no los remos. Pero gracias a la ayuda de algún amigo bancario que nos echó un cable abrimos la taberna en Washington, muy cerca del Banco Mundial, del Fondo Monetario, es decir, en aquella área donde se mueven y se cocinan tanto los intereses de los países del mundo. Al principio fue muy difícil, no es fácil introducirte en la sociedad americana y en un segmento que generalmente está controlado por gente de manos poderosas. Un restaurante de clase, de categoría, que pretende, como lo es ahora, estar entre los 10 mejores de Washington en la Guía Zagat cuesta, hay que tener mucha constancia.

EC - Esa es otra de las características de varios de sus emprendimientos: están destinados a públicos muy selectos. Por ejemplo hay un resort de lujo en Marbella, que por lo menos cuando se inauguró tenía habitaciones con precios muy caros, la más barata costaba 180 euros la noche. No sé cómo está ahora.

L de L - Ha bajado, Marbella está down y ha caído mucho el turismo. El Alabardero Resort, que está en Benahavis, sigue manteniendo un estilo de muy cuidada atención. Son 22 habitaciones, es una boutique hotel. Pero tiene por compensación el Alabardero de la playa, que es muy popular, sobre todo, comer allí los arroces tan maravillosos que hacen los chicos, y también tiene una atención de catering muy importante. El Alabardero Resort de Benahavis no solo tiene ese reducto de una cocina de investigación I+D, es la nueva cocina de fusión que se mantiene ahí porque tiene posibilidades de trabajar y estudiar en la temporada baja, sino también unos lugares de eventos donde pueden dar y dan de hecho muchas bodas, banquetes para 200, 300, hasta 500 personas. Eso mantiene, estabiliza un poco, pero es muy difícil la situación en Marbella en estos momentos, no es nada buena.

EC - El grupo Lezama cuenta con más de 600 empleados, factura 17 millones de euros al año.

L de L - Los empleados oscilan bastante de la temporada alta a la temporada baja, pero más o menos es esto. Ahora mismo, en Madrid, Plaza de Oriente, los establecimientos de Café de Oriente, La Botillería, La Taberna del Alabardero, tienen unas terrazas para más de 350 personas en la Plaza de Oriente mirando al Teatro Real y el Palacio. Cuando hace buen tiempo es un lugar idílico para pasar un atardecer. Eso tira mucho, hace que muchos emigrantes –con papeles, sin papeles no– estén fidelizados dentro del grupo y de la compañía. Ahora van a abrir ahí la Mar del Alabardero, que es un establecimiento más en esa misma área, con solo productos de mar.

EC - La pregunta quizá esté de más en función de lo que usted ya contestó antes, pero la hago igual: ¿qué destino tienen las ganancias del grupo?

L de L - Volver a invertir en momentos en que la crisis se está cebando, la creación de nuevas empresas y la falta de trabajo es brutal. Hemos seguido con ese proyecto de desarrollo sostenible que es abrir en estos momentos la Mar del Alabardero, que dará 20, 30, 40 puestos, más luego en temporada las terrazas, y poder demandar y que te den créditos, que no es fácil. Estamos haciendo el Capricho del Alabardero en Córdoba, en la finca del famoso torero El Guerra, donde hay un grupo de ex alumnos de la Escuela de Hostelería Superior de Sevilla que está trabajando, y por supuesto Seattle, que el 11 de diciembre pasado abrió sus puertas muy cerca del Fish Market, en pleno centro, en el down de Seattle. Allí fueron ocho muchachos con un gerente a establecerse en una ciudad tan importante y tan vital como Seattle.

EC - Tengo muchos mensajes de oyentes con preguntas o con comentarios. Por ejemplo, éste de Alberto que dice: "La verdad, este cura Lezama me parece un ser humano increíble. Sus conceptos me emocionan, llegan al fondo, esto del capital humano es verdaderamente profundo. ¿Escribió algún libro sobre el tema?".

L de L - Estoy acabando aquí El capital humano, precisamente...

EC - ...De eso está escribiendo acá en Uruguay en estos días de descanso.

L de L - Sí, en Punta Colorada. Estoy escribiendo esto que son conferencias, porque suelo recorrer alguna universidad y sobre todo las asociaciones empresariales en estas circunstancias, sobre dos temas importantes, que son el capital humano y la innovación, que es la clave para todo, incluso para la Iglesia, que necesita una innovación. Tenemos que predicar mucho más el amor y menos el temor a Dios.

EC - ¿Cómo es eso? ¿Cuál es su preocupación en ese sentido?

L de L - Primero servir...

EC - ...Pero su preocupación por esos defectos que usted observa en la estrategia de la Iglesia.

L de L - Creo que hay que tener una crítica positiva siempre, dentro de tu empresa, dentro de tu organización, dentro de la Iglesia. La crítica constructiva, la crítica que no hace daño, pero que te permite descubrir nuevos caminos. Y no cabe duda de que la Iglesia en estos momentos necesita abrirse a una sociedad, y sobre todo tener un diálogo continuo y permanente. En mi país estos problemas son acuciantes...

EC - ...Yo he visto esta frase suya: "La misión del sacerdote es dar servicio espiritual, no concibo una Iglesia cerrada. Los negocios cerrados no funcionan, ni los del cuerpo ni los del alma. La institución está hoy muy burocratizada, apoyada en exceso de normas y reglas que marcan una ortodoxia".

L de L - Sí, me da mucha tristeza pasearme por Madrid con las iglesias cerradas durante todo el día, las abren, a lo mejor, un poco antes de la misa y las cierran. Yo tengo la parroquia, que está en el Santuario de Nuestra Señora de Valverde, un pequeño santuario que está dentro de mi demarcación, como iglesia provisional, porque he empezado por hacer el colegio...

EC - ...Ese es un dato que vale la pena agregar: hace muy poco tiempo, hace tres años, optó por volver a hacerse cargo de una parroquia, después de 30 años largos completamente concentrado en el grupo Lezama.

L de L - Hay unas razones. Primero, si tú estás todo el día predicando a los muchachos la autogestión, la necesidad del valor del capital humano de cada uno, lo que tienen que hacer, lo que se debe hacer, y les estás dando estilo y doctrina que compartes, una de dos, o das un paso atrás y te pones al mando del barco, o si no, te da un infarto y qué pasa con el barco. Disfruto viendo cómo el equipo, los ocho consejeros más dos consejeros externos que son amigos personales desinteresados –uno de ellos ha sido consejero delegado de Iberia hasta hace muy poco, Ángel Mullor, y otro director general de las Cajas de Ahorros–, estos 10 personajes están funcionando y están haciendo posible muchas cosas que a lo mejor yo con mi modo de verlo no conseguía. Entonces di un paso atrás, y me pareció que era importante primero volver a la Iglesia, porque un año sabático estaba bien, pero 35 ya es mucho. (Risas)

EC - Lo hace en un momento en el que otro en su lugar quizá optaría por retirarse, por ir a descansar. Usted opta por ir a meter los pies en el barro de nuevo y a trabajar duro en la construcción de una parroquia.

L de L - Sí, es un barrio precioso, nuevo, al norte de Madrid; tiene 12.000 nuevas viviendas, más de 45.000 personas viven allí, jóvenes todos, como yo. (Risas)

Hemos empezado por ir a un concurso público de colegio y hemos creado un colegio concertado con el gobierno, que ahora tiene 525 alumnos en su primer año, el curso que viene tendrá 1.100, al siguiente crecerá, hasta 2.400 alumnos. Es un colegio católico, con enseñanza católica, donde se permite la entrada a muchos niños y niñas que no son católicos, pero que pueden optar por nuestra educación. Y al lado estará la capilla que vamos a hacer y que será la parroquia del barrio. Pero había que empezar por la formación, no al revés, no podía ir a predicar, sino a dar trigo.

EC - Cuéntenos cuál es el motivo central de su visita a Uruguay en estos días.

L de L - Primero, hacía años que no venía aquí -hacía tres o cuatro años-, porque aquí se descansa muy bien. Estoy aquí encerrado en esta chacra, bajo a Piriápolis a decir misa. Me encontré con tres sacerdotes uruguayos jóvenes en la misa de nueve; me encantó oírlos: chicos jóvenes de la Iglesia uruguaya, que siempre me ha asombrado mucho. Los curas uruguayos son gente culta, deben gastar su poco dinero en libros.

EC - Pero vino por un pedido muy especial. ¿Qué tiene que hacer el sábado?

L de L - El sábado caso a Hilario, el hijo de Roberto Canessa, un muchacho que he visto crecer desde pequeñín. Para mí, la familia de Roberto, lo mismo que las otras familias, de Nando –desgraciadamente no pude venir a la boda de su hija porque no me podía mover–, Gustavo Zerbino, Carlitos Páez, Strauch, Harley, tantos chicos de los de la Cordillera, son para mí un referente de valor del capital humano que siempre cito en mis charlas en España. Además, en muchos de ellos he visto producirse un cambio diferencial brutal, no por el accidente, sino a raíz del accidente y después de la vida, que esto es lo que vale.

EC - ¿Cuándo estará pronto el libro? ¿Cuándo lo edita?

L de L - Creo que va a salir este otoño. Lo último que edité fue una novela sobre la contienda palestino-judía, La rosa de David, en Algaida Anaya, que está en la quinta edición. Hace tres años que no publico, y siempre es necesario, porque a ti mismo te realimenta el pensar para publicar, hay que llenar la alforja otra vez.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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Al comenzar La Tertulia del jueves 12 de febrero, Antonio Mercader recuerda su experiencia con el Padre Luis de Lezama:

ANTONIO MERCADER:
Dos palabras quería decir sobre este feliz despertar escuchando al Padre Lezama. Los oyentes habrán oído este personaje tan singular, tan rico y extraordinario que es el cura Lezama. Yo lo conocí en el año 1991 cuando preparábamos el Pabellón de Uruguay en la Exposición Universal de Sevilla porque llamó por teléfono para identificarse como un uruguayo más y como alguien que quería colaborar con Uruguay, y bien que colaboró con nosotros en Sevilla, donde ya tenía la primera Taberna del Alabardero. Después nos reencontramos. Es realmente un personaje de una calidad personal e intelectual...

EC: ...Así que tú no lo habías conocido en aquella primera llegada de él a Uruguay cuando ocurrió la Tragedia de los Andes, en diciembre de 1972. Lo conociste bastante tiempo después.

AM: Lo conocí mucho después pero porque él vino a colaborar con nosotros en un Pabellón de Uruguay que estaba muy desprotegido y desvalido y donde nos dio una gran mano porque él ya en Sevilla tenía el primer restaurante y nos hizo el catering del Pabellón.

EC: ¿El catering? ¿Cómo era? ¿Ya era bueno?

AM: Era excelente. Ya inclusive el Día de Uruguay –me acuerdo– el 28 de julio de 1992 se hizo una comida con las autoridades y ya figuraba entre los mejores restaurantes de Sevilla que es mucho decir. Porque en Sevilla son de buen diente todos.