Entrevistas

Marineros uruguayos enfrentan acusación australiana

"En el barco somos máquinas que trabajamos 17 horas, comemos y dormimos, y todo lo que vemos es mar y cielo", dijo el marinero Alejandro Mallo que se declarará inocente en el juicio que le sigue el gobierno australiano.

EN PERSPECTIVA
Vieres 26.03.04, 07.37.


EMILIANO COTELO:
Vuelve al tapete la situación de los marinos del pesquero Maya V, de bandera uruguaya, que fueron capturados a fines de enero en aguas australianas. 32 marineros del Maya V, propiedad de la armadora Alcimar, se declararon culpables ayer de utilizar sin autorización un barco de pesca en esa zona de exclusión.

Los marineros enfrentan multas de hasta 20.600 dólares por encontrarse a bordo del Maya V cuando fue apresado por las autoridades el 23 de enero, según un despacho de la agencia EFE. BR>
Estamos ahora en comunicación con Alejandro Mallo, uno de los marineros del Maya V. ¿Usted es uno de los 32 que se declararon culpables?


ALEJANDO MALLO:
No, no. Todavía no me pronuncié. Tres compañeros pedimos cambio de abogado, y el que tomó nuestro caso pidió una prórroga de una semana para estudiarlo. Dentro de una semana los tres que cambiamos de abogado tendremos que declarar, y sería no culpables.


EC – Tenemos dos situaciones entonces dentro de la tripulación. 32 se declaran culpables y tres que han pedido este tiempo extra.


AM –Es así.


EC – Respecto a las dos posibilidades, ¿por qué ustedes no optaron por declararse culpables?


AM – Lo mío es muy simple: yo no soy culpable. Yo me embarqué en Uruguay a trabajar en un barco de bandera nacional y repentinamente me encuentro detenido en Australia. No soy culpable de nada.

Se me acusa de hacer uso de un barco pesquero en aguas australianas, y yo no tenía el menor conocimiento de que estuviéramos en aguas australianas. Es más: si me hubieses preguntado si tenia conocimiento de la existencia de dos islas australianas, la verdad es que no lo tenía. No sabía ni que existieran dos islas australianas por este lado. Yo no me puedo declarar culpable de algo de lo que no lo soy. Estaba a bordo, sí... Los cargos son uso de un barco pesquero en aguas australianas, pero no me siento culpable.


EC - ¿Cuáles eran exactamente sus tareas a bordo del Maya V?


AM – Mi tarea es marinero. Ningún uruguayo tenía cargo en el barco; los cargos eran todos de personas extranjeras. Era marinero y mi trabajo de marinería.


EC – Es un tema bien polémico este de la responsabilidad de los marineros. En principio, parece bastante claro que la responsabilidad máxima y fundamental corresponde a los oficiales, el capitán, el patrón de pesca, etcétera, pero cuando un barco de estos está pescando en aguas australianas, por citar esa situación irregular, ¿ustedes no tienen ninguna noticia de que están en infracción? Porque a algunos de estos barcos se les ha llegado a pintar nombres falsos en sus cascos ocultando el nombre verdadero, se les ha cambiado la bandera... Ese tipo de tareas, que han sido efectuadas, ¿quiénes las han cumplido? ¿No han sido marineros, justamente?


AM – Sí, pero lo que pasa es que... Esta era mi primera marea, para otros compañeros era la primera marea. Cuando embarqué, el barco salió con bandera panameña, con un nombre y con una sigla. En alta mar se le cambió la bandera y se le cambió el nombre. Yo no lo tomo como que están ocultando nada; aparte mi trabajo es acatar órdenes, si viene el capitán supongo que sabe lo que hace. A los 10 días de haber embarcado se le cambió la bandera, el nombre, la sigla, la matrícula, todo. Además, la bandera se usa cuando vas a entrar a puerto: se la quita cuando uno sale a trabajar porque son mareas de son de cinco meses, y posiblemente lo que se busca es no estropearla. Cuando ya no se utiliza porque no es importante, te la mandan a quitar, la quitas y la guardas para que no se estropee. Después...

El que tiene conocimiento de la posición en la que está el barco son la gente del puente. Yo subo al puente sólo si voy a llamar por teléfono o a buscar cigarros, que me los entregan allí. Y no subo con la intención de fijar en dónde estoy porque... Yo me levantaba a las tres de la mañana y me acostaba a las nueve y media de la noche: hacía 17 y media o 18 horas por día, y lo que menos te preocupa es saber dónde estás. Aparte, si ni sabes que hay islas australianas, que puedes estar en aguas extranjeras.... Te dedicas a tu trabajo y es simple: acá es trabajar, comer y dormir, trabajar, comer y dormir porque son 17 horas y media por día, y esto se vuelve un movimiento mecánico: trabajar, comer y dormir.


EC – Cuando ustedes son contratados para desarrollar tareas en un buque de este estilo ¿no conocen la historia de estos barcos, sus antecedentes? Porque no es la primera vez que sucede que uno de ellos termina pescando en aguas jurisdiccionales australianas.De alguna manera ¿no hay un implícito de que eso va a ocurrir?


AM – No, no. Vuelvo a repetir que uno no tiene conocimiento de que existen dos islas australianas tan al sur. Uno ve hielo, agua, hielo, no sabe que existan dos islas; uno ver mar y cielo, nada más; mar y cielo, sin nada que marque una diferencia. En el agua no hay una raya que marque "Acá podés estar y acá no". La responsabilidad directa es de la gente del puente, que es la que sabe la posición del barco.

Hay un observador a bordo, el representante de Dinara (la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos), y el observador es el encargado, es el hombre que está para regular todo esto. Si él no dice nada...


EC – Está claro que en esos niveles están las responsabilidad principales y finales. Simplemente, quería terminar de entender el trabajo que ustedes desarrollan porque, por primera vez, la Justicia australiana los acusa a ustedes. No se había dado hasta el momento ese tipo de respuesta que, aparentemente, lo que persigue es un "objetivo ejemplarizante", según se veía desde allá.


AM – No, no. Se ha dicho eso, pero tampoco es tan así. Porque hay un trasfondo que es un problema internacional que hay con esas islas.Yo no las conozco, las conocí por fotos, pero el problema es que son dos peñascos de roca y hielo, son inhabitables porque no pueden sostener ningún tipo de vida (ni árboles, ni aves, ni seres humanos, nada) y no son productivas; no hay nada en esas islas. Esas islas están protestadas: hay muchas naciones que no se las reconocen a Australia como propias, y Australia las reclama. Entonces estamos en un problema internacional: con esto Australia quiere demostrar que son suyas, y estamos en medio de un problema internacional. No hay más.


EC - ¿Por qué los otros integrantes de la tripulación se declararon culpables?


AM – Hay marineros de muchas nacionalidades: chilenos, peruanos, portugueses y españoles, gente que hace años que ha trabajado con los españoles (los chilenos, por ejemplo, siempre han trabajado con españoles) y están acostumbrados a estos casos; aparentemente, están acostumbrados. Y a los uruguayos se nos ha hecho todo tipo de amenazas por parte de los abogados de la compañía, de los fishers... Nos han cortado los sueldos; y la gente que se va no se les paga más; a nosotros que nos quedamos no nos pagan más. Hay muchas personas que son cabeza de familia...


EC – El argumento por el cual les han indicado que se declaren culpables es que, si lo hacen, ¿reciben los pasajes a Uruguay y el pago de los salarios hasta el día de ayer? ¿Es efectivamente así el planteo que las ha hecho la empresa?


AM – Sí, sí, sí. Aparte de muchas cosas más: que si no nos declaramos culpables como es nuestro caso, la empresa no se hace cargo del pago del juicio ni del pago de los haberes, ni de absolutamente nada. Quedamos desligados de todo, quedamos solos. Ya lo tenemos bien entendido.

El abogado que nos está defendiendo en este momento es de la Unión de Pescadores de Australia, que tiene un fondo destinado a este tipo de casos, que es para los pescadores de Australia, pero en este caso van a hacer una excepción y lo ponen a nuestra disposición ese fondo para pagarnos el juicio.


EC - ¿Cómo están viviendo ustedes, con qué tipo de recursos para la vida diaria de estos días?


AM – Se nos venía entregando 100 dólares por la semana y nada más, que ya se nos ha dicho que no nos serán entregados más ese dinero; que a partir de que la gente se vaya, quienes nos quedamos no recibiremos más ese dinero.


EC – Si ustedes persisten en su decisión de declararse inocentes, ¿cómo sigue la cosa?


AM – Va a estar difícil, porque la gente del Viarsa se declaró inocente y el juicio, que será el 5 de octubre, va a durar más de un año. A nosotros nos dicen que va a llevar un año o un año y medio y está difícil...


EC – Mientras tanto ¿tienen que permanecer en Australia?


AM – Es más: en la ciudad de Perth. No podemos salir de la zona metropolitana de Perth. No nos movemos mover de acá. Debemos pernoctar en Stella Maris, un hotel para marinos, y nada más.


EC - ¿Qué dicen las familias de ustedes?


AM – Es de imaginar: están como locos. Pero mi familia me apoya cien por ciento en mi inocencia, y chau: "Te apoyamos y vamos a hacer todo lo posible para ayudarte", han ido a todas las reuniones en el ministerio, al sindicato... Se mueven como locos. Pero ellos, como yo, quieren mi inocencia porque no me quiero ir manchado... ¡Si yo salí a trabajar!

Es lo mismo que mañana vayas a trabajar en ómnibus, vienes sentado, el chofer atropella a alguien y te acusen a ti por ir en el ómnibus. ¡No tiene sentido! Es lo mismo que la acusación contra nosotros. ¿Qué culpa tienes, si no vas al volante, no vas al mando del ómnibus? Pero te ponen cargos en tu contra por ir en el ómnibus. No es así: si hay responsables, no somos nosotros.


EC – Desde la audiencia preguntan qué beneficio tiene la empresa por el hecho de que los tripulantes se declaren culpables.


AM – Quitarse un problema de encima, porque directa o indirectamente este es un problema muy grande. Ya sabe todo el mundo que el armador real no es uruguayo, es español, y lo presionan. Ellos querían que nos declaráramos culpables para quitarse un problema de encima. Si todos nos declaramos culpables, paga la multa, nos vamos y se quita un problema de encima.

Y los fishers de Australia lo que buscan es al armador real: saben que aparece uno uruguayo pero es totalmente ficticio. Acá saben bien quién es el armador, pero al no tener pruebas no pueden atacarlo.

Los abogados de la compañía, desde que llegamos hace dos meses, nos vienen amenazando con que si no nos declaramos culpables pasa esto, aquello, lo otro, y son todas mentiras. Porque ayer, les dijeron a las personas que se declaraban culpables que habían llegado a un trato con la fiscal de que la multa iba a ser de 2.000 a 4.000 dólares, que firmaran un papel comprometiéndose a no reincidir por un año, pagaban y se iban. Pero resulta que fueron a la corte y eran todas mentiras: la fiscal quiere la multa máxima, 27.500 dólares y que si no pagaban fueran de nuevo a la prisión de máxima seguridad. Estuvieron todo el día peleando en la corte y se les dio una semana de prórroga pero esto no termina acá: si pedían el máximo, no se sabe...

Han manejado todo con mentiras. El grave problema que tenemos nosotros es que no entendemos el idioma, y ellos nos manejan como si fuéramos ganado; manejan a todo el grupo como si fuera un rebaño de ovejas.


EC – Desde la audiencia preguntan si tienen algún tipo de apoyo de la colectividad uruguaya en Australia.


AM – No, ninguna. La colectividad uruguaya en Sidney nos dijo la primera que nos iban a apoyar, que nos iban a mandar ropa (porque salimos con la ropa que teníamos puesta), tarjetas de teléfono porque hablar sale carísimo... esto y lo otro, pero nunca llegó; nunca más llamaron.

La única persona que acá nos apoya cien por ciento, la persona que se preocupa, llama, nos buscó este abogado, es un diputado del estado de Sidney, un uruguayo que vino a los 18, Telmo Languiller, y el apoyo de la embajada: el embajador se ha portado muy bien, nos apoya pero moralmente porque él cumple órdenes y el Estado uruguayo no se hace cargo de nada.


EC - ¿Qué edad tienes?


AM – 39, y este año cumplo 23 navegando.


EC - ¿En este tipo de barcos?


AM – No, no. He trabajado en muchos tipos de barcos, pero en estos desde hace dos años.


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Transcripción y edición: Jorge García Ramón

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