104.000 niños sin cobertura alimentaria ni de otras necesidades básicas
Según el informe anual de Unicef, uno de cada 10 niños de hasta un año atendidos en Salud Pública padece desnutrición crónica. Consultor Álvaro Arroyo: la infantilización de la pobreza aumenta incluso en períodos de mejoría económica.
(Emitido a las 07.40)
EMILIANO COTELO:
La situación no es nueva: vemos con frecuencia a niños pidiendo limosna en los semáforos, o desarrollando alguna tarea de entretenimiento para justificar la mendicidad.
"La situación de calle y el trabajo infantil son caras visibles de la pobreza que reclaman una respuesta más decidida e innovadora, que no sólo atienda a lo inmediato sino que articule redes de protección firmes y duraderas que logren romper el ciclo de la pobreza y sus consecuencias", dice el último informe elaborado por el Observatorio de Derechos de la Infancia y la Adolescencia en Uruguay, en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef.
El informe fue dado a conocer ayer, y contiene varios datos que no pasan inadvertidos. Por ejemplo, uno de cada dos niños de cero a cinco años vive en hogares pobres. El estudio señala además que alrededor de 104 mil niños uruguayos no logran cubrir los costos de alimentación y otros bienes y servicios considerados básicos. Entre ellos, unos 12.000 niños ni siquiera reciben los requerimientos mínimos de nutrición. También advierte que entre los pacientes de Salud Pública, un 10% de los menores de un año padecen problemas de desnutrición crónica, y esta cifra aumenta al 17% en los niños de entre uno y dos años.
***
Estamos en comunicación con el doctor Álvaro Arroyo, consultor de Unicef en el área salud. ¿Qué es este Observatorio de Derechos de la Infancia y la Adolescencia?
ALVARO ARROYO:
Presentamos ayer una publicación que es el resultado de un trabajo que, como usted adelantaba, pretende reunir información de que dispone el país sobre la infancia y la adolescencia, pero desde una perspectiva de derechos, que es una forma que nos permite ordenar esa información.
EC - ¿Cómo es eso: "perspectiva de derechos"?
AA - Unicef trabaja guiado por la Convención de Derechos de la Infancia, un acuerdo internacional suscripto por Uruguay, que establece en forma exhaustiva todos los derechos que los países entendieron que deben ser contemplados en relación a los niños y adolescentes.
EC - Desde esa óptica, ¿cuáles entiende que son las informaciones que más deberían llamarnos la atención?
AA - Permítame agregar que completamos este trabajo incorporando la idea de ciclo de vida: miramos los datos de que disponemos desde una perspectiva de derechos en los más chiquitos, los niños en edad escolar y los adolescentes.
Hay situaciones comunes y diferentes, pero lo más relevante para Uruguay (es la reflexión que hemos hecho, y cuando hicimos ayer la presentación los comentaristas coincidían en esto) es la pobreza. Porque es un dato que no es nuevo, esto se conoce desde hace tiempo, ya ha sido investigado, pero uno vuelve a encontrar la situación nuevamente: en Uruguay los niños participan de la pobreza más que los adultos. Es un dato que se repite en distintos momentos: tanto en momentos de crisis como de mejora económica y mejora de la pobreza.
EC - Ustedes señalan en el informe que "Uruguay no logró aprovechar los mejores momentos económicos de los 90 para reducir la brecha existente entre la pobreza infantil y la de los adultos mayores".
AA - Exacto. Ese no es un tema exclusivo del país, pero en Uruguay adquiere mucha relevancia: hay una brecha que el país no logra reducir.
EC - Esa infantilización de la pobreza ha venido creciendo.
AA - Claro. Aquí hay que ser cuidadosos, porque hay cosas que el país ha logrado y otras que no, pero es evidente que no se logra reducir esa brecha. En situación de mejora económica, cuando el país logró reducir la pobreza, también redujo la pobreza infantil pero la brecha se mantuvo.
EC - ¿Usted se refiere a estos números, por ejemplo: en 1986 existía una relación de dos niños pobres por cada mayor de 65 años pobre? Entre 1994 y 1995 la relación subió a siete niños pobres por cada adulto mayor pobre, y en 2003 la brecha continúa aumentando: ahora hay nueve niños en situación de pobreza por cada adulto mayor pobre. ¿De esto hablaba usted?
AA - Exacto. Lo que muestran esos datos es que la brecha no sólo es importante (hoy está por debajo de la línea de pobreza el 25% de los hogares), no sólo no se reduce sino que los hogares con niños participan de una manera mucho mayor. Estamos hablando de que casi el 50% de los niños están por debajo de la línea de pobreza. Uno podría pensar que si el 25% de los hogares están por debajo de la línea, esa sería la participación de la infancia; sin embargo los niños de cero a cinco años que están por debajo son el 50%. Y esa brecha, entonces, no sólo no disminuyó sino que aumentó.
Es cierto que, en los momentos en que el país mejoró y la pobreza disminuyó, también disminuyeron en números absolutos los niños que estaban en situación de pobreza. Pero siempre manteniendo la brecha, e incluso ampliándola, porque hoy esa brecha ya es mayor, significativamente mayor.
EC - Ustedes se detienen también en datos de desnutrición, por ejemplo.
AA - Sí. Este es un aspecto más complejo, porque no disponemos de tanta información, es un poco más difícil saber sobre aspectos nutricionales, porque las encuestas son más costosas y más complejas. Pero efectivamente estamos hablando de datos hasta el año 2002, porque la procesamos durante el año pasado; siempre hay un rezago cuando uno trabaja con esta información. Ahora vamos a continuar trabajando con la de 2003, de la que ya surgen algunos datos preocupantes porque las situaciones van impactando con cierto rezago.
EC - Sí: tocamos fondos en 2002, y recién estamos empezando a salir ahora, en el 2004, así que es de suponer que el panorama de 2003 pudo ser más complejo aún.
AA - Exacto. Y en los aspectos nutricionales tenemos información, por ejemplo, de la población que se atiende en Salud Pública, porque los datos que manejamos son de ese Ministerio. Y esta información muestra que hubo un relativo empeoramiento de la situación, sobre todo en los niños de entre uno y dos años. Usted ya adelantaba cuál es la situación en ese sector, pero es el más afectado por la desnutrición crónica: en esta población llega a ser de casi un 17%.
EC - ¿Es el 17% de todos los niños de entre uno y dos años, o de los que se atienden en Salud Pública?
AA - De los niños que se atienden en Salud Pública.
EC - Es una precisión importante.
AA - No es información de toda la población: no hay una encuesta a esta edad que dé información sobre toda la población del país. Tenemos los datos de Salud Pública...
EC - Precisemos esto: estos últimos datos que estamos comentando (no los primeros) corresponden a la población que se atiende en Salud Pública.
AA - Exacto.
EC - ¿A qué se define como desnutrición crónica?
AA - Hablamos de afectación de la talla, de la estatura, en relación con la edad. En realidad estamos hablando de cuando hay problemas de aporte de nutrientes que van afectando el desarrollo del niño. Esto es bien importante, porque nos habla de los efectos de estos problemas a esta altura de la vida. Una correcta alimentación y cuidados son absolutamente fundamentales para que el desarrollo de un niño sea adecuado y, si eso no se logra, la huella queda. La huella es la talla; cuando la talla resulta afectada -y es lo que vemos en este tipo de desnutrición- vamos como trazando la huella de las carencias nutricionales o los problemas que ocurrieron.
EC - Esta cifras que usted ha estado desgranando, y que por supuesto no son las únicas del informe Unicef, ¿cómo nos colocan en el contexto internacional, en la región...?
AA - Uruguay ha estado en una situación muy favorable; los indicadores del país lo han ubicado muy bien en el contexto latinoamericano. Pero, sin duda, los problemas más recientes nos modifican esa situación. Doy un ejemplo: no está confirmado todavía, pero probablemente en 2003 haya habido un incremento en la mortalidad infantil, y eso cambia mucho la tradición de Uruguay en este sentido: es uno de los países que...
EC - Tenía una tendencia firme a la baja.
AA - Claro. Durante muchos años, incluso en situaciones de crisis, la mortalidad infantil ha tendido a descender y ha logrado cifras que no son las mejores del continente (otros han países han logrado desempeños mejores) pero sin duda sigue teniendo una posición de privilegio.
Uno tiene que compararse con los demás y también consigo mismo, y en ese sentido Uruguay no pierde la situación favorable, pero hay elementos de preocupación que hay que atender. Este no es un dato que esté en la publicación, porque es de 2003 y aún no está confirmado, pero de confirmarse sería sin duda bastante inquietante.
EC - La última pregunta daría para una entrevista entera, pero ustedes destacan que las políticas y programas sociales dirigidos a la infancia en Uruguay aseguran la supervivencia de los niños, pero no logran cubrir suficientemente sus necesidades de desarrollo y bienestar. ¿Qué recomendaciones formulan?
AA - El trabajo quiere provocar el estímulo a discutir, a intercambiar y a buscar interpretaciones y soluciones. Por supuesto, en este sentido (lo decíamos ayer en la presentación) es absolutamente clave la coordinación y la integralidad de las políticas. Algunos esfuerzos han sido hechos, pero no se ha avanzado lo suficiente.
EC - Los programas existentes podrían ser más eficientes, nada más que con coordinarlos bien.
AA - Por supuesto. Eso es siempre a favor de la efectividad de lo que se está haciendo: mayor coordinación y mayor integralidad. Ese es un punto clave. En este trabajo no hemos profundizado en un aspecto que es importantísimo: si esta es la situación, cuál debe ser la respuesta, y de algún modo sacar más conclusiones. Por ejemplo, uno tema es el gasto: ¿Uruguay gasta lo suficiente, debería gastar más? ¿Obtiene lo que debería de acuerdo a lo que gasta (y eso habla de mayor eficiencia, coordinación, etcétera)? Son preguntas que están planteadas.
Hay una gran conclusión de fondo, y es que Uruguay no ha logrado transferir a la infancia el bienestar que la sociedad logró. Y ahí hay un problema serio, un bloqueo, algo que no funciona y que seguramente tiene que ver con las políticas, con dar mayor integralidad y mayor coordinación. Probablemente también haya que gastar más por lo menos en algunos aspectos, pero ese es un debate que está planteado. Lo que hacemos hoy en este trabajo es iluminar un campo del problema con datos y con una mirada en particular que es la de los derechos.
La idea que manejamos es que no es sólo un deber de la sociedad que los niños puedan efectivamente gozar en forma plena todos los derechos; también es una gran oportunidad: es la mejor inversión que la sociedad podría hacer. En cierto modo, entonces, esto es como una oportunidad que estamos perdiendo.
-----------------------------------------
Transcripción y edición: Jorge García Ramón