Entrevistas

Los peligros de las redes sociales: cuando la impunidad es la norma

Los peligros de las redes sociales: cuando la impunidad es la norma

Eduardo jamás usó Facebook. Por una cuestión de principios, no forma parte de "redes que carecen de un director responsable o en las que la gente puede escudarse en el anonimato". Sin embargo, un día recibió la noticia de que alguien había creado un perfil suyo en la popular red social, en el que se le atribuían preferencias políticas y sexuales que no compartía. Sin dudarlo, inició un proceso de investigación que finalizó con un resultado poco habitual en estos casos. Entrevistado por En Perspectiva, relató su experiencia. "Los abusos hay que combatirlos cuando comienzan. Uno no puede mirar al costado y esperar a que le toque a uno", manifestó.


(emitido a las 09.00 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
En el mundo hay más de 400 millones de personas a las que les gusta compartir fotos, contar qué están pensando, cultivar una granja virtual, conocer novedades de seres queridos, chusmear directamente, hacerse fans de personas o instituciones, apoyar diversas causas, jugar entre sí a distintos juegos. Son 400 millones de usuarios de internet que van todos los días al sitio Facebook.

Aunque en principio la idea de compartir en Facebook tantas cosas con tantos amigos puede resultar divertida, en algunos casos la experiencia puede ser traumática. En algunos casos o en muchos.

No son pocos los usuarios que han sufrido las consecuencias de la falta de privacidad de sitios como este. Y otros han tenido que padecer sus inconvenientes, entre ellos personas que nunca fueron usuarias de las redes sociales y que son afectadas, por ejemplo, porque terceras personas crean perfiles o sitios personales en su nombre contando solamente algunos datos y buscando perjudicar a quien se le falsea la identidad o el sitio.

Esto fue lo que le pasó a Eduardo, un oyente que hace unos días nos contó su historia, que esta mañana vamos a compartir.

***

JAE - ¿Cómo arranca su historia? ¿Usted era usuario de Facebook?

EDUARDO:
No, no, jamás; por principios no entro en ese tipo de redes que no tienen un director responsable y en las que la gente se puede escudar en el anonimato para hacer cualquier tipo de cosa. La gente no tiene idea de las barbaridades –yo tampoco la tenía– que se pueden hacer por medio de las redes sociales.

JAE - En su caso, usted no era usuario de Facebook pero se enteró de que existía una página a su nombre. ¿Cómo fue eso?

E - Yo estaba viajando, estaba en Estados Unidos en un viaje comercial, ese día tenía una entrevista muy importante, y recibí –por la diferencia horaria, muy temprano– una llamada de la oficina y una persona me dice que había recibido una comunicación en la que decía que yo estaba en una página de Facebook con un montón de características realmente extrañas. Montaron una página trucha en Facebook con mi nombre, pusieron mi dirección, mi teléfono particular, mi celular, algunos datos personales.

JAE - No hay duda de que no se trataba de alguien con el mismo nombre, que pueden existir "ene" casos.

E - No, no; puede haber muchos Juan Andrés Elhordoy, pero Juan Andrés Elhordoy que trabaje en El Espectador y que tenga su dirección, su teléfono, su familia no hay dos, así que no se trataba de otro Eduardo con un apellido parecido o similar al mío. Esto fue montado con toda mala fe, después lo descubrimos. Quizás la vehemencia que puse en tratar de llegar a las raíces de todo esto me llevó a encontrar al culpable; la mayoría de la gente desiste y no llega a esa situación.

JAE - ¿Cómo consiguió saber quién había creado ese perfil trucho?

E - Cuando me informaron en Estados Unidos, lo primero fue desesperante, porque yo no sabía ni cómo entrar en Facebook; si bien había recibido muchas veces invitaciones, nunca las acepté, entonces directamente no sabía qué hacer, con quién consultar, no sabía absolutamente nada. Tuve que esperar a volver a Uruguay para pedirle a alguien que acostumbra a entrar en Facebook que entrara para ver esa página, y para mi sorpresa vi –se hizo un testimonio de eso– que me habían atribuido estar en algunos grupos políticos quizás un poco radicales, permitidos pero radicales al fin, y en algunos grupos de preferencia sexual no aceptados generalmente por la sociedad, no quiere decir que no tengan sus derechos, pero a los que yo no pertenezco. Armaron una página en la que pusieron esas cosas junto con algunas otras que eran verdad, nombre, dirección, celular, trabajo, algún grupo social al que puedo pertenecer; el viejo método de Goebbels: entre algunas verdades mezclar mentiras para hacerlas verdad. Y después le mandaron eso a una funcionaria de una empresa con la que tengo relaciones comerciales, precisamente para que indirectamente hiciese saber a sus ejecutivos o a sus compañeros de trabajo en qué cosas raras estaba yo.

JAE - ¿La página tenía tráfico?, ¿había participación de otras personas?

E - Sí, la montaron en una página que tenía esa misma empresa, quiere decir que el infractor no solamente montó una página trucha, sino que se encargó de entrar en otras páginas con mi nombre para invitar a la gente a conocer la página. El fin era claro: desprestigiarme, difamarme, ensuciarme, lastimarme.

JAE - ¿Cómo consiguió saber quién había creado su perfil?

E - Cuando volví acá con mucha paciencia empezamos a tratar, a partir de las cosas que había puesto, de descubrir el perfil de la persona, y poco a poco vimos que por la forma en que mencionaba a grupos de izquierda y los juntaba con grupos de preferencia sexual no admitidos, tenía que ser una persona que no tenía una filosofía de izquierda. Cuando llamamos a Adinet para conseguir datos sobre quién era el autor –Adinet no da nada–, al darle el número de cédula mío me di cuenta de que era un número superior, porque inmediatamente me descartaron cuando di la primera cifra. Por lo tanto vimos que era una persona menor que yo.

JAE - Fueron todos descubrimientos que usted fue haciendo sobre la marcha. ¿Participó la Policía? ¿Hizo una denuncia?

E - Cuando tuve todos los elementos y más o menos quedaba limitado a muy pocas personas, fui a ver un abogado, hicimos la denuncia policial, y después la gente de la Policía, que es extraordinario cómo trabaja, debo hacer mención. Primero fui a Delitos Económicos, porque esto tenía intención de hacerme un daño desde el punto de vista económico, querían perjudicarme comercialmente, después pasé a Delitos Complejos, me atendieron de una manera maravillosa, estoy reconocido a la labor de ellos, y a la gente de Delitos Informáticos.

JAE - Por lo que cuenta, el trabajo de investigación lo hizo usted.

E - Prácticamente sí. Ellos citaron a declarar a la persona, que evidentemente cuando la citaron de Delitos Informáticos se hizo una idea de por qué la citaban, me imagino. Entonces llegó y dijo que iba a averiguar, que a lo mejor habían sido sus hijas, ya tenía una coartada, trató de poner la responsabilidad en menores de edad que son inimputables desde el punto de vista penal.

JAE - Mandó al frente a las hijas.

E - Sí, eso fue horrible. He visto muchos padres que hacen cualquier cosa por defender a sus hijos, pero mandarlos al frente para una cosa de esas... No puedo saber quién puso los dedos en las teclas de la computadora, pero evidentemente quien diseñó, quien armó los datos, quien preparó todo, fue esa persona, después lo confesó. Es evidente que una criatura de 13, 14 o 15 años, ni el bebé de Rosemary podría hacer algo de esa manera.

JAE - La Policía participó con los elementos que usted manejaba, citó a esta persona; ¿también citó a otros, o solo a esta persona?

E - Citó a esa persona, esa persona fue a declarar creo que un día lunes, quedó en volver al día siguiente, y al día siguiente confirmó que habían sido sus hijas y que iba a pedirme disculpas, que se hacía responsable, etcétera. Ni que hablar que ni la Policía ni yo creímos eso, esperamos las disculpas del caso, que nunca vinieron, y alrededor del 20 de diciembre presenté la denuncia penal. Probablemente el infractor jamás se imaginó: a) que lo iban a encontrar, b) que lo iba a citar la Policía, y c) que el tema iba a ir a la Justicia penal.

JAE - Una vez identificado el sujeto responsable, ¿cómo intervino la Justicia?, ¿cómo siguió el trámite?

E - Previo al pasaje a la Justicia la Policía tuvo una intervención excelente y logró –se ve que tiene algún tipo de comunicación o línea especial con Facebook– que bajaran la página. Facebook bajó la página a fines de noviembre.

JAE - ¿Fue la Policía que logró eso?

E - La Policía logró eso, sí, después de identificarme. Yo ya había mandado múltiples mails a Facebook pero Facebook no le da ninguna importancia a todo eso. Si yo hubiese seguido por la vía personal, creo que hasta el día de hoy le estaría rogando a Facebook. El gran peligro es la irresponsabilidad de Facebook.

JAE - Parece un elemento importante el hecho de marcar las diferencias: por un lado usted individualmente intentó con Facebook y no funcionó, pero sí logró su objetivo con la intervención de la Policía.

E - Sí, los detalles y las formas, cómo ellos se comunican, es un tema del que no tengo conocimiento y me parece correcto que no lo tenga. Pero la página sí se bajó. Lo que no puedo saber es cuándo fue subida y cuántas personas entraron a esa página, hasta el día de hoy no sé. El problema es el siguiente, si a usted alguien lo llama y le dice: "Mirá, pusieron esta página a tu nombre", es una cosa, el problema es cuando no lo llaman, cuando alguien la ve y se queda con la idea, piensa "Elhordoy esto", "Elhordoy lo otro". ¿Entiende?

JAE - Sí, está claro el caso y está clara la participación de la Justicia. Usted dice además que el 20 de diciembre presentó denuncia penal.

E - Sí, y en marzo nos tocó estar frente al juez, un excelente juez, brillante, que nos instó, como se hace ahora, a buscar un arreglo. El 16 de abril se llegó a un arreglo por el cual la persona confesó el delito a cambio de que yo no siguiese buscándolo por el lado de un juicio civil. Evidentemente lo hizo por razones económicas, tenía miedo a la demanda por dinero.

JAE - Usted logró que sacaran la página web después de haber conseguido pruebas; después hizo la denuncia penal y llegó a un acuerdo de terminar el juicio y asegurar que no habría una demanda civil a cambio del reconocimiento del delito.

E - Exactamente, una multa simbólica. Y además el compromiso, que todavía no cumplió, de conseguir la información de Facebook que yo a través de 1.200 mails no he podido conseguir, ni yo ni amigos míos importantes en distintos países del mundo, desde Europa, Australia, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile mandaron mails y no hubo caso, hubo gente realmente importante, un escritor americano mandó algunos mails muy fuertes. También me di cuenta de que las contestaciones de Facebook se empezaron a dar cuando los mails venían de aol.com o de mails característicos de los americanos; si mandamos algo de Chasque o de Adinet, Facebook directamente no contesta, y cuando lo hace utiliza computadoras que envían contestaciones automáticas. Tengo unas cuantas contestaciones y son todas similares.

JAE - ¿El juez uruguayo, la Justicia uruguaya tuvo contacto con Facebook en Estados Unidos?

E - Lo va a tener que tener ahora, porque esto no terminó todavía, el infractor tiene la obligación, el compromiso, según el arreglo, de conseguir la información de Facebook que yo no pude lograr. Recién ahí se terminará toda esta situación: con las disculpas del caso, con las disculpas a cada una de las personas que intentó que viesen este perfil difamante que había hecho de mi persona. Puede ser que tenga alguna dificultad con Facebook, porque el problema es que cuando la gente quiere salir de Facebook no puede hacerlo, el único que podía pedir datos era él, porque lo había abierto con un mail suyo que armó para esa situación o que tenía armado y utilizó en ese caso. Porque después descubrimos que esa persona tenía 13 o 14 mails distintos que había usado a lo largo de su vida para distintas actividades o para ocultar su personalidad.

JAE - ¿La responsabilidad última recae en Facebook o en la persona que armó esta página?

E - La responsabilidad recae en la persona que armó la página, esa persona tiene que darme satisfacción, eso es parte fundamental del arreglo. Si tiene que viajar a Palo Alto, California, a buscarla, es problema de él. Porque en la primera reunión con el juez discutieron la jurisdiccionalidad de la Justicia uruguaya, se decía que el delito había sido cometido en Estados Unidos porque la compañía tiene sede en Estados Unidos, y me invitaban a llevar el pleito a Estados Unidos. Imagínese si voy a ir a plantear un juicio a California. El fiscal uruguayo se pronunció en contra de eso y el juez también, acordaron que la Justicia uruguaya sí tenía jurisdiccionalidad y nos citaron a una nueva reunión, que fue en abril, en la que siguió el juicio. Pero lo primero, la primera chicana fue tratar de que uno fuera a reclamar a California. Sinceramente, la razón por la que estoy hablando con usted es advertir sobre los peligros de Facebook, ¿quién va a llegar a California? Yo llegué en forma telefónica pero nadie atiende, y en forma de miles de mails, pero ¿quién va a ir a California a discutir eso? La gente se queda por el camino y la difamación sigue.

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JAE - De la audiencia llegan mensajes en los que se cuentan casos no similares pero tal vez con puntos en común.

Por ejemplo: "Soy docente en el interior, tampoco escapamos a esta realidad. En Facebook se armó un grupo para hostigar a una alumna, pudimos intervenir gracias a que un familiar vio la página y puso sobreaviso a la familia, a la Policía y a nosotros. La página se bajó".

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JAE - ¿Ha conocido otros casos parecidos al suyo?

E - Sí, algunas personas que se enteraron de esto se han contactado, yo traté de que no se hiciese mucho ruido, sobre todo mientras se estaba sustanciando el juicio, por eso oculto mi apellido, porque no quiero hacer bulla con todo esto. Pero sí, me enteré de varios casos, y son espantosos, hay casos mucho más graves que el mío. Hace poco aparecieron páginas xenófobas en Facebook, y hay una declaración de su presidente, Mark Zuckerberg, en Londres en el año 2008, en la que dice que sus páginas jamás van a ser utilizadas para la promoción ni del odio racial ni de la pornografía, etcétera. Eso está en las cláusulas de Facebook, y sin embargo aparecieron páginas de odio a los judíos, por ejemplo. Me imagino que muchas organizaciones deben de haber protestado, y sin embargo ahí están. A Facebook lo único que le interesa es que entre más gente, si yo mañana hago una página para ensuciar a El Espectador y después quieren entrar mil personas para discutir si El Espectador está bien, a Facebook le sirve porque es más gente que entra.

JAE - Alguien le sugiere lo siguiente: "¿Por qué no crea usted un perfil de Facebook para denunciar a Facebook?".

E - Yo firmé una petición para que bajen algunas páginas, porque no puedo negarme, no puedo dejar de ser solidario, lo habría hecho antes de lo que me pasó a mí, pero después de lo que me pasó tengo una cierta experiencia en lo que es Facebook, no puedo bajar. Firmé esa petición, pero sin ninguna esperanza, sin ninguna ilusión, porque a Facebook no le importa. Le puedo dar docenas de direcciones de Facebook en las que aparece incluso su departamento legal, y no contesta. Los abogados que manejaron mi caso, una excelente profesional que manejó esto, mandó un mail personal, y otro abogado también, al departamento legal y tampoco les contestaron. No sé si cuando llegue el momento el juzgado uruguayo va a mandar algo y si van a contestar o no. No sé. Sé que hubo un caso de un juez, pero no fue con Facebook, fue con Google.

JAE - En Italia.

E - En Italia, fue un fallo histórico, un juez Robledo, en Milán, falló en contra de Google que adquirió YouTube, porque en YouTube habían publicado una película de un chico autista castigado, etcétera, y la familia reaccionó contra él. Google argumentó que ellos adquirieron YouTube después, y sin embargo el juez, con una valentía y un coraje extraordinarios, falló en contra y condenó a seis meses a Google, que lo reparó de otra manera. Quizás eso sirva para que los jueces en otras partes del mundo empiecen a tomar estas causas y a fallar en contra de ellos.

¿Sabe lo que pasa? En su radio, en cualquier medio de comunicación hay un director responsable, pero donde uno se puede escudar en el anonimato puede hacer las peores villanías, las peores cobardías, puede hacer lo que quiera, puede ensuciar a cualquiera. Ni que hablar de la pobre gente que está en Facebook, porque ahora yo conozco algo del tema, nadie lee las cláusulas, ellos son propietarios de todo lo que está publicado ahí y lo pueden usar para cualquier cosa. Es una pena que tantos políticos uruguayos, a quienes yo respeto, utilicen Facebook como medio de comunicación, porque llegan a mucha gente, pero si ese va a ser el ejemplo y todos los adolescentes van a estar en Facebook...

Hay un caso de una chica que dejó con el novio, él publicó fotos de ella desnuda y ella tomó algún veneno, reacciones típicas de adolescentes. También me enteré del caso de una señora que era molestada por la compañera de su ex marido. Yo no hablé demasiado de todo esto, pero por algunos lados me llegó algún pedido de apoyo, a ver qué podían hacer. Y les digo: muy poco, denunciar a la policía, ir a la justicia, y salir de Facebook y decirle a todo el mundo que Facebook es muy peligroso. Yo no tengo intereses en contra de Facebook, le digo lo que le escribí al presidente de Facebook: hasta que Facebook cambie, hasta que tome responsabilidades, hasta que se comprometa con principios, con ética... Ahí puede ser un maravilloso instrumento de conexión, pero no de esta forma.

Es más, le he dicho a Facebook: ¿cómo ustedes pueden mañana hablar en nombre de la libertad de comunicación cuando no respetan ni siquiera las libertades mínimas de la gente a defender su nombre, su honor?

En Boston ese día que estaba muy angustiado me tocó ver el monumento al Holocausto y había unas frases maravillosas que yo atribuí a Bertolt Brecht, pero eran del pastor protestante alemán Martin Niemöller, que decían: "Primero vinieron por los comunistas, y yo no era comunista y no me importó, no dije nada; después vinieron por los socialistas, como yo no era socialista no dije nada y no me importó; después vinieron por los dirigentes sindicales, y como yo no era dirigente sindical no me importó nada, no dije nada; después vinieron por los judíos, y como yo no era judío tampoco dije nada y no me importó, y finalmente cuando vinieron por mí ya no había nadie para que hablase por mí". El pastor Niemöller estuvo hasta el final de la guerra, estuvo seis años en campos de concentración.

No quiero comparar esto, quiero decir que los abusos hay que combatirlos cuando son pequeños, cuando comienzan. Uno no puede mirar al costado y esperar a que le toque a uno. Primero, porque no es ético, porque no es solidario. Y segundo porque también le puede tocar a uno mismo, y ahí no puede esperar solidaridad de otros.

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Transcripción: María Lila Ltaif