La Audiencia Opina

A propósito del monumento a Raúl Sendic en Flores


Hemos visto, con mucha sorpresa, como en diferentes medios de comunicación, incluso un legislador del Partido Colorado, se han referido a la campaña para  erigir en Trinidad un monumento en memoria del líder tupamaro Raúl Sendic, nacido en el Departamento de Flores.

En primero lugar debo aclarar que el Intendente Municipal de Flores, Armando Castaingdebat, no integra la Comisión de organización,  no promovió la idea  y no auspicia dicha campaña. La Intendencia no financia ni es parte de  organización alguna que promueva el evento. Simplemente actúa, como lo que es, representante de toda la ciudadanía del Departamento de Flores, que  gestiona los espacios públicos y cede uno de ellos a un grupo de ciudadanos que promovieron una idea y cumplieron con los recaudos formales para poder cumplirlo.

Como tal, siempre ha estado proclive a escuchar y habilitar -si la causa así lo amerita-, todas las inquietudes de los ciudadanos del Departamento, sin analizar su filosofía política, religiosa, cultural, antropológica, etc., ni su filiación política. Este ha sido un buen proceder que  esta Administración Municipal viene llevando adelante desde su primer  gobierno.

Ejemplos sobran de este proceder y me parece bueno analizarlo en este contexto; en el período pasado la Junta Departamental de Flores tenía 24 ediles nacionalistas, 2 del Partido Colorado y 5 del Frente Amplio, con esa distribución la Administración de Castaingdebat promocionó para que, en el período legislativo, la mesa y la Presidencia de la Junta Departamental estuviera representada por todos los partidos políticos electos por la ciudadanía de Flores.  Así se hizo, el Frente Amplio con 5 ediles ocupó una Presidencia y el Partido Colorado con 2 ediles ocupó otra Presidencia.
En este  período, el Partido Nacional tiene 20 ediles, todos de  corrientes consecuentes con la propuesta del Dr.  Armando Castaingdebat, 3 ediles el Partido Colorado y  8 ediles el Frente Amplio.
Sin la voluntad política del Partido Nacional no hay posibilidad de hacer algo en cualquier espacio público del Departamento de Flores. Pero los Orientales tenemos la obligación, no ya el derecho, de empezar a construir espacios de convivencia, no en relación a la fuerza - ocasional- que se tiene, sino con un criterio amplio,  de que nuestro país es de todos y todos debemos ser escuchados y respetados.

Yo pregunto: ¿esto está mal? Capaz que con todo derecho nuestros correligionarios nacionalistas se molestan, porque el pueblo de Flores le dio la preferencia al Partido Nacional y no aceptan que no se ejerza la fuerza que las mayorías le amparan.  Puede ser, pero la convivencia, el respeto de todos los ciudadanos, de todos los credos,  no se hace con "jarabe de pico", se edifica con hechos concretos demostrativos de una tolerancia que debe ser el abono imprescindible para educar a nuestros hijos en una patria que nos cobije a todos.

En mi Departamento la historia nos avala,  su nombre es en homenaje a un ciudadano que nació en estos pagos, que fue ilustre dirigente del  Partido Colorado, Presidente de la República, enfrentado profundamente con el Partido Nacional. Su Partido ganó una sólo vez en el Departamento y fue cuando lo blancos votamos separados.

Recorriendo la ciudad de Trinidad, muchas calles de importancia llevan  nombre de  dirigentes y caudillos del Partido Colorado y calles de menor afluencia de gente y vehículos,   de ilustres héroes de nuestro Partido y específicamente del Departamento. Eso es así, no lo juzgo, es más, nunca estará en nuestro espíritu cambiarlo, es parte de lo que los uruguayos tenemos que aprender.  Debemos respetar las figuras de todas las corrientes,  aun teniendo una opinión  bien diferente sobre el  lugar que ocupó esa persona en la historia.

Ciudadanos de corrientes coloradas, hace unos años, promovieron erigir un monumento de Don José Batlle y Ordoñez en el mismo Parque Centenario, lo cual fue autorizado por la Intendencia. Por ahora sólo fue una idea que ojalá alguna vez se pueda concretar.

La Intendencia Municipal de Montevideo, con mayoría del Frente Amplio ha erigido monumentos a figuras de mi Partido; en su explanada se yergue el monumento a nuestro inolvidable caudillo Wilson Ferreira Aldunate. Ahora mismo tengo en mi escritorio una invitación que me hace la Junta Departamental de Montevideo al descubrimiento de una placa en un espacio público, en homenaje a mi querido amigo Dr. Álvaro Carbone y así podemos dar  muchos ejemplos más.

En cuanto al fondo del asunto,  de  qué hizo o dejó de hacer la figura que se quiere homenajear, que entiendo debe ser éste el  punto de mayor rispidez,  entramos en un tema que difícilmente nos pongamos de acuerdo.  

Este es el problema que tenemos en el Uruguay, cada uno es víctima de su posición,  que mucho vale, pero que no ayuda a cicatrizar heridas, no ayuda a construir un Uruguay donde los gurises puedan analizar -por sí solos- el pasado que nos condena a los mayores.

En lo personal me encuentro en la vereda de enfrente del pensar y accionar político de este coterráneo que hoy se  quiere homenajear, he dado sobradas  muestras de mi oposición a lo largo de mi trayectoria política. ¿Pero eso qué importa?. Nada, tengo que tener la cabeza bien abierta, para  defender que los demás puedan libremente disentir conmigo y expresarse  homenajeando a los ciudadanos que a ellos los representan, como yo tengo el derecho de homenajear a los míos.
En el oscurantismo que vivió nuestro país todos sabemos que hubieron víctimas y victimarios en ambos lados. Quienes lo vivimos lo sabemos y a los jóvenes hay que informarlos.  Estamos de acuerdo  que vamos a fustigar con energía  a todos aquellos docentes que quieran  desde su rol  enseñar "a su imparcial manera" a las nuevas generaciones. Pero yo tengo la obligación de predicar con el ejemplo.

Mis ocasionales mayorías no pueden ser obstáculo para que una porción de la ciudadanía que quiere rendirle  homenaje a su figura, no lo pueda hacer.

Mi generación, que era muy joven cuando ocurrieron aquellos hechos que nos llevaron al período de facto,  tiene que ser el puente entre los de mayor edad -que les sobra  motivos para mantener los resabios-, y los jóvenes que son el presente y el futuro de un país que tiene que cerrar de una vez por todas las heridas que han sido llaga permanente de enfrentamientos entre hermanos de una misma Nación.


Diputado Ricardo Berois Quinteros