(emitido a las 9.43 Hs.)    

EMILIANO COTELO:
Rosario, vuelvo contigo. ¿Adónde te has ido en este momento?

ROSARIO CASTELLANOS:
Otra vez estoy fuera del hipódromo. Tomé por la calle Guerra, al final de la calle hay una construcción verde manzano, que es otro stud, y además aquí he obtenido un dato: tengan en cuenta que en la carrera 3 hay que jugarle a Baldwin, que va a pagar muy bien, según me han dicho, y que seguro va a ganar, a pesar de no ser el favorito. Al menos eso es lo que opina su propietario, el doctor José Amorín.

Acá estoy, junto a Baldwin, le están pasando un suero de glucosa, muy tranquilo. En este caso es un zaino colorado tostado, malacara además, con la mancha blanca entera en toda la cara, que le abarca hasta parte del hocico. Precioso caballo, pero que el resto lo cuente su propietario, que además tengo entendido que tiene haras en Colonia; en este stud se aloja este caballo que corre hoy en la tercera, pero además me contaron que le vendió a Larrañaga otro de los caballos que corren, que es Chevron. Parece que si gana Chevron van a tener que ir juntos, así nos lo explicó Larrañaga, a recibir el premio. Como ven, aquí tenemos un segundo burrero, al cual van a escuchar al instante, porque está al pie del cañón o al pie de Baldwin.

EC - Doctor Amorín Batlle, hay toda una tradición burrera en la familia Batlle, que se remonta a José Batlle y Ordóñez, por lo menos.

JOSÉ AMORÍN BATLLE:
Sí, es una tradición que viene de muchos años. Mi bisabuelo, que se llamaba Luis Batlle y Ordóñez, era hermano de José Batlle y Ordóñez, tenía un stud que se llamaba Flanqueadores, supongo que de fines de 1800 o de principios de 1900. El primer caballo que ganó del stud Flanqueadores, cuyos colores tiene hoy Jorge Batlle, se llamaba Fire Flight, y el sobrino de él, José Batlle Berres, le puso Fire Flight a su stud. Y esos son los colores que tengo yo hoy desde hace 20 años. Un funcionario, una muy buena persona del Jockey Club que hoy no está, que falleció, que se llamaba Paul Durós, me dijo "te voy a dar los colores de tu tío abuelo", y hoy tengo los colores del Fire Flight, que son como la camiseta de Rampla y con gorra colorada.

EC - Usted está vinculado al turf desde siempre, desde chico.

JAB - Desde siempre, de chico venía mucho con mi abuelo. Cuando él falleció dejé de venir, pero después siempre tuve una clara afición, y hace aproximadamente 20 años que tengo sociedades en caballos, a veces más, a veces menos. Hoy muy pocos porque mi pasión, lo que realmente me gusta, es criar caballos, me entusiasma enormemente ir al haras, ver las yeguas, ver el padrillo, ver los potrillos recién nacidos. Es lo más que me gusta, me gusta criarlos, criarlos lo mejor posible, y venderlos, si puedo.

EC - Rosario mencionaba que hoy 6 de enero acá en Maroñas van a correr cinco caballos que fueron criados por usted: Baldwin en la tercera, Chevron en la quinta –que es el caballo que pertenece a Larrañaga–, Hija del Sol y Napia –estos dos de un señor que tengo aquí a mi derecha, Leonardo Costa–, y Muscat.

JAB - Muscat es hijo de un gallego que se llamaba Musca. A los caballos tratamos de ponerles las dos primeras letras del nombre de la yegua, este se llama Muscat. Y creo que va a correr con chance. Es un muy buen caballo, que va a correr la de tres años perdedores, va a correr con chance y va a correr contra uno de Larrañaga que debuta.

EC - Además es el propietario de Baldwin, que va a correr con los colores de su stud. Mencionaba esto de la cantidad de caballos de su haras que corren hoy porque me interesa saber cómo dio el paso, por qué pasó de propietario de caballos de carreras a empresario criador.

JAB - Yo tenía caballos con un señor brasileño, este señor entendía mucho de caballos, y una vez fui con un amigo a Estados Unidos, visitamos el haras que él tenía allá y otros, y este amigo mío, que tenía posibilidades económicas, se entusiasmó mucho con criar. Y así empezamos, hace no mucho, habrá sido en el año 2005, empezamos una sociedad, este señor brasileño, mi amigo, un hermano mío y yo. Después el brasileño se abrió y seguimos nosotros tres, y ahí estamos. Estamos con un plantel de más o menos 30 yeguas, con un padrillo que pinta para ser muy exitoso, recién corrieron el año pasado sus primeros potrillos, parece que anda muy bien, nos ha ido muy bien en la venta de servicios. A mí lo que me gusta es eso, uno va en primavera al campo y ve las yeguas con los potrillos y las potrancas al pie, ve cómo se desarrollan, y uno después los viene a ver a las carreras y se acuerda de cuando tenía un día y recién se paraba y caminaba. Me encanta, realmente disfruto, disfruto eso tanto o más que la carrera.

EC - Usted decía que le está yendo bien con su haras. Tengo entendido que en general el negocio de cría de caballos en Uruguay ha mejorado mucho, se ha convertido efectivamente en una alternativa muy interesante en estos últimos años. ¿Quiénes son sus compradores? ¿Solo locales, o también exporta?

JAB - Solo locales. En realidad en el último remate vendimos un caballo que en principio iba para el exterior pero al final no fue, pero nosotros rematamos como casi todos los haras en Uruguay, en el tattersall, que es un galpón grande que hay aquí en Maroñas, a nosotros nos remata la firma Líber Remates, una firma tradicionalísima acá. Ahí vendemos toda nuestra producción, no nos quedamos con nada. El año pasado vendimos 13 productos, este año vamos a vender 20, el año que viene un poco más, porque el ciclo se está completando. Para el criador el tema es conseguir compradores, que los compradores se entusiasmen.

EC - Que opinen los compradores. ¿Qué dice Leonardo Costa?

LC - La venta de caballos en Uruguay ha crecido muchísimo, y José tiene el privilegio de tener a Mogador, que a mi juicio es uno de los padrillos interesantísimos que hay en Uruguay, diferente, y un buen elenco de yeguas madres. En definitiva quien va a comprar –hay una gran discusión en eso, de qué se busca cuando se compra– busca genética, conformación, presentación. Y me gustaría preguntarle a José cuánta gente tiene trabajando en el haras, el trabajo que da la crianza, porque eso a veces no se conoce y forma parte de la cantidad de gente que se vincula al turf.

JAB - En el campo el que organiza todo es una especie de gerente general que es un veterinario residente. Yo creo que los haras tienen que tener veterinario residente por cualquier cosa que pase, porque conocen el tema; realmente es un tipo fenómeno, se llama Marcelo Hendel y trabaja bárbaro. Y después hay un equipo de personas que trabajan muy bien, estamos muy conformes, son cinco personas más, entre ellas una mujer, que hacen todas las tareas que hay que hacer en el haras, trabajan muy bien, con muchísima prolijidad.

Ayer tuve los números de Mogador, el padrillo que recién comentaba Neco: sirvió 80 yeguas y preñó 75, y eso es mérito del padrillo, pero también de todo el equipo de gente que está trabajando ahí. Es una actividad complicada, como todas las actividades, depende mucho del trabajo que uno haga para hacer las cosas bien, y también depende de la suerte, porque si el padrillo que uno eligió no da, se complica todo. Pero es una actividad que me apasiona, es claro que uno en la vida hace muchísimas cosas por pasión, y esta es una de las cosas que me mueven.

RV - Tal vez sea interesante que Amorín desarrolle un poco los cuidados que lleva el potrillo. Porque hay un porcentaje de animales que luego no pueden llegar a competir porque se malogran siendo muy chicos; la fecha de nacimiento tiene su incidencia, hay enfermedades de tipo pulmonar, es un animal extremadamente delicado. Entonces, ¿cómo son esos cuidados que se desarrollan en el haras?

JAB - Son muy delicados los potrillos, el primer problema que pueden tener, inmediatamente después del nacimiento, es la diarrea. Ahí el potrillo se muere, si uno no tiene un veterinario, gente capacitada al lado para controlar el tema, se puede morir. Después, mientras se desarrolla, todos los meses viene un herrero, que desvasa los potrillos; eso tiene que ver con cómo se desarrolla el potrillo, con cómo son los aplomos, a veces el vaso crece más de un lado y la mano se va torciendo. Ese es un tema absolutamente fundamental. Después tiene que tener las instalaciones para que no tenga accidentes o que sean los mínimos posibles: alambrados arriba, no abajo, y después el manejo, un potrillo tiene mucho más chance de llegar sano cuando se lo manosea todos los días, se lo acaricia, se lo amansa, o sea que no sea muy arisco, porque ahí sí tiene accidentes. En el haras le damos de comer dos veces por día, dos veces por día se ata, dos veces por día se le pone a cada uno un balde individual, entonces cuando llega al stud, después de que se cría y se compra, los propietarios nos dicen "che, qué manso que es este caballo". Es manoseado desde que nació. Por ejemplo, en el caso nuestro nacieron 21 potrillos, vamos a vender 20 en mayo y junio, y vendimos uno de destete hace un año, porque era un potrillo que de alguna manera no queríamos llevar a la venta general. Es como todo, si uno hace las cosas bien, tiene más chance de que le salga mejor.

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