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Intercambio académico: Uruguay busca avances

Intercambio académico: Uruguay busca avances

Las universidades abren el nuevo año lectivo con récords de estudiantes extranjeros entre sus filas. Económicamente, el intercambio académico aporta a la nación más de 3 millones de dólares fuera de la temporada de cruceros, calcularon fuentes del sector.


Por Juan Carlos Romero, de Espectador.com

A las ventajas económicas, académicas y culturales, se suma también lo que se ha dado en denominar "turismo académico". Esto supone ver al estudiante temporal como un consumidor de bienes y servicios.

Silvia Altmark, asesora del Ministerio de Turismo y Deportes, destaca el impacto social, cultural y económico que tienen los intercambios académicos. Por ello desde el Poder Ejecutivo la promoción de Uruguay como destino académico extranjero es vista como una oportunidad para diversificar la oferta turística y extenderla más allá del periodo estacional.
 
"Debemos facilitar las cosas para que el destino académico Uruguay tenga un buen posicionamiento, y para ello además de la acción política es necesario el trabajo de empresas que proporcionen y faciliten servicios a los estudiantes", sostiene Altmark, haciendo hincapié en la apuesta "por la calidad de la experiencia de intercambio en Uruguay desde parámetros sostenibles".

El director de educación del Ministerio de Educación y Cultura, Luis Garibaldi, pone énfasis en el concepto de intercambio en sí. En este sentido, valora la importancia que para el Gobierno tiene "tanto el que viene a Uruguay como el estudiante uruguayo que va a otras universidades". Por ello, Garibaldi insiste en la necesidad de poner en marcha una política nacional de becas para facilitar el acceso de un mayor número de estudiantes locales a una experiencia de intercambio.

En este sentido, al Ministerio de Educación y Cultura se le acumulan las tareas pendientes. Rocío Soler tiene 23 años y es estudiante de la Licenciatura de Comunicación Periodística en la Universidad ORT. El último semestre de clases acaba de terminarlo en la ciudad de Sevilla (España). Un acuerdo académico suscrito entre esta universidad y la ORT hizo posible el intercambio, una vez que se postuló y fue seleccionada por su centro.

"Lo que se pedía era una copia de mi escolaridad, una carta en la que detallara los motivos por los que elegí esa universidad y una carta por parte de la ORT recomendándome para el cupo" cuenta Soler, que estos días acaba de aterrizar en Montevideo. Cursar estudios más allá de las fronteras del Mercosur no es fácil para los estudiantes uruguayos.

La falta de información en los centros universitarios, el elevado costo económico que debe asumir el estudiante durante su estadía en el exterior como consecuencia de la ausencia de una política nacional de becas que incentive la movilidad estudiantil, y las trabas por parte de las aduanas convierten esta práctica en una carrera de obstáculos donde sólo los más obstinados logran llegar hasta el final.

"En España se incentiva mucho a los estudiantes para que estudien en otros países. Pero en Uruguay eso no se ve. Además, a los estudiantes les supone un gasto muy grande viajar a otro país y no hay becas para estudiar en el exterior, o por lo menos yo no las conozco", reclama Soler, quien asegura que la experiencia de intercambio le sirvió, entre otras cosas, "para entender en qué cosas mi país está bien orientado y en cuáles estamos cometiendo muchos errores".

"Lo más difícil –cuenta Soler– fue conseguir la visa de estudiante en la embajada española, ya que además de todos los documentos que había que presentar (incluidos pasajes de ida y vuelta) pedían un cheque emitido por un banco español con un importe suficiente para mi manutención durante los seis meses de estadía, y el mínimo exigido es de 1.000 euros por mes" asegura.

"Creo que no todos los estudiantes que quieren irse de intercambio disponen de 6.000 euros para entregar en el momento", se lamenta Soler, quien no duda en afirmar que su caso fue excepcional. "De mi generación soy de las pocas, si no la única, que optó por irse de intercambio", concluye.

Con el propósito de facilitar el intercambio académico, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay desarrolla en estos momentos el armazón legal de una visa estudiantil. El objetivo que persigue el Gobierno con la creación de la visa es regularizar la situación del estudiante del exterior. Actualmente, por la condición de turista al momento de ingresar al país, están obligados a salir cada 90 días.

La visa estudiantil se concibe como "una herramienta para la integración regional", por ello, una vez que se apruebe, serán los estudiantes de países miembros de Unasur y Mercosur los primeros en beneficiarse de ella, para hacerla extensible luego al resto de países, informa el embajador Nelson Chaben.

Las universidades han visto cómo en los últimos años el número de estudiantes del exterior se ha ido multiplicado. En 2009, la Universidad Católica inscribió a 130 estudiantes de intercambio, la Universidad de Montevideo a 54, ORT a 52 y la Universidad de la República acogió a 48 alumnos del exterior.

Si en el año 1995 fueron 10 los alumnos que eligieron ORT-Uruguay para realizar un intercambio por uno o dos semestres, y fue visto como un hecho puntual, en el primer semestre de 2011 son más de 60 los estudiantes extranjeros que este lunes empiezan sus clases en este centro universitario.

El incremento cuantitativo se debe a diversos factores, entre los que destaca la creación de oficinas con dedicación exclusiva a la movilidad de los estudiantes. El decano de Desarrollo Académico de la Universidad ORT, Julio Fernández, es responsable de la oficina de intercambios creada hace siete años en su centro y sostiene que el desarrollo de convenios interuniversitarios facilita la movilidad entre los estudiantes de todo el mundo.

"Es parte de la formación y una experiencia que los estudiantes deben tener en un mundo hiperconectado", valora Fernández, quien alude a razones históricas para promocionar los intercambios como una parte central de la estrategia de las universidades contemporáneas. "Ya desde la Edad Media una de las razones por las que viajaba la gente era por el comercio y por motivos académicos, por el intercambio de conocimiento", asegura, recordando que para muchas universidades en los países desarrollados el intercambio es una exigencia para superar carrera.

En Uruguay la balanza de intercambios está desequilibrada. La proporción de estudiantes locales que se postula para realizar parte de su formación académica y curricular en universidades del exterior es todavía baja. Es decir, son más los estudiantes que recibe que los que envía la universidad, por tanto, los cupos no son están equilibrados.

De los 6.000 estudiantes de ORT se postula cada año un promedio del 2%, en torno a 120 aspirantes. "El 95% de los solicitantes consigue plaza para uno de los dos destinos que seleccionan en su orden de preferencia", asegura Fernández,  "podríamos enviar más, pero no conseguimos estudiantes dispuestos a salir al exterior".

La presencia de estudiantes extranjeros en las aulas de Uruguay es la mejor campaña de sensibilización para impulsar al universitario uruguayo, destacan los docentes. Conscientes de ello, en ORT organizan cada semestre una Exposición Internacional de la que participan los estudiantes de intercambio en representación de sus centros universitarios. Los alumnos extranjeros presentan los recursos y la oferta curricular que ofrece su universidad de origen, explican su experiencia en un país diferente, o los pasos que dieron hasta lograr el intercambio y las dificultades que afrontaron.

La estadía del estudiante en Uruguay trae consigo en muchos casos la visita de sus familiares y amigos, y las visitas turísticas que el estudiante realiza por Uruguay y por otros países de la región como Argentina, Chile, Brasil, Paraguay o Perú. Generan un "efecto multiplicador" que trasladan a sus allegados. "Los países más chicos tenemos más dificultades para poner en valor lo que podemos ofrecer, Uruguay no está en el top ten de nadie, pero cada estudiante que recibimos genera una dinámica muy positiva en su comunidad universitaria", explica el decano de Desarrollo Académico de ORT.

Las metas de las universidades son ambiciosas a largo plazo en materia de movilidad estudiantil, y tienen como referencia las experiencias de los países desarrollados. "Nos gustaría llegar a cifras del orden del 10 al 20% de estudiantes extranjeros en nuestro centro, como ocurre en las universidades europeas", señala Fernández, pero a medio plazo considera que llegar un 5% sería una meta razonable. "Empezamos de cero y ya rondamos el 2%, lo cual es mucho", indica.

El desarrollo de intercambios, no obstante, no es un globo que puede inflarse sin limitaciones. "Hay que saber administrar el proceso: no podemos dejar que siga creciendo el desequilibrio de los intercambios, por eso hay que ir podando los convenios interuniversitarios hacia los lugares hacia donde los estudiantes realmente están dispuestos a ir. Se trata ir construyendo una estrategia a partir de lo que va funcionando", concluye.

En 2009 fueron 350 los estudiantes de intercambio que eligieron universidades de Uruguay para continuar su formación académica. De ellos, un 46,81% llegó de Europa, el 34,04% vino de América Latina y un 19,15% por ciento proviene de universidades de Estados Unidos y Canadá. Los estudiantes de intercambio generan un importante impacto económico.

Rodrigo García es promotor de la compañía Uabroad.  Se define como una entidad ''facilitadora de servicios a los estudiantes extranjeros''. Tras realizar varios estudios de mercado, García asegura a Espectador.com que a lo largo del año los programas de movilidad académica suponen  ya un ingreso medio al país por un monto superior a los 3 millones de dólares, fuera de la temporada de cruceros.

El pasado mes de noviembre, representantes de universidades de Montevideo (Grupo Montevideo, Universidad ORT y Universidad de Montevideo), del sector privado y del Gobierno (Educación y Cultura, Turismo y Deportes, y Relaciones Exteriores) acordaron como acción prioritaria la creación de la visa estudiantil, la consolidación de la demanda de intercambios existente en la actualidad, y la continuidad de los encuentros sectoriales para el seguimiento de lo acordado.

La alineación público-privada busca hacer de Uruguay un destino académico preferente en la región. La primera acción conjunta tendrá lugar en 2013 con motivo de la presentación de una propuesta única de las universidades nacionales en Nafsa-2013 (Asociación de Educadores Internacionales), la feria más importante en cuestión de movilidad estudiantil que se celebra anualmente en Estados Unidos.