Entrevistas

Fundación Don Pedro: "La Cruz de Carrasco es una zona roja, pero no un barrio de ladrones"

La Cruz de Carrasco es uno de los tres barrios en donde se ha llevado a cabo operativos policiales de saturación durante los últimos días. Si bien es considerada una zona roja, la delincuencia es solo una de las realidades que allí se vive. Como ejemplo de esta "otra cara", se destaca la Fundación Don Pedro, cuyo objetivo es brindar apoyo a los niños y familias del lugar por medio de un enfoque lúdico-deportivo. Entrevistado por En Perspectiva, Rodolfo Deambrosi, presidente de la institución, comentó la situación actual en el vecindario. "Hay ladrones como en todos lados, pero es un barrio de gente trabajadora", aseguró. "En la Cruz de Carrasco no solamente yo me siento rico, hay muchísima gente que no tiene dinero pero es riquísima desde el punto de vista de sentimientos, solidaridad, gente agradable, gente que realmente se ayuda mutuamente", expresó. Sin embargo, manifestó que luego del megaoperativo de seguridad "hay un poco más de tranquilidad". Además, hizo hincapié en la necesidad de educar a los jóvenes y dijo que "lo que mata al barrio es el ocio de los chiquilines".


(emitido a las 10.00 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
En las últimas semanas, tres barrios de Montevideo han sido escenario de operativos policiales de saturación. Se trata de Chacarita de los Padres en la zona de Punta de Rieles, Cruz de Carrasco y Malvín Norte. En los tres casos el objetivo de las autoridades fue el mismo: detener a varios delincuentes que se esconden en estos barrios y demostrar que la policía sí puede ingresar en algunas zonas consideradas rojas.

Ayer el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, destacó aquí En Perspectiva que los operativos han sido evaluados positivamente.

(Audio Eduardo Bonomi.)

"Hemos evaluado que en muchos lugares quienes roban, roban a pie, roban a un vecino, roban a un estudiante, a un trabajador que vuelve del trabajo, a un comerciante, a un repartidor, y corren pocos metros y se esconden en un asentamiento –que no son todos los asentamientos, pero algunos son, y sabemos cuáles son–, y se quedan con su familia, con sus amigos, tranquilamente, impunemente, luego de haber robado. Y luego salen a robar y hacen lo mismo. Entonces, si uno no trata de frenar lo que pasa haciendo cosas diferentes, esas cosas van a seguir pasando siempre".

(Fin.)

JAE - Por otro lado han surgido críticas de actores sociales y políticos acerca de la eficacia de estos procedimientos. El párroco de la Cruz de Carrasco, el padre Pablo Bonavía, decía ayer a La Diaria que estos operativos "estigmatizan a un barrio entero, se llevan a gente que no tiene nada que ver. La conclusión que saco tras los resultados es que vivo en el mejor barrio del mundo: desplegaron 300 policías entrando a todas las cosas y encontraron un arma en dos días. Otra cosa: después de un operativo como este es muy difícil ir a pedir trabajo y decir que sos de la Cruz de Carrasco".

En suma, con esta discusión, ¿cómo se vive en estos barrios? ¿Todo es delincuencia y nada es solidaridad? Si no todos los que viven en esos lugares son delincuentes, ¿cómo viven este tipo de operativos aquellos que son vecinos, trabajadores por ejemplo?

Esta mañana vamos a poner el foco en la Fundación Don Pedro, una institución sin fines de lucro que trabaja desde hace varios años en la zona de la Cruz de Carrasco.

El diálogo es con Rodolfo Deambrosi, presidente de la organización.

La Fundación Don Pedro está ubicada en camino Oncativo 2960, es una de las principales fundaciones del Uruguay dedicadas a la educación mediante la recreación y el deporte, una institución sin fines de lucro fundada por su familia, Deambrosi Irigoyen, cuyo objetivo fundamental es brindar, por medio de un enfoque lúdico-deportivo a los niños y sus familias de Cruz de Carrasco un espacio donde desarrollar y ampliar sus conocimientos e intereses, favoreciendo cambios significativos en su proyecto de vida. Así se presenta la Fundación Don Pedro en su página web.

¿Algo más para decir?

RODOLFO DEAMBROSI:
Hace ocho años que estamos trabajando en el barrio, consideramos que hemos hecho un cambio sustantivo en el barrio. Cuando nosotros fuimos las madres tenían mucho temor de mandar a los niños, decían que si salían a la calle les pegaban. Nunca entendimos quiénes eran los que les pegaban, pero hoy ese temor ha desaparecido, tenemos 300 chiquilines que vienen a la fundación, juegan en la calle, juegan al voleibol, juegan al fútbol; antes lamentablemente los juegos eran diferentes, eran golpes, piedras, hondas. Mediante la educación uno cambia muchísimo, y más en un barrio como la Cruz de Carrasco, que fue un barrio de gente trabajadora, que lamentablemente fue perdiendo su trabajo y eso generó mucha pobreza, miseria, violencia, frustración, gente que trabaja recolectando basura.

JAE - ¿Dónde están ubicados exactamente?

RD - Estamos a unos 400 metros de camino Carrasco hacia el norte, en una edificación de Diez y Montañez, excelente –un Día del Patrimonio se abrió la fundación a toda la comunidad–, tenemos 16.000 metros de terreno y estamos en la zona de influencia de la usina o del vertedero de basura.

JAE - ¿Qué actividades desarrollan en esas instalaciones?

RD - Como tú dijiste, educamos a los niños a través de lo lúdico, del deporte. Empezamos con 14 niños y hoy tenemos computación, circo, música, baile, handball, voleibol, fútbol, patinamos, tenemos una escola do samba, realmente somos referentes en el barrio, y colaboramos con la escuela pública. Los chiquilines van a la escuela pública, y una de las formas de colaborar con los niños es colaborar con la escuela mediante profesores especiales.

JAE - Complementan la educación.

RD - Complementamos, ayudamos, colaboramos con la escuela.

JAE - ¿Cuántos chicos concurren a la fundación?

RD - A la fundación concurren 300 niños en tres turnos, mañana, tarde y noche, los de la noche son los liceales, ya en ocho años tenemos muchos chicos que van al liceo y los seguimos apoyando, con apoyo escolar, los chiquilines hacen los deberes, de noche hay un profesor de matemática, de historia, de computación, de inglés, y después todo lo que es actividad física.

JAE - Para ser miembro, para concurrir a la fundación, ¿qué se necesita? ¿Cualquiera puede ir?

RD - Cualquiera puede ir, la fundación es totalmente abierta, lo único que pedimos es que estén documentados; si no están documentados, los documentamos; que estén vacunados, si no están vacunados los llevamos a que les den todas las vacunas; que vayan a la escuela, si no van a la escuela tratamos de que vayan. De hecho todos los chiquilines están yendo, pero siempre aparece algún caso extremo de chiquilines que ni siquiera han ido a la escuela.

JAE - ¿Es una condición ir a la escuela para poder concurrir allí?

RD - No es una condición, pero es obligatorio que los chiquilines vayan a la escuela, tratamos de colaborar con las reglamentaciones o exigencias vigentes.

JAE - ¿Cuánta gente trabaja en la Fundación Don Pedro?

RD - Somos unas 35 personas.

JAE - ¿Y cómo se financia?

RD - Lo financia la familia Deambrosi Irigoyen.

JAE - ¿Solamente, o hay aportes externos?

RD - No, totalmente la familia Deambrosi Irigoyen. Yo soy el cabeza de familia, y la que solventa es mi empresa, que es Solsire SA-Sal Torrevieja que este año está haciendo todo el aporte económico.

JAE - ¿Cómo llegaron a este punto, a determinar que del resultado económico de una empresa se creara una fundación para hacer obra?

RD - Es una etapa de la vida. Yo ya tengo 70 años, a los 60 años quería dejar de trabajar en la empresa, quedó en manos de mi hijo mayor, con lo cual la empresa ganó muchísimo, con sangre joven, mente abierta, con todas las herramientas actuales. El tema era qué hacíamos mi señora y yo, y bueno, hicimos la fundación, que hoy es otra empresa, yo digo que es la empresa más exitosa que he tenido.

JAE - ¿Por qué?

RD - Es el placer de ayudar, es una cosa que me rejuveneció... Estoy emocionando... Una cosa que me hace sentir joven, me hace sentir rico.

JAE - Por eso parecía interesante no pasar por alto cómo es que usted, como cabeza de familia, tomó la decisión junto con su señora de crear una fundación. Si bien es algo que se maneja en algunos círculos, empresarios que son exitosos, a los que les va bien económicamente y deciden en algún momento volcar parte de lo que ganaron a la sociedad, pero no necesariamente o no siempre se da eso.

RD - En nuestro país la gente no conoce el placer de ayudar, como que la filantropía y la ayuda siempre las tienen que hacer los demás. El día que tú asumís hacerla, te cambia, te cambia la perspectiva de la vida. Tener dinero no es ser rico, ser rico es otra cosa. En el barrio de la Cruz de Carrasco no solamente yo me siento rico, hay muchísima gente que no tiene dinero pero es riquísima desde el punto de vista de sentimientos, solidaridad, gente agradable, gente que realmente se ayuda mutuamente. Eso para mí es riqueza.

JAE - Es emocionante escuchar un testimonio como el suyo, ubicado además en un lugar que en estos días ha estado en la tapa de los diarios y en los informativos de radio y televisión por la imagen de barrio de delincuentes.

Desde la audiencia preguntan si es una obra social religiosa.

RD - No, somos cristianos, creo que cristianos somos todos los que habitamos el planeta, pero no tenemos ninguna orientación religiosa, sí el placer de ayudar, nuestra primera máxima fue "Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres". Es una máxima que dijo Séneca por primera vez hace más de 2.000 años.

JAE - Rosario Castellanos está en la Cruz de Carrasco. ¿Qué estás viendo por allí?

ROSARIO CASTELLANOS:
La Cruz de Carrasco es un lugar que conozco bien. Para ubicar a los oyentes les voy a decir que exactamente lo que indica la cruz de Carrasco es el cruce de camino Carrasco con avenida Bolivia, que en algún momento tuvo una cruz, de la cual hoy queda solo el basamento. Hoy el elemento más característico para ubicar el lugar es la parroquia, la iglesia que está en esa esquina, que parece más una mezquita que una iglesia. El lugar donde propiamente está ubicada la Fundación Don Pedro es al norte de camino Carrasco. Hay que meterse por camino Oncativo, que es hacia el centro una cuadra más, sobre avenida Bolivia hay una serie de conjuntos habitacionales, algunos de ellos hechos por ayuda mutua, todos dedicados a personas con bajos o medianos recursos.

A partir de esas cuatro cuadras iniciales, donde todavía hay calle pavimentada, aunque no tiene veredas, y las casitas son un poco más prolijas y organizadas, cuando desaparece el pavimento uno se interna en una zona donde la pobreza se hace muy evidente, fundamentalmente la condición de sus ocupantes, sus pobladores, de estar en asentamientos, en situación absolutamente irregular y de vivir de la clasificación de la basura. A medida que uno avanza y se mete en lo que está considerado zona rural, llega a ser desesperante la condición de algunos de esos habitáculos, porque ni vivienda se pueden llamar, unas chapas que funcionan como techo y que están en medio de los montones de basura, simplemente cubriendo que en días como ayer u hoy temprano la persona no se empape. Pero todo el derredor de esa persona es un ambiente absolutamente contaminado por la propia basura de la que trata de sacar los escasos recursos y vivir.

Ese es el aspecto de la Cruz de Carrasco profunda. Más allá de que existe una cantidad de servicios como la policlínica de salud, la Fundación Don Pedro, algunas casitas que se han realizado con ayuda de gente que trabaja con el barrio, todavía la realidad de la población, sobre todo a medida que uno se separa de camino Carrasco, es muy, muy preocupante a la sola vista de lo que uno encuentra en su camino.

JAE - Desde la audiencia llegan muchas felicitaciones, dicen que es un ejemplo a seguir; "lo felicito de corazón a ese señor, emociona conocer esa obra" dice José de Montevideo; "qué bueno que exista gente como ese señor y su familia, mucho apoyo y éxito"; se destaca algo que usted recién decía, "hay más felicidad en dar que en recibir, muy lindo testimonio"; Mara de Carrasco dice "elogios grandes para este hombre, un ejemplo de uruguayo anónimo, qué sensibilidad, qué postura", y también se menciona el tema de que usted no ha utilizado esta obra para sacar rédito económico con su empresa.

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JAE - ¿Por qué no ha utilizado esta obra para que su empresa venda más?

RD - No se conoce a nivel nacional, pero no por eso no decimos lo que hacemos. Lo decimos en la empresa, lo saben los clientes, tratamos de contagiarlo. Ayudamos a muchas escuelas del interior, vendemos sales tónicas para ganado, en muchas localidades nos escriben, nuestros vendedores sugieren a las escuelas rurales que nos soliciten donaciones de dinero, que se hacen por la ley Nº 16.226, entonces eso se descuenta de los impuestos que paga la empresa, el 75 % lo paga el Estado y el 25 % lo pagamos nosotros. Tratamos de que esa plata vaya más que nada a los niños, a través de libros, de material fungible, de material didáctico. Tratamos de que no vaya a arreglar los baños de las escuelas, que todas las escuelas tienen esas carencias, porque eso lo tiene que hacer primaria con los impuestos que cobra.

JAE - Pero este oyente hacía referencia a por qué en un paquete de sal no se dice, por ejemplo, "se contribuye con un peso para tal obra".

RD - Cuando te piden dinero y te cobran un peso más, no lo está poniendo la empresa, lo está poniendo el comprador. En este caso lo pone la empresa y todo lo que contribuye Fundación Don Pedro lo resta de sus utilidades, es dinero que o pone la empresa o pongo yo de mi bolsillo, pero viene de la misma fuente, de la fuente comercial del giro de la empresa y de las utilidades de la empresa.

JAE - Usted hacía referencia al cambio en el barrio. El problema de la delincuencia ha crecido, el propio ministro Bonomi decía que en estos barrios quienes roban lo hacen a pie, corren pocos metros, se esconden en un asentamiento, ahí se quedan con su familia, con sus amigos, tranquilos, impunemente, luego de haber robado. ¿Efectivamente esto ocurre en su barrio, en la Cruz de Carrasco?

RD - Es como todo, todo es relativo, todo es según el punto de vista desde el que se lo mire. Lamentablemente en el barrio hay gente, poquísima, que se dedica a ese tipo de actividad, pero es lo suficientemente importante como para que el barrio sea zona roja. Desde que nosotros estamos, hace ocho años, el barrio siempre se consideró zona roja, porque una ambulancia no podía entrar o entra un patrullero y lo apedrean. Pienso que más que nada es porque los patrulleros no tienen una presencia importante en el barrio, entonces cuando aparece uno es una fiesta, todo el mundo sale y le tira piedras. Si aparecieran 15 le puedo asegurar que todo el mundo los respetaría.

JAE - ¿Cómo evalúa este operativo en particular?

RD - Este operativo en particular te diría que fue jocoso, una fiesta en el barrio. Vino el canal de televisión y puso un móvil antes de que vinieran a hacer el operativo, así que te podrás imaginar que todo el mundo que tenía algo para ocultar lo ocultó, todo lo que no podía ser visto no se vio, y todo el que tenía cola de paja se tomó los vientos. Entonces el resultado fue un arma y un detenido. Y sí, lamentablemente, como dice el señor cura párroco, Pablo Bonavía, se llevaron a los chiquilines que no tenían nada que ver, que fueron los que se quedaron en el barrio, porque si tú no tenés culpa vivís la fiesta, fue un despliegue de helicópteros, motos, caballos. Lo vivimos como si estuviéramos en "Miami Vice", fue una fiesta. Eso es lo que te digo: fenómeno, los policías sensacionales, si les hablás bien te contestan bien, si les hablás mal te dan palo y te llevan. Entonces también es un tema educativo, los chiquilines tienen que saber que a los policías hay que respetarlos. Todo eso genera un malestar en el barrio, un chiquilín no quiso acatar, entonces le pegaron, salió una madre a defenderlo y le pegaron a la madre... Te diría que es todo también falta de educación. Pero que sea un barrio de ladrones, no. Hay ladrones como en todos lados, sí, barrio rojo, sí, pero no podés decir que en un barrio en el que hay, yo qué sé, 5.000 personas, haya 5.000 ladrones. No.

JAE - En este contexto me pregunto qué pasa con los vecinos que viven honestamente.

RD - Todos vivimos con una palabra que no me gusta decir, pero atemorizados, porque cuando el Tatán andaba en el barrio con una escopeta recortada, y no te digo que tiraba tiros al aire, porque no, pero andaba con la escopeta, todo el mundo la veía, sacando y poniendo los cartuchos. Era una amenaza, porque si al chiquilín se le daba por tirar un tiro y darle a alguien, ese alguien, pobrecito, iba a sufrir las consecuencias. La seguridad en Montevideo ha decaído mucho, no solamente en el barrio de la Cruz, en todos lados, hay secuestros, vas a un restaurante y lo copan. No sé, hay una crisis, y hay una crisis desde el punto de vista de lo que es juzgar a los menores y todo lo demás. Un chiquilín que tiene no sé cuántas anotaciones no puede entrar por un lado y salir por el otro. ¿A qué estamos jugando?

JAE - ¿Qué pasa en la Cruz de Carrasco después de este operativo tipo "Miami Vice"? ¿Ahora se respira más seguridad allí?, ¿cambió algo, o sigue siendo todo igual?

RD - Sí, se respira un poquito más de seguridad. El tema está en que el último operativo se había hecho hacía tres años, hacía tres años que no se hacía un operativo de esta magnitud. Creo que dio tranquilidad, porque la gente que está con cola de paja, que no tendría que estar en el barrio, por supuesto se fue, entonces el barrio queda muy tranquilo por unos días, hasta que vuelve esa gente que no tendría que estar.

JAE - ¿Qué pasa con los habitantes de este barrio que quedan estigmatizados por vivir allí?

RD - No creo que queden estigmatizados por vivir ahí, porque la Cruz de Carrasco lamentablemente es un barrio que no tiene buena fama desde hace muchísimo tiempo. Y si hubiera más presencia policial en serio el barrio sería totalmente diferente. Nosotros soñamos con que haya una subcomisaría. Pertenecemos a la seccional 16, que es una seccional vastísima y no tiene posibilidad de llegar, estamos en la frontera. Después tenemos la 14, que está en avenida Italia, que está mucho más cerca, pero no pertenecemos a ella. Si ahí hubiera un cuartelillo de bomberos, si hubiera una subcomisaría, si hubiera una presencia policial, el barrio cambiaría, porque todos los malandros se irían.

JAE - Mirando al futuro, usted decía que hay mucha gente que vive de la basura.

RD - Sí, o vivía, porque el barrio también cambió, hay mucho más trabajo, el país está cambiando. Yo no soy tan afín con Rosario que encuentra tanta pobreza, Rosario tendría que haber conocido Villa del Chancho, esa gente sí vivía arriba de la basura. Nosotros gracias a Dios pudimos donar 11 hectáreas y se hizo un barrio en Cochabamba y Felipe Cardozo sobre terrenos bien, sobre terrenos dignos, y ahí con una donación que vino de Canadá se han hecho casas y se han erradicado muchas familias que sí estaban arriba de la basura con plombemia y todo lo demás. De a poco se van acomodando las cosas.

JAE - ¿En estos casos son casas que se donaron, se regalaron?

RD - En el caso de Cochabamba, fue un dinero que vino de Canadá y se hizo por ayuda mutua, todos tienen que fabricar sus casas, edificarlas.

JAE - Porque está esa crítica sobre lo inconveniente que es el asistencialismo, regalar viviendas, regalar cosas, que no es la forma más genuina para colaborar con la gente más necesitada. ¿Qué dice usted?

RD - En Cochabamba no se regaló nada, nosotros donamos terrenos, también la gente del Christian donó terrenos, pero las madres, que son las jefas de familia, porque los hombres no existen, ellas tienen que trabajar, la edificación la hacen ellas, ahí no se regala nada. No te hablo del Mides porque desconozco, pero la intendencia hace esos planes de barrido por los que les pagan a las madres unos sueldos que son mínimos pero son muy dignos. Las madres cuando agarran una changa de la Intendencia y andan con sus uniformes cambian, son mujeres dignas, el trabajo dignifica. Ahí se perdió el trabajo, por eso es que la gente se vino abajo. Y la gente del barrio es excelente.

JAE - Usted dice que el barrio ha cambiado y el trabajo se ha extendido. Eso parece un elemento muy interesante a tener en cuenta. ¿Qué otras salidas hay para un barrio como la Cruz de Carrasco?

RD - Educación, educación, educación. Y si me permitís hacer una crítica, porque no me gusta criticar, lo que mata al barrio es el ocio de los chiquilines que terminan sexto de escuela, entran en el liceo y tienen que dejar porque no están capacitados para seguir. En la escuela tienen una maestra que los acompaña durante todo el año, en el liceo encuentran un vacío muy importante, un profesor que vino, que no viene, que entra al salón, que no tiene amistad con el alumno, y el alumno termina dejando el liceo o la UTU. Ese período es nefasto para ellos, entra el ocio, entran a estar en las esquinas, entran a fumar, a tomar vino, y después con la droga, que los destruye, es el flagelo, los obliga a robar para poder drogarse. Para mí hay un vacío enorme que es que los chiquilines no puedan trabajar, hasta los 18 años no pueden trabajar, o sea, desde los 15 hasta los 18 están tres años tirados en la calle, tirados en los baldíos, en las esquinas, haciendo nada. Ese ocio los lleva a consumir cosas que no tendrían que consumir, y para poder comprarlas tienen que hacer cosas que no tendrían que hacer. Ese es el grave problema que tiene el Uruguay.

JAE - Siguen llegando felicitaciones. Una última pregunta sobre la relación de la fundación con el barrio, sobre el tema de los robos: ¿en el local de la fundación tienen problema con robos, con violencia?

RD - Lamentablemente siempre hay alguna persona que causa perjuicios, que son las menos. Sí te digo con propiedad que esas personas que atacan a la fundación tienen que estar bajo los efectos de la pasta base, porque no se justifica que rompan vidrios, que tiren piedras. Hace poco nos hicieron un vandalismo. Son cosas, es como que tú salgas a correr y te caigas, es la vida. Si el barrio nos respeta, sí, nos respeta.

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Transcripción: María Lila Ltaif