Entrevistas

Protesta "antisistémica" de estudiantes secundarios

Psicólogo social Antonio Pérez García: Demostraciones violentas como la de ayer son expresión de un estado de ánimo en las relaciones sociales entre ciertos sectores juveniles y el mundo adulto. Exceden el marco de la educación formal, y reflejan una crisis profunda de un modo de convivencia que no tiene respuestas adecuadas a los nuevos problemas del Uruguay.

(Emitido a las 07.36)

EMILIANO COTELO:
Produjo sorpresa ayer una movilización estudiantil que terminó al atardecer lanzando piedras y, según algunas versiones de prensa, cócteles molotov contra la sede del Codicen. El incidente dejó lesionados a dos policías que custodiaban el edificio.

Los manifestantes también lanzaron piedras contra un local de la Lista 15, en el centro. Allí estaba Leonardo Pérez, del Servicio Informativo de El Espectador. ¿Qué cantidad de estudiantes participaron en esta movilización?

LEONARDO PÉREZ:
Alrededor de unos 200.

EC - ¿De dónde venían?

LP - Se habían juntado en la Universidad de la República y marcharon por 18 de Julio hasta el Ministerio de Economía, que fue donde pudimos percibirlos en primera instancia. Yo estaba cubriendo la movilización de Cofe (la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado), frente al Ministerio de Economía. Una columna de unos 200 estudiantes, integrantes de la Coordinadora Intergremial de Estudiantes de Secundaria (Cies), bajaba entonces de 18 de Julio por Paraguay y doblaba por Colonia, precisamente hacia el Ministerio de Economía donde terminábamos nuestra cobertura. Como percibimos cierto clima alterado entre los participantes de esta marcha, nos quedamos allí.

EC - O sea que no estaba previsto cubrir esa marcha. ¿Ustedes sabían que se iba a realizar?

LP - No; fue algo sorpresivo. Ya entonces volaron algunas piedras frente al edificio del Ministerio de Economía, y contra los siete u ocho efectivos policiales que estaban allí. Luego la manifestación tomó por Río Negro cortando el tránsito de 18 de Julio, coreando consignas alusivas a la reforma educativa. Cuando nos aproximamos a la sede del Codicen vimos un vallado y también siete u ocho policías de custodia frente a sus puertas. Cuando la manifestación llegó frente al edificio, casi de inmediato comenzaron a volar piedras. Una aclaración: algunos medios de prensa hablan de cocteles molotov pero quiero aclarar que yo estuve durante toda la demostración y no hubo tal cosa, aunque sí estrellaron botellas y bombas de alquitrán contra las paredes del edificio. Los policías comenzaron a abroquelarse en la puerta del edificio, y en ese momento vimos cómo una pedrada pegó en la cabeza del policía y lo dejó inconsciente en el piso. En ese momento los efectivos comenzaron a reprimir la manifestación, que se diluyó por las calles aledañas.

EC - Dos precisiones. ¿Existió antes de esta pedrea alguna acción de los policías sobre los manifestantes?

LP - No; ninguna. Existía total pasividad en los policías, que estaban agrupados en la entrada del edificio.

EC - Las crónicas destacan que el dispositivo policial era pequeño; después sí fueron reforzados...

LP - Eran muy pocos. Supongo que el Codicen tenía algún aviso, porque por algo el edificio estaba vallado.

EC - El consejero Daniel Corbo dice en una crónica "Estábamos sesionando y no teníamos información sobre ningún conflicto ni se nos planteó ninguna reivindicación. Supimos por la Policía que venía una manifestación, y que por lo tanto se iba a poner vallas alrededor del edificio. Si lo hubiéramos sabido, posiblemente se hubiera evitado todo esto porque nos hubiéramos sentado a dialogar".

LP - Por lo que vimos en la marcha, creo que el objetivo no era el diálogo. Luego de los incidentes, el grueso del grupo logró agruparse nuevamente, tomó por San José hasta Paraguay, y allí se encontraron con un local electoral de la Lista 15, contra el cual también arrojaron piedras ante la sorpresa de la gente que pasaba por allí. Continuaron marchando y volvieron las corridas, dado que llegaron al lugar varios policías, incluso motorizados. Finalmente los manifestantes (que a esta altura eran unos 100) se concentraron en la Plaza Cagancha, y se disolvieron.

Según nos dijeron los participantes, la manifestación fue organizada por la Coordinadora Intergremial de Estudiantes de Secundaria "contra las actas represivas" del Codicen y contra la reforma educativa.

EC - Tú conversaste con alguno de los manifestantes.

LP - Sólo con dos, porque era muy complicado el diálogo, primero por la propia situación, y segundo porque ellos no tenían voluntad de dialogar. Pero pudimos registrar la conversación con uno de ellos, Marcos.

(Grabación)

MARCOS:
Nosotros hicimos la marcha contra la reforma educativa porque el Codicen tiene doble discurso: dicen que hacen jornadas contra la violencia y son ellos que los imponen la violencia, los que mandaron desalojar los liceos 11 y Miranda, el 29 de setiembre de 2002, cuando mandaron abundantes coraceros [que] nos cagaron a palos a todos. La violencia la hacen todos los días cuando mandan milicos a reprimirnos a nosotros. Todo esto que pasó fue por la violencia de la Policía, nada más, porque ellos nos cagan a palos todos los días y nos quieren encajar... Ellos son la violencia: la violencia del Estado, no la violencia de nosotros. Lo de nosotros es defendernos de la violencia de ellos, que vino primero.

(Fin de la grabación)

EC - Este estudiante, que se identificó como Marcos, ¿usaba pasamontañas? Porque varios participantes manifestaron con el rostro cubierto.

LP - Marcos usaba pasamontañas. Los manifestantes que se cubrían el rostro no eran la gran mayoría; casi todos estaban a cara descubierta y eran chicos de entre 16 y 18 años.

***

EC - ¿Qué significado tienen estas movilizaciones? ¿Por qué aparecen cada tanto estas marchas organizadas por gremiales estudiantiles de secundaria que concluyen con violencia, agresiones, pedreas hacia los agentes de policía...?

Vamos a dialogar ahora con el sociólogo Antonio Pérez García, quien se desempeña en este momento en proyectos especiales y tareas de consultoría para la ONG El Abrojo. Antonio, que ha participado como invitado en La Tertulia de En Perspectiva, es profesor titular de psicología social en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, y fue gerente de Recursos Humanos del Codicen durante la gestión del sociólogo Germán Rama. ¿Por qué, entonces, ocurren cada tanto estas manifestaciones de estudiantes secundarios, generalmente en forma sorpresiva, y que habitualmente terminan en actos de violencia?

ANTONIO PÉREZ GARCÍA:
Eso está apareciendo como un síntoma de un estado de ánimo en las relaciones sociales entre ciertos sectores juveniles y el mundo adulto. Muy específicamente, en este caso, los adultos que forman parte del sistema educativo formal.

EC - "Estado de ánimo"... ¿Por qué utilizas esa expresión?

APG - Porque de alguna manera nos encontramos aquí frente a lo que puede aparecer como una cierta configuración cultural, si quieres, donde se ha perdido largamente la integración que fue tan característica del Uruguay clásico del siglo XX, donde están planteados una serie de conflictos no resueltos, y por tanto una cierta disposición a que, cuando se da una circunstancia favorable, esos conflictos aparezcan abiertamente bajo forma de enfrentamientos violentos.

El caso de estos jóvenes responde a una serie de preguntas elementales que tenía porque no fui testigo de los hechos. Tiene un grado de organización bastante notorio: la columna llega desde 18 de Julio puntualmente en el momento en que se está disolviendo la manifestación de Cofe; esa puntualidad puede ser casual, pero algunos otros elementos hacen pensar que no tanto...

EC - Leía hoy algunos comentarios de fuentes policiales que se muestran sorprendidas por la rapidez y violencia de los jóvenes, que les impidió tomar medidas que atenuaran las agresiones.

APG - Claro: eso hace pensar precisamente que hay una cierta preparación previa. Esa preparación previa no es obviamente un hecho aislado, sino que se da sobre el fondo de dos tipos de fenómenos que concurren. Por un lado, lo que te decía hace un momento respecto a una predisposición de determinados sectores a encontrar los caminos para su reivindicación a través de lo que el lenguaje más afín a estos grupos es "la lucha en la calle". Habrás escuchado más de una vez las proclamas del tipo "Dejemos la lucha parlamentaria burguesa y vayamos al lugar donde efectivamente está la lucha, que es la calle".

EC - ¿Hay grupos políticos detrás de estas demostraciones radicales?

APG - Esto es un fenómeno político, lo que no quiere decir que haya detrás una estructura político partidaria. Son dos cosas diferentes. Esto tiene mucho la estructura de un movimiento, de algún modo ajeno, extraño, exterior al sistema político normal, digamos, probablemente integrado por sectores que se sienten incómodos o que sienten la imposibilidad de impulsar sus puntos de vista, sus programas, sus propuestas, por la vía del funcionamiento normal de las instituciones tal como existen en nuestro país.

Esos sectores, que son francamente minoritarios, se presentan a través de cualquiera de los lugares del tejido social donde existe una predisposición a que se manifiesten. Uno de esos lugares es la juventud, pero con eso no estoy diciendo demasiado porque hay varias juventudes en juego; la juventud es muy heterogénea en este momento en Uruguay, y hay sectores a los que podríamos llamar, con mucho cuidado, "marginales": marginales respecto al sistema de valores, al sistema institucional, que se presentan de algún modo como antisistémicos; están contra el sistema, palabra que por supuesto sirve para muchos usos y en este caso parece querer decir fundamentalmente un rechazo a un mundo adulto visto como represor.

De las declaraciones de Marcos que escuchábamos recién aparece con bastante claridad ese enunciado: "Los que provocaron esto son los milicos que reprimen", cosa que es muy discutible en este caso, como surge del relato: si alguien lleva bombas de alquitrán a una manifestación, y si las usa, tuvo que prever la contingencia de ese uso; no es que la represión haya provocado la aparición mágica de las bombas de alquitrán ni mucho menos. Además, la sincronización con el final del acto de Cofe, el movimiento muy rápido de un grupo muy pequeño (realmente no es un número espectacular para una manifestación, ni mucho menos), la rapidez para disolverse y reagruparse frente al local de la Lista 15 (lo que supone que había alguna consigna en ese sentido) y luego en la Plaza Cagancha, y una nueva dispersión, son cosas que no se hacen sin una cierta organización. Es obvio.

Ahora: lo que es de fondo como reacción frente a la autoridad es esa suerte de ruptura del diálogo intergeneracional, que en algunos grupos juveniles se manifiesta como la aparición de un estilo que a veces se llama a sí mismo anarquista...

EC - Aparece la bandera con la A dentro de un círculo...

APG - El anarquismo ha tenido en nuestro país muchas formas, y algunas realmente elaboradas, importantes en nuestra historia. Pero en esta forma se toma como rechazo a las estructuras autoritarias. De ahí se amplía a las estructuras de autoridad, que no necesariamente tienen por qué ser autoritarias. Y las reivindicaciones que aparecen, el famoso "rechazo a las actas represivas" (dicho sea de paso no son "las actas" sino las resoluciones: acta es el documento donde se registra la resolución, pero en el lenguaje político han quedado como "actas"), y el rechazo a "la reforma educativa represiva" impuesta autoritariamente, lo cual no deja de tener también un perfil de verdad: la ruptura del diálogo se concretó en ese período. Ese fenómeno de resistencia adopta una cantidad de formas entre los jóvenes: hay algunos que simplemente se marginan viviendo una vida en la que no importa nada el mundo normal (es marginada en ese sentido); hay otros que se integran conflictivamente al sistema a través de este tipo de comportamientos...

EC - De parte de la estructura de la educación -el Consejo de Secundaria, los profesores- ¿hay herramientas, hay cómo manejar estos estados de ánimo?

APG - Creo que existe en este momento, en primer lugar, una creciente toma de conciencia del problema, y en segundo lugar una búsqueda de vías, de caminos para tratar de enfrentar esta situación.

Pero hay que recordar dos cosas. En primer lugar, las respuestas del sistema educativo son normalmente lentas, como en todo sistema complejo; hay que cambiar hábitos, cambiar formas de ver el mundo en los propios docentes, y eso no tiene una respuesta inmediata ni mucho menos.

En segundo lugar, hay problemas que van mucho más allá de lo que el sistema educativo formal puede hacer: este es un problema social mucho más complejo, que tiene que ver con las transformaciones sociales profundas que está viviendo nuestra sociedad en este momento. Por lo tanto no puede venir sólo desde el sistema formal educativo, que suponía en su estructura básica trabajar con un tipo de niños y jóvenes para cuyas familias la educación era una esperanza importante, un valor al que apoyaban fuertemente, con el que dialogaban, colaboraban, algo que en sectores muy importantes de la población ya no es así. Esa transformación social no puede ser resuelto pura y simplemente desde el sistema educativo.

Y esas declaraciones de Corbo que citabas tienen su dosis de ingenuidad: "Nos hubiéramos sentado a dialogar"...

EC - Agrega "Tenemos preocupación porque esta virulencia y violencia no es justificada, no es el estilo de los uruguayos de resolver conflictos".

APG - Los uruguayos tenemos muchos estilos de resolver conflictos. Eso también es ingenuo: suponer que puede seguir funcionando en este momento la manera tradicional de hacer las cosas de un Uruguay que ya no es. Y de algún modo lleva detrás el estereotipo de "Si no es la manera de ser de los uruguayos, tal vez esto sea una infiltración foránea". No está dicho, pero está supuesto en ese planteamiento, y el tema ciertamente no pasa por ahí, sino por una prolongada crisis del Uruguay que no es sólo económico financiera sino la de un modo de convivencia que no ha dado respuestas adecuadas (que no las tiene) a los nuevos problemas que el Uruguay ha tenido que enfrentar.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón