Escuela Experimental de Las Piedras; un ejemplo vívido de la celebración del Bicentenario
Fundada en 1925, la Escuela Experimental de Las Piedras dedica todos los 18 de mayo, cada año, una conmemoración especial en recuerdo de la batalla que lleva el nombre del lugar. La maestra Marne Guichón explicó a En Perspectiva que se llevaba "en excursión a los niños hasta el parque Artigas y ahí se hacía la recorrida que supuestamente había hecho Artigas el día de la batalla". El centro educativo tiene un método de enseñanza particular, basado en la combinación de una pedagogía teórico-práctica. Hoy, 200 años después de la cruzada, la docente reconoce que los pedrenses recobraron "esa alegría, esa vocación, ese sentir histórico". Y agregó: "Uno lo nota en la cara de la gente".
(emitido a las 10.23 Hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Esta movida que se está viviendo hoy en Las Piedras tiene mucho que ver con los jóvenes y con la educación. Por este motivo nos interesa conocer la impresión de la maestra Marne Guichón, que trabajó en la Escuela Experimental de Las Piedras, la nº 205, un emblema para muchos que conocen el sistema educativo.
MARNE GUICHÓN:
El número es reciente, siempre fue Escuela Experimental de Las Piedras, fundada por el maestro Saba Olaizola.
JAE - Que fue su maestro.
MG - Fue mi maestro, aunque él viajaba mucho al exterior, porque trató de enriquecer nuestra América con sus conocimientos pedagógicos; fue un docente maravilloso y muy vehemente en lo que hacía. Y no solamente eso, con ideas maravillosas y con su propia pedagogía.
JAE - La escuela fue fundada en 1925 y se ubicaba aquí en la esquina, en lo que es hoy el edificio del Banco República.
MG - Era la Escuela Libre de varones. Desde 1917 estuvo al frente el maestro Saba Olaizola, que venía de un pueblo de Salto que está muy cerca de la represa de Salto Grande. Nació ahí y después por concurso se fue trasladando, llegó a Colonia, y después dio el salto a Las Piedras, donde por concurso logró el número 1 en la escuela. Se llamaba Escuela Libre y después fue Escuela Experimental, cuando él trató de impulsar el método Decroly. Decroly era un pedagogo belga que recibió con los brazos muy abiertos en su país a Saba Olaizola, que trató de adaptar esos conocimientos de la escuela europea al ambiente de Las Piedras. Esa escuela tenía niños no solamente de la escuela urbana, sino también de la zona suburbana y de los alrededores de Las Piedras. Venían chicos del Colorado, del barrio Poquitos, que ahora es una villa, y de distintos lugares muy alejados. La escuela tenía locomoción propia, un ómnibus acercaba a los niños a la escuela, que era su verdadero hogar, porque les proporcionaba no solamente conocimientos, sino que además les daba bienestar y felicidad. Éramos una gran familia todos en esa escuela.
JAE - ¿Cuántos 18 de Mayo vivió usted como maestra, preparando alumnos?
MG - Muchísimos; primero como alumna de esa escuela.
JAE - ¿Había algo particular? Sin duda que en Las Piedras se vive algo particular, el 18 de Mayo aquí es único en comparación con otros puntos del país.
MG - Sí, porque el pedrense quiere mucho a su pueblo chico. Hoy está muy cambiado porque hay mucha gente, tiene muchas villas, muchos barrios, pero ahora al venir notaba que esto es como una forma de revivir mi infancia, estoy viendo una alegría que es contagiosa, y además mucho júbilo, y ¿por qué no? emoción. Eso es lo que a mí me pasó de ver tantas banderas, tanto colorido, tanta dedicación a esta fiesta, a este Bicentenario; se ve que el pueblo se fue preparando emotivamente para presentar algo distinto.
JAE - Esto no fue de la noche a la mañana.
MG - No, hace mucho que están trabajando y se están dedicando. Y me da la impresión de que también trataron de concientizar a la población, porque noto una algarabía y un festejo distinto.
JAE - ¿Qué le llamó la atención?
MG - Me llamó la atención la gente expectante, contenta, feliz. Es un día histórico para nosotros.
JAE - ¿Ha cambiado? En la evolución, en los últimos años, ¿usted como pedrense, como alumna primero y como maestra después, fue notando a lo largo del tiempo que esta mística o este deseo, esta algarabía se fue perdiendo?
MG - Se fue diluyendo, se fue apagando. Pero hoy retomamos esa alegría, esa vocación, ese sentir histórico. Uno lo nota en la cara de la gente.
JAE - ¿Qué rol juega la escuela en ese sentido, jugó usted como maestra, por ejemplo? A usted la saluda mucha gente que pasa por aquí.
MG - Sí, en prioridad son muchos niños que pasaron por nuestras aulas, porque en este momento recuerdo a todos mis compañeros y a mis directoras; formábamos un equipo que era prácticamente un lugar maternal. Éramos un equipo no solamente de trabajo sino también de sentimientos.
JAE - ¿Qué rol tuvo la escuela en esto?
MG - Fundamental. Hay compañeros míos de la escuela que están viviendo en zonas aledañas, en lugares cercanos a Las Piedras, que se quedaron solamente con la educación que la escuela les dio, y hoy en día son propietarios de quintas, de bodegas, de distintas industrias. Quiere decir que fue una escuela para la vida y por la vida, muy, muy bien encaminada, con docentes que nos prepararon para defendernos. Hubo compañeros que no hicieron secundaria y sin embargo tienen una muy buena formación que la escuela les dio.
JAE - Había mucho espacio para la práctica.
MG - Teníamos tres hectáreas, y en eso me retrotraigo a la obra de Saba Olaizola, que soñaba con tener un complejo educativo donde está la Escuela Experimental. Lamentablemente él no llegó a verlo, pero hoy es un complejo educativo. Tanto es así que en esas hectáreas están la Escuela de Recuperación Psíquica, el Liceo nº 4 y la Escuela 205, que de tarde es la 235. Quiere decir que lo del espacio educativo se hizo realidad a lo largo de los años.
JAE - En particular se dice que mayo es un mes especial para todos los pedrenses. ¿Qué implicaba para usted como maestra y para los alumnos?
MG - Suspendíamos todas las actividades que teníamos en el momento, como el otoño en la escuela, un animal que traía un chico que había encontrado en su casa o en el campo, que era motivo de estudio. Suspendíamos todo para tomar Las Piedras. Lo dábamos en forma globalizada, porque Olaizola era un maestro que trasmitía todos los conocimientos en forma globalizada, coordinada, entonces tomábamos en mayo las fiestas mayas, con un centro de trabajo, de interés, que se llamaba Las Piedras. Ahí podíamos incrustar todas las actividades educativas, todas.
JAE - La escuela asumía un rol de liderazgo.
MG - La escuela asumía un rol de liderazgo. Además enseñábamos la historia in situ, llevábamos en excursión a los niños hasta el parque Artigas y ahí se hacía la recorrida que supuestamente había hecho Artigas el día de la batalla. Ahí los niños dominaban los términos cima, valle, el arroyo de Las Piedras como límite natural, de dónde había llegado Artigas cuando se instaló en el lugar de privilegio, en la parte alta. Todo eso el niño lo vivía, lo escuchaba ya con seis años, quiere decir que ya había en él una conciencia histórica y un amor por el héroe y por el lugar donde vive.
JAE - ¿Todo esto fue surgiendo por iniciativa de los maestros, o había alguna directiva más general para potenciar la educación en este aspecto?
MG - La Escuela Experimental de Las Piedras tuvo siempre cierta libertad, porque a pesar de regirse por enseñanza primaria, tenía una comisión administradora que daba algo así como el visto bueno a todas las actividades educativas que se realizaban. Era un apéndice del Consejo de Primaria, pero tenía amplias facultades para desarrollar su método de trabajo.
JAE - ¿Y en particular el 18 de Mayo?
MG - El 18 de Mayo para nosotros era una verdadera fiesta, como es ahora. Por eso veo esto y no pienso que estoy en el año 2011, pienso que estoy viviendo desde 1955 cuando me instalé en la Escuela Experimental. Porque hay una alegría contagiosa, me da la impresión de que hay un respeto distinto, hay orden, además me da la impresión de que están disfrutando, de que se están emocionando con lo que ven, y que están valorando todo lo que ha hecho la Comisión del Patrimonio y lo que está haciendo el gobierno departamental. Las Piedras cambió, y para bien.
JAE - Cambió en este sentido a partir de ahora.
MG - De ahora. Se nota que hay un gran trabajo detrás de todo esto. Además hay colorido, hay música. En ese entonces nosotros desfilábamos con los chicos al son de la marcha "Mi bandera" hasta que llegábamos al obelisco.
EMILIANO COTELO:
La marcha "Mi bandera" acaba de sonar ahora por los altoparlantes, era la hora marcada para el inicio.
MG - Pero nosotros recibíamos la música durante todo el trayecto, hasta llegar al obelisco. Después se limitó, como es un tramo bastante largo se hizo hasta el mástil, y creo que hoy es hasta el mástil también, donde se depositan las ofrendas florales.
EC - Desde el mástil hasta el Centro, eso es lo que dice el programa.
MG - Claro, pero le estoy hablando de muchos años atrás, entonces llegábamos hasta allá. Además cada escuela llevaba su cartel que la caracterizaba, iban los abanderados, y muchos padres, porque los padres fueron siempre muy solidarios con las escuelas, iban junto a sus hijos cuidándolos, protegiéndolos y ayudándonos. Los niños disfrutaban y respetaban lo que estaban haciendo. No sé si era un amor especial que sentían por su ciudad, y además por el héroe, sentían algo muy increíble por lo que había sido Artigas, por lo que es Artigas; yo hablo en presente histórico porque el niño vivía con gran emoción todo eso, y con gran respeto.
***
Transcripción: María Lila Ltaif