Fenapes y Gobierno estudian violencia en liceos
La situación de una inusitada violencia en el liceo 3 de Rivera y las reiteradas intimidaciones de los alumnos a sus profesores motivó la preocupación de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes) y de las autoridades de Secundaria.
La directora del Consejo de Educación Secundaria, Pilar Ubilla, ya viajó al norte del país para constatar el estado de situación en esa zona y coordinar futuras acciones. Además, inspectores de Secundaria trabajarán con equipos multidisciplinarios para repensar medidas que ayuden a instrumentar medidas de seguridad.
El diario Norte de Rivera informó que se contrató Servicio 222 de vigilancia para los tres turnos del centro educativo y se pretende contratar un servicio de portería.
El Espectador dialogó con Aníbal Zunino, presidente de Fenapes, quien describió en qué consisten las denuncias que hicieron los docentes del liceo 3: "Lo que nos ha transmitido es que hay enfrentamiento de grupos, no sé si llamarles pandillas o bandas, o algo similar. Hay agresiones a los docentes, a los funcionarios, hay problemas en el entorno del liceo Nº 3, en el barrio y también hay dificultades dentro del centro educativo. Lo que nos manifestaron los docentes es que no se sienten seguros, que han sido amenazados, que ha habido gente que apedrea el liceo. Una serie de irregularidades importantes, incluso se han llegado a manejar algún tipo de armas en alguna ocasión".
Zunino dijo que el caso de Rivera reviste una gravedad extrema, pero está lejos de ser un caso aislado en el territorio nacional: "No es un caso aislado. Reviste una atención especial pero ha habido problemas en otras capitales departamentales como Paysandú, Durazno, Maldonado, Cerro Largo. Tal vez no hayan sido de la misma magnitud pero sí ha habido problemas de violencia. Podemos deducir que comenzaron en Montevideo y se fueron trasladando paulatinamente al interior del país. Eso es preocupante porque las comunidades educativas que podemos decir que eran pacíficas, se están transformando en fuentes de violencia como ocurre en otras áreas de la actividad".
Fenapes, o al menos su titular, cree que las autoridades de Secundaria trabajando para combatir la inseguridad en los liceos, en conjunto con el Ministerio del Interior. La falta de funcionarios para ejercer del Servicio 222 o su vigilancia intermitente conlleva inconvenientes, dijo Zunino. En algunos casos la falta de policías fijos en la puerta es compensada por patrullajes, pero para ellos no es lo mismo.
Fenapes solicitó la contratación de porteros, pero esto no fue contemplado en la Ley de Presupuesto Nacional, por lo que habrá que esperar a la próxima rendición de cuentas.
Hoy el paliativo son cooperativas de vigilantes que actúan bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social, pero el gremio espera que puedan ser amparadas por la Administración Nacional de Enseñanza Pública. Por ahora, para ellos, es una solución transitoria.
Pilar Ubilla, la directora general de Secundaria, contó que en primera instancia la inspectora departamental de Rivera concurrió con un equipo de inspectores y se reunieron con los directores y delegados de los alumnos, porque los docentes estaban de paro. Luego, la propia Ubilla fue hasta Rivera y escuchó la versión de los docentes.
Los docentes le plantearon que se sentían invadidos por jóvenes desde fuera del liceo y reclamaban una reja más alta y más seguridad en el entorno. Decían recibir pedradas desde afuera.
El martes se firmará un convenio para que haya un portero en la entrada.
Estos no fueron los únicos reclamos que el Consejo recibió de parte de los docentes del liceo 3.
"Nosotros también nos reunimos con la educadora social y la psicóloga del centro educativo en conjunto con el equipo técnico del liceo Nº 1 y el equipo técnico central de acá. Estamos esbozando una intervención pedagógica en el entendido de que hay ciertas roturas en el tejido social del centro educativo y que por lo tanto hay que trabajarlo de una manera progresiva en diversas estancias tanto con los estudiantes como con los docentes y también con el entorno. Es un liceo que ha perdido sus vínculos con la comunidad adyacente, y debe mantener relaciones con otras organizaciones a su alrededor y con los papás de los estudiantes", comentó Ubilla.
"Se ha roto el tejido social de la comunidad educativa", dijo Ubilla. "Hay discrepancias en torno a las formas de abordar los problemas que se presentan", agregó.
La superpoblación es uno de los grandes problemas que tiene el departamento norteño y repercute directamente en la educación y el clima en el aula. Ubilla habló de cómo se está trabajando para descomprimir la fuerte matrícula y de las particularidades que tiene el departamento de Rivera para la enseñanza.
"En el liceo 3 tenemos grupos de más de 50 estudiantes, por lo tanto se hace necesario encontrar locales donde dividir grupos para mejorar la calidad educativa. Esas son acciones concretas que estamos encaminando para distribuir a los chicos mejor y tener liceos con matrículas más razonables. O sea, que no haya un liceo que tenga grupos de 25 y otro de grupos de 50. Rivera es un departamento que presenta características muy particulares al ser fronterizo, como el problema de la lengua. Estamos pensando una serie de mecanismos para el año próximo".
La directora general de Secundaria dijo que no es cierto que existan múltiples casos de violencia en el interior de los centros educativos, en otros departamentos. Por eso, lo de Rivera es preocupante, explicó.
"El caso del liceo 3 y otros son casos de violencia afuera del centro educativo, donde hay una serie de barritas o de personas ajenas que interfieren a la salida o a la entrada de los chiquilines al liceo. Por el momento adentro de los liceos no tenemos situaciones de violencia confirmada. En Rivera no es para nada común que haya violencia a la interna de los centro educativos".
Ubilla dijo que el Consejo ha reclamado más de una vez el regreso de la figura del portero, cargo que no fue contemplado en el Presupuesto Nacional. Cree que el portero es útil al sistema porque conoce la realidad cada estudiante, sabe quiénes son alumnos y quiénes no. Por ahora apelan a las cooperativas de vigilantes del Ministerio de Desarrollo Social para patrullar las zonas cercanas a los liceos.
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