Entrevistas

Secundaria designará equipo de mediación para intentar solucionar violencia en liceo de Rivera

El Consejo de Educación Secundaria designará un equipo de mediación interdisciplinario, además de servicio 222 y portero, para combatir la violencia que estaba teniendo lugar dentro del liceo Nº 3 de Rivera. En diálogo con En Perspectiva, una profesora de ese centro de enseñanza, Sonia Oclo, dijo que "los chicos cada vez estaban tomando más fuerza y se nos estaba haciendo imposible dar clase". En este sentido, contó que a principios de año no había sillas suficientes para que los estudiantes se sentasen y que en ocasiones los profesores cedían sus escritorios para que los alumnos pudieran trabajar. "Esa es también una violencia contra el estudiante que genera la otra violencia que llega a nosotros", añadió.


(emitido a las 7.40 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
El Consejo de Educación Secundaria accedió a la solicitud de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) para designar un equipo de mediación y atacar un problema que se da en el liceo Nº 3 de Rivera. Hay denuncias que tienen que ver con violencia entre estudiantes, y entre estudiantes y docentes. Estos hechos ocurren dentro y fuera del centro educativo.

¿Qué está pasando allí para que se pida ayuda externa a la Dirección de Secundaria? Estamos con la profesora Sonia Oclo, profesora de biología que trabaja en el liceo Nº 3 desde hace ocho años.

En primer lugar, sería bueno saber dónde está ubicado el liceo.

SONIA OCLO:
En un barrio grande que está en la zona este de la ciudad y atiende a muchos barrios como Paso de Castro, Pueblo Nuevo, La Raca y Cacheiro. Es un liceo al que concurren alumnos de muchísimos barrios. Nació de forma popular y fue creado por los vecinos del barrio. En 1972 fue oficializado y desde ahí está en la órbita de Secundaria.

JAE – ¿Qué se puede decir a propósito de estas denuncias de hechos de violencia que se viven internamente en el liceo?

EMILIANO COTELO:
Sería bueno conocer de qué se trata. Hemos visto casos de estos en Montevideo y más de una vez los hemos informado, pero nunca hemos estado ante el caso de que se le llegara a pedir al Consejo de Secundaria una intervención técnica. ¿Qué es lo que ocurre en ese caso en particular?

SO – Por unos desentendimientos que tuvimos entre docentes y el equipo directivo las cosas se escaparon del control. Cuando los docentes empezamos a pedir la ayuda, muchas veces se nos dijo que no, que la cosa estaba muy bien, que marchaba bárbaro y que no había problemas. Un día los docentes tuvimos que decir "basta, no aguantamos más, no soportamos más que los alumnos nos traten de la forma que nos están tratando". Frente a eso, Secundaria tomó la decisión de venir a ver qué pasaba con nosotros. Este problema viene desde hace como unos cuatro años atrás, y nosotros venimos haciendo denuncias. Nos reuníamos y denunciábamos en la prensa pero no tomábamos medidas. Ahora se agudizó y por eso tomamos las medidas que se tomaron.

JAE – Por un lado hay un problema de comunicación o de diferencias de criterio con respecto a la dirección. Pero por el otro, ¿cómo se paran los docentes frente a estos hechos de violencia?

SO – Todos somos diferentes para pararnos frente a una cosa de esas. Pero generalmente los chicos te hacen es frente: "No me mandas, no sos mi madre, hago lo que quiero, entro y salgo de clase, escucho el celular, me voy al baño, vuelvo cuando se me antoja, no te dejo dar la clase, charlo con los de afuera". Eso es constante. Algunos docentes tienen la posibilidad de ir llevando eso mejor que otros docentes. Cada vez los chicos estaban tomando más fuerza con eso. Ya se nos estaba haciendo imposible dar clase. Frente a eso empezamos a pedir medidas para que se aplicara la normativa vigente, que tiene que ver con el estatuto del estudiante.

JAE – Está claro ese ambiente que se respira en la clase. Uno se lo puede imaginar pero uno también puede pensar que esto se da en todos lados. No digo que por ser normal sea lo correcto, sino que no implica necesariamente que en el caso de este liceo sea el único que hay. Por ejemplo, ¿han ocurrido hechos de agresiones físicas a docentes?

SO – Claras, no. Al menos yo no las he visto. Pero [ha habido casos] en los que nosotros no hemos podido intervenir y hemos tenido que llamar a la Policía para separar peleas que están prácticamente adentro del liceo. Ellos entran armados con piñones de bicicleta o con piñas americanas; no las usan contra nosotros pero están allí en la clase, las ves. Salen de allí a pelearse con otros y está la amenaza constante de ellos hacia nosotros.

JAE – Por lo que usted dice, la falta de respeto del estudiante hacia el docente está clara. Pero ¿los hechos de violencia se dan también entre los propios estudiantes?

SO – Sí. Se amenazan entre ellos, entran a una clase a amenazarte, a la salida se agarran con cadenas. Era un panorama bastante feo el que estábamos viviendo. No se estaban tomando las medidas necesarias para que estos jóvenes supieran que existe un límite a las cosas y que no pueden hacer lo que quieren.

JAE – El liceo tiene 1.900 alumnos. A comienzo de año tenía grupos de 60 estudiantes, quienes con el paso de las semanas muchos de ellos fueron desertando y los grupos fueron disminuyendo en cantidad. ¿Entiende que la superpoblación es un factor que explica esto?

SO – Por supuesto. Tú no podes tomar alumnos de primer año y poner 50 dentro de un salón cuando los salones son para 30 y poquito. A principio de año los chicos no tenían ni sillas donde sentarse y algunos profesores les daban el escritorio para que trabajaran. Eso también es violencia contra el alumno. En un grupo así es imposible que vos puedas pedir orden, que vos puedas trabajar y más con chicos que están entrando al liceo y se juntan con chicos que ya vienen repitiendo de otros años. Esa es también una violencia contra el estudiante que genera la otra violencia que llega a nosotros.

JAE – Por otro lado, por parte de Secundaria se designa un equipo de mediación del que van a participar psicólogos y otros profesionales para ayudar a equilibrar esta situación. También vi que se ha anunciado la incorporación de servicio 222 y de portero en el liceo. ¿Qué puede cambiar esto en términos de vínculo entre el estudiante y el docente?

SO – Más que nada, lo que va a cambiar es el vínculo con el entorno. Es un liceo que muchísimas veces el afuera está dentro del liceo. Los chiquilines que no pertenecen al liceo están adentro porque entran por el fondo, por los costados, se te paran frente a los salones, entonces eso también estaba generando graves problemas. Lo que el portero y el 222 van a hacer es tratar de que no entre esa gente que no es del liceo.

JAE – Ese es un factor. El de la superpoblación es algo más estructural. Obviamente eso no se arregla de la noche a la mañana.

SO – No. Además es un liceo muy bajo; está por debajo del nivel de la calle. Entonces, cuando tenés que estar en un recreo, en el que no pueden salir afuera, están todos en el corredor y parece que te asfixias. La cantidad de gente es muy grave.

JAE – ¿Ha cambiado el vínculo con el equipo directivo del liceo a la luz de esta decisión que toma el Consejo de Secundaria?

SO – Hace unos días que no estoy yendo al liceo pero esperemos que cambie. Siempre apostamos a trabajar con la dirección del liceo. El liceo no sale si nosotros nos ponemos unos contra otros. Hubo algunas cosas por parte de la dirección que molestaron al profesorado y pienso que la dirección se sintió molesta con las cosas que nosotros sacamos hacia fuera. Pero no dábamos más y necesitamos reconstruir los vínculos educativos de ese liceo, que es un liceo muy querido.

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